Archivo por meses: agosto 2012

Nueva masacre de indios Yanomami en la selva amazónica

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Los garimpeiros (mineros informales) usando helicópteros, armas de fuego, e incluso explosivos atacaron aldeas indígenas para sacar oro de sus tierras. No es la primera vez que pasa, y hasta ahora no parecen haberse tomado medidas para que no se repita. El oro vale más. (New York Times, By WILLIAM NEUMAN and MARÍA EUGENIA DÍAZ Published: August 30, 2012)

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Los aproximadamente 20 mil yanomamis son parte de un pueblo mayor que viven en la frontera entre Brasil y Venezuela, cerca a la Sierra Parima, donde nacen ríos que desembocan luego en el Río Negro, en la cuenca amazónica y en el Orinoco venezolano.

En 1758, ya se sabía de la existencia de los yanomami en la Sierra Parima y en el Alto Orinoco. Para el momento de los primeros contactos con los europeos, los yanomami se encontraban al parecer en un proceso de crecimiento demográfico y de expansión geográfica, que los había llevado a explorar nuevos territorios, como las riberas del Orinoco, el Padamo y el Mavaca. Pero en las zonas norte y oeste de su territorio, los yanomami chocaron con los Ye’kuana, que lograron detener su avance.

20120830-puerto_ayacucho-2.jpgPerto Ayacucho a 400 km de los yanomami

Desde 1970 son asediados por garimpeiros y han sido atacados varias veces, la primera que se conoce el caso Haximu que dejó sin vida a 16 personas.

El pueblo se halla a lo largo de la cuenca alta del río Ocamo. Al parecer del grupo de 80 nativos, solo sobrevivieron 3, y reclaman justicia en Puerto Ayacucho. Según testigos que se comunicaron con Survival encontraron “cuerpos y huesos quemados” cuando visitaron la comunidad de Irotaheri, en la región venezolana de Momo.

En la actualidad, unos1.000 buscadores de oro que trabajan ilegalmente en la tierra yanomami les transmiten enfermedades mortales como la malaria y contaminan los ríos y los bosques con mercurio. Los terratenientes ganaderos están invadiendo y deforestando la frontera este de su territorio.

Referencias

Gasparini, G. Margolies, L. La Vivienda Colectiva de los Yanomami. Tipit´ı: Journal of the Society for the Anthropology of Lowland South America. Volume 2, Issue 2 2004 Article 1

Luis Cocco, Iyeweiteri: Quince años entre los Yanomamos, Don Bosco, Caracas, 1972.

Napoleon A. Chagnon, Yanomamö. The Fierce People, (3ª edición), Holt, Rinehart and Winston, New York, 1983.

Jacques Lizot, El círculo de los fuegos: vida y costumbres de los indios yanomami(trad.cast.), Monte Avila Editores, Caracas,1978.

Johannes Wilbert, Folk Literature of the Yanomami Indians, Los Angeles, 1990.

Bibliografía adicional
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De la maldición a la bendición de los recursos naturales

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El artículo puede encontrarse en: Project Sindicate MONDAY, AUGUST 13, 2012

Joseph E. Stiglitz

Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics, has pioneered pathbreaking theories in the fields of economic information, taxation, development, trade, and technical change. As a policymaker, etc…

20120812-surfing_cabo_blanco_peru.jpg Olas en el Perú

KAMPALA – Los nuevos descubrimientos de recursos naturales en varios países africanos – incluyendo aquellos en Ghana, Uganda, Tanzania, y Mozambique – plantean una pregunta importante: ¿serán estos descubrimientos inesperados una bendición que trae consigo prosperidad y esperanza, o serán una maldición política y económica tal como ya ha ocurrido en muchos países?

En promedio, el desempeño de los países ricos en recursos ha sido aún más deficiente que el de los países sin recursos. Estos países han crecido más lentamente, y con mayores desigualdades – ha ocurrido justo lo contrario de lo que cabría esperar. Después de todo, imponer altas tasas de impuestos a los recursos naturales no hará que dichos recursos desaparezcan, lo que significa que los países cuya principal fuente de ingreso son los recursos naturales pueden utilizarlos para financiar la educación, la asistencia de salud, el desarrollo y la redistribución.

Se ha desarrollado una gran cantidad de literatura económica y de ciencias políticas para explicar esta “maldición de los recursos” y se han establecido grupos en la sociedad civil (como por ejemplo “Revenue Watch” y la “Extractive Industries Transparency Initiative”) para contrarrestar dicha maldición. Tres de los ingredientes económicos de dicha maldición son bien conocidos:
Los países ricos en recursos naturales tienen la tendencia a tener monedas fuertes, lo que obstaculiza otras exportaciones,
Debido a que la extracción de recursos a menudo implica poca creación de puestos de trabajo, aumenta el desempleo;
La volatilidad de los precios de los recursos naturales causa que el crecimiento sea inestable, dicha inestabilidad se ve reforzada por los bancos internacionales que se apresuran a hacer negocios en el país cuando los precios de las materias primas están altos y se apresuran a salir cuando los precios bajan (este comportamiento refleja el principio aceptado a través de los tiempos que dice que los banqueros sólo prestan dinero a aquellos que no necesitan dichos préstamos).

Además, los países ricos en recursos naturales a menudo no siguen estrategias de crecimiento sostenible. No se dan cuenta que si ellos no reinvierten su riqueza proveniente de los recursos naturales en inversiones productivas por encima del suelo, en los hechos, se están empobreciendo cada vez más. La disfunción política exacerba el problema, ya que el conflicto sobre el acceso a las rentas provenientes de los recursos naturales da lugar a que surjan gobiernos corruptos y antidemocráticos

Existen antídotos bien conocidos para cada uno de estos problemas: un tipo de cambio bajo, un fondo de estabilización, una inversión cuidadosa de los ingresos provenientes de los recursos naturales (incluyendo inversiones en la población del país), una prohibición sobre endeudamiento, y transparencia (con el fin de que los ciudadanos por lo menos vean el dinero que ingresa y que sale). Sin embargo, existe un creciente consenso acerca de que estas medidas a pesar de ser necesarias son insuficientes. Los países recientemente enriquecidos necesitan tomar más pasos con el fin de aumentar la probabilidad de beneficiarse de una “bendición de los recursos naturales”.

En primer lugar, estos países deben hacer más por garantizar que sus ciudadanos reciban el valor total de los recursos. Existe un inevitable conflicto de intereses entre las empresas que explotan los recursos naturales (que por lo general son extranjeras) y los países de acogida: las primeras desean reducir al mínimo lo que pagan, mientras que los segundos necesitan maximizar lo que reciben. Las licitaciones bien diseñadas, competitivas y transparentes pueden generar muchos más ingresos que los acuerdos preferenciales. Los contratos, también deben ser transparentes, y deben garantizar que en caso de que los precios se disparen – tal como ha ocurrido en repetidas ocasiones – las ganancias extraordinarias no beneficien únicamente a la empresa.

Desafortunadamente, muchos países ya han firmado contratos malos que dan un porcentaje desproporcionado del valor de los recursos a las empresas extranjeras privadas. Pero existe una respuesta simple a esto: renegociar; si la renegociación es imposible, se debe imponer un impuesto a las ganancias extraordinarias.

Los países están procediendo de esta manera a lo largo y ancho del mundo. Por supuesto que las empresas de recursos naturales responderán airadamente, recalcarán la santidad de los contratos, y amenazarán con irse. Sin embargo, el resultado por lo general es completamente distinto. Una renegociación justa puede ser la base de una mejor relación a largo plazo.

Las renegociaciones de Botswana de tales contratos asentaron los cimientos para su notable crecimiento durante las últimas cuatro décadas. Asimismo, no sólo países en desarrollo, como Bolivia y Venezuela, renegocian contratos; países desarrollados, como por ejemplo Israel y Australia, han hecho lo mismo. Incluso los Estados Unidos ha determinado que se pague un impuesto a las ganancias extraordinarias.

Es igualmente importante que el dinero ganado a través de los recursos naturales sea necesariamente utilizado para promover el desarrollo. Las potencias coloniales de otrora consideraban a África simplemente como un lugar del cual se extraían recursos. Algunos de los nuevos compradores tienen una actitud similar.Se ha construido infraestructura (caminos, vías férreas, y puertos) con un objetivo en mente: sacar los recursos del país al menor precio posible, sin hacer ningún esfuerzo por procesar los recursos en el país, y mucho menos por desarrollar las industrias locales que se basan en dichos recursos.

El verdadero desarrollo exige que se exploren todos los vínculos posibles: capacitación de los trabajadores locales, desarrollo de las pequeñas y medianas empresas para que provean suministros a las operaciones mineras y a las empresas de petróleo y gas, procesamiento dentro del país de los recursos naturales, e integración de dichos recursos en la estructura económica del país. Por supuesto que es posible que estos países, hoy en día, no tengan una ventaja comparativa en muchas de estas actividades, y que algunos argumenten que los países deben atenerse a sus fortalezas. Desde esta perspectiva, la ventaja comparativa de estos países es hacer que otros países exploten sus recursos. Dicha perspectiva esta errada. Lo que importa es la ventaja comparativa dinámica, o la ventaja comparativa en el largo plazo, a la cual se le puede dar la forma deseada. Hace cuarenta años, Corea del Sur tenía una ventaja comparativa en el cultivo de arroz. Si se hubiese quedado adherida a dicha fortaleza, no sería el gigante industrial que es hoy. Podría ser el productor de arroz más eficiente del mundo, pero aún seguiría siendo pobre.

Las empresas dirán a Ghana, Uganda, Tanzania, y Mozambique que actúen de forma rápida, pero existen buenas razones para que estos países se muevan de forma más reflexiva. Los recursos no desaparecerán, y los precios de las materias primas han estado elevándose. Entre tanto, estos países pueden poner en marcha las instituciones, las políticas y las leyes necesarias para garantizar que los recursos naturales beneficien a todos sus ciudadanos.

Los recursos deberían ser una bendición, no una maldición. Los recursos sí pueden ser una bendición, pero esto no es algo que va a suceder por sí solo. Y no sucederá de manera fácil.

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La voracidad energética saca gas y petróleo hasta de las piedras.

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Nunca dejará de sorprenderme nuestra capacidad para encontrar salidas a las trampas que se pone a sí misma y también caer en trampas mayores. Hace algún tiempo el tema era el Pick Oil, es decir el punto de no retorno a partir del cual la escasez de petróleo haría de las energías alternativas algo inevitable; hoy sin embargo este es un tema que ha pasado de segundo al tercer o a cuarto lugar en la agenda energética. De un lado hay más petróleo y gas del que se pensaba, lo que amplía la oferta. El presal en Brasil, los campos de Macondo en las profundidades del Golfo de México, los descubrimientos en las costas africanas, o las exploraciones en el Mediterráneo, nos dicen que en las profundidades marinas podemos encontrar petróleo en grandes cantidades, que solo necesitamos de la tecnología adecuada para que no repetir la tragedia de BP en su estación Deepwater Horizon.

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Como si no fuera suficiente, en la superficie del norte de Canadá, y de Venezuela, están cientos de kilómetros con cientos de toneladas de arenas bituminosas que esperan convertirse en energía para seguir moviendo industrias y los viejos motores a combustión inventados por Lenoir/ Diesel en el siglo XIX. Y junto con ellos, y mejor distribuidos en el planeta, están los depósitos de carbón que junto con nuevas tecnologías de explotación prometen un uso limpio de su potencial que se estima en varios siglos. Nuevamente la tecnología se abre paso para poner en valor estas reservas, utilizando como elemento principal el agua. En Canadá están construyendo enormes presas no para abastecer algún valle o generar energía, sino para poner los relaves resultantes del tratamiento de estas arenas. La empresa encargada de la explotación saca del rio Athabasca “349 millones de metros cúbicos de agua al año, un volumen equivalente a la cantidad que requiere una ciudad de 2 millones de habitantes.”

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Desesperados sin embargo por una sociedad que cada día requiere más y más energía para producir más de lo que se necesita, seguimos pensando y encontrando fórmulas para multiplicar las reservas energéticas convencionales. Una de ellas es el desarrollo que se produce en torno al gas de esquisto y el tight gas. Resulta que podemos sacar el gas de las rocas que contienen en sus poros el gas del que precisamos para seguir en la carrera para alimentar la voracidad de la sociedad de consumo. Las mayores reservas están en Norteamérica, en Argentina y al sur de Brasil

En esta carrera por la energía, los 1, 344 millones de chinos y 1,241 millones de hindúes hacen su mejor esfuerzo para alcanzar los niveles de vida de 311 millones de estadounidenses, pero aún la ritmo que van, en los próximos 40 años recién tendrán la misma cantidad de energía (kWh per cápita) que los estadounidenses en 1960. Los chinos han construido la represa más grande del mundo y siguen construyendo otras más cambiando rápidamente su geografía. En la India el crecimiento de la economía ha puesto en jaque el abastecimiento de electricidad, al punto que se ha producido un enorme apagón que dejó a principios de agosto de 2012 a casi 600 millones de personas. Todo esto hará que a la ampliación y multiplicación de hidroeléctricas, se sume el uso más intensivo del carbón, el gas, y la energía nuclear.

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Por su lado las energías alternativas o no convencionales andan en problemas. Los biocombustibles compiten por tierra y agua con los alimentos cuya demanda crece cada día, aunque muchas veces el hambre se debe a “fallas en los sistemas sociales o de mercado” más que a falta de alimentos disponibles en el mundo. Para el 2010 había 925 millones de personas que sufrían hambre en el mundo, y aún cuando la desnutrición infantil haya disminuido respecto de inicios del milenio, en Asia meridional 4 de cada 10 niños menores de 5 años están desnutridos, y en el África sub sahariana la proporción está entre 26% (niños) y 22% (niñas) (Banco Mundial)

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Pero más aún, la producción de biocombustibles, como en gran medida la de paneles solares y molinos de viento o de corrientes marinas, tiene algún subsidio, y su rentabilidad exigiría precios altos de la las fuentes de energía convencional que por lo señalado más arriba pueden comenzar a bajar, antes que seguir subiendo. La domesticación de las tecnologías en las áreas de producción de petróleo y gas, avanzan más rápido. La energía solar continúa siendo 10 veces más cara que la hidroeléctrica. Claro que siempre es posible pensar que alguna innovación tecnológica haga saltar el mercado haciendo competitiva la energía solar por ejemplo.

Todo esto son malas noticias para los ambientalistas, tanto para los conservacionistas a ultranza que seguirán viendo como se afectan ríos, bosques y especies, como para los preocupados por el calentamiento global que verán como aumentan las emisiones de CO2. Los organismos internacionales continuarán sus prédicas, pero se necesita una reacción de los estados más fuertes para prepararse para los días difíciles que los expertos del cambio climático aseguran que llegarán.

Flavio Figallo

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Secuelas del mayor derrame de petróleo de la historia

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En el 2010 la plataforma Deepwater Horizon estalló matando a 11 personas y arrojando 4,9 millones de barriles de petróleo al mar frente a las costas de Luisiana en el Golfo de México. El costo de la tragedia sigue asediando a la British Petroleum – BP que debió absorber el pago de multimillonarias facturas para reparar los daños causados. A poco más de dos años de esta tragedia que afectó el rumbo de la industria petrolera en lo que se ha llamado el prospecto Macondo, la BP sigue bamboleándose en una crisis de pronóstico reservado.

Para mayor información aquí le presentamos el artículo completo: BP’s Deepwater Horizon costs rise $847m. The Guardian, Tue 31 Jul 2012

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Gulf of Mexico oil spill continues to plague BP more than two years on, with total costs now reaching up to $38bn.

BP has set aside a further $847m (£540m) to pay for the Deepwater Horizon disaster, raising the potential cost to $38bn, but the oil major’s embattled boss stood by claims that the group has “turned the corner” after the world’s worst offshore spill.

Atoning for the blow-out in the Gulf of Mexico has been an expensive and ongoing process for BP, with disappointing second quarter figures showing a 35% fall in underlying profits to $3.7bn. Despite chief executive Bob Dudley’s assertion that one of Britain’s biggest corporate names has moved on from the hammering its reputation and finances have taken, one analyst warned that BP was “testing the faith” of investors.

The blow-out at a BP-operated well in April 2010 caused an explosion on the Deepwater Horizon rig that killed 11 people and saw 4.9m barrels of oil gush into the sea off the coast of Louisiana, leaving the group with a multibillion-dollar damages and clean-up bill. It announced in its latest quarterly update that the cost had risen owing to “an increase in the provision for various costs and litigation relating to the incident”. The $38bn already includes $14bn in costs to restore 4,375 miles of shoreline and $8.8bn in compensation payments, although it has been reduced by $4bn following settlements with partners in the ill-fated Macondo well.

Dudley said he stood by comments made in October last year when he said the group had “turned the corner”, pledging that operations were returning to normal and setting a target of a 50% increase in cashflow by 2014.

“I don’t think that the company is losing its way whatsoever,” said Dudley, pointing to a return to production in the Gulf of Mexico, where six rigs are now operating. “These things are massively important in terms of getting BP back to work.” He added: “BP is a company still making a transformation. We are building a stronger, safer company.”

The fall in underlying profits to $3.7bn in the three months to 30 June reflected lower oil and gas prices, a higher-than-expected tax hit on its troubled Russian joint venture and maintenance overhauls on its remaining Gulf of Mexico operations. The results included $4.8bn of writedowns largely related to its US refinery and US shale gas businesses, with the performance of the latter hit by a Henry Hub gas price that has nearly halved since last year.

BP shares fell 4.3% to 425.05p. Richard Hunter, head of equities at stockbroker Hargreaves Lansdown, said the results were worse than recent figures from fellow majors Shell and Exxon, which were also affected by lower commodity prices. He said: “BP has unfortunately surpassed the disappointing scene which had already been set by Shell and Exxon.” Richard Griffiths, analyst at Oriel Securities, said the figures were “testing the faith” of investors and on a divisional basis “missed (expectations) at every level”.

Dudley acknowledged that two clouds would continue to hover over the company, as BP admitted that “significant uncertainty” remained over its Deepwater Horizon obligations, with the business yet to reach a settlement with the US Department of Justice. The group is also embroiled in a dispute with its partners in Russian venture TNK-BP, which accounts for 10% of BP’s profits in a normal year. “Until we are able to resolve one or both of those issues we will continue to have a higher level of uncertainty over the company,” said Dudley. Alfa Access Renova, the oligarchs who own half of TNK-BP, have blocked a $1bn interim dividend and have signalled their interest in buying out BP after the group put its shareholding up for sale.

Louise Cooper, analyst at BGC Partners, said a takeover bid was BP’s best hope for boosting a share price trading below its 2012 high of 554p. “BP is a much smaller meal to digest now, having made disposals worth $24bn since the crisis in 2010 – it is not quite an easily digestible snack but is definitely no longer a ten-course feast.”

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