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SAN PEDRO DE COLAYA. Un pueblo y comunidad ancestrales

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Pedro Alva Mariñas*

Una sonriente mujer mayor, natural de Colaya, nos permite tomar esta fotografía que en cierta forma ilustra el optimismo de la mujer de Colaya, a pesar de las grandes dificultades que afrontan en su vida diaria. Ellas también son comuneras y están apoyando el proceso de reconocimiento oficial de su comunidad campesina, en que está empeñada la población de Colaya.

EL NO SABER LEER NI ESCRIBIR

 Un pasaje, tomado de los títulos coloniales de una Comunidad Campesina de Lambayeque, nos habla de la enconada lucha entre los hacendados y el común de indígenas de Colaya, ya en tiempos de la República. Los colaya logran una sentencia de las autoridades judiciales que confirman sus derechos de propiedad y posesión sobre un paraje en disputa. La hacendada, Tomasa Peramás, en su apelación a dicha sentencia (1846), intenta descalificar al Procurador del pueblo, Sebastián Reyes, artífice de la reivindicación comunal:

  • Se ha contravenido lo dispuesto en el artículo 172 de la Constitución Política según la cual “Ningún individuo ni reunión de individuos, ni corporación legal puede hacer peticiones a nombre del pueblo”.
  • Que no sabe leer y por ello no puede desempeñar dicho cargo porque la Ley de Elecciones, en su artículo 71 así lo establece.
  • No consta siquiera que dicho Síndico se haya juramentado ” …a más sé que no hay constancia siquiera en la suprefectura de esta provincia, ni en ninguna otra oficina de la República del Juramento prevenido por la Ley”

 Termina solicitando al juez que haga la “suprema prueba caligráfica” a Sebastián Reyes para comprobar que efectivamente no sabe leer y por ello todo lo que ha realizado es nulo (Títulos de la Comunidad Campesina de Colaya)

 Qué difícil habrá sido la vida de los pobladores originarios de Colaya y de sus autoridades cuando se tenían que enfrentar a los poderosos hacendados que no ponían límites a la expansión de sus propiedades, ni tampoco a sus odios y desprecios frente a sus oponentes y que se reforzaban porque la República que estaban moldeando estaba más presta que la Colonia a representarlos y favorecerlos.

 

UNA MATRIZ ANDINA COMÚN

Fuente: Archivo General de Indias. ES.41091.AGI/23.9//Lima,565,L.2,F.311V

Transcripción literal:

“Gobernador de la provincia del Perú, por parte de Alonso Guerra, vecino regidor de la ciudad de San Miguel que en esa dicha provincia me ha sido hecha relación que el nos ha servido en esa tierra en todo lo que se ha ofrecido, y que en remuneración de sus servicios vos le encomendaste un cacique que él descubrió el año pasado de mil quinientos y treinta y cinco que se llama Penachi para que se sirviese de él, y de todos los indios y principales que estaban sujetos”

Como serranía de Lambayeque entendemos toda la franja territorial que se levanta bruscamente con el paso del ramal occidental de la Cordillera de los Andes y que cruza el territorio departamental de sur a norte y que comprende casi la totalidad de los actuales distritos de Inkawasi y Cañaris y una parte del Distrito de Salas. En ese ámbito geográfico existen también las comunidades campesinas tradicionales de Penachí, Salas, Cañaris, Incahuasi y las más recientes (formadas sobre ex Grupos Campesinos creados por Reforma Agraria) como son: Túpac Amaru II, San Antonio de Laquipampa, Micaela Bastidas de Moyán, San Martín de Porres de Atumpampa, San Isidro Labrador de Marayhuaca y José Carlos Mariátegui.

En esta zona existen numerosas referencias documentales de la existencia de un amplio curacazgo asentado en la zona andina que bien pudo ser denominada como Penachí por lo menos en el periodo inicial de la conquista.

La información disponible nos permite afirmar que el nombre del antiguo Señor de la serranía de Lambayeque (o por lo menos gran parte de ella) se llamó Penachí. Que este nombre de persona, con el tiempo fue más relacionado con un determinado lugar (probable residencia estable del Señor) que hasta el presente es conocido como el pueblo de Penachí.

Para épocas más tardías, esto es para el siglo XVIII, tenemos evidencias de un curacazgo o cacicazgo, en la serranía de Lambayeque, representando por la familia Callaypoma. Así constan en los títulos comunales de Cañaris, de Penachí, de Salas, como ha sido publicado en la Revista Avances N° 6 (Chiclayo, junio 2013:10-12).

Más recientemente, hemos encontrado las mismas referencias en los “Títulos de Colaya” que hablan de Sebastián Callaypoma como el “Casique Principal y Gobernador de los pueblos de Penachí, Salas y Cañares …”, como se puede apreciar en un fragmento de uno de los folios que datan de 1712.

 

 

 

 

 

Pocas dudas podemos tener a estas alturas que los actuales pueblos y comunidades de Salas, Penachí, Cañaris, Incahuasi y también Colaya hayan tenido una matriz común, un origen común y que hayan conformado un “curacazgo andino” al mando del curaca Penachí que fuera “descubierto” en 1535 junto con muchos indios y principales.

 

La Iglesia de Colaya. No hay duda que la construcción más importante de Colaya es el antiguo templo católico en el que se venera la imagen de San Pedro de Alcántara que fue entronizado, Como el patrón del pueblo y de la comunidad desde tiempos coloniales. En su honor la Comunidad Campesina de Colaya lleva su nombre.

LA EMERGENCIA DE COLAYA COMO PUEBLO

Un suceso singular ocurrido, entre el 9 y 10 de agosto de 1746, en un lugar de Colaya y en circunstancias en que José Mauricio Pérez, comisionado por el General Juan Antonio Matienzo, Corregidor y Justicia Mayor de Piura, estaba realizando una “vista de ojos” a pedido del Común de Indios de Penachí, pasó un incidente que es contado por el funcionario español en los siguientes términos:

” … en este paraje de Colaya aconteció que siendo preciso hacer mensión reconocimos gravísimo tumulto de indios mestizos que se descolgaban de sus cabalgaduras por los altos de enfrente y como viniese contra mí y los testigos me puse en cuidado … i tarde de la noche se sintió ruido y tropel de bestias i saliendo yo i los testigos reconocer el ruido hayamos ser nuestra cabalgadura suelta sin máquinas i cabrestos de suerte que dichos indios por dejarnos a pie lo las soltaron para que no se practicase i continuase la vista de ojos … i segunda vez repitieron soltarlas i sintiendo el ruido salimos i se divisó un indio que iba corriendo por el monte i que se pudo aprehender i bajando a este sitio de Colaya … (Vista de Ojos. Títulos de Penachí)

Se trata obviamente de una acción de resistencia a la presencia de los funcionarios coloniales y que nos ilustra no solo la rebeldía de los colaya de esos tiempos, sino que no congeniaban con los penachí que son los que habían promovido la visita y, sin embargo, no pudieron evitarles estas incomodidades a los funcionarios coloniales.

En los siguientes extractos de los Títulos de Colaya encontraremos que los colaya, demandan deslindarse, excluirse o no ser incluidos como parte de Penachí. Veamos algunos pasajes de los títulos en lo que estas demandas quedan evidenciadas:

“DECRETO.- Olmos noviembre veintisiete de mil setecientos ochentaiseis por presentado.- El superior despacho obedece en la forma ordinaria, guárdese, cúmplese como él se contiene procediéndose en consecuencia al deslinde y amojonamiento que se solicita con citaciones de los convecinos de las tierras respectivas al pueblo de Colaya, nombrándose peritos por las partes y exhibiéndose los correspondientes títulos. Y respecto de no poder constituirse en el indicado territorio por varias ocupaciones … se da la comisión necesaria a don Bartolomé Dapelo quien … Dará cuenta a este Juzgado….”.

Como se puede apreciar para el año 1786 y, bien pudo ser anterior a esta fecha, aparece con claridad la denominación de pueblo de Colaya, incluso se habla de “Protector de Naturales de Colaya” y hasta del deslinde de tierras. Todo ello significa que Colaya ya tenía una nueva categoría, por lo que da lugar para hablar de la “emergencia de Colaya”.

Autoridades locales en la ceremonia de izamiento del pabellón nacional. El consejero regional Antonio Riojas y Pedro Alva Mariñas como invitados. Colaya ha mostrado una gran persistencia a través del tiempo. De haber sido una simple aglomeración de casitas, pasó a convertirse en pueblo como sus pares de Salas y Penachí y teniendo sus propias autoridades en tiempos coloniales y republicanos. Actualmente Colaya es un progresista centro poblado perteneciente al distrito de Salas de la provincia de Lambayeque.

EL PERIODO DE RESISTENCIA A LAS HACIENDAS (1800 – 1970)

Quizás a manera de resumen de este periodo podríamos caracterizarlo como el periodo de resistencia a las haciendas y que va desde 1800 hasta 1970.

Al hablar de comunidades campesinas, resulta inevitable hablar también de las haciendas que han sido su contraparte. Para entender esta parte de la historia de Colaya tenemos que ponernos en contexto del drama en que vivían sus pobladores frente a la usurpación y creciente expansión de las haciendas asentadas en gran parte del territorio que fue del Curacazgo de Penachí, gestionado por el Cacique Principal Penachí y sus Principales.

De la lectura de los Títulos de Colaya podemos comprobar que ellos lucharon, pelearon, litigaron y también establecieron acuerdos con cuatro haciendas principales:

  • San Cristóbal de Chiñama, cuyo dueño, en el año 1760 era el Teniente de Correjidor de Motupe, Ruiz de Aranda, que lo hereda su hijo Simón y éste le vende a Thomas Veles el 18 de julio de 1766 y que termina vendiendo a Pedro Torres Conde, vecino del pueblo de Lambayeque.
  • Santa Lucía de Vivina, con la que se litigó por los sitios de Tres Horcones, La Matanza.
  • La hacienda Tongorrape, que tuvieron como antiguos dueños al presbítero don Tomás Velis y sucesivamente don Juan y Joaquín Pichardo.
  • La Hacienda Cangrejera.

Ha pasado el tiempo y, para 1888, encontramos al Común de Indígenas de Colaya pleiteando con los hacendados de Cangrejera, Santa Lucía y otros, según un extracto de los Títulos de la Comunidad de Colaya:

“Con tal intento presento tres cuadernos … un cuaderno tercero en fojas doscientas cinco que contiene la contienda judicial del Común de Colaya con la señora Doña Tomasa Peramás sobre despojo de tierras correspondientes a la misma jurisdicción de Penachí  … A usía suplico se sirva proveer como solicito en justicia etcétera.- Lambayeque agosto diez de mil ochocientos ochenta y nueve”

Vemos que en forma reiterada la actuación independiente de Colaya en varios de los juicios con los hacendados vecinos ya sea como “pueblo de Colaya”, como “Común de Colaya” o “Comunidad de Colaya” y lo hace por territorios sobre los cuales tiene efectiva y larga posesión.

COLAYA Y LA TITULACIÓN DE PENACHÍ

Aprovechando un periodo de “primavera comunal” del primer gobierno de Alan García, la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí logró titular su territorio comunal, incluyendo el sector Colaya sobre el cual ejercía una titularidad bastante precaria como es conocido por propios y extraños.

El documento oficial se denomina “Acta de la Comisión de Estudio de Deslinde y Titulación de la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí” y está fechado el 17 de mayo de 1990 en la sede de la Unidad Agraria III – Lambayeque.

El lindero Norte de la Comunidad Campesina de Penachí, y que abarca gran parte del ámbito de Colaya se lo establece que la línea de colindancia con la Comunidad Campesina Túpac Amaru II.

Tenemos la impresión que para entonces los dirigentes de Colaya centraron su interés no tanto en oponerse a la titulación de Penachí, sino más bien en lograr su reconocimiento oficial como comunidad campesina, según se puede ver en la documentación disponible. Y es que no teniendo reconocimiento oficial no podía oponerse a la titulación de las comunidades campesinas vecinas de Penachí y Túpac Amaru II.

Es así como el sector Colaya, al no consolidar su reconocimiento oficial como comunidad campesina, queda titulada como parte del territorio comunal de Penachí, lo que tiene tres consecuencias:

  • Se facilitó la titulación de Penachí al no existir oposición interna que la hubiera hecho más difícil y problemática.
  • El territorio de Colaya queda amparado por las leyes que protegen a las comunidades campesinas.
  • Pero el lado negativo estaba la “confirmación” de su supuesta pertenencia de Colaya al ámbito de la Comunidad de Penachí y ello atentaba contra su histórica aspiración a la autonomía.

Luego de conversar con numerosos comuneros y líderes de la zona tenemos la impresión que en la realidad la titulación de Penachí no significó situaciones desfavorables a Colaya y tampoco ventaja real para Penachí, porque los ámbitos de ambas comunidades han sido respetados de uno y otro lado.

COLAYA EN BUSCA DEL RECONOCIMIENTO FORMAL

 

En este apartado vamos a referirnos al periodo reciente en que vuelven a ratificar la decisión de tramitar el reconocimiento oficial y este último proceso, documentado por la Oficina de Asesoría Rural de Inder, se remonta al año 1973, fecha en la cual los comuneros de Colaya, reunidos en asamblea general aprobaron solicitar el reconocimiento oficial como Comunidad Campesina y encargaron a Nemecio Monja Manayay, elegido como Gestor, realizar los trámites respectivos.

Estos trámites y los subsiguientes colisionaron con dos obstáculos evidentes: la falta de normas legales explícitas que la hicieran posibles y la falta de voluntad de las autoridades departamentales y nacionales para concretarlas.

Años después y con la aprobación de la Ley 24656 y la Ley 24657 y sus reglamentos publicados en el último tercio de los años 80, se dieron las condiciones para que ese trámite fuera reanimado por el mencionado dirigente y por otros que le sucedieron en el cargo. Así encontramos que el 18 de octubre de 1988 con la expedición de una Resolución Directoral que otorga reconocimiento oficial a la Comunidad Campesina San Pedro de Alcántara de Colaya.

Destacamos el hecho que la Resolución de reconocimiento oficial de la Comunidad se refiere a su inscripción en el Registro de Comunidades Campesinas; pero en cuanto al territorio se reserva el reconocerlo y lo supedita a un trabajo posterior a ser realizado por la Oficina de Catastro Rural. A pesar de ello surgieron las oposiciones de las comunidades vecinas que obligaron a que la misma Dirección Regional Agraria diera por cancelado el reconocimiento oficial a Colaya

LA NULIDAD DE LA RESOLUCIÓN DE RECONOCIMIENTO

 Resulta importante aclarar que el sustento para anular el reconocimiento oficial de Colaya tiene que ver estrictamente con las oposiciones de las comunidades campesinas de Penachí y Túpac Amaru II y el temor de los funcionarios de agricultura de generar un conflicto de mayores proporciones. El argumento central para la nulidad aparece en el mismo texto de la Resolución Directoral N° 549-88-AG-UAD-III.

 

Importante remarcar que al no existir objeciones de fondo a la formalización de la nueva comunidad campesina y al eliminar o minimizar los temores de un conflicto en la zona, se reabre la posibilidad de otorgarle reconocimiento oficial a la Comunidad de Colaya.

UNA COMUNIDAD CAMPESINA REALMENTE EXISTENTE.

Las faenas comunales son una obligación de los comuneros de Colaya. Reunidos en el punto tripartito llamado La Cruz de Colaya se toman decisiones prácticas para iniciar la limpia de caminos en faena comunal. Se eligen o ratifican a las autoridades de la faena, se establecen las multas o castigos. La participación de jóvenes comuneros garantiza la continuidad de esta práctica comunitaria.

La Constitución Política del Perú reconoce la existencia real de las comunidades campesinas del Perú y no las sujeta a ningún condicionamiento legal o administrativo como a otras organizaciones. El artículo 89° de la Constitución Política del Perú dice textualmente en su primer párrafo: “Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen existencia legal y son personas jurídicas”.

En el caso del pueblo y comunidad de Colaya, hace tiempo que cumplen con todas las características de una comunidad campesina ancestral o tradicional: es autónoma en su organización, es autónoma en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, tiene autonomía en lo económico y administrativo, consideran la propiedad (y posesión) de sus tierras imprescriptible. Adicionalmente están integradas por familias que: habitan y controlan determinado territorio, tienen vínculos ancestrales, mantienen vínculos sociales y económicos, vínculos culturales, practican la ayuda mutua, tienen un gobierno democrático que se renueva cada dos años, y su finalidad es el bien común de sus miembros.

Desde el año pasado los comuneros de Colaya están buscando que el Estado peruano, en sus instancias competentes, les extienda el documento que oficialice su condición de comunidad campesina y también están buscando que las comunidades campesinas vecinas, entre ellas la Comunidad Campesina San Mateo de Penachí, las reconozcan como instituciones hermanas, surgidas de una matriz común.

Así los colaya en pleno, comuneros, dirigentes comuneros y autoridades locales, están protagonizando un nuevo peregrinaje ante las oficinas públicas para que les extienda una certificación administrativa que les permita pasar de su condición de Comunidad Campesina realmente existente, a convertirse en una Comunidad Campesina oficialmente reconocida e inscrita en los registros oficiales del Estado.

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*Pedro Alva Mariñas es antropólogo, investigador de INDER. arriero50@hotmail.com

TIEMPOS DE GRAN INCERTIDUMBRE*

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Pedro Alva Mariñas

Cada una de estas crisis tiene su historia particular y han sido abordadas desde varias perspectivas. La sumatoria de ellas, que permanecen abiertas, encadenadas como están, determinan una situación de gravedad particular que nos lleva a calificarla como un periodo de gran incertidumbre o de incertidumbre total, es decir como la fatal coincidencia de varias crisis

La situación que nos toca vivir – sufriendo, tiene hondas raíces y larga data. Pero el último tramo, limitado a los tres últimos años, agrava la situación por la cadena de hechos traumáticos que se han producido y que persisten: el terrible impacto de la pandemia del Covid 19 que nos puso como el país más impactado del mundo, una campaña electoral presidencial marcada por una derecha conservadora, renuente a todo atisbo de cambio, una oposición política que recurre a todos los medios para deslegitimar al gobierno, un presidente de la República que contribuye a la ingobernabilidad gracias a una larga lista de desaciertos e ilícitos, la renuncia de dos gabinetes y de varios ministros en el primer año de gobierno (por acción de la oposición política o por sus propios problemas), nueve procesos judiciales al presidente de la República, debilitamiento de su representación congresal, ruptura con el partido o movimiento que lo catapultó al poder, pérdida espectacular de apoyo de la población que parece desilusionarse de manera irreversible y, por añadidura, un proceso electoral que no da esperanzas y que, para empeorar las cosas, es opacado por las fallas de cientos de candidaturas y por la mayor cobertura que dan los grandes medios nacionales a la confrontación Ejecutivo – Congreso basados en estrategias como la vacancia presidencial, adelanto de elecciones para renovar el Ejecutivo y el Congreso.

La situación actual, determinada por las situaciones mencionadas (y otras que se pueden añadir) han dado lugar a sendas crisis (crisis sanitaria, crisis del Congreso, crisis del Ejecutivo, crisis de los partidos y movimientos, crisis de gobernabilidad … etc.). Cada una de estas crisis tiene su historia particular y han sido abordadas desde varias perspectivas. La sumatoria de ellas, que permanecen abiertas, encadenadas como están, determinan una situación de gravedad particular que nos lleva a calificarla como un periodo de gran incertidumbre o de incertidumbre total, es decir como la fatal coincidencia de varias crisis. Su impacto en el país, en la sociedad y en las personas es muy grande y el problema es que no tenemos salidas a la vista … “atrapados sin salida”.

Esta gran incertidumbre no es coyuntural, tampoco es pasajera, tampoco es de un sector social, es más bien duradera, profunda y global porque se expresa en tres niveles:

  1. No tenemos una lectura, ni aprendizajes de nuestro pasado reciente que se exprese en la valoración, más o menos compartida, de los últimos veinte años. La figura de Fujimori nos convoca y nos desconvoca, nos divide, nos cercena y ese es sólo un caso de los muchos.
  2. No nos ponemos de acuerdo y estamos totalmente enfrentados sobre lo que tenemos que hacer en el presente. No aparecen propuestas de solución y las que aparecen no tienen respaldo suficiente y se evaporan.
  3. No aparece la luz al final de esta oscuridad que de sustento a la esperanza de encontrar pronto una salida a la situación. No aparecen propuestas, ni tampoco liderazgos.

Este desconcierto se manifiesta, se nutre también de procesos, de dinámicas que los tenemos anclados en nuestra realidad, en nuestra percepción de actores sociales, de ciudadanos activos. Con riesgo a simplificar una realidad compleja identificamos algunos de esos componentes.

  1. La sensación de no desarrollo, de lento progreso, de pobreza omnipresente. Esta sensación se agrava al reconocerse que se cuentan con recursos para acelerar el desarrollo de los territorios … y no lo estamos haciendo.
  2. Los altos niveles de ineficiencia, desmotivación de los sectores públicos, que prefieren la comodidad del “piloto automático” antes que promover cambios reales en la gestión de su competencia. Esto se traduce incluso en la baja ejecución presupuestal y también baja calidad de las inversión y actividades públicas.
  3. La corrupción sistemática, a todo nivel y que va siendo normalizada. Se trata de una corrupción “a la peruana” (que incluye coimas, ausencia de controles, mala calidad de las obras, sobre costos, ampliaciones de plazo).
  4. La inestabilidad política: crisis internas de los tres niveles de gobierno, crisis de partidos y movimientos políticos, que no garantizan una buena gestión, que más parece la van a prolongar.
  5. El real aislamiento internacional de Perú. Inadmisible en tiempos de globalización y de riesgos globales como el Cambio Climático, la delincuencia internacional, la trata de personas, las tensiones entre las superpotencias, la crisis sanitaria. La distancia entre un Héctor Béjar con el actual canciller nos ilustra de lo que prefiere la administración pública en el terreno internacional.

El desconcierto también se extiende al proceso electoral actual ello se justifica de varias maneras y por varios elementos que no vamos a mencionar siquiera. A estas alturas aparece como pertinente esbozar un boceto de la imagen del líder (hombre o mujer) que necesitamos para estos tiempos.

Es un listado algo exigente pero que podría ayudar a orientar nuestro voto por el líder, su equipo de consejeros o regidores y por las personas que van a ocupar los cargos de confianza de sus gobiernos.

  1. Cero corrupción y alto nivel de transparencia en la gestión.
  2. Eficiencia en la gestión pública.
  3. Una visión local que enlace con lo nacional e internacional.
  4. Un equipo de trabajo confiable.
  5. Alianza con la sociedad organizada

Dicen que para grandes males se necesitan grandes remedios, coherente con ello, necesitamos para estos tiempos de gran incertidumbre, no simples candidatos, simples titulares de las jefaturas, de gerencias, de oficinas; necesitamos más bien super líderes y que se acompañen por equipos de alto perfil, que nos den la mínima garantía de que promoverán y serán actores de primera fila para iniciar la reversión de estos tiempos nefastos.

Confrontando la dura realidad con la esperanza, el pesimismo tiene un amplio espacio; sin embargo abrigamos la esperanza que en algunos territorios surjan los líderes o superlíderes que necesitamos. Habrá que buscarlos con tesón y con fé … algunos pueden estar por allí … esperando su oportunidad.

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Foto Diario La República.
*Publicado en la Revista Digital Apuntes con Lápiz. Agosto 2022.
*Investigador del Instituto de Desarrollo Regional – INDER

LOS CANDIDATOS A LA ALCALDÍA DE CHICLAYO

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Pedro Alva Mariñas*

La presentación de los candidatos a la alcaldía de Chiclayo despertó un gran interés en los representantes institucionales y en un sector importante de la población, por tratarse de la capital del departamento de Lambayeque y tener no solo más presupuesto, más personal, sino también más problemas y … de los grandes.

Tuvimos la oportunidad de verlos de cerca, ver su desenvolvimiento ante un público diverso, interesado en los temas. Fuimos testigos de sus esfuerzos por responder a las preguntas, y también de la forma cómo las evadieron. En general los vimos interesados en hacer un buen papel ante el público presente y que seguía el evento en forma virtual.

ASPECTOS RELEVANTES.

Una actividad de esta naturaleza nos brinda varios aspectos para comentarlos; pero preferimos limitarnos a los que nos llamaron la atención y que pueden ser de interés público.

  • Estuvieron la mayoría (ver la foto) pero no todos y, por ello la no asistencia de tres candidatos a la alcaldía nos llamó la atención más allá de la pertinente explicación que dieron los organizadores. Por ejemplo, la ausencia de Janet Cubas se dejó notar y también de Angel Bartra.
  • Los candidatos, unos más que otros, abordaron algunos temas con relativa soltura y dejando propuestas, iniciativas o informaciones que nos parecen interesantes y que revelan que están tratando de entender al mounstruo en que se ha convertido la Municipalidad Provincial de Chiclayo; pero en algunos otros temas mostraron que no manejan conceptos básicos desde la perspectiva municipal como el de institucionalidad que fue el eje menos abordado.

Nos preocupa porque necesitamos con urgencia que las municipalidades funcionen, se consoliden como instituciones y que sus diversos componentes hagan bien su trabajo, desde la alcaldía, el concejo municipal, hasta los trabajadores de limpieza pública. Pero también necesitamos que la municipalidad se articule mejor con las municipalidades distritales, el gobierno regional y los ministerios.

VACÍOS

  • Nos llamó la atención la casi ausencia de críticas entre los candidatos (se notaba que eran de la Ciudad de la Amistad, en la que todos somos hermanos). Solo al final, al momento del mensaje de despedida, emergieron algunas críticas veladas o indirectas. Incluso algún candidato dijo que las propuestas de los candidatos eran parecidas, otro ofreció trabajar con dos de los candidatos presentes y no faltaron los llamamientos a “la unidad por encima de las diferencias”. La foto de los candidatos tomados de la mano ilustra bien el clima amical del debate.
  • Algunos candidatos soltaron datos sobre su amplia trayectoria política como base para que voten por ellos, otros prefirieron destacar que eran novatos con cuatro o cero años de experiencia. Ambas estrategias parece que no sirven para convencer a los electores. Se puede afirmar que un candidato muy trajinado y con varias camisetas genera rechazo; pero un candidato inexperto y con sus más de 6 décadas a cuestas, genera una razonable desconfianza sobre sus reales capacidades.

CORRUPCIÓN.

  • El tema de la corrupción institucionalizada (una forma elegante de referirse a una institución que la sufre por tanto tiempo) debió merecer una atención más específica de parte de los candidatos. Unos prefirieron lanzar promesas, otro dijo que “conocía la mounstruo por dentro”, otro habló de que el problema se soluciona cumpliendo las normas, otro sacó a relucir su experiencia en fiscalización y no faltaron los que afirmaron que estaban limpios de ese flagelo. No escuchamos una estrategia clara para desmontar la estructura que parece haber montado la corrupción desde muchos años atrás.
  • Si bien el tema del equipo que acompaña al candidato no estaba programado, los candidatos debieron aprovechar un minuto de su tiempo para mencionar a por los menos algunos de sus regidores, a algunos integrantes de su equipo técnico y soltar algún nombre de su personal de confianza. Era el momento para mostrarse como una propuesta eficiente, que sí tienen equipo, que tienen las personas clave para acometer la inmensa tarea que tienen por delante. Que no lo hicieran, a menos de un mes de las elecciones, es algo preocupante. En todo caso todavía están a tiempo de demostrar que tienen un buen equipo que los acompaña.
  • En cuanto al tiempo utilizado por los candidatos notamos dos extremos que debemos señalar: el candidato más exacto con el tiempo fue el de Acción Popular. El candidato que menos tiempo utilizó para responder a las cinco preguntas fue el candidato de Construyendo y, por ello le dieron más tiempo acumulado para su mensaje final que tampoco lo aprovechó (3 minutos que valen oro. En este punto nos sumamos a la felicitación por lo respetuosos del tiempo que fueron los candidatos, ninguno se sobrepasó o intentó siquiera hablar más allá del tiempo permitido.
  • La provincia de Chiclayo se encuentra en su etapa de oscuridad (dos alcaldes presos ilustran uno de los problemas) y que para salir o en términos más realistas iniciar el camino hacia la luz, exige establecer una alianza estratégica con los principales actores de la provincia. Se puede crear un espacio permanente de coordinación y concertación con participación de las municipalidades, el gobierno regional y algunos ministerios. Y por lo mismo establecer espacios de participación y concertación con la sociedad regional que reclama mayor participación en los niveles de decisión. Es un tema que no ha sido trabajado con la profundidad que se requiere, aunque es esperanzador que algunos candidatos se hayan comprometido a coordinar, a llamar a la sociedad organizada y en particular a los colegios profesionales.

Pareciera que la Municipalidad Provincial de Chiclayo tiene un gigante cartel que dice “Se busca un buen alcalde … chiclayanos por favor no se vuelvan a equivocar”.

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*Antropólogo. Investigador de INDER.

 

PROYECTO DE GESTIÓN INTEGRAL DEL RÍO LA LECHE

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Pedro Alva Mariñas*

Los integrantes de la Mesa de Diálogo del Proyecto La Calzada, fueron recibidos por cientos de pobladores de la parte media del valle La Leche, alineados a ambos lados de la carretera de ingreso al caserío La U, del distrito de Pítipo, que expresaban su total rechazo al Proyecto La Calzada concebido como un proyecto de irrigación y de control de las inundaciones generadas por el Fenómeno El Niño. El temor, comprensible, es que todo lo que hoy existe en esa zona desaparecería bajo las aguas represadas por una muralla de cemento y fierro que se levantaría en medio del río.

Si bien en la zona se han realizado reuniones diversas, en este caso se trataba de una reunión de la Comisión de Diálogo del Proyecto La Calzada conformada, recientemente, gracias a una resolución administrativa de la PCM y alentada por el respaldo presidencial al proyecto. Estuvieron presentes funcionarios de: Agricultura y Riego, PCM, GORE Lambayeque, PEOT, Reconstrucción con Cambio, alcaldes distritales, Colegio de Ingenieros, Frente de Defensa de Pítipo, ASCIL, Comunidad Campesina de Laquipampa, Comunidad Campesina de Mórrope.

Tres problemas de inicio que no debieran repetirse: el reducido tiempo que impidió una exposición y un análisis más detallado de las propuestas presentadas. Se debió permitir la participación ordenada de la población en calidad de observadores y debió contemplarse un refrigerio aceptable. Siempre los funcionarios parecen como apurados en regresar a sus oficinas.

La intervención del gobernador regional Anselmo Lozano marcó la dinámica de la reunión al enfatizar que el proyecto se realice “pero sin perjudicar a nadie”, posición que luego reiteraría en una nota colgada en el portal web del GORE. La otra poisición que marcó la reunión es la necesidad de un proyecto integral y no solo la construcción o no de una represa.

El Proyecto La Calzada es un tema que ya tiene su propia historia (Peot y Frente de Defensa de Pítipo lo recordaron), se han realizado varias reuniones y en las cuales la parte media ha expresado su rechazo o su desconfianza al proyecto de construcción de la presa, habiendo logrado firmar, en alguna ocasión, compromisos para que no se insistiera más en ese proyecto.

El PEOT ha tenido interés esporádico en esta iniciativa, acompañando algunos estudios iniciales contratados que no fueron continuados o por las oposiciones o por la falta de recursos. Se habla especialmente de dos estudios que han quedado como referenciales, pero que no constituyen una sólida base para pensar en que el Estado si tiene una propuesta base.

De las exposiciones quedó muy en claro que la construcción de una presa en el río (justo en La Calzada) y a la altura aprox. de 50 m. causaría la desaparición de importantes tierras de cultivo, viviendas y bienes en general afectando a muchas familias y con lo cual el costo social se considera muy alto y obliga a pensar en otras soluciones.

Se habla entonces como opciones derivar las aguas del río (en algún punto) hacia una represa ubicada en una de las márgenes del río (Calicantro, Chaparrí, Zanjón) con lo que se lograría disminuir la masa de agua que baja en épocas de grandes avenidas y regularlas para utilizarlas productivamente.

Se está hablando de la necesidad de construir dos tipos de presas, aguas arriba de La Calzada, ya sea para “laminación” del caudal de los ríos o para “retención de sedimentos”. En este punto no se han detallado las propuestas y podrían afectar a poblaciones asentadas en esos lugares. Anotamos que cada presa tiene un alto costo que incidirá en la valorización total del proyecto y ello afecta el costo/beneficio de la obra.

Han aflorado con fuerza dos preguntas interesantes: ¿Tiene el valle La Leche suficiente agua para represar, o más bien tiene un déficit de agua casi permanente? Quizás lo que debería hacerse es ampliar la oferta de agua a nivel de todo el valle, empezando por preservarla y alentar proyectos novedosos como la restitución de los ecosistemas, proyectos de cosecha de agua. La otra pregunta ¿Estamos gestionando bien o mal el recurso hídrico? Entonces habría que incorporar un programa de tecnificación de riego, de uso adecuado de agua, de distribución justa del agua, desarrollo de capacidades productivas, ambientales, módulos de cultivos más eficientes, etc. Justo de estos temas habla la “Propueta de Sistema Integral de Gestión del Río La Leche” propuesta presentada en plena reunión por Simón Vásquez, presidente de la Comunidad Campesina San Antonio de Laquipampa y que incluye su rechazo a la construcción de la presa La Calzada.

Al terminar la reunión se tomaron dos acuerdos que dan fluidez a tan importante tema: continuar el trabajo de la Comisión de Diálogo y conformar un Equipo Técnico para consensuar una propuesta a ser presentada el 10 de diciembre. Este equipo está conformado por representantes de: PEOT, Reconstrucción con Cambios, ASCIL, Colegio de Ingenieros, Frente de Defensa de Pítipo y Comunidad Campesina de Laquipampa.

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Fotografía 1: Reunión de la Mesa de Diálogo en el caserío La U del distrito de Pítipo, ubicado en la parte media del valle La Leche. Fotografía 2: Expositor del Colegio de Ingenieros – Lambayeque exponiendo su propuesta por primera vez en la parte media del valle. Foto 3: el presidente de la Comunidad Campesina de Laquipampa exhibiendo su propuesta presentada en la reunión y declarando a la prensa.

FAR LAP – FESTIVAL DEL AGUA

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Pedro Alva Mariñas

Far Lap (en muchik) o Festival del Agua (en su segunda edición), es una de las actividades más importantes que se desarrollan en Lambayeque y que involucran a un universo de instituciones y organizaciones públicas y privadas y a una multitud de participantes que, convocados por el agua, escenifican varias actividades que en conjunto representan el Far Lap o Festival del Agua y que se inicia con un ritual de recojo del agua de mar en las tres playas de Lambayeque, su paso por ciudades importantes, se asciende aguas arriba hasta el partidor La Puntilla y luego inicia su ascenso hacia la serranía adyacente de Cajamarca hasta llegar a la mágica laguna Mishahuanga donde se desarrolla la ceremonia final de vertimiento del agua de mar.

Con motivo de esta celebración escribimos una nota orientada a explicar la importancia del agua en la vida de los pueblos del norte del país, de ayer y de hoy.

Far Lap (en muchik) o Festival del Agua. El norte peruano y su población está sometida a tres influencias globales que marcan sus vidas a través del tiempo y que, generalmente no lo tomamos muy en cuenta. El inmenso mar (Ñi o Cochamama) que es un determinante clave del clima norteño y es también una fuente importante de proteínas (y no es de transporte por la falta de puertos). El otro factor global son los Andes que marcan una geografía, una producción tan variada y que la conocemos como serranía. El norte no puede concebirse sin la sierra aledaña pues lo marca étnica y culturalmente. El tercer factor global es la Amazonía, la selva alta y baja con su exuberante vegetación, su impresionante fauna y abundancia de agua de ríos y de lluvias la convierten en un pulmón del mundo.

En estos tres espacios existen dos elementos que los vinculan, que fluyen en un incesante ida y vuelta que nunca termina. Nos referimos al aire y al agua que son dos factores tan importantes para la vida en general y del ser humano en particular. Sin embargo, el agua aparece más cercana porque es más tangible, la podemos ver, tocar, sentir y beber.

El agua que corre por la zona continental tiene su inicio en la masiva evaporación del agua de mar que, libre de sales, asciende a la atmósfera e impulsada por los vientos alisios cruza la costa y se diluyen en forma de lluvias, de neblinas para dar vida a manantiales, a quebradas, riachuelos y ríos que regresan, al mar o se secan en ese empeño. Otras nubes, van más allá, cruzan la cordillera y se convierten en las copiosas lluvias que se abaten sobre la Amazonía, sobre la selva.

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El agua, fructifica todo a su paso, reverdece los paisajes, anima la vida de plantas, animales y seres humanos y resulta lógico que el agua se haya convertido en objeto de culto, de ritualidades que los arqueólogos, etnohistoriadores lo fechan desde tiempos bastante remotos y que a pesar de las modernidades existen espacios en que el agua tiene un significado distinto al puramente comercial y utilitario. En esos lugares el agua recogida, a horas tempranas, sirve para los bautizos de emergencia (agüita del socorro), para bendiciones y por ella no hay porqué pagar. Este conflicto se aprecia en el tratamiento que dan al agua los usuarios de agua formales de la parte baja de los valles y los usuarios de agua de la parte alta. Para los primeros el m3 de agua de riego tiene un costo determinado, para los usuarios de la parte alta el agua las provee “Diosito”, no debe cobrarse y, en todo caso, la forma de pagarla es celebrando fiestas de santos católicos como San Juan o San Isidro Labrador.

Far Lap – Festival del Agua que se desarrollará los días 11, 12 y 13 de noviembre es un valioso intento por recuperar la ritualidad del agua, un esfuerzo por revestir al agua de elementos religiosos que le devuelvan el respeto, el buen trato que le prodigaron y prodigan sociedades tradicionales que conservan todavía saberes y cultos de raigambre andina. Si este poderoso mensaje se mantiene en el tiempo podrá significar el inicio de un mejor trato al agua, devolviéndole su contenido ritual y trascendente.

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EL PAGO A LA LAGUNA MISHAHUANGA

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“Cada familia tiene un relato sobre una desaparición, ahogamiento, luces, apariciones, lluvias intensas atribuibles a la montaña”

En el imaginario colectivo de los pueblos andinos las lagunas tienen vida propia y son capaces de montar en cólera y desatar un castigo, pueden también hacer el bien, pues poseen una fuerza poderosa que puede sanar y hacer “florecer” a las personas.

Se considera que son los maestros o brujos los que, conjuros mediante,  pueden hacer que la laguna ofrezca su lado bueno o malo. Recordemos que, generalmente se trata de dos lagunas, en oposición y complementaridad, afirma el antropólogo investigador de Inder, Pedro Alva Mariñas.

También se considera que los dioses andinos se refugiaron en las grandes montañas y lagunas altoandinas para resguardarse de la dura persecución durante la Conquista y la Colonia.

La laguna de Mishahuanga, ubicada en la zona altoandina (4,000 m), tiene fama de haber sido muy brava, prácticamente cada familia tiene un relato sobre una desaparición, un ahogamiento, un susto, luces, apariciones, lluvias intensas, etc. Atribuibles a la laguna o a la montaña. Los relatos son contados con temor y respeto; aunque los más jóvenes con algo de incredulidad, lo que nos convence que, para ellos, tienen mucho de certidumbre, acota el investigador Alva Mariñas.

Ya, Antonio Raimondi, que hiciera una visita a la laguna un día de agosto de 1869, confirma lo extendida que estaba esta creencia, este componente de la religiosidad andina que, como es natural en un europeo ilustrado de esos años, los trata con desdén al decir que la gente de la zona tiene “la absurda preocupación, que la cordillera y las lagunas se embravecen con solo ir a ver a estas últimas” (El Perú. Tomo I. Pág. 353)

Con estos antecedentes, nos enteramos de que un programa estatal estaba a punto de iniciar la construcción de una represa de 60 m. de largo por 2 m. de alto en base a piedra con argamasa. A pesar de no ser una obra invasiva y que altere el paisaje, nos permitimos preguntar si la municipalidad o el programa estatal habían contemplado pedir autorización o permiso a la propia laguna. La respuesta era obvia pues ni siquiera se había pensado en ello. Apareció entonces la iniciativa de hacer un acto de respeto, un pago a la laguna para que todo transcurriera sin problemas, no se tenga nada que lamentar y la obra cumpla con su función.

Fueron el alcalde de Miracosta y su equipo de confianza que tomaron la iniciativa de realizar el pago a la laguna en reemplazo de la conocida ceremonia de colocación de la primera piedra y decidieron también cursarme una invitación para animar la ceremonia ya que no había tiempo para invitar a un maestro especialista.

Por razones obvias no describimos la ceremonia, pero damos cuenta que los participantes, sin excepción, tuvieron una actitud de respeto y participación en la ceremonia de “pago a la laguna”. Destacamos que todos participaron en todas las fases del ritual contribuyendo a darle un aire místico y especial al momento de la ceremonia.

No podía faltar algunos insumos básicos de toda ceremonia de esta naturaleza: agua de florida, un buen yonke de Penachí, maíz especial rojizo (misha) obsequiado por una dama de Miracosta, un paño de Monsefú, monedas de colección.

Finalmente, al terminar la ceremonia, nos sentimos invadidos por una especie de regocijo, de libertad y hasta los rigores del clima como que se atenuaron … es decir habíamos “florecido” gracias a los poderes mágicos de la laguna y a establecer una relación de respeto con ella. Todos celebramos entonces la suerte de haber estado allí.

  • Nota publicada por el diario La Industria de Chiclayo en su edición del 01/10/2019/.