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MISHAHUANGA. LAS LAGUNAS SAGRADAS.

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Pedro Alva Mariñas*

Las lagunas de Mishahuanga y el cerro del mismo nombre han contribuido a darle fama a Miracosta. Hace 150 años que Antonio Raimondi la visitara allá en agosto de 1869 y de lo cual no ha dejado un interesante testimonio. En esta imagen una vista de la laguna Clara, aprovechando los escasos tiempos de luminosidad que se generan en la zona.

Resulta llamativo que las más importantes lagunas del norte del país, como las lagunas Las Huaringas de Huancabamba, las lagunas Tembladera y Mishahuanga se compongan de dos lagunas principales, contiguas o en todo caso muy cercanas una de otra. Ello dialoga bien con el concepto dual de las sociedades andinas prehispánicas (grande – chica, arriba – abajo, clara – oscura). En algunos casos se habla de tres lagunas contiguas, pero en el caso de Mishahuanga la tercera es más un rebose de la segunda y en el caso de Tembladera, la tercera laguna está algo alejada y al otro lado de la divisoria de aguas.

La laguna Clara de Mishahuanga, debe su nombre a su aspecto más transparente, es la más extensa y la que serviría para hacer florecimientos, curaciones y sanaciones. Muy cerca y hacia el Este se encuentra la laguna Oscura que será utilizada para realizar limpias, eliminar maleficios y neutralizar las malas artes.

A una altura de 3,950 m. de altitud, una variedad de paja de altura, conocida como ichu es la especie dominante en toda la zona. Se encuentran también diversas variedades de plantas, todas ellas de tallos muy cortos que crecen formando una especie de tapiz verde salpicado de varios colores dada las pequeñas flores que sobreviven en condiciones realmente difíciles.

Esta dualidad podría facilitar también la actividad de los maestros (brujos/curanderos) que utilizarían la laguna Clara para hacer curaciones y sanaciones; mientras que la laguna Oscura serviría para hacer daño, quitar maleficios o neutralizar malas artes. En nuestra visita se han encontrado evidencias de la presencia de maestros curanderos (hacen el bien) y brujos (hacen o trabajan contra el mal) en ambas lagunas. Puntualizamos que las lagunas Mishahuanga no son, todavía, destino de peregrinaciones como sí lo son Las Huaringas de Huancabamba – Piura.

EL TESTIMONIO DE RAYMONDI

 Hace exactamente 150 años que el célebre naturalista italiano Antonio Raymondi visitó a Miracosta (Cachén) y a las lagunas de Mishahuanga que las nombra Mishacocha. La visita ocurrió un día de agosto de 1869. En sus escuetas referencias nos habla de la existencia de tres lagunas, la primera con muy poca agua, la segunda más amplia y la tercera que era la más grande y una de sus orillas estaba constituida por grandes farallones de roca. Inmediatamente observó que con la construcción de un dique en el lugar que desagua la segunda laguna se podría almacenar grandes cantidades de agua para asegurar la producción de haciendas y poblaciones, valle abajo.

Raimondi revela su distancia con las creencias lugareñas: “Lo que me llamó la atención en esta visita a las lagunas Mishacocha, era ver la poca resistencia con que sufren los habitantes de aquellos lugares la baja temperatura de la Cordillera, poseyendo además la absurda preocupación, que la Cordillera y las lagunas se embravecen tan sólo con ir a ver éstas últimas” (El Perú. Tomo I. pág. 353).

Efectivamente detalla que mientras él y su acompañante estaban haciendo varias mediciones en las lagunas, su acompañante, natural del pueblo, estuvo todo el tiempo acurrucado de frío tras una piedra. Quizás no sólo de frío, sino también de miedo, nos atrevemos a decir con mayor y mejor conocimiento de los componentes culturales andinos que el ilustre naturalista no llegó a valorar. Sorprendente que en tan poco tiempo recorriera tantos lugares del norte del Perú y en aquellos tiempos.

Una vista de la montaña de Mishahuanga desde el pueblo de Miracosta. Nótese la forma de cabeza felínica que presenta uno de los cerros, lo que contribuye a darle su carácter místico.

LA PARTE ALTA DE LOS VALLES.

La montaña de Mishahuanga es una importante fuente de agua dulce y lo prueban la existencia de 8 lagunas en ambos flancos. Las lagunas del flanco este da lugar al río Sangana que es uno de los ríos formadores del río La Leche. Las lagunas del flanco oeste, dos de ellas son las lagunas de Mishahuanga que con otras contiguas forman el río que pasa a unos 200 m. del pueblo de Tocmoche y que se une al río Sangana para luego confluir con el río Moyán que baja de las alturas de Inkawasi para dar nacimiento al río La Leche, río que da mucho que hablar en los episodios de lluvias intensas.

El distrito de Miracosta está íntimamente vinculado al departamento de Lambayeque, al conformar parte de la cuenca del río La Leche; pero también en su territorio se forma un riachuelo que es tributario del río Chancay, conformando parte de la cuenca del Chancay – Lambayeque. Es tiempo de hablar de políticas de compensación a la parte alta del valle por el agua que se genera en su territorio y que baja a fertilizar los campos de las partes media y baja de los valles y así ir plasmando una gestión integrada de cuenca e ir estableciendo políticas de justicia hídrica.

LA APUESTA POR EL TURISMO.

Una conversación con autoridades y líderes locales, especialmente con el alcalde Hugo Montalvo Fernández, nos convencen que se está apostando por promover el turismo hacia el distrito de Miracosta y en especial consideran que la numerosa población asentada en la costa de Lambayeque podría ser motivada para visitar esta parte de la serranía que tiene atractivos culturales muy importantes tanto del pasado como del presente. Abona en su favor que la naturaleza ha sido pródiga pues la ha dotado de bellos paisajes enmarcados por la majestuosidad de la cordillera de los andes que cruza su territorio y que alberga a las mágicas lagunas de Mishahuanga que tienen las condiciones para ser la base de un circuito turístico místico, cultural y de aventura.

El pueblo de Miracosta, capital del distrito del mismo nombre, tiene una muy antigua
data que nos remontan a las primeras décadas de la Colonia cuando fuera fundada
con el nombre de Santiago de Cachén, unificando la nueva religión católica y el
nombre del grupo étnico asentado en la zona en tiempo prehispánicos.

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Una versión de este artículo fue publicada en el Dominical del diario La Industria de Chiclayo. Esta es la que consideramos la versión definitiva.

*Antropólogo social, investigador del Instituto de Desarrollo Regional (INDER)

EL PAÑO MÁS GRANDE DEL MUNDO

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Pedro Alva Mariñas*

Esta historia se encuadra dentro del enorme y loable esfuerzo que realiza el pueblo de Monsefú por revalorar sus tradiciones culturales, de raíces muchik, y convertirlas en actividades de fortalecimiento de la identidad local, de reconocimiento regional y nacional y de generación de ingresos para su población. Los personajes de esta historia son una familia dedicada a la artesanía textil por generaciones y la Municipalidad Distrital de Monsefú deseosa de añadir logros temporales a su gestión. El resultado de este encuentro fugaz fue la confección del “Paño más grande del Mundo” que consolidó la tradición artesanal de Monsefú en el contexto regional y nacional, pero igualmente confirmó que se trató de una coincidencia fugaz, no sostenible.

LA TRADICIÓN TEXTIL DE MONSEFÚ

Todo parece indicar que la tradición textil de Monsefú y Callanca le viene de tiempos bastante antiguos, fueron familias asentadas en Callanca y luego en Monsefú que se especializaron en la producción textil y sus productos fueron valorados como una contribución a los gobernantes prehispánicos y luego fueron exigidos como tributos a los encomenderos españoles (David Ayasta,2007). Un trabajo más reciente (Cristina Gutiérrez, 2016) destaca que la artesanía de Monsefú y otros pueblos descansa en el trabajo especializado de familias que conservan una tradición a pesar de estar cercados por la producción moderna. Se destaca también que la producción artesanal sirve para sellar alianzas, consolidar matrimonios, establecer vínculos duraderos con personas, dinamizar economías y generar ingresos.

Pero en “tiempos pasados” tenía una función más bien práctica: envolver el almuerzo para que se mantenga caliente, acomodarlo en la alforja y hacérselo llegar al esposo que estaba trabajando en la chacra. Ya en la chacra se lo usaba como mantel y también como servilleta. Esta pieza era acompañada por una faja para apretar la cintura, necesaria para trabajar en el campo y una alforja que lo pueda lucir con orgullo.

EL PAÑO DE MONSEFÚ.

El paño de Monsefú es una pieza del arte textil local que parece tiene vida propia, personalidad, una pieza no se parece a otra, se la confecciona para que tenga larga vida, se lo adorna para que sea bien visto y apreciado, lleva tiempo confeccionarla y muy pocas personas los pueden hacer, es también una pieza costosa.

Según Jackie Ayasta Caicedo, el paño es tejido en un telar de cintura, atado a un tronco o a un soporte sólido, se usa hilos de algodón, hilos perla y también en combinaciones (de calidades diversas), el paño tiene que llevar el pavo real característico. Sus dimensiones pueden variar, las calidades de los hilos pueden ser diferentes, en el tamaño también, en los motivos que la adornan y en los versos que llevan.

Si bien es cierto no existe un tamaño estándar, los paños pueden tener hasta 1.80 m. de largo por 0.80 m. de ancho y el tamaño más usado tiene aproximadamente 1.20 m. de largo por 0.45 m. de ancho.

Un paño no puede faltar en el rito del matrimonio “al estilo Monsefú” pues, en un momento especial de la celebración, con los invitados ya en casa, se escenifica la entrega de los paños al novio, a sus familiares directos, a los padrinos y se puede incluir a otras personas. Cada uno de ellos recibe un paño que lleva grabado un “refrán” o verso aleccionador, lleva también la fecha del matrimonio. En general es una expresión del aprecio de la familia de la novia a la familia del novio; pero también es un mensaje familiar que la novia es laboriosa, es trabajadora.

EL CAMINO A UN RÉCORD.

De a pocos, desde las conversaciones de la alcaldesa con las artesanas fue emergiendo la idea de hacer algo excepcional en el próximo FEXTICUM para que, se captara el interés se fue perfilando la idea de confeccionar “El paño más grande del mundo”. Consolidada la idea resultó muy fácil ubicar a la familia que reuniera las condiciones de calidad, de cumplimiento y capacidad para liderar un emprendimiento de esta magnitud. Esas virtudes la encontraron en la familia Cornejo Chavesta a la cabeza de la cual estaba doña Paula Cornejo Senmache que ya para entonces estaba en sus respetables 75 años de edad.

Se acordó entonces confeccionar un paño de veinte metros de largo por cuatro metros de ancho. Si consideramos que un paño normal se confecciona de 1.20 m. de largo por 0.45 m. De ancho, estamos hablando de multiplicar varias veces las dimensiones normales de un paño.

UNA FAMILIA DE ARTESANOS.

La tradición textil parece que les viene de familia pues, remontando los tiempos se recuerda a doña Toribia Lluén Cuyate que casó con Hilario Senmache, de cuya unión nacieron sus hijas Francisca y Rosario Senmache Lluén. Francisca Senmache Lluén casó con Rudecindo Cornejo Ayesta con el que tuvieron cinco hijos: José, Eugenio, Hilario, Paula y Marcelina. Ha sido Paula Cornejo Senmache la que más ha destacado en el arte textil, pero las otras hermanas no se quedaron atrás y han hecho florecer a destacadas artesanas.

Paula Cornejo Senmache casó con Agustín Chavesta Caicedo y tuvieron cuatro hijos: Manuela, María, Amelia y Agustín. Todos ellos con el arte en la sangre, pero es María la que más destaca en el arte del tejido y para seguir la tradición familiar, la nieta Rosa Angélica Mimbela Chavesta tiene habilidades en el tejido.

LA ELABORACIÓN DEL PAÑO

Paula Cornejo Senmache de Chavesta convirtió el compromiso adquirido en un “un asunto de familia” ya que su elaboración implicaba multiplicarlo todo varias veces, así:

  • Se tuvo que acondicionar un corralón de la familia para instalar el gigantesco taller artesanal.
  • Se mandaron confeccionar varios implementos de gran tamaño para la obra
  • Utilizaron 30 madejas de hilo tren de tres carros
  • 10 conos de 1 kg. Cada uno para la trama
  • 3 Kg. De hilo de seda para las labores.
  • 5 Kg. De hilo de seda color verde para las figuras.

A pesar del empeño puesto la obra fue sufriendo inevitables aplazamientos: no hubo espacio aparente para tender las madejas y ello obligó a acondicionar el corral de la familia, como consecuencia del duro trabajo doña Paula enfermó y tuvo que ser llevada a Chiclayo para su atención, en el corral el aire y los continuos vientos hacían muy difícil trabajar.

Por fin el paño quedó concluido y entregado para el Fexticum 2016, fue recogido del taller de la familia de artesanos y, en multitud, fue llevada a los ambientes de la Municipalidad, constituyendo todo un acontecimiento y el mayor atractivo del Fexticum.

Según una descripción del paño (Francisco Capuñay) en un extremo del inmenso paño se había “labrado” el escudo del distrito, las infaltables pavas y un verso que decía:

“No tengo hilos de oro,

tampoco de rubí.

Tengo hilos de cariño,

escogidos para ti”.

En el otro extremo se había perennizado el Arco de la Amistad y una pareja de danzantes que se los puede apreciar a la entrada de la ciudad de M0nsefú. Junto a las figuras se podía leer el verso:

“En la palma de mi mano,

te quisiera retratar

para tenerte presente

y no poderte olvidar”

El paño se convertiría en la pieza artesanal más fotografiada, comentada y admirada de ese Fexticum y de algunos más. Se relanzaba el Fexticum y se consolidaba a Monsefú como una tierra de artesanos por excelencia. También doña Paula Cornejo Senmache sumó un nuevo lauro a su dilatada actividad de tejedora tradicional de Monsefú. Ella moriría (2018) con el orgullo de haber contribuido a la bien ganada fama de su pueblo y prestigio de su familia.

EL PAÑO YA NO ESTÁ.

Se escucharon voces, se expresaron propuestas para colocar el paño más grande del mundo en una vitrina especial, en un lugar adecuado para su exhibición pero preservándolo del tiempo y del maltrato. Se habló incluso de construir un museo. Pero nada se concretó y después de protagonizar jornadas memorables como el “matrimonio de don paño con doña causa” el famoso tejido fue víctima de un largo peregrinaje por multitud de eventos, exhibiciones, ferias y cada vez regresaba con daños que, sumados, obligaron a pensar en una reconstrucción del tejido que tampoco se concretó.

Don Paño terminó arrumado al pie de las escaleras de un ambiente de la Municipalidad, avergonzado de las manchas que acumuló, del deshilachado de algunas de sus partes, de las mordidas de roedores … hasta que una administración municipal acordó deshacerse del paño y se buscó un ropavejero para que lo llevara a su destino final ….. lo buscamos afanosamente en estas semanas y don Paño ya no responde …

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICAS.

 AYASTA VALLEJO, DAVID MARTÍN

Alforjas: Herencia labrada de Monsefú. Lambayeque, agosto 2007. http://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001079/Alforjas-Herencia-labrada-de-Monsefu

 GUTIÉRREZ LAMADRID, CRISTINA

Lambayeque, algodón nativo y artesanía textil. Universidad San Martín de Porres. Lima, 2016.

CAPUÑAY CAMPOS, FRANCISCO

Raíces Vivas de Monsefú. Empresa de Turismo y Publicidad Libertad.

Detalle del artículo publicado inicialmente en el Dominical de La Industria de Chiclayo. 10 de febrero de 2019.

*El autor es integrante del Instituto de Desarrollo Regional – INDER.