¿Alianzas o empresas electorales?

empYehude Simon, César Acuña, Pedro Pablo Kuczynski y el resto de propietarios de “organizaciones políticas”, nos vienen visitando para, dicen, “buscar alianzas electorales” con miras al proceso electoral nacional. Por su parte, en Arequipa varios personajillos se empavonan diciendo que son a “ellos” o a sus “organizaciones” a quienes vienen a buscar por sus “altas cualidades democráticas” y que, “previa consulta con sus bases”, decidirán a qué “partido” aceptan para candidatear en los próximos comicios.

Como puede verse, el párrafo anterior está cargado de entrecomillados porque lo que queremos es resaltar el uso irónico que también se le da a estos signos ortográficos, puesto que esa noticia hay que tomarla así, con mordacidad y cierta cuota de burla. Pues, ¿alguien en su sano juicio, puede creer que los arriba mencionados representan a autenticas organizaciones políticas?, ¿alguien con dos dedos de frente está seguro que vienen a nuestra ciudad a buscar alianzas en función  a una comunión ideo-política? Los que en nuestra ciudad se pavonean y buscan la atención de los “líderes nacionales” ofreciendo opíparos almuerzos, camionetas y azucaradas atenciones, ¿creen en realidad que tienen que consultar a sus bases  para tomar una decisión? El listado de preguntas  puede continuar largamente y creemos que todas las respuestas serían un rotundo NO, abonando así las razones por la que la noticia de arriba  hay que tomarla con sorna.

 Ese NO, responde a una  realidad que los propios políticos  no quieren modificar: las reformas necesarias para que nuestro sistema político se adecente y sea una autentica expresión de los intereses ciudadanos que buscan participar y hacerse del poder o control del país para lograr el bien común. Mientras eso no suceda, seguiremos teniendo lo que hoy desvergonzadamente tenemos; es decir, en lugar de partidos políticos, lo que existen son empresas electorales que se forman sólo para competir en cada sufragio, y que lo hacen en función no  de ideales o propuestas programáticas, sino en función de cuotas o  ventas de cupos en las listas de candidatos, para luego, ya en el poder, hacer lo que nos hemos acostumbrado a presenciar: el saqueo sistemático de los recursos del Estado; es decir,  de nuestros escasos recursos.

 Esa es la realidad que estamos viviendo y que ha contribuido aceleradamente a profundizar el desprestigio de la política y los políticos en nuestro país. Esa es la realidad que ha permitido que nuestro congreso cada cinco años sea copado por ignorantes, impresentables y aventureros que abona a la ingobernabilidad nacional, poniendo en peligro la estabilidad económica, social y política de país.

 Esa es la razón por lo que cada proceso electivo nacional, en lugar de llenarnos de alegría y esperanza por nuestro futuro próximo, nos llena de incertidumbre e incluso de miedo.

 

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