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LA CORRUPCIÓN DE ALTO VUELO

Pedro Alva Mariñas

En estos días el mundo político nacional ha sido estremecido por un nuevo caso de corrupción y que tiene como protagonistas a connotados representantes de un partido político (Apra) a representantes de una empresa privada (Discovery Petroleum) y, al centro, como objeto de los afanes, una empresa estatal (Perú-Petro y Petroperú) interesada en la inversión extranjera para facilitar la exploración y posterior explotación de reservas de petróleo, recurso del cual estamos tan necesitados y que tiene gran atractivo por sus altos precios.

La empresa corruptora es originaria de un país nórdico en la que parece este tipo de prácticas están prohibidas o son severamente castigadas y por ello tendrá que dar las explicaciones y los datos concretos para determinar los pagos realizados y los destinatarios. Por añadidura esta empresa, como tantas otras, no parecen tener mucho capital – como muchas otras que inician su fortuna operando en el país — y esa debilidad tuvo que ser reemplazada por estrategias de corrupción para asegurarse un lugar ganador. Esta empresa – como muchas otras – estuvo representada por una firma de abogados de rimbombante apellido (Arias Schreiber) que fue parte del tinglado y que incluso puso dinero propio para facilitar que su representada no quedara fuera del concurso.

El otro actor era un grupo de personas prominentes del actual gobierno – algunas con claras reincidencias — que se prestaron o fueron contactadas para asegurarse que la empresa extranjera resultara ganadora y para lo cual negociaron sus bien aceitadas relaciones o su presencia directa en las instancias de decisión. Este grupo, luego de una “gran faena”, convinieron en cobrar una “comisión ganadora” a la empresa internacional que se hacía con 5 lotes para la exploración del petróleo.

El tercer actor era un alto funcionario del Estado (por lo menos el único conocido hasta ahora) y se desempeñaba, nada menos que el Presidente de Perú – Petro) y como tal intervino directamente en las negociaciones, asegurando de antemano a la empresa extranjera de que se haría de cinco de los varios lotes que entraron en el concurso. Es seguro que para ello necesitó o hacer valer su condición de presidente de la empresa estatal o, simplemente, de tejer internamente una relación para que ello sea posible. Solo él y algunos saben los detalles de esta faena.

Resumiendo, podemos decir que se juntaron: representantes de una empresa privada internacional, un grupo formado por integrantes del partido político oficial y, los integrantes de la empresa estatal. El tema es que esta alianza no sólo no es nueva sino que en los últimos tiempos ha sido casi una constante. Y otra vez estamos ante un caso de corrupción de alto nivel que resulta contradictoriamente aleccionador porque vuelve a evidenciar que la corrupción está muy enraizada en las instituciones del Estado, en el propio sector privado y en los partidos políticos (incluso, como en este caso, de un partido organizado, con mística y liderazgo) y que frente a ella los gobiernos se muestran impotentes y hasta se sienten tentados en caer nuevamente en los brazos de las Fuerzas Armadas para sentirse seguros en periodos de inestabilidad política.

Frente al caso de corrupción se están presentando hasta tres actitudes o en todo caso enfoques para tratarla: una de las opciones es abordarlo como un caso aislado, que busca culpables directos y concretos, actuando a la manera de un cirujano que extirpa un tumor de un organismo sano y con ello el caso se cierra. La otra actitud es ubicar el caso dentro de un contexto mayor, relacionarlo con otros casos y establecer la posibilidad de que el Estado haya sido atravesado por la corrupción y entonces tratarlo como un tumor extendido que no puede ser extirpado fácilmente. Una tercera posición se basa en el conocido aforismo de la mejor defensa es el ataque y entonces algunos personajes tendrán un discurso de dos partes: exigirán sanciones severas a este caso “único” o “aislado” de corrupción y, a continuación, levantarán algún tema que haga daño a los opositores para que no se produzca “ganancias en río revuelto”.

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