Jaculatoria a Nuestra Señora

JACULATORIA A NUESTRA SEÑORA

María, madre de gracia, madre de misericordia, protégenos del enemigo y ampáranos en la hora de la muerte.

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Oremos

OREMOS

Clementísimo Dios, que para salvación de pecadores y refugio de desgraciados, quisiste que el Corazón inmaculado de María fuese lo más parecido en caridad y misericordia al divino Corazón de su Hijo Jesucristo: concédenos, por la intercesión y méritos del dulcísimo y amantísimo Corazón que ahora conmemoramos, el llegar a ser semejantes al Corazón de Jesús.

Te lo pedimos por los méritos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

 

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Oh, María!, Madre mía

OH MARIA, MADRE MIA

Oh, María!, Madre mía,
oh, consuelo del mortal,
amparadme y guiadme,
a la patria celestial.

Con el Angel de María
las grandezas celebrar,
transportados de alegría
sus finezas publicad.

Quien a ti ferviente clama
halla alivio en el pesar,
pues tu Nombre luz derrama
gozo y bálsamo sin par.

Pues te llamo con fe viva,
muestra, oh, María, tu bondad,
a mí vuelve compasiva
esos ojos de piedad.

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Himno a Santa María Madre de Dios

HIMNO A SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.

¿Cómo en vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
pudo caber igual parte
de la culpa original?

De toda mancha estáis libre:
¿y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?
Si los hijos de sus padres
Toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad? Amén

Oración

Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.

Reina dignísima del mundo, María Virgen perpetua, intercede por nuestra paz y salud, tú que engendraste a Cristo Señor, Salvador de todos, te lo pedimos por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

5 a las 6 p.m Jesús se separa de su Madre Santísima.

6 a las 7 p.m Jesús se separa de su Madre Santísima y se encamina hacia el Cenáculo.

7 a las 8 p.m La Cena Legal.

8 a las 9 p.m La Cena Eucarística. Oración de preparación antes de cada hora de la Agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

9 a las 10 p.m La primera hora de Agonía en el Huerto de Getsemaní.

10 a las 11 p.m La segunda hora de Agonía en el Huerto de Getsemaní.

11 a las 12 a.m La tercera hora de Agonía en el Huerto de Getsemaní. Oración de agradecimiento para después de cada hora de la Agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

12 a las 1 a.m La captura de Jesús.

1 a las 2 a.m Jesús atado, es hecho caer en el Torrente Cedrón.

2 a las 3 a.m Jesús es presentado a Anás.

3 a las 4 a.m Jesús en la casa de Caifás.

4 a las 5 a.m Jesús entre los soldados.

5 a las 6 a.m Jesús en la Prisión.

6 a las 7 a.m Jesús de nuevo ante Caifás y después es conducido a Pilato.

7 a las 8 a.m Jesús ante Pilato y Pilato lo mandó a Herodes.

8 a las 9 a.m Jesús de nuevo ante Pilato, es pospuesto a Barrabás. La Flagelación de Jesús.

9 a las 10 a.m La Coronación de espinas. “ECCE HOMO”.

10 a las 11 a.m Jesús abraza la Cruz. El Via crucis.

11 a las 12 p.m La Crucifixión de Jesús.

12 a las 1 p.m La primera hora de Agonía sobre la Cruz.

1 a las 2 p.m La segunda hora de Agonía en la cruz.

2 a las 3 p.m Tercera hora de agonía en la cruz. La muerte de Jesús.

3 a las 4 p.m Jesús muerto es traspasado por la lanza.

4 a las 5 p.m La sepultura de Jesús, y la Soledad de María Santísima.

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Triduo a los Santos Reyes Magos

TRIDUO A LOS SANTOS REYES

Tomado de la novena preparatoria a la festividad de la Epifanía en obsequio de los Santos Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar. Dada a luz por la devoción de una Señora.

Con licencia en Guatemala en la imprenta de Don Antonio Sánchez Cubillas frente del Correo.

El Triduo a los Santos Reyes Magos se reza los días 3, 4 y 5 de enero previos a la Fiesta de la Epifanía de Nuestro Señor, pero también se puede iniciar el mismo día de la fiesta de Epifanía.

Relicario con los restos de los Santos Reyes Magos (el mayor relicario del mundo), en la Catedral de Colonia, Alemania. Las reliquias fueron descubiertas por primera vez por Santa Elena en su famosa peregrinación a Palestina y Tierra Santa. Ella tomó los restos de la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla, que más tarde se trasladaron a Milán. Luego fueron enviados a su lugar de descanso actual por el emperador Federico I en el año 1164.

PRESENTACIÓN

Con el ánimo encenderlos en la devoción de un misterio tan tierno, como el de la oración de los Santos Reyes, y juzgándolos deseosos de prepararse a la celebridad de esta fiesta y dar así desahogo a los impulsos de la devoción, presentamos un triduo formado con las virtudes que estos Santos Reyes ejercitaron en su viaje y adoración, para que con más espacio dilaten su ánimo en su consideración, y en el ejercicio de sus actos. Pero para lograr hacer estos ejercicios con aquella paz y sosiego que trae la buena conciencia, limpien primero sus almas con una dolorosa confesión y observen los dictámenes de sus Padres Espirituales, comulgando estos días, y observando las mortificaciones que se imponen, que haciendo esto, lograrán celebrar esta fiesta con aquellos gozos en el Señor a que te convida la Santa Iglesia y regocijándoos de ver manifestado a Nuestro Dios, su grandeza y soberanía en la adoración de los Santos Reyes.

ACTO DE CONTRICIÓN

Omnipotente Señor de Cielos, y tierra Dios verdadero, a quien no cesan de alabar los Coros de los Ángeles, hecho hombre por mi amor, y sujeto a las miserias de una naturaleza vil y despreciable sólo por salvarme, a tus pies se postra el más ingrato de todos los nacidos y el mayor pecador de todos los mortales, confuso, y avergonzado al considerar lo enorme de mis delitos. Pero al verte por mi amor reclinado en un pesebre y entre bestias, no cabiendo en Cielo y tierra por inmenso, y siendo igual en la sabiduría al Padre; tiritando de frio cuando abrazas con tus ardores a los Serafines, se alienta mi confianza a pedirte el perdón de mis pecados. Te ofendí Dios mío, pero me pesa haber ofendido contra un Dios tan bueno, duéleme, Jesús mío de todas mis culpas, y propongo con tu divina gracia nunca más pecar. Te amo dulce Jesús Padre amorosísimo de las almas. Por tus méritos, y los de tus esclarecidos siervos los Santos Reyes Gaspar, Melchor y Baltasar dame tu gracia para huir de toca culpa, y lograr tu amistad en esta vida, para merecer el gozarte en la gloria. Amén

DÍA 1

La caridad de los Santos Reyes es el modelo a que se ha de asemejar la nuestra.

No había de tener otras medidas, el amor que debemos a nuestro Dios que los tamaños con que Su Majestad nos amó: porque como establece la gratitud por ley, la recompensa no sólo ha de ser con igual grado, sino también no habiendo quien lo estorbe pide la misma especie.

Nos amó nuestro Dios, en tanto grado que bajó del Cielo, y se hizo hombre sujetándose a las miserias de nuestra naturaleza, por nuestro amor. Padeció una muerte afrentosa, y dio su vida entre dolores y angustias, por darnos una nueva vida, con su misma muerte. Y no satisfecho su amor con estas finezas, tan singulares inventó su sabiduría modo de engrandecer más su amor haciéndose manjar, para unirse con mayor estrechez con los hombres. Pero los hombres ingratos a tantos beneficios, no sólo no le corresponden a su amor, sino que le ofenden, estimando en más un vil deleite, un gusto momentáneo, o un amigo que solicita su perdición.

Estiman tanto sus bienes, que hacen más aprecio de ellos, que de aquel Señor que dio su vida por redimirlos. Ni sufren por su amor los trabajos, ni las enfermedades, habiendo tolerado por ellos tantos dolores en su Pasión. Y si se quedó hecho manjar, para que se alimentaran con su cuerpo, haciéndose al mismo tiempo víctima, para que aplacaran las iras de Su Padre por su ofensas, no le comen ni le ofrecen el sacrificio de su cuerpo y sangre.

Cesen ya tus ingratitudes, y corresponde amoroso a tu Dios, imitando a los Santos Reyes que lo dejaron todo por amor de este Señor, estimándolo sobre todas las cosas, pues toleran trabajos, se exponen a riesgos y vencen imposibles, como verdaderos amantes, por su amado, y no encontrando términos su amor, luego que llegan a su presencia, se entregan todos a su Dios, ofreciéndole por víctima de su caridad sus corazones, haciendo visible esta ofrenda con el oro que le presentan.

Pide a este Señor encienda tu corazón con el fuego de su caridad, para que abrazado en su amor, lo dejes todo para entregarte solo a tu Dios.

Si el amor que me tuviste

tanto te hizo padecer,

¿cómo yo no he de querer

amarte como quisiste?

Práctica espiritual

Entre día examina lo ingrato que has sido con tu Dios, pues no has correspondido a su amor, ni agradecídole los beneficios que te ha hecho: procura emplear todo este día en fervorosos actos de amor de Dios, pidiéndole te perdone tus pecados y agradécele el beneficio que te hizo, quedándose por nuestro amor en el Santísimo Sacramento del Altar, comulgando espiritualmente tres veces.

DÍA 2

La obediencia de los Santos Reyes a la voluntad de Dios, nos da a conocer que sólo ésta se ha de seguir.

SI basta que un hombre sea sabio y obre según su sabiduría, para que todos sigan sus determinaciones, ¿cuánto mayor deberá ser nuestra resignación a las órdenes de aquel Señor cuya sabiduría es infinita? Y más cuando sus obras no sólo son buenas, sino que elige en todas lo mejor, usando siempre de aquellos medios que tienen mayor proporción con sus designios.

Pues como no seguimos su voluntad y nos oponemos a sus órdenes, sólo porque nos parecen contrarias a nuestra inclinación, y se frustran nuestros intereses, sin advertir que si seguimos la voluntad de este Señor, nos conformamos con las disposiciones de nuestro Padre Dios que tanto nos ama, y así si nos castiga, es para curarnos, si parece que se olvida de nuestras conveniencias temporales, es para darnos intereses eternos, y si dispone que experimentemos algún mal, es para colmarnos de bienes.

Pero no lo juzgamos así nosotros, pues no nos entregamos a su voluntad, cuando no debe tener el cristiano, en todas sus obras, otro fin que la conformidad con la voluntad de este Señor. Y así ha de ser tal la resignación a su voluntad, que aunque parezca contraria a nuestro discurso, no hemos de hacer aprecio de estas razones y sólo hemos de seguir las disposiciones de nuestro Dios, que elige en todas las cosas lo mejor y sus juicios son incomprensibles, y ocultos a los hombres. ¡Oh! y que conformes fueron los Santos Reyes con la voluntad de este Señor, que no sólo no indagan razones para seguirla, sino aun teniendo, las desprecian por ejecutar las ordenes de su Dios.

Prontos a seguir su voluntad, obedecen la inspiración que les da para que su vuelta sea por otro camino. No obstante las razones que les asisten para ejecutar lo contrario.

Pues tenían muchas noticias del otro, y el nuevo lo ignoraban del todo, y así les era más fácil su regreso. Ni el hallarse obligados con la palabra que habían dado al rey Herodes de volver por su reino. Porque como no tenían otra regla en sus obras que dar el lleno a los designios de su Dios, todo lo abandonan por seguir la orden de este Señor.

Pídele tu gracia, para seguir su voluntad en todas tus acciones y no tener otra razón para obrar que el conformarte con sus órdenes, para lograr así el acierto en todo.

Puesta en Dios su voluntad

le sigue con tal empeño,

que por servir a su Dueño

su obediencia es ceguedad.

Práctica espiritual

Entre día mira tus obras que voluntad han seguido si la de Dios, o la tuya: si haz recibido los males, y los gustos con ánimo igual, como venido uno y otro de mano de Dios. Procura resignarte en su voluntad con especialidad en los trabajos y visita al Santísimo Sacramento.

DÍA 3

Los Santos Reyes en su adoración nos dan las reglas que hemos de observar para llegar a comulgar.

No siendo conforme a nuestro Dios estarse en todos los siglos y en todo tiempo con nosotros, en la forma que tomó de hombre, por ejecutar los designios de su Padre, halló su sabiduría modo a esfuerzos de su amor de quedase con nosotros y ser nuestro compañero perpetuo. Para este fin se anonadó y se hizo menos que hombre, pues se oculta en el pan, y se hace nuestro alimento en el Santísimo Sacramento del Altar: manifestándose a nuestros ojos, para que le adoremos y hecho comida para que nos alimentemos con su propio cuerpo y producir en nuestras almas admirables efectos.

Pero no satisfecho su amor añadió a esta otra fineza porque comunicando este pan divino, vida a los que lo reciben como deben y dando muerte a los que se atreven a recibirle indignamente, nos dejó ejemplo que imitar, para que siguiéndolo nos fuera pan de vida. Nos puso a la vista a los Santos Reyes en su adoración adornados con las virtudes con que nosotros debemos procurar llegar a la mesa del Altar.

Míralos con que humildad llegan a la presencia de su Dios, con tal conocimiento de su miseria, que siendo soberanos se postran en tierra y ponen a sus pies sus coronas. Si reflexionan en la grandeza de este Señor, le dan las más profundas adoraciones, y con la mayor veneración y respeto, arrodillados le adoran.

Hacen al mismo tiempo ver lo encendido de su fe, pues confiesan por su Dios a aquel niño sin tener ningunas apariencias de su divinidad. Y encendidos en su amor le ofrecen sus corazones, entregándose todos a su servicio, poniendo toda su esperanza en tan gran Señor.

Dichoso tu sí procuras imitar a estos Santos Reyes, llegando a comulgar con conocimiento de tu miseria, y de la grandeza de tu Dios: avivando tu fe y adorando por tu Dios aquel Señor que te muestra el Sacerdote, creyendo lo que no ves, alentando tu esperanza, deseoso de que produzca en ti este pan sus admirables efectos. Y abrazado en el amor de este Señor, sacrifícate todo a su servicio y preséntale como los Santos Reyes incienso en la oración fervorosa, oro en los afectos del corazón y mirra con la consideración de sus tormentos. Para que recibiéndolo como lo adoraron los Santos Reyes, logres los efectos que experimentaron.

Dale las gracias por tan singulares beneficios, que no sólo te igualó a los Santos Reyes, sino que saliste ventajoso, pues estos en aquella ocasión sólo lo vieron y lo adoraron, y tu además de esto te alimentas con su mismo cuerpo.

Si te quedaste conmigo

para ser mi compañero,

unirme a ti Jesús quiero

para ser tu fiel amigo.

Práctica espiritual

Entre día procura agradecer a tu Dios los beneficios que te hizo quedándose en el Santísimo Sacramento del Altar, avivando la fe de este misterio, alentando tu esperanza con el amor que en él te muestra, y encendiendo tu caridad procura corresponder a su amor, con muchos actos de caridad. Visita al Santísimo Sacramento y no dejes de comulgar procurando disponerte según las reglas de la consideración antecedente.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Benignísimo Jesús de mi corazón, verdadero amante de los hombres, que para no ausentarte de nosotros y para que lográramos en todo tiempo de tu compañía, te anonadaste y te quedaste hecho manjar en el Santísimo Sacramento del Altar, haciéndote no solo nuestro compañero, sino también alimento de nuestras almas. Pues nos pusiste a la vista el modelo, para que llegáramos a esta mesa con la mejor disposición, imitando a los Santos Reyes, y ejercitando las virtudes que practicaron cuando llegaron a adorarte, haz que recibiéndote con humildad, reverencia y amor, logremos de los favores que estos Santos gozaron, y produzca en nosotros este divino pan sus admirables efectos, dándonos gracia para perseverar en tu servicio hasta la muerte, para gozarte y después eternamente en la gloria. Amén

LAUS DEO

Fuente: Radio Cristiandad.

Gracias por Compartir esta bella Tradición.

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Novena a Jesucristo Rey del Universo

NOVENA A CRISTO REY DEL UNIVERSO

La Novena a Cristo Rey se reza nueve días antes de la Fiesta de Cristo Rey, y también puede ser rezada en cualquier época del año.

NOVENA A CRISTO REY DEL UNIVERSO

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre (+), del Hijo (+) y del Espíritu Santo (+). Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,

Creador, Padre y Redentor mío;

por ser vos quien sois, bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

me pesa de todo corazón haberos ofendido;

también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia,

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

Omnipotente y sempiterno Dios,

que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo,

Rey del Universo, todas las cosas,

concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas

por la herida del pecado se sometan a Su suavísimo imperio.

Que con Vos y el Espíritu Santo

vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

CONSAGRACIÓN A CRISTO REY  PARA TODOS LOS DÍAS

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano!

Míranos humildemente postrados delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser; y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás te han conocido; muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.

Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna porque no perezcan de hambre y de miseria.

Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la oración del día de la Novena que corresponda.

DÍA PRIMERO

“¿A quién buscáis?

-¿A Jesús Nazareno?

Yo soy”.

Señor y Rey nuestro: siempre dejas que te descubra tu amor, aun cuando tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen para martirizarte. Sabiendo que Tú eres Jesús Nazareno, te buscamos hoy de nuevo para prenderte otra vez, mas no con cadenas y cuerdas, sino con nuestras miserias y nuestros amores, pues sabemos es lo que más ata y sujeta tu misericordioso y amante Corazón, y así preso por amor, conducirte en triunfo al trono que te han formado los corazones amantes, para que empieces tu reinado de misericordia y amor en la tierra. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SEGUNDO

“Cristo, adivina quién te ha herido”.

¡Oh Jesús amante y bueno!, aquella noche triste de tu Pasión tus ojos divinos veían a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos que tan dolorosamente herían tu divino Corazón, tanto, que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros, no tus verdugos, sino el amor vendó tus ojos, a fin de que no vieses más que almas que se perdían si Tú las dejabas.

Haz que esas almas a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado lleguen a amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo lo que no seas Tú, Rey de sus amores.

Haz, Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA TERCERO

“Luego Tú eres Rey?

– Bien dices: Yo soy Rey.

-Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad.

-¿Y qué es la verdad?”.

Dios Nuestro Señor es la verdad por esencia, y es verdad encantadora, es verdad que entusiasma el corazón; que este Dios Omnipotente se hizo hombre por mí, y me amó entre desprecios, entre burlas, entre toda clase de sufrimientos, y no por ser necesario para salvarme, pues unas gotas de su sangre bastaban para eso, sino por ser necesario al amor grande e infinito que ardía en su Corazón por las almas.

Señor, y Rey nuestro: enséñanos a amar como Tú, sin retroceder ante el sacrificio y el dolor, pues queremos sufrir y amar, para que ni un solo corazón deje de amarte; hazlos todos tuyos.-Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA CUARTO

“Desprecióle Herodes con todo su ejército y vistiéndole una ropa blanca, se burló y le remitió a Pilatos”.

¡Oh Jesús divino Rey nuestro!, cuán grande ha de ser nuestro amor hacia Ti, que por el nuestro quisiste ser burlado y tenido por loco, y en verdad, Jesús mío, locura de amor parece, el que la grandeza de Dios se encierre en el cuerpecillo de un Niño, que el poder de Dios esté sujeto con clavos, que este mismo Dios y Hombre se esconda en una pequeña Hostia, y enamorado venga buscando la intimidad de nuestros corazones, para tener en ellos sus delicias; Jesús amante y bueno, que el fuego de tu amor nos convierta también en pequeñas hostias, que escondidas en tu Corazón se pierdan a todas las miradas, para que Tú seas conocido y amado.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA QUINTO

“Vamos a coronarle de Rey.-Salve, Rey de los judíos, y escupiéndole le tomaban su cofia y le herían su cabeza y le daban bofetadas.”

¿Qué pensabas Jesús mío en aquella triste prisión? ¿Qué deseabas cuando eras coronado de espinas, cuando eras maltratado? Sólo dos cosas, ¡oh sabiduría y amor infinitos!: que tú Eterno Padre fuese glorificado, que las almas se salvasen; ¿y podremos pensar las almas en otra cosa que en Ti? ¿Podrán nuestros corazones desear otra cosa que el que se repitan por amor aquellas palabras «Salve Rey», pero no sólo de los judíos, sino de todas las naciones de la tierra conquistadas con tus sufrimientos y tu muerte? Que el grito «¡Vamos a coronarle por Rey! » resuene por amor en toda la tierra, ¡oh Dios mío!. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SEXTO

“Ecce Homo .-He aquí a vuestro Rey.”

¡Oh divino Jesús!, cómo te presentan por Rey, coronada de espinas tu cabeza, tu cuerpo cubierto de heridas, llenos de lágrimas tus ojos; pero era preciso que ésa fuese tu presentación, pues no sólo eres nuestro Rey, sino nuestro modelo, y nunca mejor que entonces podías decir: “Aprended de Mi que soy manso y humilde de corazón.”. Caigan, Señor, en presencia de tanta grandeza, de tanta humildad, de tanto amor, todos los idolillos que queden en nuestros corazones. Déjanos recoger tu sangre y tus lágrimas, para que derramándolas sobre los corazones de todas las criaturas seamos de nuevo purificados y envueltos en el amor. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SÉPTIMO

“Señor, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino.

-En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”

Quisiéramos, Señor, presentarte en el día de tu fiesta los corazones de todos los hombres rendidos a tu amor; pero mira, Rey nuestro, cuántos millones de ellos están envueltos en las tinieblas de la muerte y del pecado y no te conocen; por ellos te pedimos nosotros que tenemos la dicha de conocer tu Corazón, todo misericordia. “Señor, acuérdate de estos desgraciados cuando estés en tu Reino”, haznos, Señor, oir: “pronto, muy pronto estarán conmigo en el paraíso”. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA OCTAVO

“Mujer, he ahí tu hijo.” “He ahí tu Madre.”

Más uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió de él sangre y agua. ¡La Madre de nuestro Dios es nuestra Madre querida! ¡Qué felicidad y qué confianza! El Corazón de nuestro Dios es nuestro Cielo, nuestro tesoro. Madre bendita, queremos amarte como te amaba Jesús, y a El, como Tú le amabas; enséñanos las delicadezas del amor, la felicidad de la vida de unión, de unión íntima, confiada, amorosa; haznos chiquitos, muy chiquitos, para poder entrar y perdernos en el Corazón de Jesús, sin tener más móvil ni deseo que amaros y haceros amar. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA NOVENO

“Jesús Nazareno, Rey de los judíos.” “Regnavit a ligno Deus”

“Y al nombre de Jesús doblarán la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos.” ¡Oh Rey divino!, al presentarte en este día bendito nuestras adoraciones, te ofrecemos cuanto somos, tenemos y deseamos; no nos detiene nuestra miseria, pues eres todo misericordia; confiamos conseguir todas nuestras peticiones, pues eres todo amor y el amor atiende siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina y Madre Inmaculada y de los ángeles custodios de todas las almas.

¡Señor!, arroja de tu reino a los demonios y a todos tus enemigos y concede a la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en este día a las almas del Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores y poniendo luz en sus inteligencias y amor en sus corazones, prueba una vez más que es más grande tu misericordia que nuestra malicia y miseria.

Llena de amor y pureza a los sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti consagradas, formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes que Tú deseas: almas pequeñitas que como granos de trigo, formen todas en una perfecta unión de intenciones y corazones con la Víctima divina del Calvario y del altar una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra y haga descender sobre ella perdón y misericordia para los desgraciados pobres pecadores, de esas almas que quieres sean las delicias de tu Corazón en la tierra y tu corte de amor en el Cielo.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal.

Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos.

Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano.

Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia.

Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

JACULATORIAS FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Eterno Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.

Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísimo y ardiente amor. Amén.

Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.

San José, enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.

 

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre (+), del Hijo (+) y del Espíritu Santo (+). Amén.

 

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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Virgen Santa, noble Reina de los Ángeles

VIRGEN SANTA, NOBLE REINA DE LOS ÁNGELES

Virgen Santa, noble reina de los Ángeles

Esposa del Espíritu Santo,

acuérdate de que eres mi Madre!

 

Tú que nos pones en comunicación con tu Hijo,

que nos das los medios para llegar al Altísimo,

te imploro presentes mis peticiones

para que reciba urgente auxilio.

 

Dulce María, madre amada mía,

líbrame de los enemigos de mi alma

y de los males temporales que me acechan en la vida,

a ti sean mis afectos de gratitud y devoción.

 

María, Santa Señora,

ruega por todos nosotros a tu Santísimo Hijo,

nuestro Señor y Maestro.

Amén.

Deseo que Dios les conceda a todos, por la intercesión de Santa María, las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

 

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Oremos

OREMOS

Oh Dios todopoderoso y eterno,

mira el Corazón de tu amantísimo Hijo,

las alabanzas y satisfacciones

que en nombre de los pecadores te ofrece

y concede el perdón a éstos

que piden misericordia en el nombre de Tu mismo Hijo, Jesucristo,

el cual vive y reina contigo

por los siglos de los siglos. Amén

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A la Virgen María – Oración de Santo Tomás de Aquino

A LA VIRGEN MARÍA – ORACIÓN DE SANTO TOMÁS DE AQUINO

Oh bienaventurada y dulcísima Virgen María, Madre de Dios, toda llena de misericordia, hija del Rey supremo, Señora de los Ángeles, Madre de todos los creyentes: hoy y todos los días de mi vida, deposito en el seno de tu misericordia mi cuerpo y mi alma, todas mis acciones, pensamientos, intenciones, deseos, palabras, obras; en una palabra, mi vida entera y el fin de mi vida; para que por tu intercesión todo vaya enderezado a mi bien, según la voluntad de tu amado Hijo y Señor nuestro Jesucristo, y tú seas para mi, oh Santísima Señora mía, consuelo y ayuda contra las asechanzas y lazos del dragón y de todos mis enemigos.

Dígnate alcanzarme de tu amable Hijo y Señor nuestro Jesucristo, gracias para resistir con vigor a las tentaciones del mundo, demonio y carne, y mantener el firme propósito de nunca más pecar, y de perseverar constante en tu servicio y en el de tu Hijo. También te ruego, oh Santísima Señora mía, que me alcances verdadera obediencia y verdadera humildad de corazón, para que me reconozca sinceramente por miserable y frágil pecador, impotente no sólo para practicar una obra buena, sino aun para rechazar los continuos ataques del enemigo, sin la gracia y auxilio de mi Creador y sin el socorro de tus santas preces. Consígueme también, oh dulcísima Señora mía, castidad perpetua de alma y cuerpo, para que con puro corazón y cuerpo casto, pueda servirte a ti y a tu Hijo en tu Religión. Concédeme pobreza voluntaria, unida a la paciencia y tranquilidad de espíritu para sobrellevar los trabajos de mi Religión y ocuparme en la salvación propia y de mis prójimos. Alcánzame, oh dulcísima Señora, caridad verdadera con la cual ame de todo corazón a tu Hijo Sacratísimo y Señor nuestro Jesucristo, y después de él a ti sobre todas las cosas, y al prójimo en Dios y para Dios: para que así me alegre con su bien y me contriste con su mal, a ninguno desprecie ni juzgue temerariamente, ni me anteponga a nadie en mi estima propia. Haz, oh Reina del cielo, que junte en mi corazón el temor y el amor de tu Hijo dulcísimo, que le dé continuas gracias por los grandes beneficios que me ha concedido no por mis méritos, sino movido por su propia voluntad, y que haga pura y sincera confesión y verdadera penitencia por mis pecados, hasta alcanzar perdón y misericordia.

Finalmente te ruego que en el último momento de mi vida, tú, única madre mía, puerta del cielo y abogada de los pecadores, no consientas que yo, indigno siervo tuyo, me desvíe de la santa fe católica, antes usando de tu gran piedad y misericordia me socorras y me defiendas de los malos espíritus, para que, lleno de esperanza en la bendita y gloriosa pasión de tu Hijo y en el valimiento de tu intercesión, consiga de él por tu medio el perdón de mis pecados, y al morir en tu amor y en el amor de tu Hijo, me encamines por el sendero de la salvación y salud eterna. Amén.

Deseo que Dios les conceda a todos, por la intercesión de Nuestra Señora, las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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