JESÚS, TÚ TE HACES NUESTRO ¿CÓMO Y POR QUÉ?
Jesús, Tú te haces nuestro ¿cómo y por qué?
Nos atraes hacia Ti presente,
presente de una forma misteriosa, si,
pero no más misteriosa que la del pensamiento
presente en la voz,
y la voz presente en el ánimo del auditorio;
única en sí y tan multiplicada
cuántos son los presentes que la oyen.
Presente, como el singular peregrino de Emaús,
que alcanza, se acerca, acompaña,
adoctrina y conforta a los desconsolados viandantes en el atardecer
de las esperanzas perdidas.
Presente en el silencio y en la pasividad de los signos sacramentales,
como si quisieras a un tiempo ocultar y revelar todo Tu Ser
de modo que sólo el que cree comprende,
y aun tiempo poner el abrigo y ofrecer todo Su Ser
de modo que sólo el que ama pueda recibir de verdad.
Hacia ti nos atraes, paciente.
Paciente en la oblación de Tu Ser por la salvación de los demás
para alimento de los demás;
Paciente al simbolizar Tu Cuerpo separado de la Sangre,
es decir, como víctima inmolada y desangrada;
Paciente hasta la media extrema del dolor, de la deshonra, del abandono,
de la angustia y finalmente de la muerte,
para que en la medida de la pena se revelara el grado de la culpa y del amor,
de la culpa humana y de Tu Amor.
S.S. PABLO VI
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LO QUE DEBES SABER:
Nos han quitado los reclinatorios y no hemos hecho nada.
Nos imponen la sacrílega comunión en la mano y no hacemos nada.
La comunión en la mano se regula por una excepción dada por la diócesis, según el juicio del obispo respectivo. La comunión en la boca siempre ha sido y sigue siendo ley de la Iglesia y por tanto no debe ser considerada desechada por los católicos como forma válida de recibir la comunión.
La Santa Iglesia -en su sabiduría- ha dejado indicado en la excepción que regula la comunión en la mano que es “solo para el fiel que lo desea”, lo que significa que nadie, ni sacerdote, ni párroco, nadie puede obligarte a recibir la comunión en la mano.
La obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado.
Si cedes a las presiones, estiras las manos y recibes la comunión en la mano es porque tú lo quieres así y, por tanto, tu responsabilidad, tu pecado, tus consecuencias.
Cuando veas al sacerdote negarte la comunión en la boca y querer que la recibas en la mano pregúntate si por ese sacerdote vale la pena ofender a Dios y cometer sacrilegio.
Toma la decisión correcta, no vaya a ser que estés siendo probado por Dios. Recuerda que todo te es lícito, pero no todo te edifica.
La comunión en la mano es el trabajo sacrílego perfecto de Satanás. Los católicos hoy en día blasfeman contra la Sagrada Eucaristía cuando dicen y consienten la idea de que “les da asco que les contagien una enfermedad con la saliva de otro fiel por comulgar en la boca” y luego cometen sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía al recibirla en las manos, y con estos pecados se comen su propia condenación.
Por favor, por amor a Jesús, no se queden callados y luchen contra la sacrílega comunión en la mano… es Jesús ahí presente y no, no está dichoso de ser flagelado otra vez por ti recibiéndolo en las manos… ¡NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO!
Y recuerda que si en tu parroquia no cambian las cosas, siempre puedes cambiar tú de parroquia.
Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.
Karla Rouillon Gallangos
Sobre la COMUNIÓN EN LA MANO
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Que Dios bendiga a todos los que luchan contra la sacrílega comunión en la mano.