LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA Y LA PLANIFICACIÓN DE CORTO PLAZO

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  Pedro Alva Mariñas. INDER

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Son muchas preguntas que se generan alrededor del planeamiento estratégico y las posibilidades de convertirlo en un instrumento efectivo de transformación de la gestión pública y de liderazgo a largo plazo de las sociedades. Algunas preguntas tienen que ver si el plan de desarrollo estratégico (a largo plazo) no termina adornando o rellenando los estantes o los cajones de los gestores públicos y son usados sólo para cumplir formalidades burocráticas. Y las otras preguntas tienen que ver sobre si el Plan ayuda a los gestores públicos a tomar decisiones en el día a día y no termina siendo un documento general, casi declarativo. Estas son preguntas que trataremos de responderla basados en algunas lecturas; pero sobre todo en la experiencia en procesos de planeamiento.

Cómo hacer del Plan de Desarrollo Concertado (regional, provincial o local) un instrumento efectivo de gestión pública? Nuestra primera recomendación es que una institución pública (especialmente las municipalidades) asuman la conducción del proceso en forma institucionalizada, es decir con acuerdo de sus gerencias de planeamiento, de los consejos municipales y del propio Alcalde. Se tiene que asegurar un proceso altamente participativo en el que las instituciones públicas, privadas y de sociedad civil participen de manera entusiasta y sostenida en todo el proceso, desde el inicio, hasta la validación. Finalmente la Municipalidad tiene que asumir el compromiso de aprobar el Plan mediante acuerdo de Consejo Municipal y hacerlo público en el diario oficial, para finalmente tomar la decisión de publicarlo, en espacios virtuales y en forma física y hacerlo llegar a las principales instituciones de su jurisdicción y de la región.  Un documento gestionado de esta manera, tiene mucho menos probabilidades de quedar estancado en las oficinas de la municipalidad ya que se contarán con muchos actores del proceso que preguntarán por él y que exigirán su puesta en práctica.

Cómo hacer para que el Plan de Desarrollo Concertado ayude a los gestores públicos a direccionar su actividad cotidiana? Consideramos que el contar con un plan de desarrollo genera una situación muy distinta cuando no se tiene ese plan de desarrollo. Por lo menos ya se cuenta con un documento que en cierta forma nos da un Norte, una orientación general de lo que debemos hacer. Por ejemplo la asamblea de agentes participantes ya sabrá que el mayor presupuesto participativo se tendrá que otorgar al objetivo estratégico priorizado en el Plan de Desarrollo Concertado y que ello ya no requiere mayor discusión (otra cosa es que no existan proyectos suficientes).

Sin embargo ello no basta y entonces se necesita dos planes para llenar ese espacio entre el actuar cotidiano del gestor público y el largo plazo establecido en el plan de desarrollo concertado. Esos planes son el Plan Estratégico Institucional Multianual (PEIM) y el Plan Operativo Institucional (POI). El primero establece un horizonte de cuatro a cinco años; mientras que el segundo tiene una duración anual y es el que más se aproxima a la labor cotidiana de un gestor público, de un simple trabajador del Estado.

El Plan Estratégico Institucional Multianual ya corresponde al ámbito de cada institución pública, como lo puede ser una municipalidad y en este sentido tiene una gran diferencia con el Plan de Desarrollo Concertado que es el documento marco para todos los actores de un territorio determinado. Por  lo anterior el PEIM tiene necesariamente que estar basado en el presupuesto de la propia institución y calculado anualmente y por un espacio de cuatro o cinco años.

En cuanto al POI se define como “un instrumento de gestión de corto plazo que define las actividades que se llevarán a cabo en períodos de un año, para el logro de los resultados previstos en el Plan Estratégico Institucional”. Se trata de un proceso por el cual una institución “organiza su gestión institucional para un año fiscal” y que es el documento en el que debe iniciarse el camino hacia los objetivos específicos y generales contemplados en el Plan de Desarrollo Concertado.

La importancia del POI radica en que orienta y dinamiza el funcionamiento de toda una institución porque cada oficina o dependencia hace la parte del plan que le corresponde; limita la dispersión de recursos humanos, logísticos y financieros de una institución; obliga a la coordinación al interior de la propia institución y permite conocer las actividades que la institución puede hacer en ese año, y entre ellas las que cuentan con presupuesto y aquellas que no lo tienen. Pero lo más importante es que cada oficina, cada dependencia se compromete al logro de resultados tangibles, medibles en un periodo determinado.

Formular un POI, que tenga los impactos descritos, requiere un doble proceso: una voluntad de los representantes de la institución de llevarlo adelante, cumplirlo y hacerlo cumplir; pero también es necesario el involucramiento de todos los funcionarios y trabajadores en la elaboración de este instrumento, desde el inicio hasta su aprobación, ejecución y seguimiento.

Terminamos afirmando que hacer un buen Plan de Desarrollo Concertado o actualizarlo ya es un buen punto; pero es indispensable complementarlo con la formulación, aprobación y puesta en práctica de un buen Plan Estratégico Institucional Multianual. Igualmente remarcamos la importancia del Plan Operativo Institucional para que se pueda iniciar el camino hacia el logro de los objetivos institucionales y de los objetivos contenidos en el Plan de Desarrollo Concertado. Estos tres instrumentos generarán las condiciones para una más efectiva y eficiente gestión institucional, que tanto se necesita en estos tiempos.

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Artículo publicado en Semanario Expresión de Chiclayo. 1 marzo 2013

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