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LA COMUNIDAD CAMPESINA “SAN GREGORIO” DE SAN MIGUEL – CAJAMARCA

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Pedro Alva Mariñas*

 Hito tradicional que demarca el territorio de las comunidades campesinas de Chepén y San Gregorio y que fuera fotografiado por nosotros el 27/11/2023 y que fuera destruido por personal de la empresa Agro Norte Corp. Hace unas semanas. Los comuneros han procedido a erigir otro hito en el mismo lugar.

La Comunidad Campesina de San Gregorio se ubica en el distrito de San Gregorio de la provincia de San Miguel de Pallaques – Departamento de Cajamarca. Cuenta con reconocimiento oficial desde el 26 de octubre de 1943 y sus títulos de propiedad, revalidados en el marco de la Ley N° 24657, se encuentran inscritos en la Sunarp desde el año 1988. Una gentil invitación de la directiva comunal me permitió acercarme a los problemas y esperanzas de esta ancestral comunidad campesina.

Es una comunidad que funciona como tal, que cuenta con 330 familias comuneras empadronadas en el último padrón comunal, que tiene problemas con organismos del Estado como las municipalidades que se atribuyen derechos de disponer de lotes para viviendas y recursos naturales para otros fines como si fueran de su propiedad (entre ellos agregados para la construcción de carreteras). Pero la mayor amenaza que está afrontando proviene de una ofensiva de empresas agroexportadoras que, tal como los terratenientes de ayer, pretenden engullirse a los pequeños productores ya sean individuales o comuneros y para lo cual usan como estrategia central la instrumentalización del sistema financiero y del Poder Judicial.

Esta comunidad campesina, ubicada en el valle del río Chamán, colinda, en la parte oeste con la Comunidad Campesina de Chepén y con la cual han tenido, generalmente, una relación de buena vecindad como lo demuestran las actas de colindancia firmadas y los hitos respetados por ambas comunidades. Lamentablemente la comunidad de Chepén está perdiendo gran parte de sus tierras, víctima de la voracidad de los nuevos terratenientes agroexportadoras y de complicidades varias y, en este proceso, ha terminado arrastrando a la Comunidad Campesina de San Gregorio.

El 27 de noviembre de 2023 fui invitado a una asamblea de la Comunidad Campesina por el joven presidente, de ese entonces, Alex Sevillano García y pude documentar una diligencia autoritaria de un fiscal provincial que no quiso reconocer, ni dar cuenta, de que la diligencia que estaba haciendo contra unos supuestos invasores y a pedido de la empresa Agro Norte Corp. Lo realizaba en territorio comunal y muy cerca de un visible hito que marcaba con claridad el territorio comunal y frente al cual ingresó y salió del lugar de la diligencia fiscal. El abogado defensor de la Comunidad no hizo ningún esfuerzo por aclarar el tema, por por lo menos señalar esta situación de facto. El resultado de mi visita fue la publicación de un par de notas en mi muro de Facebook y una nota en el programa radial Panorama Regional.

Pascual Gómez Espinoza es el actual presidente comunal y el presidente del sector Las Viejas es Alexander Sevillano García. Ellos han hecho declaraciones, hace unos días, a medios de comunicación de Chepén, denunciando que en el sector La Cruz de Talambo, en el límite de San Gregorio y la provincia de Chepén, personal de la empresa Agro Norte Corp. Ha destruido una parte del lindero comunal tradicional entre las comunidades campesinas de Chepén y San Gregorio y en especial el hito más visible, construido a un costado de la carretera de acceso al distrito de San Gregorio y constituido en un muro de cemento, ladrillo y fierro y en el que se podía leer claramente el nombre de la Comunidad y, avisaba, que se ingresaba a su territorio.

Esta empresa alega que adquirieron 8,200 hectáreas de propiedad de la Comunidad Campesina de Chepén, en un oscuro proceso legal y financiero que terminó en el remate de tierras comunales y, como el área rematada no alcanza sus pretensiones, simplemente han decidido “completarla” con gran parte de las tierras de la comunidad campesina San Gregorio que colindan con ese predio. Así de simple. Y para ello han montado una estrategia como denunciar penalmente a un grupo de comuneros como “invasores” de su nueva propiedad, restringir la acción de las rondas campesinas mediante la actuación de una fiscal y, por ahora, la destrucción reciente del hito comunal más visible y que marca el inicio del territorio comunal, por la parte oeste. Hito que documentamos en nuestra visita de noviembre del año 2023.

Comuneros de San Gregorio se concentran en su lindero comunal, muy cerca del hito comunal de cemento y teniendo tras de sí el conocido cerro Horcón que es uno de los linderos comunales. Es en esta zona donde se pretende consumar la usurpación del territorio comunal.

Los comuneros tienen argumentos sólidos que las autoridades judiciales y policiales los consideren y pongan freno a un acto de injusticia que los propietarios de Agro Norte Corp. Pretenden consumar implicando a entidades financieras y al Ministerio Público. En su favor los comuneros alegan que:

  • Son propietarios y posesionarios reconocidos del área que la empresa quiere usurpar.
  • Este lindero está demarcado con hitos (algunos construidos con cemento y fierro)
  • Tienes actas de colindancia firmados por sus tradicionales colindantes y con la participación de los funcionarios del Ministerio de Agricultura
  • Cuentan con memoria descriptiva firmada por los funcionarios correspondientes
  • El área está demarcada por un plano de conjunto oficial, desde el año 1987
  • Sus títulos se encuentran registrados en la Sunarp desde el año 1988

Mientras que, del otro lado, es decir de la empresa Agro Norte Corp. solo puede alegar el pago oneroso por un controvertido remate de tierras comunales de Chepén y que ha sido materia de cuestionamientos públicos y legales por parte de la comunidad agraviada.

Fijada la meta de completar el hectareaje adquirido en la subasta, la empresa agroexportadora no tiene ningún miramiento si, en ese afán, también está usurpando tierras de otra Comunidad, que no ha sido parte del juicio y que pensó que sus tierras estaban suficientemente protegidas no sólo por los comuneros mismos, sino también por el propio Estado.

 

Asamblea de comuneros de la Comunidad Campesina de San Gregorio tomando decisiones en forma personal y transparente. La exposición sobre sus derechos territoriales tuvo una gran acogida y esperamos el documento resumen se lo pueda imprimir para todos los comuneros.

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*Pedro Alva Mariñas. Celular: 951679597

 

LANCHIPAMPA – INKAWASI: La fuerza de lo comunal

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Pedro Alva Mariñas*

Lanchipampa es un centro poblado pequeño, propio del modelo de “poblamiento disperso” que caracteriza al sector rural, al que se llega, desde Ferreñafe a través de una carretera que tiene un tramo corto asfaltado y un tramo largo muy deteriorado por las lluvias pasadas y por la desatención estatal. Para el regreso utilizamos un tramo alternativo que partiendo de Inkawasi pasa por varios centros poblados, entre ellos, Kalima, Lanchipampa, Cruz Loma, Huayrul hasta Moyán en donde reingresa al tramo principal. Este tramo luce en mejores condiciones gracias al periódico mantenimiento que realizan los pobladores, mediante faenas comunales.

Destaca la infraestructura pública como el centro educativo, la posta médica, el parquecito, una plataforma deportiva. Los servicios básicos funcionan como el agua para consumo humano (con problemas de potabilización), desagüe, luz eléctrica. El servicio de telecomunicaciones es inexistente por lo que la población se encuentra en “apagón” permanente y si bien el centro de educativo y la posta de salud cuentan con señal, ésta es muy débil y fluctuante.

Lanchipampa es un sector importante de la Comunidad Campesina San Martín de Porres que goza de reconocimiento oficial y su territorio está oficialmente titulado y en proceso de registro en la Sunarp. Políticamente pertenece al distrito de Inkawasi – provincia de Ferreñafe – Lambayeque – Perú.         Se encuentra muy cerca del límite departamental entre Lambayeque y Cajamarca, demarcado por una cadena de cerros que los separa del distrito de Miracosta – Chota – Cajamarca.

En este tiempo el clima es lluvioso, con frecuente invasión de neblinas, no es tan frío como Incahuasi. En sus campos produce, entre otros productos, papa, maíz y también pastos que dan lugar a una pequeña ganadería que permite elaborar quesos para el consumo familiar. La producción de frutas y verduras es limitada. Existe toda una estrategia de auto sostenimiento familiar y el intercambio de productos es más que frecuente. No existe un mercado propiamente dicho por lo que el acceso a otro tipo de alimentos es difícil y de alguna manera se los obtiene con los viajes a ciudades como Ferreñafe y Chiclayo.

En este tiempo se puede apreciar que los comuneros están ya en plena campaña agrícola, muchas de las chacras lucen completamente verdes, pero también notamos una amplia zona comunal dedicada al libre pastoreo del ganado. El paisaje, con lomas y cerros por doquier están matizados con el follaje de numerosos eucaliptos que se han aclimatado bien a la zona, pero notamos también la presencia de alisos, saúcos, magueyes, además del conocido “lanche” que parece darle el nombre a este sector y al mismo centro poblado.

 

 

 

 

 

 

En el transcurso de dos días, prácticamente unas 30 horas de permanencia en Lanchipampa nos ha sorprendido gratamente, ver a las personas en su desenvolvimiento cotidiano, participando en una faena comunal, en un compartir y también el ritual al departir con chicha y el infaltable yonque que es la bebida oficial en esta zona de Lambayeque. Ese acompañamiento – que se relaciona con experiencias similares – nos permiten presentar algunos comentarios relacionados con las prácticas culturales locales, de raigambre andina y que hacen de Lanchipampa un lugar, similar a otros espacios, pero también diferente:

  1. La vestimenta de las mujeres que llevan la marca cultural de la zona andina de Lambayeque, aunque tienen algunas diferencias. El contraste con la vestimenta occidental de los hombres, salvo el poncho con rayas multicolores que lo utiliza un 60% de ellos. En el caso de los varones el sombrero ha sido reemplazado por la gorra.
  2. Las prácticas de faenas comunales y también de las mingas. En esta oportunidad los comuneros (hombres y mujeres) se congregaron para hacer la limpieza de las cunetas del tramo carretero que cruza su sector, terminando los trabajos en el lindero sur – oeste que queda frente al caserío Cruz Loma. Hemos visto trabajar “hombro a hombro” a hombres y mujeres y al mando del presidente de la Comisión de Limpia de Carretera. No hay duda de que esta costumbre es la que ayuda para que este tramo carretero luzca en buen estado.
  3. La práctica del quechua como idioma oficial, diario de la población. Hemos notado que, debido a mi presencia, han usado preferentemente el español en su asamblea. Lo escuchamos a los mayores, a los jóvenes y también a los niños. Incluso en la movilidad de regreso un niño no me entendía que me alcanzar mi mochila, tuvo que intervenir la madre para explicarle mi pedido.
  4. El tucuy micushun. Es una práctica comunitaria que consiste en “compartir” la comida que cada comunero lleva a las asambleas, a las faenas o mingas comunales. Comuneros designados como “serviciales” son los encargados de recoger los “quipes” de las mujeres que contienen la comida y desplegarlos con mucho cuidado en el piso del local de reunión. Al final la comida queda alineada en tres o cuatro hileras, se hace la respectiva bendición de la comida, se nota la preocupación por hacer llegar el mejor plato al invitado. Los serviciales siguen atentos procurando que todos coman, alcanzando o repartiendo algunas viandas para que todos queden contentos y satisfechos. Terminada la comida se procede a brindar un trago de aguardiente a manera de “asentativo”. Se levantan las mantas, se las regresan a sus respectivas dueñas y con ello se declara concluido el tucuy micushun o el compartir.
  5. La fuerza de lo comunal. Hay que estar allí para sentir que en la vida de los peruanos – en general – existe un substrato, casi un instinto – que nos arriesgamos a definirlo como “lo comunal” es decir a pensar, a sentir, a actuar, a sentirnos bien, a extrañar el trabajo grupal, el trabajo entre todos, y que enfrentados a lo individual, a lo egoísta terminamos por elegir el interés común, el interés de “la comunidad”.

 

 

 

 

 

 

 

Los líderes y comuneros de Lanchipampa, que es un sector muy importante de la Comunidad Campesina San Martín de Porres (reconocida por R.D. N° 365-87-AG-DR III del 22 de junio de 1987) y habiendo sufrido algunos desengaños y “discriminaciones” de parte de los dirigentes comunales (residentes en el sector Atunpampa) estaban tentados para iniciar el camino de la separación de la comunidad y transitar el camino de constituirse en comunidad campesina. Incluso hicieron explícito que me habían invitado para que yo sustentara esa decisión y acompañara este proceso que ya habían iniciado.

Luego de un intenso, por momentos tenso, pero franco diálogo, se fueron despejando dudas y aclarando el camino para seguir siendo parte de la comunidad campesina, abandonar el camino de la separación y más bien constituirse en una Junta de Administración Local – JAL de Lanchipampa y con ello se beneficiarían de todos los logros obtenidos como comunidad campesina (reconocimiento oficial y titulación del territorio comunal) y, además, tendrían la autonomía para gobernarse dentro del marco legal y de sus usos y costumbres. El acuerdo fue por unanimidad, todos levantaron la mano en señal de aprobación … también en este punto se comportaron como comunidad …

 

 

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*Director de la Oficina de Asesoría Rural de INDER.

 

 

AIRES ANDINOS DEL PERÚ SE QUEDA SIN VOZ

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Pedro Alva Mariñas*

Una infausta noticia recorre los andes y los espacios rurales y urbano marginales de la parte nor central de nuestro país … la voz amiga, establecida en JHC por mas de 40 años, que les despertaba con su música, con saludos, comunicados y breves noticias se acaba de apagar … ha muerto Zósimo Manayay Lucero, el director y conductor de Aires Andinos, el programa más popular y querido de la Radio a través de cuatro décadas. Otro personaje que se va antes de tiempo, víctima del coronavirus y también de las limitaciones del sector Salud que no tuvo cama UCI cuando más lo necesitaba.

Habrá que vivir entre cerros y quebradas, entre caminos y trochas, entre la falta de periódicos y de medios de transporte para tener una idea de lo valioso que resulta un programa radial que te lleva música seleccionada, noticias de tus familiares, saludos por tu cumpleaños y noticias diversas e importantes para tí. Habrá que querer a tu tierra originaria para que, estés donde estés, te enlaces con una radio y puedas saber y escuchar lo que tu familia y tu gente escuchan. Es en este contexto que Aires Andinos del Perú se hizo querer, se hizo parte del despertar de la gente.

Nos conocimos hace mucho tiempo, cuando él ya había dado los primeros pasos en su vocación de ser comunicador radial y fue el que nos brindó las primeras y más continuas entrevistas para anunciar actividades o asuntos relacionados con las comunidades campesinas y pueblos rurales. Me daba cuenta de la eficacia de su mensaje, de la credibilidad de la gente en lo que decía; pero también del inmenso público que tenía.

Por años nos acostumbramos a tenerlo en casi todos los eventos importantes de FEDECCAL, de comunidades, de INDER y con paciencia esperaba para entrevistar a quién él mismo decidía y el tiempo que le otorgaba. La información llegaba fresca y bien expresada a sus destinatarios, no había preámbulos o explicaciones innecesarios pues comprendió que su misión era informar y hacerlo bien. Así fuimos desarrollando una gran amistad y nunca dejó de llamarme licenciado y yo nunca dejé de escribir su nombre como Zózimo, a pesar que me decía que se escribía Zósimo “al estilo Miracosta”. Por un tiempo acompañamos sus esfuerzos por convertirse en reportero regional de un programa radial liderado por CEPES, demostrando que estaba en condiciones de jugar a otro nivel y no defraudar.

Pasaron los años y llegó el 2019 y Sózimo me invitó a realizar un periplo por la parte norte del distrito de Miracosta – Provincia de Chota, ascendiendo por el río Sangana, pasando por Anguyacu, Sangana hasta llegar (a pie en un tramo) a Calungate (tierra que lo vio nacer), un pequeño centro poblado, enclavado en las faldas de la cordillera y que es sede de la Comunidad Campesina Cuartos del Inca, en proceso de reconocimiento oficial.

Entonces comprendí su cariño por las comunidades campesinas. Lo que más me sorprendió fue el reconocimiento, el cariño de la gente a Zósimo, lo saludaban con aprecio, lo abrazaban, los jóvenes le esbozaban sonrisas, los niños se pasaban la voz apenas escuchaban su nombre. Era todo un personaje y … ¡en su propia tierra!. En ese viaje nuestra amistad se consolidó más todavía e hicimos planes para trabajar más la zona andina de Cajamarca ya que comprobamos que también era zona de comunidades y zona de pobreza. Desde entonces Miracosta ingresó en mi agenda, gracias a Zósimo.

Ya la gente lo está extrañando, la música nuestra ya no volará tan ágil, la música andina ya no alegrará como antes, los saludos no tendrán la calidez, ni tampoco los comunicados oficiales tendrán la misma credibilidad en la voz única de Zósimo. Aires Andinos del Perú continuará en la voz y experiencia de uno de sus hijos que hereda la pasión por la comunicación, pero todo es incierto con su partida … para hombres como Zósimo no hay reemplazos.

Pero no hay duda de que la voz inconfundible de Zósimo seguirá sonando en la zona andina y solo afinaremos los oídos para escucharlo entre los ruidos de los vientos, de los ríos, de los árboles, de las aves, de la gente … entonces diremos que sigues vivo, no has muerto y que sigues con nosotros. ¡¡Zósimo Manayalle Lucero: amigo, comunero, comunicador, director de Aires Andinos del Perú, ¡descansa en paz!

Chiclayo, mayo 2021

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Instituto de Desarrollo Regional -INDER

 

LA PERSISTENCIA DE LA COMUNIDAD CAMPESINA SANTA ROSA DE LAS SALINAS DE TÚCUME.

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Pedro Alva Mariñas*

La Comunidad Campesina Santa Rosa de Las Salinas, ubicada al este del distrito Túcume – Provincia Lambayeque. Es una de las comunidades campesinas más pequeñas (552 has) y menos numerosas de Lambayeque (76 comuneros). Sin embargo, ha sido un ejemplo de comunidad campesina por su funcionamiento como tal y porque ha dado importantes líderes comuneros que hasta ahora contribuyen al desarrollo de sus localidades. El territorio de esta comunidad colinda con el Santuario Histórico Bosque de Pomac, lo que le da todavía más importancia.

Luego de haber sido una de las comunidades campesinas que se opusieron tenazmente – acompañando a Inder y a Fedeccal — a la destrucción de las comunidades campesinas, vía la titulación individual, tomó logró ser persuadida sobre las bondades de la titulación individual.

Se inició entonces un largo y complicado proceso que les hizo gastar tiempo, importantes recursos aportados a la propia empresa de la presidenta comunal que tramitaba la titulación. Al final la mayoría de comuneros están por culminar su proceso de titulación individual, pero los beneficios prometidos y que sirvieron para justificar la titulación, no han llegado y más bien un grupo de comuneros alega haber sido estafado.

Cuando todo se creía perdido para la comunidad, un grupo de comuneros se convencieron que, a pesar de la independización de sus parcelas y de la prédica individualista que se había desarrollado en su comunidad, necesitaban de la Comunidad para seguir defendiendo el territorio de su comunidad, solucionar los problemas con el agua de riego, realizar trámites ante las instancias del Estado, modernizar su local comunal y también solucionar los crecientes litigios entre comuneros. No había razón para liquidar a la comunidad, añadiendo que una comunidad es imprescriptible.

De esta manera se daba la validez de nuestra tesis: que incluso si una comunidad campesina decide titularse individualmente, ello no implicaba automáticamente la extinción real ni jurídica de la comunidad porque la comunidad representa toda la vida de los comuneros y no sólo una relación formal con las parcelas.

Con el tiempo, se ha formado una mayoría de comuneros decidida a mantener su organización comunal y es así que en asamblea del 22/12/2019 acordaron renovar su directiva comunal y para lo cual eligieron al comité electoral comunal integrado por: Esteban Acosta Cajusol (presidente), Nolberto Bances Ventura (secretario) y Saturnino Chapoñán Lozada (vocal).  Actualizado el padrón de comuneros, validada en asamblea la lista de comuneros hábiles para votar y confirmada la voluntad de los comuneros de seguir siendo tales, es que se convocó a asamblea general de comuneros para elegir la nueva directiva comunal.

El 02 de febrero del 2020 se realizó la asamblea eleccionaria de la Comunidad Campesina Santa Rosa de Las Salinas de Túcume que terminó eligiendo a la nueva directiva para el periodo 2020 – 2021, la misma que está integrada por 6 comuneros, 2 de ellas son mujeres. Como acto final de las elecciones se invitó al asesor de Fedeccal – Pedro Alva Mariñas a dar las palabras de felicitación a la directiva ya que la ceremonia de juramentación se acordó aplazarla para la primera semana de marzo.

Varios comuneros y de todas las edades expresaron su plena complacencia por el fortalecimiento de su comunidad campesina y desearon éxitos a la flamante directiva presidida por Segundo Balladares Acosta, un reconocido líder institucional de Túcume y uno de los fundadores de la Federación de Comunidades Campesinas de Lambayeque – FEDECCAL.

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*Oficina de Asesoría Rural de Inder.

RONDAS CAMPESINAS

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Pedro Alva Mariñas*

En los últimos meses tomamos la decisión de aproximarnos al mundo de las Rondas Campesinas, gracias a la intensificación de contactos con varios líderes locales, regionales y nacionales que tuvieron la gentileza de facilitar mi participación en varios eventos realizados en Chota, San Miguel, La Florida, Guadalupe, Chiclayo y Jayanca. La presente nota es una primera aproximación a este complejo y apasionante mundo de los ronderos.

La Ley de Rondas Campesinas, Ley N° 27908, reconoce a las rondas campesinas como “forma autónoma y democrática de organización” y establece algunas funciones primordiales: a) Pueden establecer interlocución con el Estado, es decir con las autoridades políticas, policiales, municipales, Defensoría del Pueblo y otras. b) Apoyan el ejercicio de funciones jurisdiccionales de las Comunidades Campesinas y Nativas, c). Colaboran en la solución de conflictos y realizan funciones de conciliación extrajudicial d) Cumplen funciones relativas a la seguridad y a la paz comunal, pudiendo solicitar el apoyo de la fuerza pública y demás autoridades del Estado. e). Derecho de participación, control y fiscalización de los programas y proyectos de desarrollo que se implementen en su jurisdicción comunal de acuerdo a ley.

Como se puede apreciar se trata de funciones muy importantes, y que abren a las rondas un rol muy importante en los espacios locales. Sin embargo, la norma minimiza la acción de las rondas y las convierte en órganos adhoc del Poder Judicial ya que les asigna la solución de conflictos y conciliación extrajudicial. No las faculta para una actuación independiente en materia de impartición de justicia y ni siquiera menciona la justicia comunal o el derecho consuetudinario que practican.

Pero esta reducción de las funciones reales que cumplen las rondas campesinas tienen su origen en el texto de la propia ley de creación al establecer en su artículo 1 “Reconócese personalidad jurídica a las Rondas Campesinas”; pero a las comunidades campesinas les reconoce personería jurídica tal como lo establece la Ley General de Comunidades Campesinas N° 24656, en su artículo 2 “Las Comunidades Campesinas son organizaciones de interés público, con existencia legal y personería jurídica, integrados por familias que habitan y controlan determinados territorios. Los expertos en la materia afirman que la personalidad jurídica implica reconocer la existencia de una autoridad superior a las rondas, que toma las decisiones finales y, por consiguiente,  a las rondas campesinas se les asigna el papel de colaboradores de la justicia ordinaria, de iniciadores de procesos, pero no el papel decisorio, de última instancia. Esto brinda los argumentos para que cualquier autoridad judicial cuestione la actividad de las rondas acusándolas de extralimitaciones en sus funciones o que están fuera de su ámbito de acción.

En este punto tan sensible el Reglamento de la Ley de Rondas (artículo 12, inciso d)  precisa aún más esa limitación funcional de las rondas al establecer como una de sus funciones “Intervenir en la solución pacífica de los conflictos que se susciten entre los miembros de la comunidad y otros externos, siempre y cuando la controversia se origine en hechos ocurridos dentro de su ámbito comunal”.

En cuanto a organización, tenemos la percepción que el funcionamiento de las rondas, incluso sus propias reuniones distritales, provinciales y regionales (no sabemos si nacionales también) recaen en el buen nivel de organización de las rondas a nivel de bases, lo que les permite participar en eventos con delegaciones de ronderos que solventan sus propios gastos, la base que organiza el evento cumple muy bien su papel de anfitriona, garantizando alimentación y hasta alojamiento a los participantes y, de ser el caso, se asumen los gastos de difusión, de equipo de sonido. Los ronderos hacen un encomiable esfuerzo y el apoyo de los distintos niveles de gobierno es muy limitado sino inexistente.

En cuanto a las relaciones de las rondas campesinas con el Estado las podemos calificar como de desencuentros permanentes y de coincidencias efímeras, situación que ha determinado el surgimiento de dos tendencias o posiciones de las organizaciones regionales o nacionales de las Rondas. Una que, frente a la cerrazón de puertas y ventanas, opta por mayores niveles de tensiones y, la otra tendencia, que minimiza la confrontación para propiciar reuniones, eventos de capacitación o para resolver problemas específicos a nivel de bases.

No hay duda que las rondas campesinas se han ganado, con un sostenido trabajo, el aprecio de la población y el respeto de los gobernantes. En estos tiempos en que las ineficiencias, la corrupción y la impunidad campean en el país habrá que abrirle más espacios y darle más funciones a las rondas para que nos ayuden a cerrar este episodio aciago de nuestra historia.

Nota: este artículo fue publicado en el Semanario Expresión de Chiclayo, en enero 2020

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*Oficina de Asesoría Rural de Inder.

 

COMUNIDAD CAMPESINA DE ANGUYACU – MIRACOSTA

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Pedro Alva Mariñas*

Directiva de la Comunidad Campesina San Francisco de Anguyacu, al momento de ser juramentada por Pedro Alva Mariñas.

El distrito de Miracosta, un distrito de la Provincia Chota y que delimita con el departamento Lambayeque, es también territorio de comunidades campesinas. Hasta el 2010 funcionaba la ancestral Comunidad Campesina Santiago de Cachén (reconocida en 1964), que es la instancia que resistió el embate de los hacendados que porfiaban por anexar todo su territorio, arrinconándola en las partes más altas y menos productivas del actual distrito Miracosta.

Con el tiempo surgió la Comunidad Campesina “San Francisco” de Anguyacu que obtuvo su reconocimiento oficial mediante la Resolución N° 172-2010-GR.CAJ/DRA. Expedida en Cajamarca el 04 de noviembre de 2010. Culminaba un proceso importante y que demandó grandes esfuerzos a los comuneros y dirigentes; pero se iniciaba proceso de la titulación del territorio comunal que es más complejo y complicado porque siendo hacienda fue afectada por Reforma Agraria, adjudicada a favor del Grupo Campesino y a partir de allí existe un largo vacío que ha sido cerrado con la constitución de la comunidad campesina. A partir del 2010 se tramita la titulación del territorio, pero resulta esquiva y más complicada porque, algunas personas, aprovechando este vacío, han logrado establecer algunos derechos sobre el territorio. Felizmente los comuneros tienen posesión del área, que coincide con el que fuera un sector de la Hacienda Sangana.

Tratando de consolidar su institución comunal, hace unos meses celebraron el aniversario de la fundación de su Comunidad y lo hicieron con una ceremonia que fue muy concurrida, en la que participaron diversos sectores que integran la Comunidad (Tuque, Anguyacu, San Martín, Tongod, Shashalá y Montecarlo), estuvo también la directiva saliente y varias autoridades como el Alcalde del Centro Poblado y el Teniente Gobernador (Carlos Mendo Severiano). Nos encargaron la juramentación de la directiva comunal presidida por el líder comunero Mario Díaz Céspedes, que también ha sido un baluarte de la Federación de Comunidades Campesinas de Lambayeque – FEDECCAL.

Existen en la vida de las instituciones algunos hechos que marcan su consolidación como tales y uno de estos hechos acaba de suceder (14/03/2020) en el ámbito de Anguyacu cuando un grupo de comuneros y autoridades locales fueron convocados públicamente, mediante avisos por una radio de Chiclayo, para asistir a un acto demarcación de una parcela de más de 70 has. de extensión, ubicada a ambas márgenes de la carretera Tongod – Anguyacu y a la que asistiría un funcionario de Sunarp.

Presentes en el lugar de los hechos, los comuneros le pidieron al supuesto funcionario su identificación y que mostrara el documento que lo designaba para tal tarea, justo un día sábado que no es laborable y en un lugar remoto de Chota. El supuesto profesional trastabilló, “se achicó” y no volvió a tener ningún protagonismo, tal vez preocupado ´proyecto la presencia de las rondas campesinas del lugar que exhibían sus chicotes. Luego encararon al supuesto dueño, argumentando que las tierras fueron de la hacienda Sangana, luego afectadas por Reforma Agraria y entregadas al Grupo Campesino. Al convertirse en Comunidad esos derechos, sobre todo Anguyacu, pasaron a ser territorio comunal. Quedó al descubierto que se trataba de una estrategia particular, concebida para legitimar una pretensión de usurpación del territorio comunal.

Esta acción colectiva exitosa, de articulación entre una comunidad campesina, sus autoridades y su ronda campesina, ha generado el convencimiento de la fuerza de la comunidad campesina, de la fuerza de su argumentación para enfrentar estos desafíos. Los que estuvieron presentes son los que están contando esta pequeña historia local y también cuentan detalles y anécdotas que con el tiempo ayudarán a que esta historia se haga más grande todavía y será mencionada como una victoria de la joven Comunidad Campesina y su nueva directiva. Yo me limito a contarla porque tenemos que hablar de pequeñas victorias en la larga historia de nuestras comunidades campesinas.

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*Asesor de comunidades campesinas.

SAN PEDRO DE COLAYA. Un pueblo y comunidad ancestrales

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Pedro Alva Mariñas*

Una sonriente mujer mayor, natural de Colaya, nos permite tomar esta fotografía que en cierta forma ilustra el optimismo de la mujer de Colaya, a pesar de las grandes dificultades que afrontan en su vida diaria. Ellas también son comuneras y están apoyando el proceso de reconocimiento oficial de su comunidad campesina, en que está empeñada la población de Colaya.

EL NO SABER LEER NI ESCRIBIR

 Un pasaje, tomado de los títulos coloniales de una Comunidad Campesina de Lambayeque, nos habla de la enconada lucha entre los hacendados y el común de indígenas de Colaya, ya en tiempos de la República. Los colaya logran una sentencia de las autoridades judiciales que confirman sus derechos de propiedad y posesión sobre un paraje en disputa. La hacendada, Tomasa Peramás, en su apelación a dicha sentencia (1846), intenta descalificar al Procurador del pueblo, Sebastián Reyes, artífice de la reivindicación comunal:

  • Se ha contravenido lo dispuesto en el artículo 172 de la Constitución Política según la cual “Ningún individuo ni reunión de individuos, ni corporación legal puede hacer peticiones a nombre del pueblo”.
  • Que no sabe leer y por ello no puede desempeñar dicho cargo porque la Ley de Elecciones, en su artículo 71 así lo establece.
  • No consta siquiera que dicho Síndico se haya juramentado ” …a más sé que no hay constancia siquiera en la suprefectura de esta provincia, ni en ninguna otra oficina de la República del Juramento prevenido por la Ley”

 Termina solicitando al juez que haga la “suprema prueba caligráfica” a Sebastián Reyes para comprobar que efectivamente no sabe leer y por ello todo lo que ha realizado es nulo (Títulos de la Comunidad Campesina de Colaya)

 Qué difícil habrá sido la vida de los pobladores originarios de Colaya y de sus autoridades cuando se tenían que enfrentar a los poderosos hacendados que no ponían límites a la expansión de sus propiedades, ni tampoco a sus odios y desprecios frente a sus oponentes y que se reforzaban porque la República que estaban moldeando estaba más presta que la Colonia a representarlos y favorecerlos.

 

UNA MATRIZ ANDINA COMÚN

Fuente: Archivo General de Indias. ES.41091.AGI/23.9//Lima,565,L.2,F.311V

Transcripción literal:

“Gobernador de la provincia del Perú, por parte de Alonso Guerra, vecino regidor de la ciudad de San Miguel que en esa dicha provincia me ha sido hecha relación que el nos ha servido en esa tierra en todo lo que se ha ofrecido, y que en remuneración de sus servicios vos le encomendaste un cacique que él descubrió el año pasado de mil quinientos y treinta y cinco que se llama Penachi para que se sirviese de él, y de todos los indios y principales que estaban sujetos”

Como serranía de Lambayeque entendemos toda la franja territorial que se levanta bruscamente con el paso del ramal occidental de la Cordillera de los Andes y que cruza el territorio departamental de sur a norte y que comprende casi la totalidad de los actuales distritos de Inkawasi y Cañaris y una parte del Distrito de Salas. En ese ámbito geográfico existen también las comunidades campesinas tradicionales de Penachí, Salas, Cañaris, Incahuasi y las más recientes (formadas sobre ex Grupos Campesinos creados por Reforma Agraria) como son: Túpac Amaru II, San Antonio de Laquipampa, Micaela Bastidas de Moyán, San Martín de Porres de Atumpampa, San Isidro Labrador de Marayhuaca y José Carlos Mariátegui.

En esta zona existen numerosas referencias documentales de la existencia de un amplio curacazgo asentado en la zona andina que bien pudo ser denominada como Penachí por lo menos en el periodo inicial de la conquista.

La información disponible nos permite afirmar que el nombre del antiguo Señor de la serranía de Lambayeque (o por lo menos gran parte de ella) se llamó Penachí. Que este nombre de persona, con el tiempo fue más relacionado con un determinado lugar (probable residencia estable del Señor) que hasta el presente es conocido como el pueblo de Penachí.

Para épocas más tardías, esto es para el siglo XVIII, tenemos evidencias de un curacazgo o cacicazgo, en la serranía de Lambayeque, representando por la familia Callaypoma. Así constan en los títulos comunales de Cañaris, de Penachí, de Salas, como ha sido publicado en la Revista Avances N° 6 (Chiclayo, junio 2013:10-12).

Más recientemente, hemos encontrado las mismas referencias en los “Títulos de Colaya” que hablan de Sebastián Callaypoma como el “Casique Principal y Gobernador de los pueblos de Penachí, Salas y Cañares …”, como se puede apreciar en un fragmento de uno de los folios que datan de 1712.

 

 

 

 

 

Pocas dudas podemos tener a estas alturas que los actuales pueblos y comunidades de Salas, Penachí, Cañaris, Incahuasi y también Colaya hayan tenido una matriz común, un origen común y que hayan conformado un “curacazgo andino” al mando del curaca Penachí que fuera “descubierto” en 1535 junto con muchos indios y principales.

 

La Iglesia de Colaya. No hay duda que la construcción más importante de Colaya es el antiguo templo católico en el que se venera la imagen de San Pedro de Alcántara que fue entronizado, Como el patrón del pueblo y de la comunidad desde tiempos coloniales. En su honor la Comunidad Campesina de Colaya lleva su nombre.

LA EMERGENCIA DE COLAYA COMO PUEBLO

Un suceso singular ocurrido, entre el 9 y 10 de agosto de 1746, en un lugar de Colaya y en circunstancias en que José Mauricio Pérez, comisionado por el General Juan Antonio Matienzo, Corregidor y Justicia Mayor de Piura, estaba realizando una “vista de ojos” a pedido del Común de Indios de Penachí, pasó un incidente que es contado por el funcionario español en los siguientes términos:

” … en este paraje de Colaya aconteció que siendo preciso hacer mensión reconocimos gravísimo tumulto de indios mestizos que se descolgaban de sus cabalgaduras por los altos de enfrente y como viniese contra mí y los testigos me puse en cuidado … i tarde de la noche se sintió ruido y tropel de bestias i saliendo yo i los testigos reconocer el ruido hayamos ser nuestra cabalgadura suelta sin máquinas i cabrestos de suerte que dichos indios por dejarnos a pie lo las soltaron para que no se practicase i continuase la vista de ojos … i segunda vez repitieron soltarlas i sintiendo el ruido salimos i se divisó un indio que iba corriendo por el monte i que se pudo aprehender i bajando a este sitio de Colaya … (Vista de Ojos. Títulos de Penachí)

Se trata obviamente de una acción de resistencia a la presencia de los funcionarios coloniales y que nos ilustra no solo la rebeldía de los colaya de esos tiempos, sino que no congeniaban con los penachí que son los que habían promovido la visita y, sin embargo, no pudieron evitarles estas incomodidades a los funcionarios coloniales.

En los siguientes extractos de los Títulos de Colaya encontraremos que los colaya, demandan deslindarse, excluirse o no ser incluidos como parte de Penachí. Veamos algunos pasajes de los títulos en lo que estas demandas quedan evidenciadas:

“DECRETO.- Olmos noviembre veintisiete de mil setecientos ochentaiseis por presentado.- El superior despacho obedece en la forma ordinaria, guárdese, cúmplese como él se contiene procediéndose en consecuencia al deslinde y amojonamiento que se solicita con citaciones de los convecinos de las tierras respectivas al pueblo de Colaya, nombrándose peritos por las partes y exhibiéndose los correspondientes títulos. Y respecto de no poder constituirse en el indicado territorio por varias ocupaciones … se da la comisión necesaria a don Bartolomé Dapelo quien … Dará cuenta a este Juzgado….”.

Como se puede apreciar para el año 1786 y, bien pudo ser anterior a esta fecha, aparece con claridad la denominación de pueblo de Colaya, incluso se habla de “Protector de Naturales de Colaya” y hasta del deslinde de tierras. Todo ello significa que Colaya ya tenía una nueva categoría, por lo que da lugar para hablar de la “emergencia de Colaya”.

Autoridades locales en la ceremonia de izamiento del pabellón nacional. El consejero regional Antonio Riojas y Pedro Alva Mariñas como invitados. Colaya ha mostrado una gran persistencia a través del tiempo. De haber sido una simple aglomeración de casitas, pasó a convertirse en pueblo como sus pares de Salas y Penachí y teniendo sus propias autoridades en tiempos coloniales y republicanos. Actualmente Colaya es un progresista centro poblado perteneciente al distrito de Salas de la provincia de Lambayeque.

EL PERIODO DE RESISTENCIA A LAS HACIENDAS (1800 – 1970)

Quizás a manera de resumen de este periodo podríamos caracterizarlo como el periodo de resistencia a las haciendas y que va desde 1800 hasta 1970.

Al hablar de comunidades campesinas, resulta inevitable hablar también de las haciendas que han sido su contraparte. Para entender esta parte de la historia de Colaya tenemos que ponernos en contexto del drama en que vivían sus pobladores frente a la usurpación y creciente expansión de las haciendas asentadas en gran parte del territorio que fue del Curacazgo de Penachí, gestionado por el Cacique Principal Penachí y sus Principales.

De la lectura de los Títulos de Colaya podemos comprobar que ellos lucharon, pelearon, litigaron y también establecieron acuerdos con cuatro haciendas principales:

  • San Cristóbal de Chiñama, cuyo dueño, en el año 1760 era el Teniente de Correjidor de Motupe, Ruiz de Aranda, que lo hereda su hijo Simón y éste le vende a Thomas Veles el 18 de julio de 1766 y que termina vendiendo a Pedro Torres Conde, vecino del pueblo de Lambayeque.
  • Santa Lucía de Vivina, con la que se litigó por los sitios de Tres Horcones, La Matanza.
  • La hacienda Tongorrape, que tuvieron como antiguos dueños al presbítero don Tomás Velis y sucesivamente don Juan y Joaquín Pichardo.
  • La Hacienda Cangrejera.

Ha pasado el tiempo y, para 1888, encontramos al Común de Indígenas de Colaya pleiteando con los hacendados de Cangrejera, Santa Lucía y otros, según un extracto de los Títulos de la Comunidad de Colaya:

“Con tal intento presento tres cuadernos … un cuaderno tercero en fojas doscientas cinco que contiene la contienda judicial del Común de Colaya con la señora Doña Tomasa Peramás sobre despojo de tierras correspondientes a la misma jurisdicción de Penachí  … A usía suplico se sirva proveer como solicito en justicia etcétera.- Lambayeque agosto diez de mil ochocientos ochenta y nueve”

Vemos que en forma reiterada la actuación independiente de Colaya en varios de los juicios con los hacendados vecinos ya sea como “pueblo de Colaya”, como “Común de Colaya” o “Comunidad de Colaya” y lo hace por territorios sobre los cuales tiene efectiva y larga posesión.

COLAYA Y LA TITULACIÓN DE PENACHÍ

Aprovechando un periodo de “primavera comunal” del primer gobierno de Alan García, la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí logró titular su territorio comunal, incluyendo el sector Colaya sobre el cual ejercía una titularidad bastante precaria como es conocido por propios y extraños.

El documento oficial se denomina “Acta de la Comisión de Estudio de Deslinde y Titulación de la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí” y está fechado el 17 de mayo de 1990 en la sede de la Unidad Agraria III – Lambayeque.

El lindero Norte de la Comunidad Campesina de Penachí, y que abarca gran parte del ámbito de Colaya se lo establece que la línea de colindancia con la Comunidad Campesina Túpac Amaru II.

Tenemos la impresión que para entonces los dirigentes de Colaya centraron su interés no tanto en oponerse a la titulación de Penachí, sino más bien en lograr su reconocimiento oficial como comunidad campesina, según se puede ver en la documentación disponible. Y es que no teniendo reconocimiento oficial no podía oponerse a la titulación de las comunidades campesinas vecinas de Penachí y Túpac Amaru II.

Es así como el sector Colaya, al no consolidar su reconocimiento oficial como comunidad campesina, queda titulada como parte del territorio comunal de Penachí, lo que tiene tres consecuencias:

  • Se facilitó la titulación de Penachí al no existir oposición interna que la hubiera hecho más difícil y problemática.
  • El territorio de Colaya queda amparado por las leyes que protegen a las comunidades campesinas.
  • Pero el lado negativo estaba la “confirmación” de su supuesta pertenencia de Colaya al ámbito de la Comunidad de Penachí y ello atentaba contra su histórica aspiración a la autonomía.

Luego de conversar con numerosos comuneros y líderes de la zona tenemos la impresión que en la realidad la titulación de Penachí no significó situaciones desfavorables a Colaya y tampoco ventaja real para Penachí, porque los ámbitos de ambas comunidades han sido respetados de uno y otro lado.

COLAYA EN BUSCA DEL RECONOCIMIENTO FORMAL

 

En este apartado vamos a referirnos al periodo reciente en que vuelven a ratificar la decisión de tramitar el reconocimiento oficial y este último proceso, documentado por la Oficina de Asesoría Rural de Inder, se remonta al año 1973, fecha en la cual los comuneros de Colaya, reunidos en asamblea general aprobaron solicitar el reconocimiento oficial como Comunidad Campesina y encargaron a Nemecio Monja Manayay, elegido como Gestor, realizar los trámites respectivos.

Estos trámites y los subsiguientes colisionaron con dos obstáculos evidentes: la falta de normas legales explícitas que la hicieran posibles y la falta de voluntad de las autoridades departamentales y nacionales para concretarlas.

Años después y con la aprobación de la Ley 24656 y la Ley 24657 y sus reglamentos publicados en el último tercio de los años 80, se dieron las condiciones para que ese trámite fuera reanimado por el mencionado dirigente y por otros que le sucedieron en el cargo. Así encontramos que el 18 de octubre de 1988 con la expedición de una Resolución Directoral que otorga reconocimiento oficial a la Comunidad Campesina San Pedro de Alcántara de Colaya.

Destacamos el hecho que la Resolución de reconocimiento oficial de la Comunidad se refiere a su inscripción en el Registro de Comunidades Campesinas; pero en cuanto al territorio se reserva el reconocerlo y lo supedita a un trabajo posterior a ser realizado por la Oficina de Catastro Rural. A pesar de ello surgieron las oposiciones de las comunidades vecinas que obligaron a que la misma Dirección Regional Agraria diera por cancelado el reconocimiento oficial a Colaya

LA NULIDAD DE LA RESOLUCIÓN DE RECONOCIMIENTO

 Resulta importante aclarar que el sustento para anular el reconocimiento oficial de Colaya tiene que ver estrictamente con las oposiciones de las comunidades campesinas de Penachí y Túpac Amaru II y el temor de los funcionarios de agricultura de generar un conflicto de mayores proporciones. El argumento central para la nulidad aparece en el mismo texto de la Resolución Directoral N° 549-88-AG-UAD-III.

 

Importante remarcar que al no existir objeciones de fondo a la formalización de la nueva comunidad campesina y al eliminar o minimizar los temores de un conflicto en la zona, se reabre la posibilidad de otorgarle reconocimiento oficial a la Comunidad de Colaya.

UNA COMUNIDAD CAMPESINA REALMENTE EXISTENTE.

Las faenas comunales son una obligación de los comuneros de Colaya. Reunidos en el punto tripartito llamado La Cruz de Colaya se toman decisiones prácticas para iniciar la limpia de caminos en faena comunal. Se eligen o ratifican a las autoridades de la faena, se establecen las multas o castigos. La participación de jóvenes comuneros garantiza la continuidad de esta práctica comunitaria.

La Constitución Política del Perú reconoce la existencia real de las comunidades campesinas del Perú y no las sujeta a ningún condicionamiento legal o administrativo como a otras organizaciones. El artículo 89° de la Constitución Política del Perú dice textualmente en su primer párrafo: “Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen existencia legal y son personas jurídicas”.

En el caso del pueblo y comunidad de Colaya, hace tiempo que cumplen con todas las características de una comunidad campesina ancestral o tradicional: es autónoma en su organización, es autónoma en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, tiene autonomía en lo económico y administrativo, consideran la propiedad (y posesión) de sus tierras imprescriptible. Adicionalmente están integradas por familias que: habitan y controlan determinado territorio, tienen vínculos ancestrales, mantienen vínculos sociales y económicos, vínculos culturales, practican la ayuda mutua, tienen un gobierno democrático que se renueva cada dos años, y su finalidad es el bien común de sus miembros.

Desde el año pasado los comuneros de Colaya están buscando que el Estado peruano, en sus instancias competentes, les extienda el documento que oficialice su condición de comunidad campesina y también están buscando que las comunidades campesinas vecinas, entre ellas la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí, las reconozcan como instituciones hermanas, surgidas de una matriz común.

Así los colaya en pleno, comuneros, dirigentes comuneros y autoridades locales, están protagonizando un nuevo peregrinaje ante las oficinas públicas para que les extienda una certificación administrativa que les permita pasar de su condición de Comunidad Campesina realmente existente, a convertirse en una Comunidad Campesina oficialmente reconocida e inscrita en los registros oficiales del Estado.

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*Pedro Alva Mariñas es antropólogo, investigador de INDER. arriero50@hotmail.com

FAR LAP – FESTIVAL DEL AGUA

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Pedro Alva Mariñas

Far Lap (en muchik) o Festival del Agua (en su segunda edición), es una de las actividades más importantes que se desarrollan en Lambayeque y que involucran a un universo de instituciones y organizaciones públicas y privadas y a una multitud de participantes que, convocados por el agua, escenifican varias actividades que en conjunto representan el Far Lap o Festival del Agua y que se inicia con un ritual de recojo del agua de mar en las tres playas de Lambayeque, su paso por ciudades importantes, se asciende aguas arriba hasta el partidor La Puntilla y luego inicia su ascenso hacia la serranía adyacente de Cajamarca hasta llegar a la mágica laguna Mishahuanga donde se desarrolla la ceremonia final de vertimiento del agua de mar.

Con motivo de esta celebración escribimos una nota orientada a explicar la importancia del agua en la vida de los pueblos del norte del país, de ayer y de hoy.

Far Lap (en muchik) o Festival del Agua. El norte peruano y su población está sometida a tres influencias globales que marcan sus vidas a través del tiempo y que, generalmente no lo tomamos muy en cuenta. El inmenso mar (Ñi o Cochamama) que es un determinante clave del clima norteño y es también una fuente importante de proteínas (y no es de transporte por la falta de puertos). El otro factor global son los Andes que marcan una geografía, una producción tan variada y que la conocemos como serranía. El norte no puede concebirse sin la sierra aledaña pues lo marca étnica y culturalmente. El tercer factor global es la Amazonía, la selva alta y baja con su exuberante vegetación, su impresionante fauna y abundancia de agua de ríos y de lluvias la convierten en un pulmón del mundo.

En estos tres espacios existen dos elementos que los vinculan, que fluyen en un incesante ida y vuelta que nunca termina. Nos referimos al aire y al agua que son dos factores tan importantes para la vida en general y del ser humano en particular. Sin embargo, el agua aparece más cercana porque es más tangible, la podemos ver, tocar, sentir y beber.

El agua que corre por la zona continental tiene su inicio en la masiva evaporación del agua de mar que, libre de sales, asciende a la atmósfera e impulsada por los vientos alisios cruza la costa y se diluyen en forma de lluvias, de neblinas para dar vida a manantiales, a quebradas, riachuelos y ríos que regresan, al mar o se secan en ese empeño. Otras nubes, van más allá, cruzan la cordillera y se convierten en las copiosas lluvias que se abaten sobre la Amazonía, sobre la selva.

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El agua, fructifica todo a su paso, reverdece los paisajes, anima la vida de plantas, animales y seres humanos y resulta lógico que el agua se haya convertido en objeto de culto, de ritualidades que los arqueólogos, etnohistoriadores lo fechan desde tiempos bastante remotos y que a pesar de las modernidades existen espacios en que el agua tiene un significado distinto al puramente comercial y utilitario. En esos lugares el agua recogida, a horas tempranas, sirve para los bautizos de emergencia (agüita del socorro), para bendiciones y por ella no hay porqué pagar. Este conflicto se aprecia en el tratamiento que dan al agua los usuarios de agua formales de la parte baja de los valles y los usuarios de agua de la parte alta. Para los primeros el m3 de agua de riego tiene un costo determinado, para los usuarios de la parte alta el agua las provee “Diosito”, no debe cobrarse y, en todo caso, la forma de pagarla es celebrando fiestas de santos católicos como San Juan o San Isidro Labrador.

Far Lap – Festival del Agua que se desarrollará los días 11, 12 y 13 de noviembre es un valioso intento por recuperar la ritualidad del agua, un esfuerzo por revestir al agua de elementos religiosos que le devuelvan el respeto, el buen trato que le prodigaron y prodigan sociedades tradicionales que conservan todavía saberes y cultos de raigambre andina. Si este poderoso mensaje se mantiene en el tiempo podrá significar el inicio de un mejor trato al agua, devolviéndole su contenido ritual y trascendente.

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EL PAGO A LA LAGUNA MISHAHUANGA

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“Cada familia tiene un relato sobre una desaparición, ahogamiento, luces, apariciones, lluvias intensas atribuibles a la montaña”

En el imaginario colectivo de los pueblos andinos las lagunas tienen vida propia y son capaces de montar en cólera y desatar un castigo, pueden también hacer el bien, pues poseen una fuerza poderosa que puede sanar y hacer “florecer” a las personas.

Se considera que son los maestros o brujos los que, conjuros mediante,  pueden hacer que la laguna ofrezca su lado bueno o malo. Recordemos que, generalmente se trata de dos lagunas, en oposición y complementaridad, afirma el antropólogo investigador de Inder, Pedro Alva Mariñas.

También se considera que los dioses andinos se refugiaron en las grandes montañas y lagunas altoandinas para resguardarse de la dura persecución durante la Conquista y la Colonia.

La laguna de Mishahuanga, ubicada en la zona altoandina (4,000 m), tiene fama de haber sido muy brava, prácticamente cada familia tiene un relato sobre una desaparición, un ahogamiento, un susto, luces, apariciones, lluvias intensas, etc. Atribuibles a la laguna o a la montaña. Los relatos son contados con temor y respeto; aunque los más jóvenes con algo de incredulidad, lo que nos convence que, para ellos, tienen mucho de certidumbre, acota el investigador Alva Mariñas.

Ya, Antonio Raimondi, que hiciera una visita a la laguna un día de agosto de 1869, confirma lo extendida que estaba esta creencia, este componente de la religiosidad andina que, como es natural en un europeo ilustrado de esos años, los trata con desdén al decir que la gente de la zona tiene “la absurda preocupación, que la cordillera y las lagunas se embravecen con solo ir a ver a estas últimas” (El Perú. Tomo I. Pág. 353)

Con estos antecedentes, nos enteramos de que un programa estatal estaba a punto de iniciar la construcción de una represa de 60 m. de largo por 2 m. de alto en base a piedra con argamasa. A pesar de no ser una obra invasiva y que altere el paisaje, nos permitimos preguntar si la municipalidad o el programa estatal habían contemplado pedir autorización o permiso a la propia laguna. La respuesta era obvia pues ni siquiera se había pensado en ello. Apareció entonces la iniciativa de hacer un acto de respeto, un pago a la laguna para que todo transcurriera sin problemas, no se tenga nada que lamentar y la obra cumpla con su función.

Fueron el alcalde de Miracosta y su equipo de confianza que tomaron la iniciativa de realizar el pago a la laguna en reemplazo de la conocida ceremonia de colocación de la primera piedra y decidieron también cursarme una invitación para animar la ceremonia ya que no había tiempo para invitar a un maestro especialista.

Por razones obvias no describimos la ceremonia, pero damos cuenta que los participantes, sin excepción, tuvieron una actitud de respeto y participación en la ceremonia de “pago a la laguna”. Destacamos que todos participaron en todas las fases del ritual contribuyendo a darle un aire místico y especial al momento de la ceremonia.

No podía faltar algunos insumos básicos de toda ceremonia de esta naturaleza: agua de florida, un buen yonke de Penachí, maíz especial rojizo (misha) obsequiado por una dama de Miracosta, un paño de Monsefú, monedas de colección.

Finalmente, al terminar la ceremonia, nos sentimos invadidos por una especie de regocijo, de libertad y hasta los rigores del clima como que se atenuaron … es decir habíamos “florecido” gracias a los poderes mágicos de la laguna y a establecer una relación de respeto con ella. Todos celebramos entonces la suerte de haber estado allí.

  • Nota publicada por el diario La Industria de Chiclayo en su edición del 01/10/2019/.

V CONGRESO COMUNIDADES CAMPESINAS – FEDECCAL

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Pedro Alva Mariñas*

Una serie de circunstancias se juntaron que no permitieron colgar en este blog algunos documentos de gran importancia para las comunidades campesinas y en los cuales he tenido una participación importante. Lo hago con algún retraso porque sé que tenemos un público que espera y sigue nuestras publicaciones en este espacio tan importante.

Compartimos los “Acuerdos globales del V Congreso de Comunidades Campesinas de Lambayeque” organizado por la Fedeccal – Federación de Comunidades Campesinas de Lambayeque, con el apoyo de la Oficina de Asesoría Rural de Inder. Reproducimos los acuerdos que acompañamos con algunas imágenes de los firmantes del documento. 

“PROPUESTAS GLOBALES DE LAS COMUNIDADES CAMPESINAS DE LAMBAYEQUE AL GOBIERNO NACIONAL Y REGIONAL

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS AFILIADAS A FEDECCAL Y PARTICIPANTES EN EL V CONGRESO DE COMUNIDADES CAMPESINAS DE LAMBAYEQUE, HAN TOMADO LA DECISIÓN DE DECLARARSE ACTORAS IMPORTANTES EN EL DESARROLLO INTEGRAL DE NUESTRO TERRITORIO, ACTORES EN LA LUCHA CONTRA EL NO DESARROLLO Y LA POBREZA, ACTORES EN DEFENSA DEL MEDIO AMBIENTE Y LOS RECURSOS NATURALES Y ACTORES CLAVES POR LA SEGURIDAD EN EL CAMPO Y BALUARTES DE LA DEMOCRACIA EN EL CAMPO.

PERO AL MISMO TIEMPO, REQUERIMOS QUE PARA CUMPLIR CABALMENTE CON ESTA DECISIÓN NECESITAMOS QUE EL ESTADO PERUANO NOS VISIBILICE COMO ACTORES Y, POR TAL, COMO ALIADOS DEL ESTADO Y NO COMO OBSTÁCULOS O COMO PROBLEMAS COMO ALGUNOS DISCURSOS INTERESADOS NOS HACEN APARECER EN EL MUNDO OFICIAL.

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS SOMOS ALIADOS DEL ESTADO POR EL DESARROLLO RURAL SOSTENIBLE

  1. Solicitamos que se expida una norma legal, del estatus correspondiente, declarando a las comunidades campesinas y nativas como aliadas en las estrategias de lucha por el desarrollo rural integral. En la directiva se recomendará a las entidades públicas informar, coordinar y concertar con las directivas comunales, con las juntas de administración legalmente establecidas, en cada ámbito de trabajo del Estado.
  2. Que se conforme una instancia nacional de atención a las comunidades campesinas Y Nativas que bien puede ser el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, pero que goce de autonomía administrativa y política y sea conformado por personal propuesto por las centrales nacionales del campesinado.
  3. Se conformarán en los gobiernos regionales, la Subgerencia de Comunidades Campesinas, adscrita a la Gerencia General, con personal idóneo y presupuesto.

LA CONSTITUCIÓN DE INDEC Y FONDEC

  1. Que hasta la fecha las comunidades campesinas y nativas del Perú no han tenido una entidad estatal especializada para su desarrollo integral y que más bien ha sucedido todo lo contrario, que este abandono del Estado no sólo es histórico sino que en las últimos años se ha profundizado, lo que no se condice con normas legales vigentes y mandatos expresos de normas nacionales e internacionales.
  2. Considerando que la Ley Nº 24656 en su artículo 40º establece “Créase el Instituto Nacional de Desarrollo de Comunidades Campesinas – INDEC como organismo público descentralizado multisectorial del Ministerio de la Presidencia, con personería jurídica de derecho público interno y con autonomía técnica y administrativa”
  3. Por lo anterior solicitamos a la Presidencia del Congreso de la República aprobar las directivas pertinentes para la creación del INDEC como organismo promotor del desarrollo integral de las comunidades campesinas.

LAS COMUNIDADES COMO ALIADOS EN LA LUCHA CONTRA LA POBREZA

  1. Que los datos disponibles sobre pobreza y extrema pobreza indican que éstas predominan en distritos caracterizados por la existencia de comunidades campesinas y nativas. Así pasa en los ámbitos del Departamento de Lambayeque y en el Departamento de La Libertad, por no decir de otros departamentos. Siendo así, son las comunidades campesinas son las más interesadas en aportar con los esfuerzos del Estado y de otras instituciones como las Mesas de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza.
  2. Sin embargo hemos comprobado que muchas de las acciones de alivio a la pobreza que se dan en ámbitos de comunidades campesinas no informan, no coordinan, no hacen participar a las directivas comunales, a pesar de su amplio reconocimiento de la población local. Reconocemos que se hace un trabajo dentro de los distritos en los cuales existen comunidades campesinas y que coordinan con municipalidades, con Apafas, con asociaciones, con comisiones de regantes, con clubes de madres y que forman sus propias organizaciones. Pero no coordinan con las directivas de las comunidades campesinas existentes en esos territorios.
  3. Por lo expuesto, solicitamos que el Congreso de la República emita una norma, del nivel pertinente, que obligue a las instituciones públicas de alivio a la pobreza para que informen, coordinen y hagan participar a las directivas de las comunidades campesinas en cuyos ámbitos ejecutan sus actividades
  4. La FEDECCAL propone a la PCM que en coordinación con la MCLCP se convoque un evento de evaluación de resultados de los programas sociales de alivio a la pobreza que funcionan en los distritos con mayores niveles de pobreza.

SOBRE LOS COMUNEROS DESPLAZADOS POR LOS PROYECTOS DE IRRIGACIÓN

  1. Que tenemos conocimiento que se proyecta la continuación de los grandes proyectos ya realizados, en sus segundas o terceras etapas, y que se está hablando del inicio de otras obras de irrigación. Por ello solicitamos que se expida un documento a los organismos respectivos para que tengan muy en cuenta un tratamiento digno a las poblaciones desplazadas y evitar así generar nuevos problemas sociales que dañan la imagen del Estado.
  2. De manera especial solicitamos el compromiso para formular un Proyecto de Ley sobre las poblaciones desplazadas por los megaproyectos de irrigación, en el que se contemple, entre otros puntos: a. Que se considere los desplazamientos de comuneros sólo en caso en que sea imposible mantenerlos dentro de las áreas de los proyectos. Esto regirá para los nuevos proyectos o para las siguientes fases de los proyectos en ejecución y b. Que se establezcan compensaciones justas que garanticen el mejoramiento sensible de su nivel de vida que tuvieron los comuneros, previo a la intervención del Proyecto y c. Que se incorpore a los comuneros desplazados de los megaproyectos como beneficiarios de las compensaciones establecidas en el proyecto de ley.

COMUNIDADES Y MUNICIPALIDADES

  1. Considerando que existe un largo litigio entre las fortalecidas municipalidades provinciales y distritales con las comunidades campesinas, especialmente por las tierras del ámbito y expansión urbana, por las tierras del litoral y por las tierras eriazas. Las municipalidades utilizan instrumentos de regularización de áreas urbanas para asumir que tiene propiedad sobre ellas y en particular los planos o trabajos del Ministerio de Vivienda, de COFOPRI y declaraciones de expansión urbana.
  2. Declaramos que las Municipalidades no son dueñas por si y ante sí de las tierras comunales pues son las comunidades campesinas de sus ámbitos los que tienen derechos de propiedad y con las cuales las municipalidades deben dialogar y concordar para expansión urbana, lotizaciones, obras públicas, etc.

Chiclayo, 31 de enero de 2018