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DRENAJE PLUVIAL: SUPERFICIAL O SUBTERRÁNEO

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Pedro Alva Mariñas*

Los impactos que generan en la población los periodos recurrentes de lluvias intensas en la zona costera del país (FEN con diversas intensidades) son de tal magnitud que han obligado al Estado a formular y asumir políticas públicas para prevenir, disminuir los impactos de los desastres naturales. Como parte de esta obligación el MEF financia el programa presupuestal “Reducción de la vulnerabilidad y atención de emergencias por desastres” que establece compromisos de productos, metas, funciones y recursos económicos para su debida implementación.

Se conoce que la formulación de un proyecto, bajo el formato de Invierte.Pe (que reemplazó al SNIP), es siempre una apuesta de cambio, presenta cuatro fases: 1. Tiene que estar insertado en la programación multianual (incluye diagnóstico de brechas y servicios y objetivos), 2.-Formulación y evaluación del proyecto, 3.- Ejecución y 4.- Funcionamiento. Es bajo este formato se está elaborando un proyecto para construir un sistema de drenaje pluvial para cuatro distritos: Pimentel, La Victoria, José Leonardo Ortiz y Chiclayo. Este proyecto se encuentra a mitad del proceso de formulación y evaluación. De allí la pertinencia de abordarlo.

De documentos oficiales, a los que hemos tenido acceso, podemos presentar un resumen de lo que contiene el perfil del mencionado proyecto:

  • Nombre del proyecto “Creación del servicio de drenaje pluvial en el ámbito urbano de 4 distritos de la provincia de Chiclayo- departamento de Lambayeque”, identificado con CUI 2545188, registrado el 14 de marzo del 2022.
  • Estado del proyecto actual: perfil aprobado y actualmente se encuentra a nivel de “estudios definitivos de ingeniería” con un costo de 93 millones de soles
  • Se encuentra insertado en el programa multianual de inversiones.
  • Costo considerado del proyecto: s/. 996´427,247. Costo actualizado s/. 1,095´304,278
  • Corresponde a la cadena funcional de saneamiento urbano
  • Beneficiarios aprox. 400,000
  • Inicio de ejecución: 01/10/2023. Fecha de fin de la ejecución:01/9/2026
  • Estado del Proyecto: activo en ejecución y con seguimiento registrado. No parece tener control concurrente de parte de la Contraloría General de la República.
  • Entidad ejecutora: empresa Técnica y Proyectos S.A. Sucursal del Perú – TYPSA

En este documento, elaborado por el consorcio “Ríos del Norte” y que sirve de base para que TYPSA elabore el “Estudio de ingeniería definitivo” del drenaje pluvial se consideran los siguientes componentes de infraestructura (medidas estructurales se los llama) del Proyecto:

  1. Obras de recolección de aguas: 5,560 sumideros, 4,559 rejillas, canaletas de concreto (209.56 km), cunetas (84.78 km), 1,433 unidades de calidad de agua.
  2. Obras de almacenamiento y regulación de las aguas: 66 tanques de retención (162,432.77 m2), 4 bermas filtrantes (5.397 km), 66 parques filtrantes (196,044.63 m2).
  3. Obras de transporte de las aguas: 154.56 km de colectores principales (incluye el colector pluvial en vía alterna – avenida Chiclayo), subcolectores pluviales (135.04 km) y 2,245 cámaras de inspección o buzones y
  4. Obras de evacuación final: mejoramiento de 25 estructuras de descarga en los drenes agrícolas (aprox. 4,486.00 m2), mejoramiento de la sección hidráulica de drenes agrícolas (50.45 km) y la construcción de 07 estaciones de bombeo de aguas pluviales (7,516.35 m3).

Nos parece importante resaltar que por el tipo de obras proyectadas se trata de un sistema básicamente subterráneo, que se inicia con una profundidad limitada en la parte este de Chiclayo y que, a medida que avanza hacia las vías de disposición final, puede llegar a tener mayor profundidad. Obviamente el diámetro de las tuberías, canales y canaletas se incrementan de acuerdo al volumen de agua que van a transportar.

Sobre estas especificaciones estructurales, contenidas en el perfil del proyecto y que sirven de base para los estudios definitivos presentamos algunos comentarios:

Las propuestas iniciales, los iniciales planteamientos y hasta el sentido común proyectaban un drenaje pluvial básicamente superficial atendiendo a cuatro elementos claves:

  1. Existe una pendiente natural en el sentido este – oeste y que permiten que las aguas discurran con esa direccionalidad. Esa pendiente está comprobada empíricamente y con data existente. Además, se supone, que Ríos del Norte ha realizado un estudio topográfico a nivel de cuenca que debe ser la base para proyectar un sistema de drenaje.
  2. La existencia de tres canales históricos que atraviesan gran parte del territorio intervenido por el proyecto: Cois, Yortuque y Pulén, a la que se tiene que añadir la vía canal – Chiclayo y los drenes rurales. Por estos canales discurre agua en el sentido este – oeste. Walter Morales Uchofen, especialista en hidrología de la UNPRG ha expresado una autorizada opinión sobre este punto. Igualmente, el Panel Fórum Internacional sobre Drenaje Pluvial (CIP – Lambayeque) destacó “la importancia del sistema de drenajes agrícolas, canales y acequias que cruzan a la ciudad de Chiclayo, cuyo funcionamiento debe ser integrado al drenaje pluvial urbano” (Expresión N° 1009).
  3. Las experiencias de los tres últimos episodios de lluvias intensas nos han dejado algunas enseñanzas que se deben tener en cuenta: el sistema de alcantarillado, a pesar de sus falencias, no colapsa de inmediato y permite que el agua de lluvia que cae dentro de las casas fluya y también parte del agua que cae fuera de las viviendas se va por los buzones. Que casi todos los sectores inundados buscan o una evacuación de las aguas hacia los canales o drenes o a una alcantarilla que pase por las cercanías. Si solo se ampliara o mejorara el sistema de alcantarillado se facilitaría la evacuación de las aguas, incluso de zonas altamente inundables. La pregunta es si un proyecto de drenaje pluvial podría considerar esta realidad o, como dicen los consultores “El drenaje … es independiente del sistema de alcantarillado, porque la ciudad ya está consolidada. Si fuera nueva podrían haber hecho un sistema unitario”. Pero hay que recordar que existe un proyecto de renovación del sistema de alcantarillado de Chiclayo y un proyecto de construcción de cuatro colectores en el ámbito del proyecto.
  4. El Colegio de Ingenieros – Lambayeque, a través de la Comisión de Grandes Proyectos, hizo saber su posición en favor de un drenaje pluvial superficial. Nos dicen que lo ha presentado en forma escrita y de manera verbal en cuanta oportunidad han tenido. Opinión que debió ser tomada en cuenta desde la formulación de los términos de referencia para elaborar el perfil y, mucho más, para elaborar el expediente técnico.

Hasta donde tenemos conocimiento, la empresa Typsa, encargada de los estudios, sigue aferrada a la propuesta de drenaje pluvial subterráneo y se limita a presentar como las tres alternativas la variación en el número de tanques de retención y en el kilometraje de los canales y canaletas. Lo que, a nuestro parecer, no son alternativas técnicas propiamente dichas, sino variantes de su propia propuesta (continuará …)

(Artículo publicado inicialmente en el Semanario Expresión. Octubre 2023)

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*Instituto de Desarrollo Regional

COMUNIDAD CAMPESINA San Martín de Porres – Incahuasi

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Pedro Alva Mariñas*

La Comunidad Campesina San Martín de Porres, se ubica en la parte alta del distrito de Incahuasi – Ferreñafe, y colinda con Janque, Sangana, Incahuasi y Moyán. Gran parte de su territorio está delimitado por el río Incahuasi (un brazo del río La Leche). Su población es originaria, tiene como idioma materno el quechua y mantiene prácticas culturales de raíz andina que son similares con la vecina Comunidad Campesina San Pablo de Incahuasi.

Se trata de un amplio espacio dominado por la extensa hacienda de Janque, que fuera afectada por la Reforma Agraria en cumplimiento de la ley 17716 y entregada a los grupos campesinos Señor de los Milagros de Atumpampa y San Martín de Porres de Lanchipampa constituidos los primeros años de la década del 70 del siglo pasado. Pasaron muchos años en esta condición de incertidumbre ya que no hubo las condiciones para formar una cooperativa agraria y esa posibilidad se cerró por la contrarreforma seguida por el gobierno de Morales Bermúdez y subsiguientes.

Los documentos en que nos basamos para redactar esta nota provienen del archivo de la propia comunidad campesina y del archivo de la Oficina de Asesoría Rural de Inder.

1.- CONSTITUCIÓN Y RECONOCIMIENTO OFICIAL. Con la expedición de normas favorables a las comunidades campesinas y la política oficial a su favor (primer gobierno de Alan García) se crean las condiciones para que los dos grupos campesinos decidieran constituirse en comunidad campesina y en una transacción democrática, tomada el 9 de diciembre de 1986, constituyen la Comunidad Campesina San Martín de Porres (tomando las denominaciones de ambos grupos campesinos). La resolución directoral N° 201-89-AG-UADIII-L, expedida el 22 de junio de 1989, le otorgó el reconocimiento oficial como comunidad campesina y con ello obtienen personería jurídica y amparo constitucional. Andrés Calderón Manayay sería el primer presidente comunal. En ese acto participaron los funcionarios Enrique Temoche (+) y Segundo Porras Flores.

2.- EL TÍTULO DE PROPIEDAD. La entonces Dirección Regional Agraria III – Lambayeque tuvo la responsabilidad de titular el territorio de la recién formada Comunidad Campesina San Martín de Porres y lo hizo extendiéndoles tres documentos básicos:

  • Título de propiedad,
  • Memoria descriptiva y
  • Plano de conjunto.

La entrega de tal expediente se hizo en un acto público y siguiendo el procedimiento establecido por la Ley 24657.

La Dirección General de Reforma Agraria y Asentamiento Rural del Ministerio de Agricultura y Alimentación expide la resolución directoral que establece que la Comunidad Campesina San Martín de Porres está considerada para ser adjudicada y titulada, a título gratuito, con un área de 2,727 Has. que corresponden al predio denominado Janque. Esta resolución se la expide el 22 de junio de 1989 y establece que este documento “es mérito suficiente para su inscripción en Registros Públicos”. Lamentablemente este proceso no terminó.

LA MEMORIA DESCRIPTIVA. Es un documento que forma parte de la titulación de un territorio comunal. En este caso el documento que describe la línea de colindancia lleva la firma de Wilfredo Cruz Dioses, director de la Oficina de Catastro de la Dirección Regional de Agricultura de Lambayeque y está fechado el 9 de junio de 1988. Los linderos globales establecidos por el mencionado documento son los siguientes:

  • Norte : Colinda con Río La Leche, en una longitud de 6200 ml.
  • Sur : Colinda con el predio Sangana y Janque, Cerros Pigonte, Paquicán y Cruz, con una longitud de 10,000 ml.
  • Este : Colinda con terrenos de Incahuasi, con una longitud de 5800 ml.
  • Oeste : Colinda con el predio Janque con una longitud de 2500 ml.

Perímetro total: 24,500.00 ml. Área total: 2727.00 Has.

EL PLANO DE CONJUNTO. A La Comunidad se le otorgó un plano de conjunto de su territorio, el mismo que fue diagramado en base a hojas fotogramétricas, es decir obtenidas de fotos aéreas o satelitales que eran las únicas disponibles en ese tiempo. Se trata de un plano oficial, firmado por funcionarios con facultades para ello y en este plano se consigna con claridad los linderos, las líneas de colindancia establecidas y también se confirma el área total de la Comunidad Campesina consistente en las 2,727 has. y tiene como fecha el 13 de abril de 1989.

PENDIENTE. El 16 de julio de 1988, la Dirección Departamental de Agricultura de Lambayeque, le remite al jefe de la Oficina de Registros Públicos de Lambayeque, el expediente para la “Inscripción del territorio de la Comunidad Campesina San Martín de Porres” e invoca para ello la Ley 24657. Sin embargo, esto no se produjo y quedó como un asunto pendiente con responsabilidades compartidas entre la Comunidad Campesina y el Gobierno Regional de Lambayeque. Ya veremos quién no está cumpliendo con su parte, a pesar del tiempo transcurrido.

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*Oficina de Asesoría Rural de INDER. Celular: 951679597

 

¿COMO VA LA COMPETITIVIDAD REGIONAL 2023?

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Pedro Alva Mariñas*

El Índice de Competitividad Regional – INCORE es, por ahora, uno de los instrumentos más confiables para evaluar el grado o nivel de desarrollo de un determinado territorio. Este índice es el que permite al Instituto Peruano de Economía – IPE, evaluar el desempeño de las 25 circunscripciones territoriales denominadas regiones o departamentos. Si bien los datos departamentales esconden diferencias importantes a su interior, a cambio nos permite contar con indicadores sólidos a ese nivel y, de paso, muestra el diferente ritmo de “desarrollo” con otros departamentos, gracias a un ranking de competitividad. Esperamos que, con el tiempo, y con el aporte del Estado se pueda contar con estudios a nivel de provincias que nos permitan visibilizar las diferencias internas y ajustar estrategias más precisas para enfrentarlas.

Se sabe que la data utilizada para elaborar estos indicadores proviene principalmente de organismos públicos competentes, lo que le otorga un margen de credibilidad, sin dejar de considerar que existe un margen de desconfianza. Es lo que tenemos y, esperamos, que la data sea mejorada e incorpore otros componentes como el tema ambiental.

Aunque se han hecho importantes avances en el entendimiento de lo que significa desarrollo, incorporando nuevos componentes no meramente económicas. Consideramos que el IPE tiene un entendimiento más moderno de lo que es competitividad pues incluye seis componentes o pilares: entorno económico, infraestructura, salud, educación, laboral e instituciones. Cada uno de estos componentes comprende varios indicadores y se les asigna un valor de 0 a 10 para calificar el desempeño de cada indicador.

Hemos accedido a la versión digital del libro “Índice de Competitividad Regional 2023” que nos parece muy interesante y que, bien mirado puede constituirse en una especie de evaluación del desempeño a nivel regional de los diversos actores y principalmente de los tres niveles de gobierno que actúan en el ámbito regional: municipalidades, gobiernos regionales y ministerios.

En el siguiente cuadro tenemos un “retrato de la competitividad del departamento de Lambayeque al 2023” en sus seis componentes principales.

 

Nos permitimos presentar algunas precisiones sobre esta información:

  1. El promedio departamental del IRC en Lambayeque es de 5.2 de 10 puntos, lo que significa que Lambayeque está en situación de desaprobado.
  2. Lambayeque vuelve a ocupar el puesto 7 de 25 regiones. Es un lugar que se podría decir le pertenece a Lambayeque, lo que refleja que no se presenta el despegue prometido.
  3. El componente con mejores resultados en Lambayeque es el de salud con un puntaje de 7 sobre 10. En este componente Lambayeque se ubica en el puesto 6 de 25 regiones.
  4. El componente entorno económico es el más bajo que ostenta Lambayeque, con 3.9 sobre 10 puntos, que lo coloca en el puesto 8 a nivel nacional.

Identificados los rendimientos de los 6 componentes de la competitividad regional nos corresponde preguntarnos sobre los indicadores con el peor rendimiento en cada uno de los componentes y que son los que traen abajo el rendimiento a nivel de componentes.

Para el caso de Lambayeque se presenta el siguiente cuadro resumen, basado en la información del tantas veces mencionado estudio del IPE.

 

 

Ya tenemos identificadas por lo menos parte de nuestras debilidades falta que se generen (y ayudemos a que ello ocurra) los liderazgos que se necesitan para mejorar el desempeño de estos indicadores de manera sostenible y así mejorar nuestra ubicación en el ranking nacional.


*Instituto de Desarrollo Regional – INDER

 

 

 

 

 

 

 

LANCHIPAMPA – INKAWASI: La fuerza de lo comunal

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Pedro Alva Mariñas*

Lanchipampa es un centro poblado pequeño, propio del modelo de “poblamiento disperso” que caracteriza al sector rural, al que se llega, desde Ferreñafe a través de una carretera que tiene un tramo corto asfaltado y un tramo largo muy deteriorado por las lluvias pasadas y por la desatención estatal. Para el regreso utilizamos un tramo alternativo que partiendo de Inkawasi pasa por varios centros poblados, entre ellos, Kalima, Lanchipampa, Cruz Loma, Huayrul hasta Moyán en donde reingresa al tramo principal. Este tramo luce en mejores condiciones gracias al periódico mantenimiento que realizan los pobladores, mediante faenas comunales.

Destaca la infraestructura pública como el centro educativo, la posta médica, el parquecito, una plataforma deportiva. Los servicios básicos funcionan como el agua para consumo humano (con problemas de potabilización), desagüe, luz eléctrica. El servicio de telecomunicaciones es inexistente por lo que la población se encuentra en “apagón” permanente y si bien el centro de educativo y la posta de salud cuentan con señal, ésta es muy débil y fluctuante.

Lanchipampa es un sector importante de la Comunidad Campesina San Martín de Porres que goza de reconocimiento oficial y su territorio está oficialmente titulado y en proceso de registro en la Sunarp. Políticamente pertenece al distrito de Inkawasi – provincia de Ferreñafe – Lambayeque – Perú.         Se encuentra muy cerca del límite departamental entre Lambayeque y Cajamarca, demarcado por una cadena de cerros que los separa del distrito de Miracosta – Chota – Cajamarca.

En este tiempo el clima es lluvioso, con frecuente invasión de neblinas, no es tan frío como Incahuasi. En sus campos produce, entre otros productos, papa, maíz y también pastos que dan lugar a una pequeña ganadería que permite elaborar quesos para el consumo familiar. La producción de frutas y verduras es limitada. Existe toda una estrategia de auto sostenimiento familiar y el intercambio de productos es más que frecuente. No existe un mercado propiamente dicho por lo que el acceso a otro tipo de alimentos es difícil y de alguna manera se los obtiene con los viajes a ciudades como Ferreñafe y Chiclayo.

En este tiempo se puede apreciar que los comuneros están ya en plena campaña agrícola, muchas de las chacras lucen completamente verdes, pero también notamos una amplia zona comunal dedicada al libre pastoreo del ganado. El paisaje, con lomas y cerros por doquier están matizados con el follaje de numerosos eucaliptos que se han aclimatado bien a la zona, pero notamos también la presencia de alisos, saúcos, magueyes, además del conocido “lanche” que parece darle el nombre a este sector y al mismo centro poblado.

 

 

 

 

 

 

En el transcurso de dos días, prácticamente unas 30 horas de permanencia en Lanchipampa nos ha sorprendido gratamente, ver a las personas en su desenvolvimiento cotidiano, participando en una faena comunal, en un compartir y también el ritual al departir con chicha y el infaltable yonque que es la bebida oficial en esta zona de Lambayeque. Ese acompañamiento – que se relaciona con experiencias similares – nos permiten presentar algunos comentarios relacionados con las prácticas culturales locales, de raigambre andina y que hacen de Lanchipampa un lugar, similar a otros espacios, pero también diferente:

  1. La vestimenta de las mujeres que llevan la marca cultural de la zona andina de Lambayeque, aunque tienen algunas diferencias. El contraste con la vestimenta occidental de los hombres, salvo el poncho con rayas multicolores que lo utiliza un 60% de ellos. En el caso de los varones el sombrero ha sido reemplazado por la gorra.
  2. Las prácticas de faenas comunales y también de las mingas. En esta oportunidad los comuneros (hombres y mujeres) se congregaron para hacer la limpieza de las cunetas del tramo carretero que cruza su sector, terminando los trabajos en el lindero sur – oeste que queda frente al caserío Cruz Loma. Hemos visto trabajar “hombro a hombro” a hombres y mujeres y al mando del presidente de la Comisión de Limpia de Carretera. No hay duda de que esta costumbre es la que ayuda para que este tramo carretero luzca en buen estado.
  3. La práctica del quechua como idioma oficial, diario de la población. Hemos notado que, debido a mi presencia, han usado preferentemente el español en su asamblea. Lo escuchamos a los mayores, a los jóvenes y también a los niños. Incluso en la movilidad de regreso un niño no me entendía que me alcanzar mi mochila, tuvo que intervenir la madre para explicarle mi pedido.
  4. El tucuy micushun. Es una práctica comunitaria que consiste en “compartir” la comida que cada comunero lleva a las asambleas, a las faenas o mingas comunales. Comuneros designados como “serviciales” son los encargados de recoger los “quipes” de las mujeres que contienen la comida y desplegarlos con mucho cuidado en el piso del local de reunión. Al final la comida queda alineada en tres o cuatro hileras, se hace la respectiva bendición de la comida, se nota la preocupación por hacer llegar el mejor plato al invitado. Los serviciales siguen atentos procurando que todos coman, alcanzando o repartiendo algunas viandas para que todos queden contentos y satisfechos. Terminada la comida se procede a brindar un trago de aguardiente a manera de “asentativo”. Se levantan las mantas, se las regresan a sus respectivas dueñas y con ello se declara concluido el tucuy micushun o el compartir.
  5. La fuerza de lo comunal. Hay que estar allí para sentir que en la vida de los peruanos – en general – existe un substrato, casi un instinto – que nos arriesgamos a definirlo como “lo comunal” es decir a pensar, a sentir, a actuar, a sentirnos bien, a extrañar el trabajo grupal, el trabajo entre todos, y que enfrentados a lo individual, a lo egoísta terminamos por elegir el interés común, el interés de “la comunidad”.

 

 

 

 

 

 

 

Los líderes y comuneros de Lanchipampa, que es un sector muy importante de la Comunidad Campesina San Martín de Porres (reconocida por R.D. N° 365-87-AG-DR III del 22 de junio de 1987) y habiendo sufrido algunos desengaños y “discriminaciones” de parte de los dirigentes comunales (residentes en el sector Atunpampa) estaban tentados para iniciar el camino de la separación de la comunidad y transitar el camino de constituirse en comunidad campesina. Incluso hicieron explícito que me habían invitado para que yo sustentara esa decisión y acompañara este proceso que ya habían iniciado.

Luego de un intenso, por momentos tenso, pero franco diálogo, se fueron despejando dudas y aclarando el camino para seguir siendo parte de la comunidad campesina, abandonar el camino de la separación y más bien constituirse en una Junta de Administración Local – JAL de Lanchipampa y con ello se beneficiarían de todos los logros obtenidos como comunidad campesina (reconocimiento oficial y titulación del territorio comunal) y, además, tendrían la autonomía para gobernarse dentro del marco legal y de sus usos y costumbres. El acuerdo fue por unanimidad, todos levantaron la mano en señal de aprobación … también en este punto se comportaron como comunidad …

 

 

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*Director de la Oficina de Asesoría Rural de INDER.

 

 

AIRES ANDINOS DEL PERÚ SE QUEDA SIN VOZ

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Pedro Alva Mariñas*

Una infausta noticia recorre los andes y los espacios rurales y urbano marginales de la parte nor central de nuestro país … la voz amiga, establecida en JHC por mas de 40 años, que les despertaba con su música, con saludos, comunicados y breves noticias se acaba de apagar … ha muerto Zósimo Manayay Lucero, el director y conductor de Aires Andinos, el programa más popular y querido de la Radio a través de cuatro décadas. Otro personaje que se va antes de tiempo, víctima del coronavirus y también de las limitaciones del sector Salud que no tuvo cama UCI cuando más lo necesitaba.

Habrá que vivir entre cerros y quebradas, entre caminos y trochas, entre la falta de periódicos y de medios de transporte para tener una idea de lo valioso que resulta un programa radial que te lleva música seleccionada, noticias de tus familiares, saludos por tu cumpleaños y noticias diversas e importantes para tí. Habrá que querer a tu tierra originaria para que, estés donde estés, te enlaces con una radio y puedas saber y escuchar lo que tu familia y tu gente escuchan. Es en este contexto que Aires Andinos del Perú se hizo querer, se hizo parte del despertar de la gente.

Nos conocimos hace mucho tiempo, cuando él ya había dado los primeros pasos en su vocación de ser comunicador radial y fue el que nos brindó las primeras y más continuas entrevistas para anunciar actividades o asuntos relacionados con las comunidades campesinas y pueblos rurales. Me daba cuenta de la eficacia de su mensaje, de la credibilidad de la gente en lo que decía; pero también del inmenso público que tenía.

Por años nos acostumbramos a tenerlo en casi todos los eventos importantes de FEDECCAL, de comunidades, de INDER y con paciencia esperaba para entrevistar a quién él mismo decidía y el tiempo que le otorgaba. La información llegaba fresca y bien expresada a sus destinatarios, no había preámbulos o explicaciones innecesarios pues comprendió que su misión era informar y hacerlo bien. Así fuimos desarrollando una gran amistad y nunca dejó de llamarme licenciado y yo nunca dejé de escribir su nombre como Zózimo, a pesar que me decía que se escribía Zósimo “al estilo Miracosta”. Por un tiempo acompañamos sus esfuerzos por convertirse en reportero regional de un programa radial liderado por CEPES, demostrando que estaba en condiciones de jugar a otro nivel y no defraudar.

Pasaron los años y llegó el 2019 y Sózimo me invitó a realizar un periplo por la parte norte del distrito de Miracosta – Provincia de Chota, ascendiendo por el río Sangana, pasando por Anguyacu, Sangana hasta llegar (a pie en un tramo) a Calungate (tierra que lo vio nacer), un pequeño centro poblado, enclavado en las faldas de la cordillera y que es sede de la Comunidad Campesina Cuartos del Inca, en proceso de reconocimiento oficial.

Entonces comprendí su cariño por las comunidades campesinas. Lo que más me sorprendió fue el reconocimiento, el cariño de la gente a Zósimo, lo saludaban con aprecio, lo abrazaban, los jóvenes le esbozaban sonrisas, los niños se pasaban la voz apenas escuchaban su nombre. Era todo un personaje y … ¡en su propia tierra!. En ese viaje nuestra amistad se consolidó más todavía e hicimos planes para trabajar más la zona andina de Cajamarca ya que comprobamos que también era zona de comunidades y zona de pobreza. Desde entonces Miracosta ingresó en mi agenda, gracias a Zósimo.

Ya la gente lo está extrañando, la música nuestra ya no volará tan ágil, la música andina ya no alegrará como antes, los saludos no tendrán la calidez, ni tampoco los comunicados oficiales tendrán la misma credibilidad en la voz única de Zósimo. Aires Andinos del Perú continuará en la voz y experiencia de uno de sus hijos que hereda la pasión por la comunicación, pero todo es incierto con su partida … para hombres como Zósimo no hay reemplazos.

Pero no hay duda de que la voz inconfundible de Zósimo seguirá sonando en la zona andina y solo afinaremos los oídos para escucharlo entre los ruidos de los vientos, de los ríos, de los árboles, de las aves, de la gente … entonces diremos que sigues vivo, no has muerto y que sigues con nosotros. ¡¡Zósimo Manayalle Lucero: amigo, comunero, comunicador, director de Aires Andinos del Perú, ¡descansa en paz!

Chiclayo, mayo 2021

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Instituto de Desarrollo Regional -INDER

 

LA PERSISTENCIA DE LA COMUNIDAD CAMPESINA SANTA ROSA DE LAS SALINAS DE TÚCUME.

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Pedro Alva Mariñas*

La Comunidad Campesina Santa Rosa de Las Salinas, ubicada al este del distrito Túcume – Provincia Lambayeque. Es una de las comunidades campesinas más pequeñas (552 has) y menos numerosas de Lambayeque (76 comuneros). Sin embargo, ha sido un ejemplo de comunidad campesina por su funcionamiento como tal y porque ha dado importantes líderes comuneros que hasta ahora contribuyen al desarrollo de sus localidades. El territorio de esta comunidad colinda con el Santuario Histórico Bosque de Pomac, lo que le da todavía más importancia.

Luego de haber sido una de las comunidades campesinas que se opusieron tenazmente – acompañando a Inder y a Fedeccal — a la destrucción de las comunidades campesinas, vía la titulación individual, tomó logró ser persuadida sobre las bondades de la titulación individual.

Se inició entonces un largo y complicado proceso que les hizo gastar tiempo, importantes recursos aportados a la propia empresa de la presidenta comunal que tramitaba la titulación. Al final la mayoría de comuneros están por culminar su proceso de titulación individual, pero los beneficios prometidos y que sirvieron para justificar la titulación, no han llegado y más bien un grupo de comuneros alega haber sido estafado.

Cuando todo se creía perdido para la comunidad, un grupo de comuneros se convencieron que, a pesar de la independización de sus parcelas y de la prédica individualista que se había desarrollado en su comunidad, necesitaban de la Comunidad para seguir defendiendo el territorio de su comunidad, solucionar los problemas con el agua de riego, realizar trámites ante las instancias del Estado, modernizar su local comunal y también solucionar los crecientes litigios entre comuneros. No había razón para liquidar a la comunidad, añadiendo que una comunidad es imprescriptible.

De esta manera se daba la validez de nuestra tesis: que incluso si una comunidad campesina decide titularse individualmente, ello no implicaba automáticamente la extinción real ni jurídica de la comunidad porque la comunidad representa toda la vida de los comuneros y no sólo una relación formal con las parcelas.

Con el tiempo, se ha formado una mayoría de comuneros decidida a mantener su organización comunal y es así que en asamblea del 22/12/2019 acordaron renovar su directiva comunal y para lo cual eligieron al comité electoral comunal integrado por: Esteban Acosta Cajusol (presidente), Nolberto Bances Ventura (secretario) y Saturnino Chapoñán Lozada (vocal).  Actualizado el padrón de comuneros, validada en asamblea la lista de comuneros hábiles para votar y confirmada la voluntad de los comuneros de seguir siendo tales, es que se convocó a asamblea general de comuneros para elegir la nueva directiva comunal.

El 02 de febrero del 2020 se realizó la asamblea eleccionaria de la Comunidad Campesina Santa Rosa de Las Salinas de Túcume que terminó eligiendo a la nueva directiva para el periodo 2020 – 2021, la misma que está integrada por 6 comuneros, 2 de ellas son mujeres. Como acto final de las elecciones se invitó al asesor de Fedeccal – Pedro Alva Mariñas a dar las palabras de felicitación a la directiva ya que la ceremonia de juramentación se acordó aplazarla para la primera semana de marzo.

Varios comuneros y de todas las edades expresaron su plena complacencia por el fortalecimiento de su comunidad campesina y desearon éxitos a la flamante directiva presidida por Segundo Balladares Acosta, un reconocido líder institucional de Túcume y uno de los fundadores de la Federación de Comunidades Campesinas de Lambayeque – FEDECCAL.

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*Oficina de Asesoría Rural de Inder.

RONDAS CAMPESINAS

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Pedro Alva Mariñas*

En los últimos meses tomamos la decisión de aproximarnos al mundo de las Rondas Campesinas, gracias a la intensificación de contactos con varios líderes locales, regionales y nacionales que tuvieron la gentileza de facilitar mi participación en varios eventos realizados en Chota, San Miguel, La Florida, Guadalupe, Chiclayo y Jayanca. La presente nota es una primera aproximación a este complejo y apasionante mundo de los ronderos.

La Ley de Rondas Campesinas, Ley N° 27908, reconoce a las rondas campesinas como “forma autónoma y democrática de organización” y establece algunas funciones primordiales: a) Pueden establecer interlocución con el Estado, es decir con las autoridades políticas, policiales, municipales, Defensoría del Pueblo y otras. b) Apoyan el ejercicio de funciones jurisdiccionales de las Comunidades Campesinas y Nativas, c). Colaboran en la solución de conflictos y realizan funciones de conciliación extrajudicial d) Cumplen funciones relativas a la seguridad y a la paz comunal, pudiendo solicitar el apoyo de la fuerza pública y demás autoridades del Estado. e). Derecho de participación, control y fiscalización de los programas y proyectos de desarrollo que se implementen en su jurisdicción comunal de acuerdo a ley.

Como se puede apreciar se trata de funciones muy importantes, y que abren a las rondas un rol muy importante en los espacios locales. Sin embargo, la norma minimiza la acción de las rondas y las convierte en órganos adhoc del Poder Judicial ya que les asigna la solución de conflictos y conciliación extrajudicial. No las faculta para una actuación independiente en materia de impartición de justicia y ni siquiera menciona la justicia comunal o el derecho consuetudinario que practican.

Pero esta reducción de las funciones reales que cumplen las rondas campesinas tienen su origen en el texto de la propia ley de creación al establecer en su artículo 1 “Reconócese personalidad jurídica a las Rondas Campesinas”; pero a las comunidades campesinas les reconoce personería jurídica tal como lo establece la Ley General de Comunidades Campesinas N° 24656, en su artículo 2 “Las Comunidades Campesinas son organizaciones de interés público, con existencia legal y personería jurídica, integrados por familias que habitan y controlan determinados territorios. Los expertos en la materia afirman que la personalidad jurídica implica reconocer la existencia de una autoridad superior a las rondas, que toma las decisiones finales y, por consiguiente,  a las rondas campesinas se les asigna el papel de colaboradores de la justicia ordinaria, de iniciadores de procesos, pero no el papel decisorio, de última instancia. Esto brinda los argumentos para que cualquier autoridad judicial cuestione la actividad de las rondas acusándolas de extralimitaciones en sus funciones o que están fuera de su ámbito de acción.

En este punto tan sensible el Reglamento de la Ley de Rondas (artículo 12, inciso d)  precisa aún más esa limitación funcional de las rondas al establecer como una de sus funciones “Intervenir en la solución pacífica de los conflictos que se susciten entre los miembros de la comunidad y otros externos, siempre y cuando la controversia se origine en hechos ocurridos dentro de su ámbito comunal”.

En cuanto a organización, tenemos la percepción que el funcionamiento de las rondas, incluso sus propias reuniones distritales, provinciales y regionales (no sabemos si nacionales también) recaen en el buen nivel de organización de las rondas a nivel de bases, lo que les permite participar en eventos con delegaciones de ronderos que solventan sus propios gastos, la base que organiza el evento cumple muy bien su papel de anfitriona, garantizando alimentación y hasta alojamiento a los participantes y, de ser el caso, se asumen los gastos de difusión, de equipo de sonido. Los ronderos hacen un encomiable esfuerzo y el apoyo de los distintos niveles de gobierno es muy limitado sino inexistente.

En cuanto a las relaciones de las rondas campesinas con el Estado las podemos calificar como de desencuentros permanentes y de coincidencias efímeras, situación que ha determinado el surgimiento de dos tendencias o posiciones de las organizaciones regionales o nacionales de las Rondas. Una que, frente a la cerrazón de puertas y ventanas, opta por mayores niveles de tensiones y, la otra tendencia, que minimiza la confrontación para propiciar reuniones, eventos de capacitación o para resolver problemas específicos a nivel de bases.

No hay duda que las rondas campesinas se han ganado, con un sostenido trabajo, el aprecio de la población y el respeto de los gobernantes. En estos tiempos en que las ineficiencias, la corrupción y la impunidad campean en el país habrá que abrirle más espacios y darle más funciones a las rondas para que nos ayuden a cerrar este episodio aciago de nuestra historia.

Nota: este artículo fue publicado en el Semanario Expresión de Chiclayo, en enero 2020

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*Oficina de Asesoría Rural de Inder.

 

SAN PEDRO DE COLAYA. Un pueblo y comunidad ancestrales

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Pedro Alva Mariñas*

Una sonriente mujer mayor, natural de Colaya, nos permite tomar esta fotografía que en cierta forma ilustra el optimismo de la mujer de Colaya, a pesar de las grandes dificultades que afrontan en su vida diaria. Ellas también son comuneras y están apoyando el proceso de reconocimiento oficial de su comunidad campesina, en que está empeñada la población de Colaya.

EL NO SABER LEER NI ESCRIBIR

 Un pasaje, tomado de los títulos coloniales de una Comunidad Campesina de Lambayeque, nos habla de la enconada lucha entre los hacendados y el común de indígenas de Colaya, ya en tiempos de la República. Los colaya logran una sentencia de las autoridades judiciales que confirman sus derechos de propiedad y posesión sobre un paraje en disputa. La hacendada, Tomasa Peramás, en su apelación a dicha sentencia (1846), intenta descalificar al Procurador del pueblo, Sebastián Reyes, artífice de la reivindicación comunal:

  • Se ha contravenido lo dispuesto en el artículo 172 de la Constitución Política según la cual “Ningún individuo ni reunión de individuos, ni corporación legal puede hacer peticiones a nombre del pueblo”.
  • Que no sabe leer y por ello no puede desempeñar dicho cargo porque la Ley de Elecciones, en su artículo 71 así lo establece.
  • No consta siquiera que dicho Síndico se haya juramentado ” …a más sé que no hay constancia siquiera en la suprefectura de esta provincia, ni en ninguna otra oficina de la República del Juramento prevenido por la Ley”

 Termina solicitando al juez que haga la “suprema prueba caligráfica” a Sebastián Reyes para comprobar que efectivamente no sabe leer y por ello todo lo que ha realizado es nulo (Títulos de la Comunidad Campesina de Colaya)

 Qué difícil habrá sido la vida de los pobladores originarios de Colaya y de sus autoridades cuando se tenían que enfrentar a los poderosos hacendados que no ponían límites a la expansión de sus propiedades, ni tampoco a sus odios y desprecios frente a sus oponentes y que se reforzaban porque la República que estaban moldeando estaba más presta que la Colonia a representarlos y favorecerlos.

 

UNA MATRIZ ANDINA COMÚN

Fuente: Archivo General de Indias. ES.41091.AGI/23.9//Lima,565,L.2,F.311V

Transcripción literal:

“Gobernador de la provincia del Perú, por parte de Alonso Guerra, vecino regidor de la ciudad de San Miguel que en esa dicha provincia me ha sido hecha relación que el nos ha servido en esa tierra en todo lo que se ha ofrecido, y que en remuneración de sus servicios vos le encomendaste un cacique que él descubrió el año pasado de mil quinientos y treinta y cinco que se llama Penachi para que se sirviese de él, y de todos los indios y principales que estaban sujetos”

Como serranía de Lambayeque entendemos toda la franja territorial que se levanta bruscamente con el paso del ramal occidental de la Cordillera de los Andes y que cruza el territorio departamental de sur a norte y que comprende casi la totalidad de los actuales distritos de Inkawasi y Cañaris y una parte del Distrito de Salas. En ese ámbito geográfico existen también las comunidades campesinas tradicionales de Penachí, Salas, Cañaris, Incahuasi y las más recientes (formadas sobre ex Grupos Campesinos creados por Reforma Agraria) como son: Túpac Amaru II, San Antonio de Laquipampa, Micaela Bastidas de Moyán, San Martín de Porres de Atumpampa, San Isidro Labrador de Marayhuaca y José Carlos Mariátegui.

En esta zona existen numerosas referencias documentales de la existencia de un amplio curacazgo asentado en la zona andina que bien pudo ser denominada como Penachí por lo menos en el periodo inicial de la conquista.

La información disponible nos permite afirmar que el nombre del antiguo Señor de la serranía de Lambayeque (o por lo menos gran parte de ella) se llamó Penachí. Que este nombre de persona, con el tiempo fue más relacionado con un determinado lugar (probable residencia estable del Señor) que hasta el presente es conocido como el pueblo de Penachí.

Para épocas más tardías, esto es para el siglo XVIII, tenemos evidencias de un curacazgo o cacicazgo, en la serranía de Lambayeque, representando por la familia Callaypoma. Así constan en los títulos comunales de Cañaris, de Penachí, de Salas, como ha sido publicado en la Revista Avances N° 6 (Chiclayo, junio 2013:10-12).

Más recientemente, hemos encontrado las mismas referencias en los “Títulos de Colaya” que hablan de Sebastián Callaypoma como el “Casique Principal y Gobernador de los pueblos de Penachí, Salas y Cañares …”, como se puede apreciar en un fragmento de uno de los folios que datan de 1712.

 

 

 

 

 

Pocas dudas podemos tener a estas alturas que los actuales pueblos y comunidades de Salas, Penachí, Cañaris, Incahuasi y también Colaya hayan tenido una matriz común, un origen común y que hayan conformado un “curacazgo andino” al mando del curaca Penachí que fuera “descubierto” en 1535 junto con muchos indios y principales.

 

La Iglesia de Colaya. No hay duda que la construcción más importante de Colaya es el antiguo templo católico en el que se venera la imagen de San Pedro de Alcántara que fue entronizado, Como el patrón del pueblo y de la comunidad desde tiempos coloniales. En su honor la Comunidad Campesina de Colaya lleva su nombre.

LA EMERGENCIA DE COLAYA COMO PUEBLO

Un suceso singular ocurrido, entre el 9 y 10 de agosto de 1746, en un lugar de Colaya y en circunstancias en que José Mauricio Pérez, comisionado por el General Juan Antonio Matienzo, Corregidor y Justicia Mayor de Piura, estaba realizando una “vista de ojos” a pedido del Común de Indios de Penachí, pasó un incidente que es contado por el funcionario español en los siguientes términos:

” … en este paraje de Colaya aconteció que siendo preciso hacer mensión reconocimos gravísimo tumulto de indios mestizos que se descolgaban de sus cabalgaduras por los altos de enfrente y como viniese contra mí y los testigos me puse en cuidado … i tarde de la noche se sintió ruido y tropel de bestias i saliendo yo i los testigos reconocer el ruido hayamos ser nuestra cabalgadura suelta sin máquinas i cabrestos de suerte que dichos indios por dejarnos a pie lo las soltaron para que no se practicase i continuase la vista de ojos … i segunda vez repitieron soltarlas i sintiendo el ruido salimos i se divisó un indio que iba corriendo por el monte i que se pudo aprehender i bajando a este sitio de Colaya … (Vista de Ojos. Títulos de Penachí)

Se trata obviamente de una acción de resistencia a la presencia de los funcionarios coloniales y que nos ilustra no solo la rebeldía de los colaya de esos tiempos, sino que no congeniaban con los penachí que son los que habían promovido la visita y, sin embargo, no pudieron evitarles estas incomodidades a los funcionarios coloniales.

En los siguientes extractos de los Títulos de Colaya encontraremos que los colaya, demandan deslindarse, excluirse o no ser incluidos como parte de Penachí. Veamos algunos pasajes de los títulos en lo que estas demandas quedan evidenciadas:

“DECRETO.- Olmos noviembre veintisiete de mil setecientos ochentaiseis por presentado.- El superior despacho obedece en la forma ordinaria, guárdese, cúmplese como él se contiene procediéndose en consecuencia al deslinde y amojonamiento que se solicita con citaciones de los convecinos de las tierras respectivas al pueblo de Colaya, nombrándose peritos por las partes y exhibiéndose los correspondientes títulos. Y respecto de no poder constituirse en el indicado territorio por varias ocupaciones … se da la comisión necesaria a don Bartolomé Dapelo quien … Dará cuenta a este Juzgado….”.

Como se puede apreciar para el año 1786 y, bien pudo ser anterior a esta fecha, aparece con claridad la denominación de pueblo de Colaya, incluso se habla de “Protector de Naturales de Colaya” y hasta del deslinde de tierras. Todo ello significa que Colaya ya tenía una nueva categoría, por lo que da lugar para hablar de la “emergencia de Colaya”.

Autoridades locales en la ceremonia de izamiento del pabellón nacional. El consejero regional Antonio Riojas y Pedro Alva Mariñas como invitados. Colaya ha mostrado una gran persistencia a través del tiempo. De haber sido una simple aglomeración de casitas, pasó a convertirse en pueblo como sus pares de Salas y Penachí y teniendo sus propias autoridades en tiempos coloniales y republicanos. Actualmente Colaya es un progresista centro poblado perteneciente al distrito de Salas de la provincia de Lambayeque.

EL PERIODO DE RESISTENCIA A LAS HACIENDAS (1800 – 1970)

Quizás a manera de resumen de este periodo podríamos caracterizarlo como el periodo de resistencia a las haciendas y que va desde 1800 hasta 1970.

Al hablar de comunidades campesinas, resulta inevitable hablar también de las haciendas que han sido su contraparte. Para entender esta parte de la historia de Colaya tenemos que ponernos en contexto del drama en que vivían sus pobladores frente a la usurpación y creciente expansión de las haciendas asentadas en gran parte del territorio que fue del Curacazgo de Penachí, gestionado por el Cacique Principal Penachí y sus Principales.

De la lectura de los Títulos de Colaya podemos comprobar que ellos lucharon, pelearon, litigaron y también establecieron acuerdos con cuatro haciendas principales:

  • San Cristóbal de Chiñama, cuyo dueño, en el año 1760 era el Teniente de Correjidor de Motupe, Ruiz de Aranda, que lo hereda su hijo Simón y éste le vende a Thomas Veles el 18 de julio de 1766 y que termina vendiendo a Pedro Torres Conde, vecino del pueblo de Lambayeque.
  • Santa Lucía de Vivina, con la que se litigó por los sitios de Tres Horcones, La Matanza.
  • La hacienda Tongorrape, que tuvieron como antiguos dueños al presbítero don Tomás Velis y sucesivamente don Juan y Joaquín Pichardo.
  • La Hacienda Cangrejera.

Ha pasado el tiempo y, para 1888, encontramos al Común de Indígenas de Colaya pleiteando con los hacendados de Cangrejera, Santa Lucía y otros, según un extracto de los Títulos de la Comunidad de Colaya:

“Con tal intento presento tres cuadernos … un cuaderno tercero en fojas doscientas cinco que contiene la contienda judicial del Común de Colaya con la señora Doña Tomasa Peramás sobre despojo de tierras correspondientes a la misma jurisdicción de Penachí  … A usía suplico se sirva proveer como solicito en justicia etcétera.- Lambayeque agosto diez de mil ochocientos ochenta y nueve”

Vemos que en forma reiterada la actuación independiente de Colaya en varios de los juicios con los hacendados vecinos ya sea como “pueblo de Colaya”, como “Común de Colaya” o “Comunidad de Colaya” y lo hace por territorios sobre los cuales tiene efectiva y larga posesión.

COLAYA Y LA TITULACIÓN DE PENACHÍ

Aprovechando un periodo de “primavera comunal” del primer gobierno de Alan García, la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí logró titular su territorio comunal, incluyendo el sector Colaya sobre el cual ejercía una titularidad bastante precaria como es conocido por propios y extraños.

El documento oficial se denomina “Acta de la Comisión de Estudio de Deslinde y Titulación de la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí” y está fechado el 17 de mayo de 1990 en la sede de la Unidad Agraria III – Lambayeque.

El lindero Norte de la Comunidad Campesina de Penachí, y que abarca gran parte del ámbito de Colaya se lo establece que la línea de colindancia con la Comunidad Campesina Túpac Amaru II.

Tenemos la impresión que para entonces los dirigentes de Colaya centraron su interés no tanto en oponerse a la titulación de Penachí, sino más bien en lograr su reconocimiento oficial como comunidad campesina, según se puede ver en la documentación disponible. Y es que no teniendo reconocimiento oficial no podía oponerse a la titulación de las comunidades campesinas vecinas de Penachí y Túpac Amaru II.

Es así como el sector Colaya, al no consolidar su reconocimiento oficial como comunidad campesina, queda titulada como parte del territorio comunal de Penachí, lo que tiene tres consecuencias:

  • Se facilitó la titulación de Penachí al no existir oposición interna que la hubiera hecho más difícil y problemática.
  • El territorio de Colaya queda amparado por las leyes que protegen a las comunidades campesinas.
  • Pero el lado negativo estaba la “confirmación” de su supuesta pertenencia de Colaya al ámbito de la Comunidad de Penachí y ello atentaba contra su histórica aspiración a la autonomía.

Luego de conversar con numerosos comuneros y líderes de la zona tenemos la impresión que en la realidad la titulación de Penachí no significó situaciones desfavorables a Colaya y tampoco ventaja real para Penachí, porque los ámbitos de ambas comunidades han sido respetados de uno y otro lado.

COLAYA EN BUSCA DEL RECONOCIMIENTO FORMAL

 

En este apartado vamos a referirnos al periodo reciente en que vuelven a ratificar la decisión de tramitar el reconocimiento oficial y este último proceso, documentado por la Oficina de Asesoría Rural de Inder, se remonta al año 1973, fecha en la cual los comuneros de Colaya, reunidos en asamblea general aprobaron solicitar el reconocimiento oficial como Comunidad Campesina y encargaron a Nemecio Monja Manayay, elegido como Gestor, realizar los trámites respectivos.

Estos trámites y los subsiguientes colisionaron con dos obstáculos evidentes: la falta de normas legales explícitas que la hicieran posibles y la falta de voluntad de las autoridades departamentales y nacionales para concretarlas.

Años después y con la aprobación de la Ley 24656 y la Ley 24657 y sus reglamentos publicados en el último tercio de los años 80, se dieron las condiciones para que ese trámite fuera reanimado por el mencionado dirigente y por otros que le sucedieron en el cargo. Así encontramos que el 18 de octubre de 1988 con la expedición de una Resolución Directoral que otorga reconocimiento oficial a la Comunidad Campesina San Pedro de Alcántara de Colaya.

Destacamos el hecho que la Resolución de reconocimiento oficial de la Comunidad se refiere a su inscripción en el Registro de Comunidades Campesinas; pero en cuanto al territorio se reserva el reconocerlo y lo supedita a un trabajo posterior a ser realizado por la Oficina de Catastro Rural. A pesar de ello surgieron las oposiciones de las comunidades vecinas que obligaron a que la misma Dirección Regional Agraria diera por cancelado el reconocimiento oficial a Colaya

LA NULIDAD DE LA RESOLUCIÓN DE RECONOCIMIENTO

 Resulta importante aclarar que el sustento para anular el reconocimiento oficial de Colaya tiene que ver estrictamente con las oposiciones de las comunidades campesinas de Penachí y Túpac Amaru II y el temor de los funcionarios de agricultura de generar un conflicto de mayores proporciones. El argumento central para la nulidad aparece en el mismo texto de la Resolución Directoral N° 549-88-AG-UAD-III.

 

Importante remarcar que al no existir objeciones de fondo a la formalización de la nueva comunidad campesina y al eliminar o minimizar los temores de un conflicto en la zona, se reabre la posibilidad de otorgarle reconocimiento oficial a la Comunidad de Colaya.

UNA COMUNIDAD CAMPESINA REALMENTE EXISTENTE.

Las faenas comunales son una obligación de los comuneros de Colaya. Reunidos en el punto tripartito llamado La Cruz de Colaya se toman decisiones prácticas para iniciar la limpia de caminos en faena comunal. Se eligen o ratifican a las autoridades de la faena, se establecen las multas o castigos. La participación de jóvenes comuneros garantiza la continuidad de esta práctica comunitaria.

La Constitución Política del Perú reconoce la existencia real de las comunidades campesinas del Perú y no las sujeta a ningún condicionamiento legal o administrativo como a otras organizaciones. El artículo 89° de la Constitución Política del Perú dice textualmente en su primer párrafo: “Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen existencia legal y son personas jurídicas”.

En el caso del pueblo y comunidad de Colaya, hace tiempo que cumplen con todas las características de una comunidad campesina ancestral o tradicional: es autónoma en su organización, es autónoma en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, tiene autonomía en lo económico y administrativo, consideran la propiedad (y posesión) de sus tierras imprescriptible. Adicionalmente están integradas por familias que: habitan y controlan determinado territorio, tienen vínculos ancestrales, mantienen vínculos sociales y económicos, vínculos culturales, practican la ayuda mutua, tienen un gobierno democrático que se renueva cada dos años, y su finalidad es el bien común de sus miembros.

Desde el año pasado los comuneros de Colaya están buscando que el Estado peruano, en sus instancias competentes, les extienda el documento que oficialice su condición de comunidad campesina y también están buscando que las comunidades campesinas vecinas, entre ellas la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí, las reconozcan como instituciones hermanas, surgidas de una matriz común.

Así los colaya en pleno, comuneros, dirigentes comuneros y autoridades locales, están protagonizando un nuevo peregrinaje ante las oficinas públicas para que les extienda una certificación administrativa que les permita pasar de su condición de Comunidad Campesina realmente existente, a convertirse en una Comunidad Campesina oficialmente reconocida e inscrita en los registros oficiales del Estado.

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*Pedro Alva Mariñas es antropólogo, investigador de INDER. arriero50@hotmail.com

TIEMPOS DE GRAN INCERTIDUMBRE*

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Pedro Alva Mariñas

Cada una de estas crisis tiene su historia particular y han sido abordadas desde varias perspectivas. La sumatoria de ellas, que permanecen abiertas, encadenadas como están, determinan una situación de gravedad particular que nos lleva a calificarla como un periodo de gran incertidumbre o de incertidumbre total, es decir como la fatal coincidencia de varias crisis

La situación que nos toca vivir – sufriendo, tiene hondas raíces y larga data. Pero el último tramo, limitado a los tres últimos años, agrava la situación por la cadena de hechos traumáticos que se han producido y que persisten: el terrible impacto de la pandemia del Covid 19 que nos puso como el país más impactado del mundo, una campaña electoral presidencial marcada por una derecha conservadora, renuente a todo atisbo de cambio, una oposición política que recurre a todos los medios para deslegitimar al gobierno, un presidente de la República que contribuye a la ingobernabilidad gracias a una larga lista de desaciertos e ilícitos, la renuncia de dos gabinetes y de varios ministros en el primer año de gobierno (por acción de la oposición política o por sus propios problemas), nueve procesos judiciales al presidente de la República, debilitamiento de su representación congresal, ruptura con el partido o movimiento que lo catapultó al poder, pérdida espectacular de apoyo de la población que parece desilusionarse de manera irreversible y, por añadidura, un proceso electoral que no da esperanzas y que, para empeorar las cosas, es opacado por las fallas de cientos de candidaturas y por la mayor cobertura que dan los grandes medios nacionales a la confrontación Ejecutivo – Congreso basados en estrategias como la vacancia presidencial, adelanto de elecciones para renovar el Ejecutivo y el Congreso.

La situación actual, determinada por las situaciones mencionadas (y otras que se pueden añadir) han dado lugar a sendas crisis (crisis sanitaria, crisis del Congreso, crisis del Ejecutivo, crisis de los partidos y movimientos, crisis de gobernabilidad … etc.). Cada una de estas crisis tiene su historia particular y han sido abordadas desde varias perspectivas. La sumatoria de ellas, que permanecen abiertas, encadenadas como están, determinan una situación de gravedad particular que nos lleva a calificarla como un periodo de gran incertidumbre o de incertidumbre total, es decir como la fatal coincidencia de varias crisis. Su impacto en el país, en la sociedad y en las personas es muy grande y el problema es que no tenemos salidas a la vista … “atrapados sin salida”.

Esta gran incertidumbre no es coyuntural, tampoco es pasajera, tampoco es de un sector social, es más bien duradera, profunda y global porque se expresa en tres niveles:

  1. No tenemos una lectura, ni aprendizajes de nuestro pasado reciente que se exprese en la valoración, más o menos compartida, de los últimos veinte años. La figura de Fujimori nos convoca y nos desconvoca, nos divide, nos cercena y ese es sólo un caso de los muchos.
  2. No nos ponemos de acuerdo y estamos totalmente enfrentados sobre lo que tenemos que hacer en el presente. No aparecen propuestas de solución y las que aparecen no tienen respaldo suficiente y se evaporan.
  3. No aparece la luz al final de esta oscuridad que de sustento a la esperanza de encontrar pronto una salida a la situación. No aparecen propuestas, ni tampoco liderazgos.

Este desconcierto se manifiesta, se nutre también de procesos, de dinámicas que los tenemos anclados en nuestra realidad, en nuestra percepción de actores sociales, de ciudadanos activos. Con riesgo a simplificar una realidad compleja identificamos algunos de esos componentes.

  1. La sensación de no desarrollo, de lento progreso, de pobreza omnipresente. Esta sensación se agrava al reconocerse que se cuentan con recursos para acelerar el desarrollo de los territorios … y no lo estamos haciendo.
  2. Los altos niveles de ineficiencia, desmotivación de los sectores públicos, que prefieren la comodidad del “piloto automático” antes que promover cambios reales en la gestión de su competencia. Esto se traduce incluso en la baja ejecución presupuestal y también baja calidad de las inversión y actividades públicas.
  3. La corrupción sistemática, a todo nivel y que va siendo normalizada. Se trata de una corrupción “a la peruana” (que incluye coimas, ausencia de controles, mala calidad de las obras, sobre costos, ampliaciones de plazo).
  4. La inestabilidad política: crisis internas de los tres niveles de gobierno, crisis de partidos y movimientos políticos, que no garantizan una buena gestión, que más parece la van a prolongar.
  5. El real aislamiento internacional de Perú. Inadmisible en tiempos de globalización y de riesgos globales como el Cambio Climático, la delincuencia internacional, la trata de personas, las tensiones entre las superpotencias, la crisis sanitaria. La distancia entre un Héctor Béjar con el actual canciller nos ilustra de lo que prefiere la administración pública en el terreno internacional.

El desconcierto también se extiende al proceso electoral actual ello se justifica de varias maneras y por varios elementos que no vamos a mencionar siquiera. A estas alturas aparece como pertinente esbozar un boceto de la imagen del líder (hombre o mujer) que necesitamos para estos tiempos.

Es un listado algo exigente pero que podría ayudar a orientar nuestro voto por el líder, su equipo de consejeros o regidores y por las personas que van a ocupar los cargos de confianza de sus gobiernos.

  1. Cero corrupción y alto nivel de transparencia en la gestión.
  2. Eficiencia en la gestión pública.
  3. Una visión local que enlace con lo nacional e internacional.
  4. Un equipo de trabajo confiable.
  5. Alianza con la sociedad organizada

Dicen que para grandes males se necesitan grandes remedios, coherente con ello, necesitamos para estos tiempos de gran incertidumbre, no simples candidatos, simples titulares de las jefaturas, de gerencias, de oficinas; necesitamos más bien super líderes y que se acompañen por equipos de alto perfil, que nos den la mínima garantía de que promoverán y serán actores de primera fila para iniciar la reversión de estos tiempos nefastos.

Confrontando la dura realidad con la esperanza, el pesimismo tiene un amplio espacio; sin embargo abrigamos la esperanza que en algunos territorios surjan los líderes o superlíderes que necesitamos. Habrá que buscarlos con tesón y con fé … algunos pueden estar por allí … esperando su oportunidad.

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Foto Diario La República.
*Publicado en la Revista Digital Apuntes con Lápiz. Agosto 2022.
*Investigador del Instituto de Desarrollo Regional – INDER