VACAS FLACAS Y TERNEROS SIN ÉTICA

 El Comercio

El Presidente y el Ministro de Economía recocieron en público que se está acabando la bonanza económica y viene la época de las vacas flacas. Ya lo sabíamos quienes observamos el mundo globalizado, porque históricamente nuestro país tuvo bonanza por demanda de nuestras materias primas y vacas flacas cuando sus precios se vienen abajo.  Parece que el gobierno administrará el problema  con racionalidad, pero los peruanos debemos preguntarnos ¿Por qué diez años de vacas gordas no lograron avances mayores en industria para el Perú, ampliando el mercado interno y fueron tan mezquinos en el aumento de las capacidades de los peruanos para crecer en productividad y en empleo digno?

Quiero confiar en que los gobernantes harán que la nueva etapa no nos lleve a una hecatombe. Hay nubes en el horizonte, pero el panorama mundial no es el peor. Hemos avanzado en capacidad de llegar a nuevos mercados y algo, muy poco, en la capacidad de ofrecer productos con mayor valor agregado.  Sin embargo, la coyuntura no es sólo económica.

Para un Estado que desde hace años es incapaz de impedir la violencia privada de Sendero y el narcotráfico, es un logro la reciente ofensiva que mató dos líderes senderistas y apresó a otros aunque no acabó con su operación al servicio del narcotráfico. Esta noticia no puede hacer olvidar otros hechos que remecieron a la opinión pública; la repartija en el Congreso, por incapacidad ante los chantajistas, la detención de una excongresista del partido del gobierno, ya no como cocalera sino como narcotraficante, el escándalo de los narco indultos de Alan García y la vergonzosa actuación del gobierno y del Poder Judicial en el caso Chavín de Huántar. Esto último es tan grave que no tiene solución jurídica sino política.

La grabación, al margen de si es legal o ilegal, muestra al ministro de Justicia de ese entonces y al agente del gobierno ante la Corte Interamericana presionando a la jueza y metiéndose en la sentencia de todas las maneras posibles, bajo el auspicio de Presidente del Poder Judicial de entonces, un juez supremo de impecable actuación en el juicio a Fujimori. Hay atenuantes para los magistrados. El Presidente San Martín tenía que negociar los sueldos de los jueces con el Ejecutivo y la jueza Rojjasi estaba chantajeada, porque apresuradamente el Consejo de la Magistratura, al evaluarla introdujo una denuncia de última hora.  Y el Ejecutivo le decía que no la botarían del Poder Judicial.  Ella era la única persona que no debía estar allí y debió negarse a asistir. El Presidente del Poder Judicial no ejerce poder jurisdiccional y su rol era coordinar con el Ejecutivo y si es preciso dar la información, no imponerla, a los jueces.

El exministro y periodista Rospigliosi  ha sostenido que el coronel Huamán Azcurra tiene las grabaciones que prueban que Humala se levantó contra Fujimori para encubrir la huida por mar de Montesinos y que este es el pago.  La Jueza y la sala que presidía, no aceptaron todo lo que pedía el gobierno: corroboraron que un terrorista no murió en combate sino asesinado, pero se negaron a establecer responsables. Como si en un ejército cada uno actuara por su cuenta. Salvaron a Montesino, Hermoza, Huamán y compañía.

Respeto al Presidente Humala, porque lo eligió el pueblo, y no me dedico a hurgar su pasado. Pero su gobierno, en este caso ha mostrado más conductas torcidas. El Procurador Azabache renunció, porque no podría defender que el terrorista asesinado no lo había sido. Es un hecho público a pesar del decoro de Azabache al retirarse.

Si en el Perú aprendemos a hacer política dentro de la ley y dentro de los cánones éticos, las vacas flacas nos obligarán a ser austeros pero no nos llevarán a una crisis en todos los campos.  Con el esfuerzo de empresarios y trabajadores, con la enorme potencialidad de los peruanos de a pie en la micro y pequeña empresa, con el esfuerzo de nuestras universidades y colegios, de maestros y alumnos, podemos crecer a contracorriente, austeramente y creando lazos de solidaridad. Pero la corrupción rompe todo eso.

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Respuesta a Aldo Mariátegui

 

En su artículo del lunes 12 en Perú.21, Un correazo, Aldo Mariátegui me señala como un tránsfuga http://peru21.pe/impresa/correazo-2144235.

Aquí la respuesta:

Para empezar, yo no califico a nadie ni de tonto ni de imbécil porque respeto a cada persona. A Aldo Mariátegui, quien fue mi alumno, lo denominé, alguna vez,  fascista porque ese era el meollo de sus ideas. Pero en su interminable odio, me pone como ejemplo de tránsfuga.

Esto es una falsedad. Tránsfuga es quien llega al Congreso como parte de una bancada de un partido y o alianza y luego se va de ella para formar otra o ingresa a una preexistente. Yo no fui parlamentario de Izquierda Unida. Llegué al Congreso por el MDI constituido cuando IU dejó de existir. El MDI (Movimiento Democrático de Izquierda), a través de mí, lanzó la candidatura de Javier Pérez de Cuellar a la vez que lo hacía el líder del PPC, buscando una alianza muy amplia contra el fujimorismo. Propusimos una sola lista parlamentaria, pero uno a uno los partidos prefirieron lanzar su propia lista, aunque todos apoyaban al ilustre diplomático. EL MDI se integró a la UPP en coherencia con su propuesta y por eso perdió su inscripción. Yo renuncié a la UPP cuando insistieron en lanzar candidato el 2001 después de sacar 1% el 2000, pero anuncié que me quedaba en mi bancada hasta que terminara ese Congreso. Si salía de esa bancada de 6 parlamentarios el Presidente Paniagua se quedaba sin bancada y yo era su vocero.  Me proponía retomar mi tiempo completo en la PUCP, cuando en febrero,  Alejandro Toledo me invitó a su lista y acepté con la condición de seguir en mi bancada de UPP hasta el término del Congreso del 2000, lo cual cumplí.

Esto ya lo aclaré hace años ante la mentira que expresaba un caricaturista en un diario. Es que los extremos políticos se alejan muchas veces de la verdad y de la ética. Este alejamiento es el punto en el que, irónicamente, se unen.

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Plantea concurso para elegir a magistrados

Publicado en La Primera el lunes 12 de agosto

Plantea concurso para elegir a magistrados Un sistema de concurso que permita elegir a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC), planteó el expresidente del Congreso, Henry Pease, quien consideró inaceptable que estos cargos se definan por invitación, como se hizo en el anterior proceso, anulado por cuestionamientos.

“Tiene que haber concurso y también la posibilidad de tachas por parte de la ciudadanía, y alguien que lo resuelva. Con esos elementos se podría tener una mejor elección de los magistrados”, indicó.

Dijo que no se puede aceptar la posibilidad que personas con trayectoria democrática discutible o con una no reconocida trayectoria académica o profesional sean propuestas, por invitación, sin antes haber pasado por un mecanismo de evaluación.

“Tenemos un tribunal desfasado, donde solo uno de sus integrantes posee legitimidad. Es momento de eliminar la invitación para este tipo de cargos y encontrar una fórmula”, subrayó Pease.

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Henry Pease: Elegir al Tribunal Constitucional tiene que ser por concurso

La República

Henry Pease, ex presidente del Congreso. Foto: La República.

Un sistema de concurso que permita elegir a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional (TC), planteó hoy el expresidente del CongresoHenry Pease, quien consideró inaceptable que estos cargos se definan por invitación, como se hizo en el anterior proceso, anulado por cuestionamientos.

Tiene que haber concurso y también la posibilidad de tachas por parte de la ciudadanía, y alguien que lo resuelva. Con esos elementos se podría tener una mejorelección de los magistrados“, declaró.

Dijo que no se puede aceptar la posibilidad que personas con trayectoria democrática discutible o con una no reconocida trayectoria académica o profesional sean propuestas, por invitación, sin antes haber pasado por un mecanismo de evaluación.

“Tenemos un tribunal desfasado, donde solo uno de sus integrantes posee legitimidad. Es momento de eliminar la invitación para este tipo de cargos y encontrar una fórmula”, enfatizó Pease.

Según indicó, el primer reto que tiene el Congreso en este periodo legislativo 2013-2014 es el de resolver este tema.

La legislatura anterior culminó con serios cuestionamientos hacia el Parlamento por parte de diversos sectores políticos y la sociedad civil por la elección cuestionada para la elección del TC y Defensoría del Pueblo, calificada por algunos sectores como “repartija”.

Los candidatos fueron propuestos por una comisión parlamentaria integrada por representantes de las bancadas y aprobados por el pleno.

Tras la elección hubo movilizaciones de colectivos de la sociedad civil y el Congreso se vio obligado a convocar una sesión extraordinaria en la que se anularon las designaciones, incluidas las del Banco Central de Reserva, pese a que la elección de los directores de esa entidad sí fue considerada adecuada.

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Henry Pease: si renunciaron a sus bancadas son tránsfugas

Andina
 
Los legisladores que renuncian a sus bancadas para pasar o formar otros grupos son tránsfugas y de eso no hay dudas, aseveró hoy el expresidente del Congreso Henry Pease, al comentar los recientes “cambios de camiseta” en el Legislativo.
Henry Pease, expresidente del Congreso.
Henry Pease, expresidente del Congreso.
He visto montón de definiciones inventadas para defenderse, pero tránsfuga es la persona que ingresa al Congreso por un partido o alianza y luego se sale y continúa como congresista“, declaró a la Agencia Andina.
Sostuvo que cada vez que pasa esto se complica la conducción del Parlamento, por lo que debería evitarse esa práctica a través de iniciativas legislativas que contemplen el ingreso de los accesitarios en lugar de los que dimiten.
Lo que debe establecer la ley, como ocurre en buena parte de Europa, es que si alguien deja su partido debe ser vacado o pasar a una especie de limbo que se llama comisión mixta, donde nadie ‘les da bola‘”, indicó.
“Pero acá no sucede eso, se cambian para tener capacidad de negociar de otra manera. El transfuguismole hace daño al Congreso, es antiético, el elector vota por un partido y una persona, dos entes que no deben separarse”, añadió.
Pease advirtió, además, que existe un problema mayor por resolver, que es la formación de alianzas de agrupaciones pequeñas que se unen sólo para superar la valla electoral y una vez que llegan al Legislativo rompen los compromisos que tenían.
Además, si por una cuestión de cambio de ideología del partido uno de sus congresistas quiere renunciar, tendría que hacerlo; pero habría que modificar la ley que actualmente lo impide.
El extitular del Parlamento consideró necesaria la eliminación del voto preferencial, al referir que la continuidad de este mecanismo no ayudará a los partidos a levantar cabeza, y también aplicar el financiamiento público de los partidos.
“Deben haber elecciones primarias para formar las listas y que no las conforme la cúpula partidaria, que sí puede proponer nombres. Debe asegurarse una elección transparente y formar la lista en el orden de los votos recibidos”, comentó.

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“YO SIENTO PENA Y VERGÜENZA”

Publicada en “Somos” de El Comercio el sábado 27  de julio

“Los muchachos de hoy se dan cuenta de que la política existe y de que es parte de la defensa de nuestros derechos. Eso es importante”.

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ESCRIBE RICARDO LEÓN FOTO NANCY CHAPPELL

Con la autoridad que le brinda el hecho de haber integrado y presidido el Congreso, Henry Pease analiza la crisis que atraviesa la función parlamentaria

El ex congresista Henry Pease, una de las voces políticas más respetadas del país por su trayectoria, confiesa que el momento más memorable de su vida política fue la Marcha por la Paz, que se llevó a cabo a finales de 1989 a pesar de las advertencias explícitas de Sendero Luminoso. Él, como muchos otros, se sentía cansado del miedo y de la sensación de oscuridad que se ceñía sobre el país, y salió a la calle a gritarlo. La protesta, dice Pease, es una muestra de hartazgo. Aunque en un muy distinto contexto y con objetivos diferentes, se asemeja un poco a la situación actual, en la que un sector de la población ha decidido hacerse escuchar.

Usted sabe bien lo que es reclamar en la calle. ¿A qué responden las protestas que estamos viendo, esta suerte de movilización colectiva súbita?

¿Qué motiva a alguien a dejar de quejarse desde el quiosco de periódicos para ir a hacerlo a la calle?

Cada generación enfrenta determinados momentos en los que no soporta más, porque hay temas que tocan la moral institucional, y eso es lo que en este caso ocurre. No es una marcha enorme, y no se puede comparar con lo que ocurre en Europa y otros lugares, pero sí es un indicio de que los muchachos de hoy, formados en una era de la antipolítica –como la llamaba Carlos Iván Degregori– y a los cuales se les ha querido quitar la política de la cabeza, se dan cuenta de que esta existe y es parte de la defensa de nuestros derechos. Eso es importante. La crisis en este caso tiene relación con una sensación concreta de asco que da el Parlamento.

La frase simbólica en estas movilizaciones es ‘No nos representan’. Es como una crítica general, transversal contra la clase política.

Es simplemente la idea de que un señor que nombra a un corrupto no me puede representar. Es una situación que va más allá del Congreso; hemos vivido 10 años de autocracia. En ese tiempo se dañó, se agredió a muchas personas, y ahora hay muchos operadores de esa época que se ‘blanquean’ un poquito y se dicen demócratas, y han logrado un partido con una fuerza en el Parlamento (Fuerza Social) que se ha dado el lujo de chantajear a los demás partidos, con conflictos de intereses por todos lados.

Usted ha sido congresista y presidente del Congreso, es decir, ha estado al otro de la mesa. Más allá de la crisis de partidos, que ya suena a lugar común,¿qué está ocurriendo con el Parlamento?

Frente a lo que ha pasado, yo siento pena y vergüenza.ero, además, la representación es una crisis mayor, no solo porque esto que hicieron esté mal, sino porque la relación del congresista con la gente que lo eligió es lejana. En Estados Unidos, por ejemplo, los congresistas casi viven en un avión, van todo el tiempo a la localidad que los eligió. Aquí, en cambio, la semana de representación se ha burocratizado. Y no se trata de ir a inaugurar obras, sino de tener discusiones con los ciudadanos, con los votantes, escucharlos a ellos. Cuando el congresista está cerca de la gente, reacciona pensando en ellos frente a hechos como los que vimos en el Congreso.

Es la extensión política del elector.

Así es. Y cuando ha reaccionado el presidente Humala –que, estoy seguro, sabía en lo que su partido se había metido- le ha hecho caso a la gente. Puede haber habido una cuota de cálculo político, pero lo hizo. Los congresistas, sabiendo que era un mamotreto lo que habían hecho, lo defendieron como pudieron…

Y entonces dejan de ser la extensión política del elector y su función original se pervierte.

Es que generalmente los congresistas no escuchan, no están acostumbrados a escuchar. La representación es la función más débil del Congreso.

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Usted escribió en una columna reciente: “Nuestra cultura política repite inconscientemente comportamientos de los gobiernos autoritarios”. Es como una herencia que no queremos, como un trauma.

En el Perú hay mucha cultura autoritaria. El siglo XX fue el que más regímenes y conductas autoritarias registró, y mucha gente mira lo que pasó en el pasado y cree que se repite siempre, pero no se da cuenta de los cambios. La cultura es lo que más lentamente cambia en la historia, y la cultura política en el Perú tiene una expresión autoritaria, incluso en cosas insignificantes como la celebración de fiestas distritales con marchas tipo militar y estudiantes que tienen que levantar la pierna lo más alto posible. Todavía creemos que los estados de emergencia resuelven todos los problemas. Son repeticiones, herencias, ceremoniales copiados de anteriores gobiernos.

Si tuviera que analizar –en resumen– los dos primeros años de gobierno de Ollanta Humala, ¿cuál sería su balance? Jorge Basadre decía que en el Perú los enemigos terminan por aliarse. Da la impresión de que eso le ha ocurrido al presidente respecto del sector empresarial y otros que se oponían a su candidatura.

Me faltó completar esa frase, porque los enemigos terminan siendo aliados para llegar, pero no para gobernar. Esto pasa mucho con las actuales bancadas, que se unen para tener fuerza y llegar al poder, y una vez que están ahí se dividen… Yo comprendo que las contradicciones son fuertes en el gobierno de Ollanta Humala, pero lo que menos se fijaron aquellos que lo acompañaron en su candidatura es que él es un comandante en retiro, o sea, un oficial del Ejército, formado como tal, y que eso prima en su comportamiento.

Habrá ido agregando después elementos políticos en su vida, pero no tiene formación política y, por lo tanto, sus decisiones las ha tomado en el camino y han sido duras.

En los últimos meses es común leer titulares que hablan de la mayor o menor confianza de los empresarios e inversionistas, como si fuera el único termómetro, y se especula que en el mensaje a la Nación por Fiestas Patrias el eje central serán las inversiones.

La razón por la cual la inversión extranjera se demora o se retrae es, casi siempre, externa y no tiene un origen local. La crisis que hay en otros países obliga al empresariado a no invertir o a cerrar, y la baja que hay en China también desincentiva el crecimiento de las mineras. Lo que quiero decir es que el Perú está desplegando un esfuerzo grande por atraer inversiones, y está bien, pero lo está haciendo en un momento en el que ya no tenemos una gran alza. Lo que me preocupa es, cuando se acabe esta alza y las materias primas tengan bajos precios, ¿qué pasará entonces?

Y pensando un poco en el 2016, ¿cómo cree que llegarán Alan García, Keiko Fujimori y Alejandro Toledo?

No creo que pueda hacer una proyección, porque los he visto a todos muy desdibujados, cometiendo errores y en medio de problemas que los afectan. Además porque es muy difícil que en tanto tiempo se mantenga la misma situación. Ya sabemos que en la segunda vuelta cerca de la mitad de la población está obligada a votar por alguien que no era de su agrado, y esto al final funciona como una lógica de chantaje. Por ejemplo, estoy seguro de que Alan García no habría salido elegido en el 2006 si no fuera porque compitió con Humala en segunda vuelta.

Hace poco se presentó al nuevo Frente Amplio de Izquierda. Su eslogan es ‘Unidad y Renovación’, pero a la izquierda peruana actual se le critica precisamente por carecer de esas dos cualidades.

Ellos no han lanzado candidatos, por lo tanto aún no es hora de decir si quienes conforman el movimiento son parte de la renovación. Pero eso no quita que alguien de más de 50 años pueda formar parte del movimiento. Yo lo que espero es que haya una renovación, de lo contrario no va a cuajar, y además tiene que ser una renovación de métodos, estilos, programas, ideas, maneras de hacer política, y que todo esto ayude a que haya una izquierda moderna, una izquierda activa.

¿Extraña la política activa, la política del día a día?

Si me preguntan si extraño ser congresista, respondo que no; si me preguntan si extraño ser teniente alcalde de Lima, respondo que sí, porque fue la parte más linda de mi vida política. Yo caminaba en la calle y tenía una relación directa y constante con la gente. Hacía política a la antigua.

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En respuesta al parlamento

  Los jóvenes derrotaron la repartija

                 El Comercio

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Otra vez han sido los jóvenes quienes primero enfrentaron a un Parlamento incapaz de actuar con transparencia y muy lejos de representar a la ciudadanía. En ambos casos fue por el Tribunal Constitucional, ayer cuando la autocracia  destituyó a tres magistrados por dictaminar contra la impresentable segunda reelección de Fujimori, ahora cuando los parlamentarios se repartieron seis cargos del Tribunal, el de la Defensoría del Pueblo, y tres del Banco Central sin fijarse en la trayectoria democrática y la calidad profesional de todas las personas designadas,  porque cada grupo ha actuado como dueño de su cuota. Los altos cargos no pueden ser tratados como sucursales de cada partido, sujetos a la correlación de fuerzas.  Vean el escándalo producido en España al encontrar que el Presidente del Tribunal Constitucional había cotizado como simple militante del Partido Popular.

No hubo concurso alguno y sospechamos que el fujimorismo se atrevió a proponer a Sousa porque hay muchos corruptos que creen que actúan bien y con derecho aunque estén en un objetivo conflicto de intereses y persistan en defender la impunidad de asesinos que actuaron a órdenes del autócrata.  No es el único caso cuestionable, pero sí el más grave. Más aún, en los dos primeros años de este Parlamento, las elecciones no se llevaron a cabo porque la cantidad de escaños que posee el  fujimorismo impidió alcanzar un  acuerdo. Así lo declaró el congresista Abugattás cuando finalizaba su presidencia.

Es obvio que los regímenes no son iguales; la autocracia fujimorista  construía su fin paso a paso y no tenía los respiraderos propios de un régimen democrático.  Desde que juró Valentín Paniagua ya van tres gobiernos que continúan el régimen democrático.  Pero hay un desgaste del mismo no sólo porque es poco lo que se comparte económicamente, sino porque la falta de transparencia y la convivencia con la corrupción destruyen los avances democráticos.  Hace cincuenta años no era tan importante la transparencia, regía la cultura del secreto. En esta sociedad mediática, felizmente, cada día dura menos el secreto y son comunes los estallidos cuando los gobiernos hacen  una barbaridad.  Pero –además- muchos ciudadanos se sienten estafados por políticos que dicen una cosa y hacen otra, por promesas de campaña que se contradicen desde los inicios del  gobierno, por actitudes que olvidan que los valores que están detrás de las democracias son de solidaridad y capacidad de compartir y que jamás llevan a que el político se sitúe y sienta por encima de los demás ciudadanos.

En las calles de estos días ya no solo van los jóvenes, van muchos más y protestan.  Los jóvenes abrieron el camino, a pesar del enorme daño que la autocracia hizo en una generación con muchos jóvenes apolíticos y antipartido. Ahora tendrán que comprender que la política es servicio, no únicamente marchar, sino construir organización y estar cerca, escuchando a los ciudadanos.  Es que la fuerza de la juventud es su capacidad de palpar antes (y con menos intereses en conflicto)los problemas de injusticia, de corrupción, y de falta de transparencia.

No creo que este Congreso sea capaz de hacer cambios constitucionales.  Pero la ciudadanía debería debatir reformas puntuales indispensables.  Se necesita un Senado pequeño, más calificado, para elegir altos cargos o ratificarlos.  Un Senado que no intervenga en el pleito político cotidiano, sino que trate las leyes más importantes, y que elija  y haga preguntas de fondo a los altos cargos.  Hay que pensar en concursos públicos donde se presente quien quiera y tenga los requisitos necesarios para hacerlo, se evalúe con una pauta previamente publicada todos los currículos y se les ponga una nota. Luego se debe entrevistar a cada candidato y calificarlo. Finalmente se debe publicar un cuadro de méritos, dentro del cual, con reglas comunes, los senadores elijan a los funcionarios.

La anulación de la repartija beneficia hoy a Alan García, que tiene  operadores partidarios en el ya vencido Tribunal Constitucional, organismo al que puede llegar su recurso de amparo contra la comisión  que  investiga –entre otras cosas- sus narco-indultos.  Por eso los apristas jugaron a petardear la repartija. Pero si los jóvenes y tantos peruanos sanos deciden renovar la política, sin extremismos ni sectarismos, otro futuro nos espera.

 

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“Una sociedad con jóvenes apolíticos está dormida”

La República

Sabado, 27 de julio de 2013
Henry Pease Profesor, director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP.
Henry Pease Profesor, director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP.
Enrique Patriau.

Usted era congresista de oposición en los noventa, cuando las protestas universitarias contra Fujimori. Hoy los jóvenes salen de nuevo a marchar.

Y eso demuestra que los jóvenes toman la iniciativa en política. Una sociedad en la que los jóvenes son apolíticos está dormida, caída. Pero la política no es solamente salir a marchar cuando hay un escándalo. La política es pensar problemas, debatir caminos, analizar. Que no se quede en lo superficial, que no se abandone porque te cansaste de marchar porque tus pies se desgastaron.

Pero al menos ya es un inicio.

Desde luego, lo que pasa en estos días a mí me alegra, me entusiasma. Lo curioso es que el Tribunal Constitucional (TC) haya sido, dos veces, el que haya despabilado a los jóvenes. Con Fujimori fue igual. Lo importante es que esa capacidad de indignación se convierta en decisión de hacer política, estudiarla y entenderla como servicio. No es un juego de vedette, de coquetería.

Pero en esas marchas, muchos no quieren saber nada con los políticos. La profesión del político debe ser la peor considerada en el Perú.

(Risas). Eso pasa en muchas partes. Lo que acaba de ocurrir acá con el TC acaba de pasar en España, donde han descubierto que el presidente del tribunal era militante del Partido Popular, en el gobierno. No han salido los españoles a gritar por eso porque tienen cosas más urgentes de qué quejarse.

¿Nuestros políticos son tan malos en serio?

No es un problema de bondad o maldad. En todo Parlamento hay buenos y malos congresistas, yo he visto muchas cosas que hoy escandalizan. Lo que ocurre es que años atrás la mayoría de gente no tenía ni idea de lo que se hacía. El Parlamento ni siquiera funcionaba todo el año. Sí, los políticos tienen mala fama y eso tiene que ver con la sociedad mediática, porque es suicida no buscar la transparencia. Se arma escándalo con mucha facilidad.

Me habla de la sociedad mediática. Las nuevas tecnologías han ayudado a la movilización de los jóvenes.

Se han vuelto importantes en la superficie de la política. Son claves para una movilización, para la reacción de estos días, pero, algo fundamental, no reemplazan la formación. Esta es una sociedad mediática, en la que aquello que no se ve no existe. El análisis abstracto es cada vez más difícil porque la gente no está formada para eso. ¿En cuánto tiempo se lee un diario hoy, en cuánto se leía antes? ¿Qué vemos en los noticieros de acá?

Usted tuitea de vez en cuando.

El Twitter te manda un mensajito, no un análisis. Antes se analizaba más. Y antes se forzaba a leer más. No encuentro reemplazo a la lectura. Ojo, yo leo mejor en la computadora. Es un tema de costumbre, no de plataforma.

Ahí le veo un Ipad.

Y ahí escribí parte de mi último libro, La política en el Perú del siglo XX.

Ahora es un profesor a tiempo completo. ¿No extraña el cargo público?

No, más bien extraño hacer cosas. El cargo que más me ha gustado no es el de presidente del Congreso, que ha sido el más alto, sino el de teniente alcalde de Lima, con Alfonso Barrantes. Porque en esa época trabajábamos codo a codo con la gente. A mí ser un político nunca me aisló de la gente.

¿Por qué no extraña ocupar un cargo público?

Porque siempre estoy contento con lo que hago. Yo he hecho dos cosas en la vida, ser político y ser investigador, y ahora me dedico a la investigación. Si me dijeran ahora: cambia la universidad por algún cargo, diría no. Pero hubo otros años en que la universidad estaba aburrida. La vida académica también tiene sus altibajos, es a veces muy lineal. Y uno tiene que romper la linealidad.

¿Que se haya dejado la barba blanca tiene alguna relación con su perfil de investigador a tiempo completo?

¿Usted también? Todos mis alumnos se meten con mi barba.  La verdad es que es algo que me demandaba mi nieto, antropólogo y músico casi a tiempo completo. Él siempre me dijo que tenía que usar barba. Un día entró y me dijo: “¿Ves? Así es como te tienes que quedar, te lo dije”. Primero pensé que no le haría caso. Aunque me siento más viejo con la barba que sin ella. Una cosa es dejarse la barba a tu edad y otra a los 68.

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Henry Pease: Candidatura de Sousa al TC es un “chantaje del fujimorismo”

La República

“No tengo la menor duda de que muestran que son gente corrupta”, refirió.

Pease García también se refirió a la posible designación de Pilar Freitas. (Foto: La República)
Pease García también se refirió a la posible designación de Pilar Freitas. (Foto: La República)
El expresidente del Congreso Henry Pease García advirtió hoy que los fujimoristas tratan de imponer la candidatura de Ronaldo Sousa al Tribunal Constitucional en base a chantajes a las otras bancadas.

En ese sentido, también hizo referencia sobre la probable designación de Pilar Freitas frente a la Defensoría del Pueblo, caso que ha sido muy cuestionado en estas últimas semanas.

En tanto, sobre la candidatura de Sousa, dijo: “Me parece que es un proceso muy complicado y que se ha dado bajo un chantaje que el fujimorismo ha presentado permanentemente al resto de bancadas, cosa que tiene una votación muy importante para que pueda marcar el paso y eso es lo que ha estancado este proceso. Ojalá que se realice (la elección), algo es mejor que nada”, dijo en declaraciones con Ideeleradio.

“No tengo la menor duda de que es un chantaje, no tengo la menor duda de que muestran que son gente corrupta y, sin embargo, no tengo la menor duda que tienen la manera de cumplir su chantaje, si no se cumple con elegir a todo el pleno”, estimó.

Por otro lado, también se refirió a la intervención del APRA para boicotear la designación de Pilar Freitas como defensora del Pueblo.

“Quiero advertir una maniobra y ya hay varios titulares en ese sentido. Han hecho una campaña contra Pilar Freitas, que no tiene que ver con ella o su pasado, tiene que ver con que no quieren que haya un Tribunal Constitucional y son los apristas los que han estado haciendo eso. Es decir, quieren que reviente la pólvora, saben que si se vota uno por uno, no hay tribunal. Saben que si se vota y algunos se niegan a votar por el conjunto, se atasca el proceso y no hay Tribunal Constitucional”, indicó.

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HENRY PEASE: “ACCIÓN FISCALIZADORA DEL CONGRESO NO SE DETENDRÁ CON ACCIÓN DE AMPARO”

Andina y diario.16

El expresidente del Congreso Henry Pease aseguró que la acción fiscalizadora del Congreso no se detendrá con la presentación de un amparo por parte de Alan García contra la “megacomisión”, porque este grupo puede seguir la investigación y esta podría llegar al exmandatario.

Si el líder aprista es excluido, añadió, aún quedarán dentro de las pesquisas sobre las eventuales irregularidades de su segundo gobierno, los exministros y exfuncionarios que nombró en su calidad de jefe máximo del Ejecutivo.

Henry Pease: “Acción fiscalizadora del Congreso no se detendrá con acción de amparo”

“El Congreso no puede detener su función fiscalizadora por una acción de amparo, (si el recurso procede el Congreso lo podría dejar de investigar pero no dejar de lado la investigación global y, de ser el caso, presentar una acusación constitucional y mandarlo a la justicia “, subrayó.

Pease señaló, en ese sentido, que es un error de García pedir su exclusión de la investigación porque “puede costarle políticamente”, porque la ciudadanía le demandará explicaciones por la liberación de cientos de narcotraficantes.

“Porque si él queda excluido, no lo serán sus ministros o funcionarios nombrados en su calidad de presidente de la República, quienes permitieron que suceda esto. Al final, por una o por otra le va a llegar (la investigación)”, argumentó.

El exlegislador agregó que a pesar de la existencia de posibles “errores de procedimiento” por parte del Congreso al citarlo, tal como advirtió la Defensoría del Pueblo, de todas maneras fue García quien firmó los indultos en cuestión.

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