Plata, plagios y pedos
Así como en cualquier parte del mundo, en nuestro país cada proceso electoral tiene su propio sello o marca. Así como anteriores elecciones son recordadas por el “millón de empleos o “la gran transformación”, el imaginario social ya sentenció que el actual proceso electoral es de “la plata y plagio como cancha”. La mejor prueba de que eso es así es que ya llevamos dos semanas con el mismo tema (y parecen venir más), olvidándonos, como siempre, que cada proceso electoral sirve, fundamentalmente, para exponer y debatir las propuestas que debieran, por lo menos, ilusionarnos con un país mejor para los próximos cinco años.