La responsabilidad social entendida como la relación entre las empresas y la sociedad a fin de mantener un orden pre establecido favorece al estado de derecho y como consecuencia a la convivencia ciudadana.
Nosotros quienes estamos cómodos en una zona residencial de Lima sin complicaciones de agua, luz, desagüe, teléfono satelital, web 2.0, ingreso per cápita por encima del promedio de 550 nuevos soles (recuerden que aproximadamente un millón de peruanos están sub empleado según las estadísticas del INEI del 2008), etc. Al ignorar voluntariamente a los OTROS hemos consolidado nuestras debilidades del propio proyecto de vida individual: El progreso de la técnica y el desarrollo de la civilización de nuestro tiempo, que está marcado por el dominio de la técnica, exigen un desarrollo proporcional de la moral y de la ética (Redemptor hominis, 1979)
Nuestra conciencia estuvo pre formada desde el Concilio de Vaticano II (1962-1966) y tuvimos la oportunidad de extenderla, sin embargo preferimos el silencio el apartarnos del mundo para no contaminarnos y obviamos a todos aquellos que nos necesitaban, quienes no tenían abogada y esperando su juicio permanecen en las cárceles, las personas quienes hablan aymara sin atenderlos en algún hospital o juzgado del Perú, dejando en la cola de atención al cliente a quien tiene apariencia de CHOLO, es negro o MUJER, etc. Cito las declaraciones de Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, 34: 1052s. :
“Una cosa hay cierta para los creyentes: la actividad humana individual y colectiva o el conjunto ingente de esfuerzos realizados por el hombre a lo largo de los siglos para lograr mejores condiciones de vida, considerado en sí mismo, responde a la voluntad de Dios. Creado el hombre a imagen de Dios, recibió el mandato de gobernar el mundo en justicia y santidad, sometiendo a sí la tierra y cuanto en ella se contiene y de orientar a Dios la propia persona y el universo entero, reconociendo a Dios como Creador de todo, de modo que con el sometimiento de todas las cosas al hombre sea admirable el nombre de Dios en el mundo”
En nuestra mediocridad somos responsables del OTRO, al desperdiciar el tiempo, el agua, la luz, el oxigeno afectamos a aquellos que no tiene rostro. La individualidad forma identidad, pero lo que es bueno para mí quizás para el OTRO no. Entonces en el trabajo de nuestra propia vida podemos ayudarlos aún cuando nuestros temores sobre el progreso y desarrollo personal sean muy grandes: Esta doctrina sobre el problema del progreso y del desarrollo -tema dominante en la mentalidad moderna- puede ser entendida únicamente como fruto de una comprobada espiritualidad del trabajo humano, y sólo en base a tal espiritualidad ella puede realizarse y ser puesta en práctica. Esta es la doctrina, y a la vez el programa, que ahonda sus raíces en el “evangelio del trabajo”(Laborem Exercens, 1981)
Finalmente, quienes somos egresados de universidades CATOLICAS podemos participar en voluntariados, programas sociales, programas de salud a fin de cumplir con nuestra CONCIENCIA SOCIAL en medio de la POST MISERIA.
Fuentes:
Redemptor hominis 1979.03.04 Numero 15. De qué tiene miedo el hombre contemporáneo
Conc. Ecum. Vat. II, Const. Past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes, 34: AAS 58 (1966) p. 1052s.
LABOREM EXERCENS CARTA ENCÍCLICA DE SU SANTIDAD EL PAPA JUAN PABLO II a los venerables hermanos en el episcopado, a los sacerdotes, a las familias religiosas, a los hijos e hijas de la Iglesia y a todos los hombres de buena voluntad, sobre el trabajo humano. En el Noventa Aniversario de la “Rerum Novarum”