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El Milagro Eucarístico de Douai

EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE DOUAI

Un prodigioso hecho presenciado por una multitud de fieles y relatado por el Obispo de Cambray, testigo ocular.

El Milagro Eucarístico de Douai

Año 1267, domingo de Pascua, entre 8 y 9 de la mañana. En la ciudad de Douai –norte de Francia, a medio camino entre Amiens y Lille– el párroco daba la comunión a los fieles en la iglesia de los canónigos de San Amado.

De pronto vió una hostia en el piso.

Consternado y sin saber cómo había ocurrido el accidente, se arrodilló para recoger la sagrada partícula. Pero ésta se elevó por sí misma y fue a posarse sobre el purificador (toallita de lino usada para secar el cáliz). Mientras tenía los ojos piadosamente fijos en la Sagrada Eucaristía, la vio transformarse en un niño encantador.

El celebrante dió un grito y llamó a los canónigos, que se hallaban en el coro de la iglesia. Al llegar, notaron que sobre el paño sagrado estaba el Niño lleno de vida. Los fieles presentes también fueron invitados, y todos juntos disfrutaron de la celestial visión.

La aparición duró como una hora, y luego desapareció, sin quedar en el altar más que la blanca hostia consagrada; el párroco la guardó en el tabernáculo y cada uno de los felices asistentes salió publicando el milagro por la ciudad y sus cercanías.

La noticia llegó a oídos del Obispo de Cambray, Mons. Tomás de Cantimpré, que marchó inmediatamente a Douai. Llegado a la casa del Deán de los canónigos, muy conocido suyo, le preguntó si podría ver la hostia milagrosa, a lo que éste accedió, acompañando al Prelado hasta la iglesia. El toque de la campana reunió en corto tiempo a una numerosa muchedumbre de fieles.

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Lo que sigue es el relato del propio Obispo, testigo ocular de los hechos.

Narración del Obispo de Cambray

Se abre el sagrario. El pueblo se aproxima. Al destaparse el copón, cada uno empieza a exclamar:

–Ahí está, ¡lo veo!

–¡He ahí a mi Salvador!

Yo estaba de pie, lleno de admiración: no veía más que la forma de una hostia muy blanca, aun cuando mi conciencia no me reprochara ninguna falta que me impidiera ver, como los demás, al Cuerpo sagrado.

Este pensamiento no me inquietó mucho tiempo, porque pronto vi claramente el rostro de Nuestro Señor Jesucristo en la plenitud de su edad. En su cabeza había una corona de espinas, y dos gotas de sangre caían de la frente a cada lado de la cara. Me puse instantáneamente de rodillas y, llorando, lo adoré.

Cuando me incorporé, ya no vi la corona de espinas ni las gotas de sangre, sino el semblante de un hombre, venerable más allá de todo cuanto se pueda imaginar. Estaba vuelto hacia la derecha, de manera que su ojo derecho poco se llegaba a notar. La nariz era larga y recta, las cejas arqueadas, los ojos bajos y dulcísimos. Una larga cabellera caía sobre sus hombros. La barba, nunca cortada, ondulaba bajo el mentón, y cerca de la boca, que era muy elegante, se hacía más fina, hasta acabar en dos pequeños espacios a cada lado del mentón, como suele suceder a los hombres jóvenes que la dejan crecer desde la adolescencia. La frente era ancha, el rostro delgado y la cabeza, al igual que el largo cuello, se inclinaba ligeramente.

Tal es el retrato y tal la belleza de esa dulcísima faz.

Por espacio de una hora, los fieles podían ver al Salvador bajo formas diferentes: unos, extendido sobre la cruz; otros, como llegado para juzgar a los hombres; otros, y en mayor número, bajo la forma de un niño.

Un milagro de varios días

Infelizmente no quedaron otros relatos de testigos oculares. Pero el autor de los “Anales de Flandres”, fallecido en Lille el año 1626, informa que el milagro siguió por varios días, renovándose cada vez que la santa hostia era expuesta. Todos cuantos entraban a la iglesia presenciaban el prodigio.

La milagrosa transfiguración se producía siempre bajo distintas formas.

En opinión del canónigo Capelle, de Cambray, probablemente las almas puras contemplaban a un Niño dulce y encantador; los pecadores veían a Jesús crucificado; y a los herejes el Señor se mostraba con el talante de un juez irritado.

A su vez, una tradición incuestionable ratifica la veracidad del prodigio.

En 1356 –un siglo después de la aparición– Douai celebraba la fiesta del Santo Sacramento del Milagro; el documento que contiene este registro añade que tal solemnidad era ya cosa antigua.

La hostia milagrosa, reverenciada durante generaciones, se conservó en la iglesia canonical de San Amado hasta la época de la Revolución Francesa.

En 1790 la basílica fue clausurada y tres años después entregada al saqueo.

Los vasos sagrados fueron destruidos. Reliquias veneradas ahí por casi diez siglos fueron quemadas. Algunos exaltados atacaron el altar, rompieron el tabernáculo y abrieron la teca de plata que guardaba la hostia del milagro.

Pero Dios no permitió ese supremo sacrilegio. La teca estaba vacía.

Manos piadosas habían puesto a salvo el augusto Sacramento.

Fuente: HERALDOS DEL EVANGELIO
Publicado 2009/03/31
Autor: Redacción

© 2008 2008 Associação Arautos do Evangelho do Brasil.

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Letanía de Reparación a Nuestro Señor en la Eucaristía

LETANÍA DE REPARACIÓN A NUESTRO SEÑOR EN LA EUCARISTÍA

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Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Ten piedad de nosotros.
Señor, Ten piedad de nosotros.
Cristo, Óyenos.
Cristo, Benignamente óyenos.

Dios Hijo, Redentor del mundo, R. Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios,
Sagrada Hostia, ofrecida por la salvación de los pecadores,
Sagrada Hostia, anonadada en el altar para nosotros y por nosotros,
Sagrada Hostia, despreciada por los cristianos tibios,
Sagrada Hostia, signo de contradicción,
Sagrada Hostia, entregada a los judíos y herejes,
Sagrada Hostia, insultada por los blasfemos,
Sagrada Hostia, Pan de los ángeles, dado a los animales,
Sagrada Hostia, tirada en el lodo y pisoteada,
Sagrada Hostia, deshonrada por los sacerdotes infieles,
Sagrada Hostia, olvidada y abandonada en tus iglesias.

Sé misericordioso con nosotros. R. Perdónanos, Señor.
Sé misericordioso con nosotros. R. Escúchanos, Señor.

Por el ultrajante desprecio de este maravilloso Sacramento, R. Te ofrecemos nuestra reparación
Por tu extrema humillación en tu admirable Sacramento,
Por todas las comuniones indignas,
Por las irreverencias de los malos cristianos,
Por la profanación de tus santuarios,
Por los copones deshonrados y llevados a la fuerza,
Por las continuas blasfemias de los hombres impíos,
Por la impenitencia y traición de los herejes,
Por las conversaciones indignas en tus santos templos,
Por los profanadores de tus iglesias, a las que han profanado con sus sacrilegios,

Para que plazca aumentar en todos los cristianos la reverencia debida a este adorable Misterio, R. Te suplicamos, óyenos.
Para que te plazca manifestar el Sacramento de tu amor a los herejes,
Para que te plazca que los insultos de aquellos que te ultrajan sean más bien dirigidos hacia nosotros,
Para que te plazca misericordiosamente recibir esta nuestra humilde reparación,
Para que te plazca hacer nuestra adoración aceptable a Ti.

Hostia Pura, R. Escucha nuestra oración.
Hostia Santa,
Hostia Inmaculada.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, R. Perdónanos, Señor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, R. Benignamente óyenos, Señor

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, R. Ten misericordia de nosotros

Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
V. Mira, oh Señor, nuestra aflicción,
R. Y da gloria a tu Santo Nombre.

Oremos

Señor Jesucristo, que te dignas permanecer con nosotros en tu maravilloso Sacramento hasta el final del mundo, para darle a tu Padre, por la memoria de tu Pasión, gloria eterna, y para darnos a nosotros el Pan de vida eterna: concédenos la gracia de llorar, con corazones llenos de dolor, por las injurias que Tú has recibido en este Misterio adorable, y por los muchos sacrilegios que cometen los impíos, los herejes y los católicos. Inflámanos con deseo ardiente de reparar todos estos insultos a los que, en tu infinita misericordia, has preferido exponerte antes que privarnos de tu Presencia en nuestros altares. Tú, que con Dios Padre y el Espíritu Santo vives y reinas, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén

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La comunión en la mano no tiene nada que ver con la Iglesia Primitiva, es de origen Calvinista

monseñor athansius schneider krouillong comunion en la mano es sacrilegio 3

«La comunión en la mano no tiene nada que ver con la Iglesia primitiva, es de origen calvinista»

Athanasius Schneider, experto en Patrística y obispo auxiliar en Kazajistán, explicó en una emisora de Radio María cómo se comulgaba entonces.

Athanasius Schneider.

«Es recomedable que los fieles comulguen en la boca y de rodillas», dice el cardenal Cañizares.

Athanasius Schneider tiene 50 años, es ucraniano y desde 2006 ha ejercido como obispo auxiliar en dos diócesis de Kazajistán, una ex república soviética con un 26% de población cristiana, mayoritariamente ortodoxa pero con una pujante comunidad católica.

Recientemente, monseñor Schneider, que es experto en Patrística e Iglesia primitiva, explicó en la emisora de Radio María en el sur del Tirol las diferencias entre la forma de comulgar en la Iglesia primitiva y la actual práctica de la comunión en la mano.

Según afirmó, esta costumbre es “completamente nueva” tras el Concilio Vaticano II y no hunde sus raíces en los tiempos de los primeros cristianos, como se ha sostenido con frecuencia.

En la Iglesia primitiva había que purificar las manos antes y después del rito, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua: “Era más una comunión en la boca que en la mano”, afirmó Schneider. De hecho, tras consumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación.

Jamás se tocaba con los dedos: “El gesto de la comunión en la mano tal como lo conocemos hoy era completamente desconocido” entre los primeros cristianos. monseñor athansius schneider krouillong comunion en la mano es sacrilegio 2

Origen calvinista

Aun así, se abandonó aquel rito por la administración directa del sacerdote en la boca, un cambio que tuvo lugar “instintiva y pacíficamente” en toda la Iglesia. A partir del siglo V, en Oriente, y en Occidente un poco después. El Papa San Gregorio Magno en el siglo VII ya lo hacía así, y los sínodos franceses y españoles de los siglos VIII y IX sancionaban a quien tocase la Sagrada Forma.

Según monseñor Schneider, la práctica que hoy conocemos de la comunión en la mano nació en el siglo XVII entre los calvinistas, que no creían en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. “Ni Lutero”, que sí creía en ella aunque no en la transustanciación, “lo habría hecho”, dijo el obispo kazajo: “De hecho, hasta hace relativamente poco los luteranos comulgaban de rodillas y en la boca, y todavía hoy algunos lo hacen así en los países escandinavos”.

Juan Calvino krouillong comunion en la mano es sacrilegio

Fuente: ReL

Que Dios bendiga a todos los que diariamente luchan contra la sacrílega comunión en la mano y les conceda a todos, por la intercesión de Nuestra Señora de Fátima, las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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El Papa distribuye la Eucaristía de Rodillas y en la Boca

EL SANTO PADRE BENEDICTO XVI DISTRIBUYE LA EUCARISTIA DE RODILLAS Y EN LA BOCA

El Santo Padre Benedicto XVI seguirá distribuyendo la comunión de rodillas y en la boca.

Explica el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 junio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI distribuirá habitualmente la comunión a los fieles de rodillas y en la boca, ha anunciado el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

En una entrevista concedida a la edición italiana del 26 de junio de “L’Osservatore Romano”, monseñor Guido Marini responde a quien se pregunta si el Papa mantendrá esta práctica que pudo verse en su último viaje a Italia, a las localidades de Santa María de Leuca y Brindisi.

“Creo realmente que sí –considera–. En este sentido, no hay que olvidar que la distribución de la comunión en la mano sigue siendo todavía, desde el punto de vista jurídico, un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a las conferencias episcopales que lo hayan pedido”.

“La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia”, aclara.

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Esta modalidad de distribución del sacramento, dice, “sin quitar nada a la otra, subraya mejor la verdad de la presencia real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspecto que en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente subrayar y recuperar”, aclara.

A quien acusa a Benedicto XVI de querer imponer modelos preconciliares, el maestro de las celebraciones litúrgicas explica que “términos como ‘preconciliar’ y ‘postconciliar’ me parece que pertenecen a un lenguaje que ya ha sido superado y, si se utilizan con el objetivo de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son equivocados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas”.

“Hay ‘cosas antiguas y cosas nuevas’ que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y como tales deben ser consideradas. Quien es sabio sabe encontrar en su tesoro tanto unas como otras, sin tener otros criterios que no sean evangélicos y eclesiales”.

“No todo lo que es nuevo es verdadero, como tampoco lo es todo lo antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo y a ella debemos tender sin prejuicios”.

“La Iglesia vive según esa ley de la continuidad, en virtud de la cual, conoce un desarrollo arraigado en la tradición. Lo importante es que todo esté orientado a una celebración litúrgica que sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado, que se hace presente en su Iglesia, reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, según la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta sus últimas consecuencias su misma vida, que es vida de don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad”.

–/–

LO QUE DEBES SABER:

La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.

La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.

Si cedes a las presiones y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.

Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.

Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.

La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.

Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.

Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.

Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos – krouillong

Recuerda que la comunión en la mano es sacrilegio.

No seas parte del problema cometiendo sacrilegio. Siendo ministro extraordinario de la comunión solo te haces parte del problema.

La comunión se recibe de manos del sacerdote.

La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.

¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!

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