CUARESMA: DÍA 24
El Padre Jorge Loring (+) nos ha dejado un valioso libro llamado PARA SALVARTE, donde nos explica, entre muchas otras cosas, los Mandamientos de Dios y los pecados con los cuales pecamos contra este mandamiento.
Hoy continuamos revisando el Sexto Mandamiento de Dios: No Cometerás Actos Impuros.
Parte 01 – Sexto Mandamiento de Dios
Parte 02 – Sexto Mandamiento de Dios
Continuación…
Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y corruptoras que pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje sexual que es el negocio de los pornócratas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la pornografía como la comercialización del sexo .
No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito es ese consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su negocio, con revistas, libros y películas en las que se hace del sexo un vicio. A fuerza de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños juegan a los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para jugar.
Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero de hecho se opone a los resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el que se enfrenta a la investigación no es realista, es un iluso que pretende tal vez seducir, pero no convencer, y menos ayudar!
Hoy se prodiga hacer el coito a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero esta frase es falsa; el amor no se hace, se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene. El amor brota de la mutua estima entre dos personas. Por eso estamos asistiendo a una verdadera crisis del amor. Es notable el fracaso de las comunas de sexo libre.
Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor, que es la única felicidad de la vida. Las prostitutas, que viven del sexo sin amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es posible la felicidad. Se las llama «Esclavas del siglo XX», «La esclavitud de la mujer». Son títulos de libros que tratan de la prostitución.
Una ninfomaníaca escribe: «Con todos los hombres que he conocido me he prestado a acostarme con ellos. Tengo una aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi alma».
Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento de un orgasmo. Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes hacen el coito para poder demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen otras. Es decir, que hoy muchos se avergüenzan de su pureza y alardean de su libertinaje sexual.
Incluso hay quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para vivir según le apetece. Me parece una falsedad.
Es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su comportamiento dentro de una rectitud moral. Llamar represión atávica a la rectitud moral es querer poner una etiqueta peyorativa a valores que no se quieren reconocer. Pero las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben apreciarlas.
La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que satisface nuestras apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos asumido como meta de nuestra vida.
El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la mayor felicidad del mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico carnal dan menos que la felicidad espiritual. Dicen los sexólogos: «La actividad sexual no es lo más importante en la vida». Por mucho sexo que viva una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia, pues echa de menos lo que el sexo solo no puede darle.
Ha sido V.Frankl el que ha venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la dimensión más importante del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, transcendente, la posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos. Cuando el hombre carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y de superar la muerte, enferma. Y es así como la enfermedad típica de nuestro tiempo es la angustia; angustia que surge de la pérdida del sentido transcendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: «La felicidad no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como consecuencia de haber dado lo mejor de nosotros mismos a una causa noble, capaz de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a una causa transcendente».
Éste es el problema del hombre de hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le lleven más allá de sí mismo. Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa de la libertad, pero el hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un instrumento, un fin de sí misma; y, de este modo, está ya experimentando algo sabido desde siempre: que la libertad no libera, libera la verdad.
Hay quienes en nombre de la libertad quieren desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es aleccionadora la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa un barril de vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas. El letrero ponía: «Se perdió por la libertad».
La prensa nacional y extranjera viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo y del ambiente sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que presume de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las neurosis y obsesiones de ciertas represiones ciegas y voluntaristas, que querían hacer del hombre un ser angélico.
Pero en vez de liberar al hombre, su fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente de cuanto dice relación con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el instinto sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La iniciación sexual que necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica ilustración de todos los abusos y perversiones sexuales, con la ola de erotismo, con las escenas íntimas de alcoba, ni con los supermercados del amor.
«Bajo el hipócrita lema de la “liberación de tabúes” se está produciendo, a escala mundial, una desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la obscenidad que lo invade todo, originando una escandalosa quiebra de la moralidad pública y privada.
Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la naturaleza humana. Y lo peor es que apenas si hay reacción social contra la agresiones morales que por doquier se dan contra la limpieza de costumbres, como si una general abdicación del sentido natural y cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e instituciones que deberían velar activamente por la moral pública. La pasividad ante la progresión de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general dimisión de derechos y deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente».
De todo esto resultan casos como.el de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a tres muchachos distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para una muchacha que no tenía escrúpulos anticuados y no se negaba nada de lo que le apetecía. Estas cosas pasan cuando no se respeta la moral. O aquel otro caso de un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con una señora, y después se enteró que era la madre de su mejor amigo. O aquel caso en que dos enamorados descubren que no pueden casarse porque resulta que, sin saberlo, son hermanos: el padre de él se acostó con la madre de ella.
O la de aquel muchacho que se acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de verdad recibió un enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había acostado antes con la muchacha que él amaba. Esto es lo que ocurre cuando el libertinaje sexual se salta las barreras de la moral católica. Si Dios manda castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto de molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. Cómo un hombre va a ir con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa ha pertenecido antes totalmente a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos matrimonios acaben en divorcio. Cómo va un hombre a amar a sus hijos, si no puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han estado con su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos. Es que en una sociedad en que la juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida.
La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad. Tanta sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso sexual cada vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la impotencia. Así lo afirma el Dr. López Ibor .
Por eso cada vez son más los jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual, como se dijo en una entrevista en Radio Nacional de España. Y es que Dios ha hecho la sexualidad para que esté al servicio del amor en el matrimonio. Pero quienes hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen. En la revista de medicina JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias masculinas se deben a experiencias sexuales precoces y premaritales.
Dice el Dr. Juan Rof Carballo: «Algunos reducen el amor a la “mecánica” de la genitalidad. Es una aberración. La satisfacción fisiológica de unos órganos nada tiene que ver con el amor, que es de la persona entera, incluyendo el alma espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está dando orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente cuando lo lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa. El libertinaje sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la impotencia y de la frigidez.
Hay “maestros” de sexología que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo “funcione” bien.
Tienen una visión de la pareja unidimensional. Lo reducen todo a lo meramente biológico-zoológico. El hombre es mucho más que un animal.
El hombre puede amar, puede comunicar ideas e ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante. La felicidad humana es mucho más que un mero placer sensitivo. Entender la sexualidad sin amor, sólo como un “instinto básico” es animalizar al hombre.
El libertinaje sexual con el que muchos han querido superar lo que ellos llaman tabúes y represiones arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad humana, separándola del amor y por lo tanto, privándola de la felicidad. Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita el placer de la agresividad (violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y frigidez sexuales. Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que volver al restablecimiento de los llamados “tabúes sexuales”».
Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral sexual y presumen de ser muy modernos defendiendo más libertad sexual. Las consecuencias ya están asustando a las personas conscientes.
El libertinaje sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres adolescentes. En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue extramatrimonial. En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón de quinceañeras.
John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más acreditados de Estados Unidos, en un estudio sobre los problemas sexuales de la juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas 750.000 muchachas menores de 17 años. La mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy pocas se casan después. Los matrimonios entre adolescentes casi siempre fracasan.
Éste es el resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales de la Iglesia. El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo irresponsable es para pensar. Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de un juego. Tomar precauciones no basta. La prueba está en tanto embarazo no deseado. La única solución es la moral de la Iglesia.
La persona tiene derecho a recibir una información y una educación que respeten las dimensiones morales y espirituales de la vida humana .
Hoy está de moda la filosofía del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de embarazo.
Esto, además de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no deseados, a pesar de usar anticonceptivos.
Las autoridades de Puerto Rico están alarmadas y buscan solución al número de madres adolescentes. Según las estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil madres de doce a quince años, en un población de tres millones de habitantes.
En España quedan embarazadas 20.000 adolescentes al año.
En España es cada vez mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX Congreso Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en España, ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas. Ultimamente crece en España el número de adolescentes afectados por enfermedades venéreas de transmisión sexual.
Hoy en España se han duplicado las enfermedades de transmisión sexual.
Ultimamente empieza a preocupar un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas en inglés.
Esta degradación sexual de la juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la juventud y apartarla de la Iglesia.
Dice Alfonso López Quintás: «La forma de tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en ciertos escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se intenta sólo informar sobre sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones eróticas. (…) En folletos sobre información sexual publicados por ciertas Autonomías, e incluso por el Ministerio de Sanidad, se orienta a los niños y jóvenes al ejercicio de una sexualidad que tiene por fin obtener un goce sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a generaciones anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases: “no hay nada que se anormal, si os gusta”, “tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo”, “aceptar que te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es un derecho de cada uno”. Cuesta trabajo pensar que esto lo hagan personas que son responsables del gobierno de un pueblo».
El célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno , comentando la publicación del Ministerio de Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo siguiente: «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo que aparentemente se presenta como información, más bien parece una clara incitación. Por eso mi crítica va dirigida fundamentalmente a la superficialidad con que se explican una serie de técnicas y métodos que impiden las consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que, de manera demasiado “alegre”, se alienta a los jóvenes más o menos directamente. La facilidad, tranquilidad y desparpajo con que se pretende ayudar a los adolescentes al exponer las distintas advertencias, métodos y técnicas, constituye un arma de doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se convertirá en un incentivo más para que las relaciones sexuales sigan incrementándose y, con ello, el número de madres adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice que de poco o nada sirven las técnicas extrínsecas si falta la motivación interna del individuo. (…). Mientras el placer sea el valor predominante en la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña informativa cuyo mensaje es “disfrutar del sexo” evitando sus peligros, creo que no podemos quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al incrementarse la actividad sexual de los adolescentes. (…). Los impulsos sexuales no se gobiernan con técnicas sino con la decisión de la voluntad. Así pues, toda esta avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada de una formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la voluntad para que el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que le corresponde. (…).
Aquí, más que en ninguna otra área de la personalidad, es imprescindible que no separemos el aspecto informativo de la dimensión educativa. Sin este complemento educativo de la sexualidad, como valor humano que debe ponerse al servicio de valores más altos, carece de significado toda información que pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los organizadores de esta campaña: dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por ningún sitio.
«Las relaciones prematrimoniales son perturbadoras y no aconsejables.
(…). Cuando se dan cuenta de que el amor erótico da poco de sí, este descubrimiento provocará en ambos, primero desilusión y apatía, después aburrimiento y, tal vez, al final, ruptura. Dirán -como es frecuente hoy día- que el amor se terminó y que hay que buscar nuevos horizontes. Lo grave es que no se percatan de que el amor no existió nunca. Fue suplantado por el mero erotismo. (…). Tendrán momentos de euforia, que pasan como una llamarada que quema pero no construye, sólo deja algunas cenizas tras de sí. (…). El amor no es como el hambre, que basta comer para saciarla. (…). La relación sexual, en cambio, no satisface la necesidad de crear una relación amorosa auténtica. Es insuficiente».
Uno de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el sexo, como con la moneda, después de la inflación viene la devaluación. Después de la sexolatría viene el hastío y las desviaciones sexuales. Con el sexo no se juega. Este juego puede resultar catastrófico, porque el sexo puede llegar a ser incontrolable. Puede convertirse en un gran tirano acosando al individuo y emponzoñando todas sus relaciones humanas».
El erotismo desenfrenado es signo de civilización decadente.
Si queremos que la juventud ordene su conducta sexual, es necesario crear un ambiente socio-cultural que haga esto posible. Una sociedad de índole permisiva que erotiza el ambiente hasta provocar una especie de fijación casi obsesiva sobre lo sexual, no puede luego sostener, sin incurrir en una contradicción manifiesta, una norma de castidad prematrimonial.
Se van difundiendo cada vez más entre los adolescentes y jóvenes ciertas manifestaciones de tipo sexual que, de suyo, disponen a la relación completa. Estas manifestaciones genitales son un desorden moral porque se dan fuera de un contexto matrimonial.
En una sociedad en la que la juventud no es casta, y el matrimonio no guarda la fidelidad, se ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en esta vida. El hombre es algo más que un animal. A los animales les basta el instinto sexual, pero el hombre necesita además amor. Para saciar el instinto, basta cualquiera. Por eso el perro va indistintamente con todas las perras del barrio. Pero el amor exige exclusividad. De ahí el tormento de los celos que no pueden permitir la intromisión de un tercero. No hay amor sin celos dice Proust. El doctor en Psicología, Alfonso María Ruiz-Mateos, C.SS.R. , en una conferencia que pronunció en Cádiz el 20 de diciembre de 1979, dijo: «Los celos no siempre son patológicos. Son sencillamente prueba de amor». Donde hay amor hay celos. La ausencia de celos se debe a una total confianza en la otra persona, o a una total indiferencia por no amar a la otra persona.
Aunque los celos excesivos son contraproducentes, pues pueden provocar aquello que temen -porque el amor se gana, no se impone a la fuerza; y la fidelidad es una exigencia del que ama, no del amado-, sin embargo, los celos demuestran que el que ama necesita poseer al amado en exclusividad. Esta misma exclusividad del amor, hace que la persona amada sea insustituible. A una madre no se la consuela sustituyendo su hijo muerto por otro doble perfecto.
Incluso el chulo que explota a una prostituta y no le importa que ella se acueste con todos por dinero, no tolera que lo haga con otro por amor. El enamorado quiere el amor de la otra persona en exclusiva, y para siempre. Quien cambia fácilmente de amor, lo que tiene son caprichos sentimentales y sexuales, pero no amor. Como quien se encapricha con un juguete y luego lo deja por otro. El amor es otra cosa. El auténtico amor quiere ser eterno: «te querré siempre», «te querré hasta la muerte» .
Para examinar tu amor en orden a tu futuro matrimonio puede ayudarte el siguiente cuestionario:
1) Crees que nunca y por nadie podrás sentir un amor más grande que el que ahora sientes?
2) Crees que la firmeza del amor que ahora sientes no disminuirá con el tiempo según vayas conociendo más a la persona amada, sino que, por el contrario, aumentará cada vez más según le vayas conociendo mejor?
3) Te ilusiona hacer feliz a la persona que amas, o vas al matrimonio buscando sólo tu propia felicidad?
4) Crees que aunque esa persona sufra un accidente o enfermedad que la dejara afeada o lisiada, la seguirías amando como ahora?
5) Te sientes con fuerza para renunciar a tus gustos para hacerla feliz?
6) Aunque la belleza no es necesaria para el amor, encuentras en la persona que amas algún encanto que te llena de ilusión?
7) Aunque la sexualidad no sea el factor más importante en el matrimonio, sientes atractivo por las manifestaciones de amor de esta persona concreta (aunque comprendas que antes del matrimonio tienes que dominarte), o lo que sientes por esta persona es verdadera repugnancia?
8) Tenéis centros de interés común, o vuestros gustos son diametralmente opuestos y os aburrís mutuamente con las cosas que interesan al otro?
9) Sospechas que después de casados necesitaréis de la presencia de otros amigos para no aburriros, o esperas que no necesitaréis a nadie para encontraros plenamente a gusto?
10) Tienes la paciencia suficiente para sobrellevar los posibles defectos de tu futuro cónyuge?
11) Puedes prever que el matrimonio con esta persona te va a proporcionar obstáculos a tu labor profesional, o de afición, que tanto te entusiasma?
12) Puedes confiar que el matrimonio con esta persona no va a ser obstáculo para que vivas en gracia de Dios, que es la suprema de las aspiraciones que debes tener?
La rotundidad de tus respuestas a estas doce preguntas te puede orientar cómo será tu amor en el matrimonio con esa persona.
Examina ahora las preguntas siguientes que te orientarán sobre las probabilidades del éxito en tu matrimonio con esa persona.
Crees que si el matrimonio pasa por una tribulación (pobreza, enfermedad, etc.) esta persona te ayudará a llevarla con resignación cristiana? Encuentras en esa persona virtudes y cualidades que te producen admiración y te animan a ser mejor? Tiene enfermedades o vicios que te van a convertir en perpetua enfermera? Bebe mucho?
Domina su genio? Tiene espíritu de trabajo? Te gusta su educación? Es de tu nivel religioso? Armonizáis en ideas, costumbres y gustos? Tiene modales o expresiones que atacan tus nervios? Simpatizas con su familia? Simpatizan ellos contigo? Cuando tienes una dificultad, te apetece comunicársela o prefieres ocultársela? Toleras sus faltas? Las reconoce y muestra voluntad de corregirlas? Acepta sus equivocaciones, o se empeña en salir siempre con la suya? Está siempre al acecho de cualquier descuido tuyo para echártelo en cara? Comprende los males del prójimo, o siempre saca a relucir los suyos propios?
Leí en una revista, de una encuesta juvenil:
Los chicos nos gustan así:
Educado, y no grosero.
Simpático, pero no atrevido.
Caballero, y no golfo.
Elegante, pero no extravagante.
Varonil, y no feminoide.
Trabajador, y no gandul.
Pero, sobre todo, muy cristiano.
Las chicas nos gustan así:
Elegante, pero decente.
Presumidilla, pero no provocativa.
Moderna, pero no libre.
Dulce, pero no acaramelada.
Femenina y delicada, no facilona.
Por favor, no me desilusiones!
Te necesito para ser mejor
En una encuesta realizada entre un centenar de chicas, las cualidades de ellos más repetidas por las chicas eran: Educado, atento, caballero, delicado, con personalidad, muy hombre, que la proteja y la domine, que no sea un pelele; pero que tampoco sea grosero y despótico. Y sobre todo que sea un buen cristiano.
Y por supuesto, que la persona con la que te cases que sea católica.
Los matrimonios mixtos son desaconsejables . Se llaman matrimonios mixtos aquellos en que los dos son de distinta religión. El ideal es que los dos sean de la misma religión. Que el católico se case con católico, el protestante con protestante, y el mahometano con mahometano, etc. La discrepancia en una cosa tan seria como son las ideas religiosas, puede ocasionar conflictos muy graves de orden práctico. Además, los hijos son los más perjudicados, pues, al darse cuenta de que sus padres no están de acuerdo en la fe, es fácil que adopten un frío indiferentismo religioso.
El Papa Pablo VI, dijo el 31 de mayo de 1970 sobre los matrimonios mixtos:
«En realidad, son muchas las dificultades inherentes a un matrimonio mixto. Por eso, la Iglesia, consciente de su responsabilidad, desaconseja el contraer matrimonios mixtos». Y más adelante, advierte que todo católico que desee contraer matrimonio mixto debe pedir permiso a su Obispo.
«Para obtener del Obispo la dispensa del impedimento, la parte católica debe declararse dispuesta a alejar de sí el peligro de perder la fe. Además tiene la obligación grave de formular la promesa sincera de que hará todo lo posible para que toda la prole sea bautizada y educada en la Iglesia Católica. De estas promesas, a las que está obligada la parte católica, deberá ser informada, a su debido tiempo, la parte no católica.
Los Testigos de Jehová se negarán a comprometerse a educar a los hijos en la religión católica, pues ésta es su norma. Por eso no parece posible que sea lícito el matrimonio de un católico con un Testigo de Jehová.
El Islam prohíbe que una mujer musulmana se case con un hombre no musulmán.
Los novios deben tratarse íntimamente. Pero en este trato íntimo y con confianza no han de permitirse ciertas confianzas ni intimidades. Es más, deben ser muy discretos en permitirse ciertas manifestaciones amorosas, si no quieren manchar sus relaciones de pecados. No puedes permitirle a tu cariño muchas cosas que él te pide con fuerza. Es necesario que aprendas a llevar tu noviazgo con la austeridad que exige el Evangelio. Es muy importante que te propongas firmemente llevar tus relaciones prematrimoniales en gracia de Dios.
Eso será atesorar bendiciones del cielo para el matrimonio. En cambio, si siembras de pecados el camino del matrimonio, cómo puedes esperar con confianza que Dios os bendiga después?
En los muchísimos casos de matrimonios desgraciados, con graves problemas, he tenido la curiosidad de preguntar cómo les fue en el noviazgo. Hasta ahora ni un solo caso ha desmentido esta ley inexorable: fueron noviazgos con grandes descuidos morales y con enormes lagunas en su preparación.
Que tus relaciones sean cariñosas, pero castas . Que tus manifestaciones de cariño sean limpias.
Todas las condescendencias que tengáis en el noviazgo con la pasión impura, han de redundar, tarde o temprano, en perjuicio de vuestra verdadera y perdurable felicidad.
Cuando unos novios se han revolcado en el cieno de la lujuria, viven un amor sucio, envilecido, que después les amarga. En cambio, unos novios que han luchado por vencerse y mantener unas relaciones puras, tienen una ilusión, una felicidad y un amor muchísimo mayores. La experiencia de la vida confirma esto continuamente.
Todos los esfuerzos que hayan realizado -solos o en común- para respetar las exigencias de la castidad antes del matrimonio, les ayudarán poderosamente a respetar más tarde todas las exigencias de la castidad en el matrimonio. Se cosecha lo que se sembró. Todo esfuerzo en este punto tendrá un día su recompensa .
«He visto a menudo novios que estaban muy a gusto el uno junto al otro, se abrazaban largamente y a cada instante…, y en el momento de su matrimonio estaban ya cansados. Nosotros nos acariciamos de vez en cuando, y muchas veces nos cogemos simplemente de la mano. Tal vez alguien nos crea tontos, pero yo creo que así somos más felices. Todo es fresco entre nosotros.
Nada está enmohecido. Nuestra posibilidad de felicidad no está embotada, ni lo estará jamás…
Estoy seguro que el respeto es el guardián de la felicidad de los esposos. No gusta lo que no se ha deseado durante mucho tiempo… Los hogares duran en proporción inversa a las concesiones pasionales que los precedieron. Cualquier cosa que se usa sin medida y sin control acaba hartando».
En el noviazgo todo se ve con luz alegre y radiante, y es necesario saber que el Sol todos los días se pone tras las montañas. La vida del matrimonio no es lo mismo que la del noviazgo, ni el noviazgo puede ser lo mismo que el matrimonio.
Por eso debes tener mucha cautela en tus manifestaciones de amor. Los novios todavía no son esposos. Muchas cosas que entre esposos son perfectamente lícitas, entre novios son un pecado o por lo menos un peligro de pecar. Las manifestaciones de cariño deben evitar una excitación sexual.
La excitación tiende a la satisfacción completa. Es muy difícil que los novios que no son prudentes en sus manifestaciones de amor, permanezcan en el límite de las intimidades lícitas. Una caricia lleva a otra mayor; y es preferible renunciar a la lícita antes que arriesgarse a caer en la que es pecado. Para que las caricias sean ciertamente inofensivas, conténtate con que sean breves, delicadas y «tan sólo de los hombros para arriba, bajando sólo por el brazo». Los novios, como todos los demás solteros, pecan gravemente si con sus mutuas caricias se provocan voluntariamente un deleite carnal; o se ponen, voluntariamente y sin necesidad, en peligro próximo de provocarlo. Y en las excitaciones sexuales involuntarias, tienen obligación de resistirlas y no consentir en ellas. El amor es insaciable; siempre pide más. A veces, las barreras morales le cortan el camino, pero él quiere saltar por encima de todo. Por eso hace falta que la razón controle el amor para mantenerle en la línea de la moralidad.
Los novios todavía no están casados. Su amor les lleva al deseo de la entrega total, pero todavía no tienen ese derecho. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto y un aprendizaje de la fidelidad.
Reservarán para el matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad». Esto se consigue con la ayuda de Jesucristo. Sin la gracia de Dios es imposible. De ahí la necesidad de una vida sacramental durante el noviazgo.
Te recomiendo que estéis siempre en sitios bien visibles. Nada de sitios solitarios y oscuros. La oscuridad y la soledad son peligrosas.
Una de las mejores defensas morales para el comportamiento de los novios son unos ojos ajenos que los estén mirando. El comportamiento de los novios debe ser tal que en todo momento puedan ser observados por sus padres.
La castidad, aunque a veces es difícil y exigente, es no obstante posible en el noviazgo; pero con ciertas condiciones. Quien quiera conservarla es preciso que pague su precio. Los que no tengan voluntad para hacer los esfuerzos que se necesitan, para echar mano de las fuerzas sobrenaturales mediante la oración y los sacramentos, que no se extrañen de su fracaso y de sus caídas. La experiencia, a Dios gracias, atestigua que muchos novios cristianos han vivido y viven un noviazgo casto.
Por otra parte, si ella fue para él una «mujer fácil» no será raro que, después de casados, a él le atormenten los celos de que también lo pueda ser para otros. Una mujer así no ofrece garantías de fidelidad matrimonial. Desgraciado el hombre que se casa con una mujer lujuriosa. Tendrá dudas horribles sobre si los hijos de su mujer son de él o son de otro hombre. Conozco casos dramáticos.
Además, esas concesiones a la lujuria seguro que os dejan asqueados.
Os sentiríais mucho más felices si vuestro amor os uniera con Cristo en la comunión, que no rebajados en la degradación del pecado. Sé de novios que tuvieron una época de pasión desenfrenada, y que cuando luego orientaron su vida por un camino de rectitud y pureza, me confesaron que este segundo modo de amar les hacía mucho más felices.
Algunos chicos les dicen a las chicas que ellos prefieren a las que ya lo han probado todo. Pero eso es un truco para lograr de ellas más fácilmente lo que quieren sacar, y luego abandonarlas con la misma facilidad, de quien tira un trapo viejo. Es lógico! Un chico sensato no se casa con una chica que el día de mañana puede salirle rana. Si no ha respetado su pureza de soltera, qué garantías tiene de que no resultará adúltera después de casada?
Algunas chicas quieren retener a un chico haciendo concesiones ilícitas. Pero cuando no hay amor, esto puede retrasar la ruptura, no la evita. Y si la ruptura ha de llegar, es mejor que ocurra antes de la boda.
A la mujer, ordinariamente, no le interesa el sexo si no va precedido del amor y la ternura. El hombre es más impulsivo y pasional, y puede separar el sexo del amor.
Las mujeres tienen una gran fuerza natural para amar, pero por su extraordinaria sensibilidad se dejan influir mucho por las impresiones exteriores, y están por lo tanto, expuestas a grandes trastornos en su vida afectiva. Deben estar muy vigilantes para dominar su afectividad.
Y mira, esos chicos y chicas que durante su noviazgo faltaron gravemente a la pureza, están acumulando, sin pretenderlo, una gran cantidad de sufrimientos. Por lo menos sospecharán el uno del otro constantemente. Siempre recuerdan sus caídas anteriores. Sospechan que su cónyuge pueda caer de nuevo; y eso es natural. Porque si alguien no respeta la ley de Dios antes del matrimonio, qué garantía ofrece de que la respetará después de casado? Si hoy cedes a la tentación, tu marido podrá algún día dudar, con razón, de tu fidelidad. En cambio, si ahora eres intransigente, cuando le asalte la duda pensará:
«imposible, si yo no logré nada de novio!»
Y te advierto una cosa: de todas las faltas contra la pureza que cometáis en vuestro noviazgo, la culpable eres tú. Que el chico tenga momentos en que pierda la cabeza y quiera de ti lo que no debe, es natural. Pero si tú no quieres, no pasará nada. Y en estas ocasiones tú eres mucho más serena. Debes por lo tanto imponerte. Y no creas que por eso vas a perderle. Aunque él se enfade, la cosa será pasajera. Si te quiere, volverá a ti. Y si no vuelve, es que no te quería a ti, sino que quería usar de ti para saciar sus apetitos. Y quien te rebaja de esta manera, es indigno de ti. Ése, más vale que se vaya. Si te casaras con él, no serías la reina, sino la esclava. Y antes de ser esclava, más vale quedarse libre.
El quedarse soltera no tiene por qué ser una desgracia; y un matrimonio fracasado, sí lo es. Y de la peor especie. La mujer soltera sólo es desgraciada cuando no sabe llenar su vida con un ideal de servicio al prójimo, que la haga sentirse realizada. La que logra hacerlo puede ser más feliz que una casada.
Oye, además, lo que severamente dice Jesucristo:
Si tu ojo, tu mano o tu pie, son causa de escándalo, es decir, de pecado, arrójalos lejos de ti, porque más te vale entrar con un ojo, una mano o con un pie en el cielo que con los dos ojos, las dos manos o los dos pies, ser arrojada al infierno. Aplícalo a tu caso actual de relaciones: más vale entrar sin novio en el reino de los cielos, que con novio, ser arrojada al infierno.
Que nunca, ante tu conciencia, te avergüences de tus relaciones prematrimoniales. Sé una novia digna, limpia y pura.
No olvides, que tu novio, es únicamente un novio, que puede no llegar a ser tu marido. Ámalo, sí con ilusión y cariño; pero sin mancharte.
Cuanto más cristiana y delicada seas en tus relaciones, más feliz serás el día de tu boda, más bella aparecerás ese día ante Dios y ante él…! No transijas.
Pura hasta el altar!
Defiende con entereza tu castidad, y haz de tus amores la más bella e ilusionada historia que un día puedas ofrecerles a tus hijos, sin tener nada que ocultarles, ni nada de qué avergonzarte. Que tus hijas, al contarles tus amores, puedan decirte con orgullo y envidia: «Qué hermoso es el amor así!
Nosotras también queremos ser unas novias tan buenas y puras como tú…»! Tendrás valor para decirles que sean puras, si tú no lo fuiste?
Piensa también en tus futuros hijos. Ellos, no es fácil que sepan cómo se desarrollaron las relaciones de sus padres, pero sí que te verán a ti, su madre, con tus defectos y virtudes. Y éstas no se improvisan.
Si fuiste una novia intachable, serás sin duda alguna una madre ejemplar.
Piensa en el consuelo inmenso que tendrás, si algún día tu hijo te dice que su mayor ilusión es encontrar una novia que sea como tú eres.
No olvides que el encanto de la mujer, le viene de ser pura cuando es joven, y de ser madre cuando es mayor.
Las dos cosas se han reunido en María. Ella, Virgen y Madre. Ella, Inmaculada.
Legiones de jóvenes, puestos sus ojos en María, han conservado íntegro el tesoro de su pureza.
Admirable y encantador el ejemplo de Santa María Goretti, que se deja matar antes de perder la castidad. Y gracias a Dios las goretis son muchas. Recuerda a Josefina Vilaseca y otras muchas en España, menos conocidas pero no menos heroicas.
Hoy se habla mucho de la liberación del sexo; pero de hecho estamos sufriendo una manipulación del sexo para negocio de los pornócratas que explotan el instinto sexual trivializando una de las potencialidades más serias que tiene el hombre: la procreación de un hijo.
El placer no es un fin en sí mismo… La pornografía puede convertirse en un atentado permanente contra el derecho que cada uno tiene a que se respete debidamente el pudor con que desea envolver las manifestaciones de la sexualidad. Lejos de ser ridículo, el pudor es una cualidad que pretende comunicar al cuerpo humano la posibilidad de transparentar el espíritu que habita en su interior…
De aquí que imponer unos límites a la pornografía sea algo a todas luces razonable e incluso necesario. No como una concesión a la ñoñez, sino como un afirmación de un sentido que tenemos derecho a conservar en favor de la sexualidad humana. La pornografía es una falta grave.
Las autoridades civiles deben impedir la producción y la distribución de material pornográfico.
El Vaticano alerta sobre el aumento de sexo y violencia en los medios de comunicación. El Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales ha publicado un documento donde se dice, entre otras cosas:
«Los medios de comunicación social han tenido y continúan teniendo un importante papel en cada proceso de transformación individual y social. Si bien es cierto que estos medios -como afirma el Concilio Vaticano II- prestan grandes servicios al género humano, lo es igualmente que pueden ser utilizados contra los designios del Creador y convertirlos en instrumentos del mal.
Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de comunicación social. Libros y revistas, cine y teatro, televisión y videocasetes, espacios publicitarios y las propias telecomunicaciones, muestran frecuentemente comportamientos violentos o de sexualidad permisiva que casi llegan al umbral de la pornografía, y que son moralmente inaceptables. Es evidente que uno de los efectos de la pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión, no podría tener lugar si no existiera una demanda. Así, pues, quienes hacen uso de estos productos no sólo se perjudican a sí mismos, sino que también contribuyen a la producción de un comercio nefasto. También la llamada pornografía blanda puede paralizar progresivamente la sensibilidad, ahogando gradualmente el sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y personalmente indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás. La pornografía, como la droga, puede crear dependencia y empujar a la búsqueda de un material cada vez más excitante y perverso. La probabilidad de adoptar comportamientos antisociales crecerá en la medida en que se vaya dando este proceso. Uno de los motivos básicos de la difusión de la pornografía y de la violencia sádica en el ámbito de los medios de comunicación, parece ser la propagación de una moral permisiva, basada en la búsqueda de la satisfacción individual a todo coste. Un nihilismo moral acaba haciendo del placer la sola felicidad accesible a la persona humana. La propagación de la pornografía y de la violencia a través de los medios de comunicación social es una ofensa a los individuos y a la sociedad, y plantea un problema urgente que exige respuestas realistas por parte de las personas y los grupos. El legítimo derecho a la libertad de expresión y al intercambio libre de información ha de ser protegido, pero al mismo tiempo hay que salvaguardar el derecho de los individuos, de las familias y de la sociedad, a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de los valores esenciales de la vida. La educación a la vida familiar y a la inserción responsable en la vida social exige la formación a la castidad y a la autodisciplina. La pornografía y la violencia generalizada tienden a ofuscar la imagen divina en cada persona humana, debilitan el matrimonio y la vida familiar, y dañan gravemente a los individuos y a la sociedad».
Los pornócratas, que hacen negocio con la explotación de la pornografía, lanzan al aire, por los medios de comunicación, que «hasta ahora no se ha interpretado científicamente la importancia del sexo, que por fin han cesado los prejuicios creados a lo largo de siglos de represión sexual, que cualquier forma de expresar el amor físicamente es válida, que esto debe considerarse normal entre personas que se aman, y que el sentimiento de culpabilidad es causado por prejuicios morales y religiosos». En todo esto hay mucha falsedad. Es ridículo decir que hasta hoy no hemos descubierto el sexo. La religión y la moral no reprimen el sexo, lo dominan, que no es lo mismo. Reprimir tiene un sentido peyorativo; dominar, no. El sexo hay que dominarlo. En la vida no podemos hacer todo lo que nos apetece.
Hacemos lo que hay que hacer, y cuando hay que hacerlo. Tienes que trabajar, madrugar, etc., aunque no te apetezca. Y otras veces no puedes hacer lo que te apetece. El apetito no es la suprema norma de conducta. A nuestro instinto sexual le apetecen muchas cosas que no podemos hacer. El apetito hay que subordinarlo a un orden superior. No se trata de poner al apetito sexual una camisa de fuerza, sino de encauzar el apetito sexual para que cumpla la finalidad querida por Dios. Las cosas encauzadas son útiles, desbordadas son catastróficas.
El agua encauzada sirve para el riego y la energía eléctrica. Pero si se desborda lo arrasa todo y tenemos una catástrofe. Lo mismo el instinto sexual. Encauzado es fuente de vida y de amor, pero si se desborda esclaviza al hombre, lo animaliza y lo lleva a las perversiones sexuales más monstruosas. El hombre que sólo ansía sensaciones placenteras, para colmar su ansia de satisfacciones, se convierte en un obseso de acumular placeres de forma egoísta .
Influenciados por el ambiente erotizado que nos rodea, la juventud ha hecho de la sexualidad un juego . Esto es gravísimo. Al desvincular la sexualidad de un auténtico amor, se la despersonaliza y se la rebaja al plano puramente animal. El que los dos estén de acuerdo en el juego, no cambia la tragedia. La animalización del sexo produce en la persona humana, vacío, hastío, saturación, aburrimiento, desencanto.
La experiencia sexual se repite incesantemente hasta la frustración total.
De aquí el buscar nuevos estímulos en las perversiones sexuales, anormales, que van en aumento en las naciones de mayor libertad sexual, como confirman las estadísticas .
El sexo causa adicción lo mismo que las drogas. Así pudimos comprobarlo en el espacio de TELE-5, «La vida alrededor» el lunes 17 de octubre de 1994 entre 4 y 4:30 de la tarde: Pablo acudió a una dinámica en Palma de Mallorca para desintoxicarse de su sexo-adicción.
También salió en pantalla Elena que hizo el acto sexual con más de tres mil hombres, y nunca por dinero. La doctora Olga Jiménez, sexóloga, habló de la relación entre las adicciones al sexo, drogas y alcohol.
También trató de la sexo-adicción, como una enfermedad que anula la voluntad, la doctora Elena Ochoa en el programa «Luz Roja» el 20 de octubre de 1994 a las 11:30 de la noche.
La sexualidad desbordada es insaciable : cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes; como aquella casa de prostitución donde hay niñas de siete años, a disposición de los clientes que las prefieren tiernecitas. En Alemania Federal se cometen cada año cien mil abusos sexuales contra niños.
En la XVI Conferencia de Ministros de Justicia del Consejo de Europa celebrado en Lisboa en junio de 1988, se habló de los abusos sexuales con niños en «Jardines de Infancia» y que la prostitución infantil forma parte del decorado turístico de algunas ciudades como Río de Janeiro, Dakar, Estambul, etc.
El 6 de Marzo de 1996, a las 12:15 de la noche pudimos ver por la Primera Cadena de Televisión Española un programa sobre la prostitución infantil en Manila. Y en Septiembre de este mismo año, todos los medios de comunicación informaron del Congreso de Estocolmo sobre prostitución infantil, pues ha llegado a ser un problema internacional.
La oleada de pornografía está convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos de toda clase de anormalidades y perversiones sexuales.
En Agosto de 1996 fue condenado en Bélgica Marc Dutroux como organizador de una red de prostitución infantil .
No es raro que los periódicos nos hablen de niñas de nueve y diez años violadas por maníacos sexuales y luego asesinadas .
España entera se conmocionó ante el asesinato, después de violarlas, de tres adolescentes de Alcácer (Valencia). Pero no fueron las únicas.
Antes las precedieron: Sonia en Plasencia, Laura en Burgos, Olga en Villalón, Ana en Huelva, Leticia en Viana, Mari Carmen en Villalba, etc. En cinco años fueron violadas y asesinadas doce adolescentes .
Esto es horrible; pero es la consecuencia de la campaña de libertinaje sexual, patrocinada por el gobierno socialista, con una televisión indecente y unos folletos repartidos en las escuelas públicas enseñando a gozar del sexo.
Estamos haciendo maníacos sexuales. No nos extrañemos de sus tristes consecuencias.
Esta degradación del hombre animalizando el sexo está dando lugar a auténticos psicópatas sexuales, pensando siempre en el sexo, buscando continuamente mayores y nuevas sensaciones, dedicados a las prácticas sexuales más sofisticadas y a las perversiones sexuales más degradantes.
En la habitación 541 del hotel Miguel Angel de Madrid, David B. Noyes , cortó los pechos, que tiró al W.C., a una prostituta llamada Rufina Sanz. Luego la rajó de la vagina al ombligo, y después tiró el cuerpo por la ventana.
Un auténtico Barba Azul se llevaba a su casa a las chicas que encontraba en bares y discotecas, y allí las violaba, asesinaba y luego descuartizaba. La policía encontró en su frigorífico trozos de cuerpos humanos.
Ahora está de moda hablar de la liberación sexual de la mujer; pero por desgracia el resultado es que se la envilece, se la degrada y se la instrumentaliza poniéndola al servicio de hombres irresponsables que la engañan y seducen. Los casos de violaciones van en aumento. En Estados Unidos se comete una violación por minuto. Y las violaciones no suelen realizarse por psicópatas sexuales. La mayoría, las realizan hombres jóvenes que mantienen relaciones sexuales en otro lado.
Casi la mitad de las violaciones son cometidas por alguien que conoce a la mujer, al menos de vista.
Pero no todas las violaciones son a base de fuerza física. También se viola engañándola, prometiéndole mil cosas, y cuando queda embarazada, el otro se quita de en medio. Y esto es la liberación de la mujer? Todo lo contrario! Es su degradación.
Muchas chicas ceden su virginidad por amor a un chico, y después se quedan defraudadas, vacías, desilusionadas, y quizás hasta con un trauma de asco para la vida sexual.
La moral sexual católica es la que libera a la mujer de la instrumentalización del hombre y la dignifica, exigiendo para ella el máximo respeto.
La Iglesia quiere que el acto sexual vaya unido al amor no a la violencia. Por eso una mujer que está en peligro de ser violada puede, en defensa propia, usar medios anticonceptivos no abortivos.
Manteniendo firme su voluntad de no consentir en el acto que se le impone violentamente. Es la opinión generalizada entre los moralistas, y así respondieron, al ser interrogados, tres eminentes moralistas romanos como son: Palazzini, Hürth y Lambruschini. Por eso la Iglesia permitió tomar la píldora a unas monjas que estaban en peligro de ser violadas cuando la revuelta de Lumumba en el Zaire y la desaparición de Yugoslavia.
Dos palabras a la MUJER QUE SE HA QUEDADO SOLTERA:
La soltería en la mujer es una vocación de Dios. No siempre porque ella lo elija, sino porque ha sido elegida para ello por Dios, pues Él ha dispuesto que nazcan muchas más mujeres que hombres.
Señal de que Dios elige a muchas mujeres para la soltería.
Lo primero que debe hacer una mujer soltera es considerar su estado como una vocación de Dios, y por lo tanto no considerarse fracasada, sino aceptar su estado con naturalidad. Buscar una ocupación que sea útil a los demás para sentirse realizada en su vida. Dios tiene una misión para ella. Hay que descubrirla y cumplirla. Cumplir la voluntad de Dios nos hace más felices en esta vida, y además en la eterna.
Hay otro tema del que quiero decir algo.
Es frecuente la crisis de soledad en madres de treinta o cuarenta años cuando los hijos se han emancipado y a ellas les sobra mucho tiempo.
Podría ser el momento de reincorporarse al mundo del trabajo o de los estudios. Incluso buscar alguna ocupación constructiva que la haga sentirse útil.
Dedicarse a obras de caridad o apostolado, etc. Lo que sería un disparate es buscar actividades compensatorias en la ludopatía del bingo, alcohol, vídeos inconvenientes, etc.
Otro de los grandes peligros de pecar contra este mandamiento, es el baile.
La satisfacción sexual buscada directamente fuera del matrimonio, es pecado grave. Y esto es lo que buscan muchos en el abrazo del baile.
Lo que quieren es tener una mujer en sus brazos. Y el baile les proporciona una ocasión estupenda de poder apretarla contra su cuerpo.
El baile moderno suelto puede ser más pasable, si se evitan los movimientos sensuales. Por eso nuestros bailes regionales, como la jota, la sardana, el zortzico, la muñeira, etc., no tienen reparo moral alguno, y sería estupendo que se generalizaran mucho más. Pero esos bailes de parejas abrazadas, tal como se baila hoy día, en los que un chico y una chica ponen en contacto sus cuerpos de arriba-abajo, pegados como lapas, son, por lo menos, un peligro de sentir deseos voluptuosos para todo muchacho normal. Y este peligro hay que evitarlo si no hay causa proporcionada que lo justifique. Claro que hay modos y modos de bailar. No todos bailan con igual mala intención. Pero lo mejor es no bailar apretados: «que circule aire entre los dos». Bailar en sí no sería malo, pero lo hacen malo las circunstancias. Cuántos pecados de pensamiento, de deseo y de obra, antes, durante y después del baile! . Por eso, aunque teóricamente se pueda bailar sin pecar, en la práctica, este baile de parejas pegadas, tal como se baila hoy día, es un semillero de pecados. Y aunque no siempre se peque gravemente, no será ponerse en peligro de pecar? Es una ingenuidad defender el baile como si fuera una diversión angelical e inocente. Todos sabemos que lo que los hombres buscan en el baile es, sobre todo, el contacto de los cuerpos. Y esto no es el medio más seguro para conservar la pureza, a la que estamos obligados por precepto de Jesucristo, y que tanto trabajo cuesta por la rebeldía de la concupiscencia.
Una vez oí una cosa que me hizo gracia, y por eso la pongo aquí. Era sobre la moralidad del baile:
«Depende de la intención del sujeto.
También de la intención de la sujeta.
Pero sobre todo de lo que el sujeto sujete a la sujeta».
No seas fácil en bailar. Piensa en el modo de mantenerte firme en tu propósito de evitarlo. Por qué hemos de andar siempre por el límite del pecado? Andar por el borde de un precipicio es muy peligroso.
Además, es un cristianismo raquítico el que sólo se detiene ante el pecado. Sepamos renunciar a aquellas cosas que nos gustarían mucho, que incluso nos serían lícitas, pero con las que damos mal ejemplo. Es evidente que muchos pecan gravemente en el baile. No contribuyas, con tu cooperación, a que otros pequen.
El Cardenal de Madrid, D. Vicente Enrique Tarancón dice: «Los bailes modernos son peligrosos por sí mismos. Llevan en sí mismos un germen de desorden y un peligro de pecado. La Teología no los puede admitir en principio. La Teología los ha de rechazar y ha de suponer su inmoralidad mientras no se demuestre lo contrario. Los distintos matices que tienen las diversas clases de estos bailes no alteran su naturaleza. Unos serán abiertamente escandalosos. Pero todos son esencialmente peligrosos… Si admitimos que estos bailes modernos son peligrosos por sí mismos, porque encierran ocasión más o menos próxima de pecado, nuestra postura ante ellos ha de ser necesariamente prohibitiva. Y en los casos concretos, se tratará tan sólo de saber si se dan las razones y las circunstancias que la moral exige para que uno pueda ponerse en peligro de pecado…Lo más grave, a mi juicio, es que al baile moderno se le ha dado carta de naturaleza y casi de obligatoriedad en nuestra sociedad que quiere llamarse cristiana… Se impone, por lo tanto, una reacción fuerte contra este criterio erróneo tan común entre católicos. El baile moderno es un mal.
Para autorizarlo se habrán de pesar las razones que justifican la permisión de un mal. En principio, una sociedad cristiana, no puede aceptarlo como un medio normal de diversión. La Teología lo condena por el desorden que lleva en sí mismo».
Dice el célebre moralista Häring: «Son deshonestos, y por lo mismo ilícitos para todos, aquellos bailes que por la manera de abrazarse, por los contactos que permiten, y por las músicas que los acompañan, despiertan generalmente la sensualidad. Además, la persona que sabe por experiencia que ciertos bailes, le causan tentaciones y movimientos malos, tiene que evitarlos».
El vicio solitario (masturbación) consiste en abusar del propio cuerpo excitando los órganos genitales para procurarse voluntariamente el placer hasta el orgasmo. A veces, se comienza por mera curiosidad; pero si no se corrige esta inclinación se convierte en un vicio obsesivo que esclaviza a la persona y le desinteresa por todo lo demás: como le pasa al drogadicto.
La masturbación puede llegar a ser algo obsesivo en la persona. Hace del placer sexual algo egoísta, cuando Dios lo ha hecho para ser compartido dentro del matrimonio. Conozco casos de matrimonios fracasados porque uno de los dos, esclavizado por la masturbación, se negaba a las naturales expresiones de amor dentro del matrimonio.
Quien se deja esclavizar del vicio de la masturbación puede arruinar la armonía sexual de su matrimonio. Una mujer joven se quejaba en la consulta de un médico de que su marido tenía con ella muy pocas relaciones sexuales. Él reconoció, delante de ella, que prefería masturbarse .
Quien tiene la desgracia de verse esclavizado de esta mala costumbre debe poner el mayor esfuerzo en corregirse cuanto antes. Este vicio encadena fuertemente, cada vez es más difícil desligarse de él, y cuando tiene esclavizada a una persona, la envilece, la embrutece, anula su voluntad, destroza su carácter, perturba el desarrollo de su personalidad, debilita la fe, produce desequilibrio nervioso, hace egoístas e incapacita para amar a otra persona.
No se puede abusar del organismo. La naturaleza pasa después la factura. El cuerpo humano tiene sus límites. No se pueden gastar las energías destinadas al desarrollo integral de la persona humana.
Incluso para Freud «el masturbador incurre en riesgo de bloquear el desarrollo y maduración de su psicoafectividad».
«La práctica habitual de la masturbación conduce a graves desequilibrios nerviosos».
Todos los médicos están de acuerdo que cuando la masturbación es frecuente, conduce a la neurastenia.
Y cuando la masturbación es un vicio esclaviza como todos los vicios.
«Cuando la masturbación se convierte en hábito, debe ser calificada como falta de madurez. (…) Cuando la masturbación presenta síntomas de psicosis y neurosis, debe buscarse la ayuda de un profesional que la someta a un tratamiento adecuado. (…) Las fuentes que dan pábulo a la fantasía -lecturas, televisión, cine- han de considerarse como la base de muchas acciones que no deberían haber tenido lugar, si no hubiesen sido estimuladas».
Hay maníacos sexuales que buscan el placer una y otra vez por sí mismo, y caen, como los drogadictos, en el círculo de una insaciable repetición, con el fin de superar en cada nuevo intento, las incesantes frustraciones.
«La masturbación hecha costumbre da por lo general seres psíquicamente replegados sobre sí mismos, especialmente incapaces de elevarse a un auténtico amor sexual».
El vicio de la masturbación es causa de muchos fracasos en los estudios y en el deporte. Esto lo saben muy bien los estudiantes y los deportistas.
Cuando un ser humano se habitúa a satisfacer un instinto en una forma determinada, puede llegar a perder, a través de un mecanismo psicológico, el deseo o la atracción por todas las demás formas.
El hábito de saciar el hambre sexual de una forma anormal y viciosa, puede llegar a provocar la repelencia por el acto natural, con lo cual el masturbador entra de lleno en el campo de la incapacidad sexual psicológica.
El vicio de la masturbación lleva a la eyaculación precoz en el matrimonio, que impide acomodarse al ritmo de la mujer que es más lenta, y es causa de graves problemas en la armonía sexual matrimonial.
Los médicos americanos que habían tratado a muchachas que se masturbaban, descubrieron que después de casarse resultaban esposas frígidas.
Dice el Dr. Luis Riesgo: «No es inteligente considerar la masturbación como algo natural, pues causa una serie de trastornos en el adolescente. No sólo en el campo religioso, sino en el afectivo, psicológico, intelectual, etc., donde se hacen sentir sus malos efectos. (…) El que en plena adolescencia el joven sienta fuertemente el impulso sexual, tiene un profundo valor educativo.
(…). Más tarde en su vida conyugal, muchas veces tendrá que dominar sus inclinaciones».
Estas partes del cuerpo deben respetarse con delicadeza, y sólo tocarlas por necesidad, limpieza, higiene, etc. Pero nunca tocar estos órganos sólo por gusto. Con eso no se juega.
Éste es un pecado degradante, repugnante, inconcebible en una persona delicada. Sin embargo, si después te da vergüenza confesarlo, entonces la desgracia es doble e irreparable. Si tuviste la desgracia de la caída, no permitas la de la vergüenza de confesarlo. Acude a un sacerdote y ábrele tu conciencia para que te perdone y te ayude a salir de tan triste estado. Ten confianza. Tienes remedio.
Muchos empezaron esta mala costumbre sin conocer su importancia. Bien porque lo descubrieron de un modo casual, bien porque fueron enseñados por otra persona que intencionadamente quitó importancia al asunto.
Pero la masturbación es un vicio que puede esclavizar fuertemente y transformar el carácter de la persona, y hasta su ideología religiosa.
La masturbación puede llevar a perder la fe. Muchas incredulidades han empezado en la masturbación. El joven siente inclinación a masturbarse, oye que la Iglesia lo prohíbe, y siente la tentación de dejar la Iglesia que le prohíbe lo que le gusta hacer, y quizás le cuesta trabajo evitar.
Dice José Antonio Sayés:«Pero, por otro lado, no podemos olvidar que la masturbación no contribuye a la superación del problema sexual o de la tensión de un momento dado. Conduce, por sí misma, a la larga, a una erotización mayor y a una obsesión creciente, de modo que a la larga el problema no se soluciona.
El sexo, no lo olvidemos, (Chauchard no se cansa de repetirlo) está sobre todo en la cabeza. Tiene una capacidad obsesionante tal, que la solución del problema sólo se logra cuando el hombre consigue entregar su pensamiento a tareas que le ilusionen. La solución al problema del sexo, y a una obsesión excesiva, sólo se encuentra de modo indirecto, cuando el hombre consigue centrar su pensamiento en algo que le ilusiona. He sido testigo de cómo muchachos que se han entregado con ilusión a una ocupación deportiva, incluso en presencia de chicas, o a otro tipo de ocupación, no tenían problema alguno sexual; mientras éste surgía siempre que se dejaban llevar por el ocio».
Es fácil que quienes han contraído el hábito de la masturbación experimenten un fuerte sentimiento de culpabilidad capaz de destruir todo estímulo de vida y de producir un permanente complejo de inferioridad. El único tratamiento pastoralmente eficaz es el de procurar abrir horizontes hacia expresiones plenas de la afectividad y hacia tareas culturales, profesionales, sociales y religiosas, que den sentido a sus vidas .
La gravedad de cada acto masturbatorio no siempre es fácil determinarla pues depende de muchas circunstancias y pueden darse atenuantes de la responsabilidad. Sin embargo se debe poner un serio empeño en evitarlo por el peligro de caer en la esclavitud del hábito.
Dice Robinson: «Los trastornos afectivos y algunas situaciones neuróticas provocan frecuentemente manifestaciones de autoerotismo, que alcanza, a veces, un carácter convulsivo claramente psicopático…
Está comprobado que la masturbación ejerce siempre una mala influencia, sobre todo en la psicología juvenil. Debilita la fuerza de voluntad, la confianza en sí mismo, y perturba el desarrollo de la personalidad. Crea melancólicos e introvertidos y, en el fondo, egoístas. La masturbación es una satisfacción sexual egoísta, que marca a la persona y la incapacita para el verdadero amor.
La masturbación es, muchas veces, un recurso barato y triste; una compensación, un consuelillo de segunda clase por algún otro éxito de cualquier otro tipo que no hemos sido capaces de conseguir.
Con todo, no todos los actos masturbatorios son de la misma gravedad.
Cuando un joven tiene interés en corregirse y pone los medios que tiene a su alcance aunque tenga caídas, éstas pueden tener atenuantes a su culpabilidad. Siempre se puede acudir a Dios pidiéndole ayuda, pues Él nunca abandona a los que acuden a Él, pidiéndole ayuda para algo bueno y conveniente. Y como dice San Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta».
En la adolescencia, la masturbación puede aparecer como algo pasajero.
Como eso de los granos.
Pero si es repetitivo, puede degenerar en hábito; y esto es grave. Lo lógico es que deje un sentimiento de culpa. Sin duda es mejor dominarse que dejarse vencer. Dominarse es señal de adultez. La victoria es señal de madurez. La caída es señal de debilidad; por eso deja sentimiento de culpa.
En la edad madura, la masturbación puede ser síntoma de algo más serio, sobre todo si es persistente. Puede indicar un estado de adolescencia mental, o alguna otra deficiencia psíquica. Se encuentra, desde luego, en muchos tipos de demencia senil y en el alcoholismo. En general puede aparecer en todos los estados mentales, en los que se dé una descohesión de la personalidad que tenga por consecuencia una pérdida de control de los instintos más primitivos».
A veces las caídas en la masturbación no son por una intención lujuriosa. Son consecuencia de una depresión, una angustia, una ansiedad que no permite conciliar el sueño, etc. Casos así pueden remediarse con algún sedante inofensivo como Huberplex, Librium, etc.
En una conferencia que le oí en 1976 al Dr. D. José M Poveda Ariño, Jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada «Ciencia y Doctrina Moral Sexual», dijo que la masturbación es un fenómeno evitable por cualquier persona normal. Y en los casos en que esta superación parezca difícil es perfectamente asequible con los productos que un médico puede recomendarle.
En enero de 1976 el Vaticano publicó un documento sobre Moral Sexual donde dice: «El uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones conyugales normales, contradice esencialmente la finalidad de esta facultad». También dice este documento que «la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado».
Y en 1983 el Vaticano ha publicado otro documento sobre la educación sexual donde dice: «La masturbación es un grave desorden moral .Y aunque sólo Dios conoce la responsabilidad moral subjetiva de cada acto, de ningún modo se puede sostener que en el campo sexual no se cometen pecados mortales».
Pero no has de considerar pecado todos los tocamientos en tus órganos genitales. Pueden ser pecado los tactos encaminados a excitar el placer sexual; pero otros actos que se hacen por necesidad o por higiene, no son pecado alguno. Y en las conmociones orgánicas que sientas involuntariamente, reprime el consentimiento, y en paz. No has pecado contra la pureza. Aprende a distinguir entre el sentir y el consentir. Puede ser que a veces sientas movimientos contra tu voluntad en tus órganos genitales. Acostúmbrate a prescindir de esas sensaciones.
El pecado no está en el sentir, sino en el consentir. En el noveno mandamiento te expongo el modo de luchar contra estas tentaciones molestas.
Pero si tuvieras la desgracia de haberte complacido voluntariamente en ese placer sexual, entonces manchaste tu pureza.
El orgasmo, que es la sacudida que experimenta el cuerpo con la satisfacción del placer sexual, es derecho exclusivo de casados. Una persona soltera no puede ni procurárselo voluntariamente ni aceptarlo si lo experimenta involuntariamente. A veces el orgasmo se produce imprevistamente. En ese caso tampoco es lícito saborearlo voluntariamente, aunque no se pueda evitar la sensación placentera.
Pero cuando ocurre durmiendo no es pecado alguno.
El placer venéreo completo, el orgasmo, buscado directamente, sólo está permitido dentro del matrimonio, dentro del acto conyugal.
Continúa…
Parte 04 – Sexto Mandamiento de Dios
Padre Jorge Loring – Libro: Para Salvarte
PARA SALVARTE – PADRE JORGE LORING
Que Dios les conceda a todos la Gracia de una sincera confesión y una verdadera conversión.
Karla Rouillon Gallangos
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Recuerda que los demonios son RESPONSABLES del pecado pero tú eres CULPABLE por no haber resistido la tentación y por ofender a Dios con el pecado. ¡Confiésate bien!
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La comunión en la mano es SACRILEGIO y PECADO y nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano, pues es “sólo para el fiel que lo desea”.
Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!
Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO