Pedro Alva Mariñas*
Un 5 de agosto de 1868 una frenética búsqueda por cerros y descampados de Motupe terminaría con el hallazgo de una rústica cruz de madera de guayacán colocada en una de las cuevas del mítico cerro Chalpón ubicado a unos 7 Km. Al norte del pueblo de Motupe. La cruz habría sido dejada por un desconocido religioso franciscano llamado el “padre Guatemala” y encontrado José Mercedes Anteparra Peralta, junto con dos de sus amigos, cuyos nombres ya no suelen mencionarse.
Llevado el madero a Motupe dio inicio entonces a lo que con el tiempo se convertirá en la festividad de la Cruz de Chalpón de Motupe que “es la peregrinación y manifestación religiosa más importante del Norte del Perú. Moviliza a más de 200,000 visitantes que vienen … para expresar su creencia, su fe en el sagrado madero y su obsesión es acercarse, tocarla o pasarle algodón o una prenda pidiendo un milagro o agradeciendo el que le hizo. Es un asunto de fe, de religiosidad popular, de religiosidad local” (Pedro Alva Mariñas 2022)
Se trata de una narrativa basada en personajes obsesionados por un tema de religiosidad, por un lado, un predicador católico ansioso de que la gente tomara conciencia del fin del mundo y de la necesidad del arrepentimiento y, luego, la obsesión de la población, por encontrar la cruz y convertirla en elemento de salvación de sus vidas y de su pueblo. Pero ello no parece suficiente para convertirlo en un hecho que impacte tanto la vida de la gente y que sea asumido por pobladores de otras latitudes. Se trata de buscar entonces otros componentes, fuera de este relato básico, que coincidieron en el tiempo y que facilitaron para que se convirtiera en un asunto masivo de fe.
En busca de respuestas a esta preocupación nos preguntarnos sobre el contexto social, económico y político de esos tiempos a nivel local, regional que favorecieron para que un hecho de esta naturaleza se convirtiera en algo avalado por la población y sus principales actores. Trataremos de describir ese contexto que se vivió el año 1868, año del descubrimiento de la Cruz de Chalpón (El Comercio, Wikipedia, pam) y que se resumen en: terremotos, tsunamis, plagas y revueltas militares. Veamos en forma resumida de lo que se trata:
- En enero de 1868 la epidemia de fiebre amarilla estalló en Lima con fuerza inusitada causando la muerte de cientos de personas y que fue calificado como uno de los episodios más dramáticos del Perú republicano. Se generó un pánico generalizado para no contraer la enfermedad y morir. Tengo la impresión que fue algo parecido al Covid19 que recientemente hizo estragos en Perú.
- Se produjo una oleada de terremotos. El 13 de agosto de 1868 un fuerte terremoto sacude las costas de Arica, produciendo un tsunami que deja un saldo de 693 muertos. Los días 15 y 16 de agosto de 1868: dos terremotos se producen en el Ecuador dejando un saldo de miles de víctimas mortales.
- En cuanto a revueltas militares debemos mencionar que la denominada “guerra civil peruana de 1867”, conocida también como la revolución de 1867, fue un conflicto liderado por el general Pedro Diez Canseco (en Arequipa) y el coronel José Balta (en Chiclayo). Ambos se sublevaron en contra del gobierno del presidente Mariano Ignacio Prado. Recordemos que Prado dirigió los destinos de Perú durante el conflicto con España (2 de mayo de 1866). El 15 de febrero de 1867 el Congreso vigente lo elige presidente provisional, sin elecciones previas y con ello se crea todo un problema de legalidad, a lo que se añade la aprobación, por el Congreso, de una nueva Constitución (29 de agosto de 1867) y nombra a Prado como presidente constitucional. Con ello se facilita las sublevaciones de Arequipa y de Chiclayo. Es decir, se crea un gran desconcierto nacional.
En Chiclayo, los sublevados en favor de José Balta, arman una milicia de 200 hombres compuesta principalmente de “chiclayanos y motupanos” los que sostienen una escaramuza fallida con los de Lambayeque con el resultado de “un motupano herido y capturado”. Balta ingresa a Chiclayo el 6 de diciembre y declara a Chiclayo como su cuartel general. Luego de 26 días de escaramuzas, combates y bombardeos ganaron las fuerzas de Balta, para entonces ya estábamos a comienzos del año 1868 y Balta pronunciaría en su discurso de agradecimiento a Chiclayo “Pocos días más y a vosotros deberá la República su libertad y el restablecimiento del principio legal, porque la victoria no abandona nunca a un puñado de valientes que han salido a inmortalizar hoy el nombre de Chiclayo”.
La sumatoria de terremotos, tsunamis, fiebre amarilla, revueltas militares debieron crear en la población de Motupe, de Lambayeque y Chiclayo una situación de terrible incertidumbre y dieran pie a un pronosticado “fin del mundo” y a un ambiente muy propicio para la religiosidad, para el advenimiento de un milagro salvador. El hallazgo del sagrado madero en una gruta del cerro de Chalpón en Motupe fue interpretado entonces como el acto salvador de esa situación tan tensa; hallazgo que coincidió en el tiempo y en el territorio con la victoria de las fuerzas leales a José Balta y que pudo también interpretarse como un hecho esperanzador para los pueblos de esta parte del país.
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*Instituto de Desarrollo Regional – INDER