«Vanidad de vanidades,
todo es vanidad».
¿Qué provecho obtiene el hombre
de todo el trabajo con que se afana
debajo del sol?
Generación va y generación viene,
pero la tierra siempre permanece.
Sale el sol y se pone el sol,
y se apresura a volver al lugar
de donde se levanta.
El viento sopla hacia el sur,
luego gira hacia el norte;
y girando sin cesar,
de nuevo vuelve el viento a sus giros.
Todos los ríos van al mar,
pero el mar no se llena.
Al lugar de donde los ríos vinieron,
allí vuelven para correr de nuevo.
Todas las cosas son fatigosas,
más de lo que el hombre puede expresar.
Nunca se sacia el ojo de ver
ni el oído de oír.
¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.
¿Qué es lo que ha sido hecho?
Lo mismo que se hará,
pues nada hay nuevo debajo del sol.
El sentido mismo de la existencia nuestra en el mundo. Paso cotidiano del día que se continúa en el siguiente. Movimiento constante que lleva y trae. Ir y venir interminable, donde llegar engendra en sí mismo la próxima partida. Repetición incansable de cada ciclo personal sólo manifiesta una y otra vez nuestra fragilidad y nuestro paso transitorio por el mundo.
Los caminos de la vida son muchos y árduos. Por eso el descanso del alma es más necesario que la del cuerpo. “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar”. Sigue leyendo