Representantes de los pequeños agricultores de Lambayeque vienen
formulando una Agenda Agraria Regional. En la foto dirigentes de
pequeños productores y de comuneros. (Foto MCLCP)
A pesar de su reconocimiento en el discurso, de la existencia real reiterada en documentos oficiales, el pequeño productor rural no es considerado como un actor importante del desarrollo rural del país y de las regiones. En el fondo existe la tesis de la inviabilidad de la pequeña agricultura bajo la condena al minifundio, a la dispersión parcelaria y a la tradicionalidad. Consecuentemente la apuesta ha sido por la gran propiedad agraria – y en particular por aquella que se condice con la actividad agroexportadora.
En estos tiempos la pequeña propiedad – en su versión individual y comunera – se siente realmente amenazada por la radicalización de las políticas neoliberales que se han enraizado en el gobierno actual y que estaría llevando a procesos de usurpación y compras no transparentes de propiedades de comuneros y pequeños propietarios que continúan asfixiados por las políticas nada promocionales del gobierno central.
Lambayeque se sigue considerando un departamento agrícola y ello resulta consecuente con el hecho de que la agricultura sigue siendo la actividad económica más importante, la que ocupa al mayor número de población productiva y la que dinamiza toda la economía departamental. Si bien es cierto que la agricultura regional ha disminuido su contribución al producto bruto interno, ello no quiere decir que su importancia haya decrecido. El comercio aparece como una de las actividades que más se ha desarrollado en Lambayeque, pero igualmente queda claro que gran parte de esta actividad tiene que ver con la compra – venta de productos agropecuarios.
El censo de 2007 da cuenta de la importancia que tiene las actividades de “Agricultura, pesca y minería” como actividades preferentes de la población departamental y cuyo número se aproximaba a los 80,279 hab. Entre las tres actividades incorporadas en ese rubro sabemos que la minería es casi inexistente en Lambayeque y la pesca ocupa a un porcentaje pequeño de la población, con lo cual la actividad agrícola queda confirmada como la principal ocupación de la población de Lambayeque. La importancia del sector rural es más evidente en las provincias de Ferreñafe y Lambayeque en las cuales la población dedicada a agricultura, pesca y minería representan aprox. El 50% de la población económicamente activa.
Si bien la importancia de la agricultura en Lambayeque como actividad económica más importante no tiene mayores objeciones, sí parece tenerlo el reconocimiento de la importancia de la pequeña producción agropecuaria y por ende de sus representantes: los pequeños productores agropecuarios. Estos pequeños productores pueden ser divididos en dos grandes grupos: pequeños propietarios individuales y comuneros. Los primeros están conformados por los pequeños campesinos individuales de siempre y por los beneficiarios del proceso de reforma agraria; los segundos son los integrantes de las comunidades campesinas, posesionarios de sus parcelas ya que la titularidad la tiene la institución comunal.
Las cifras de los censos nacionales y de estudios específicos demuestran que es la población rural la que tiene los más altos índices de pobreza, de los más altos índices de exclusión, de la falta de cobertura o deficiencias de los servicios públicos, a lo que se añade la amenaza renovada a sus derechos de propiedad y posesión. En el caso de los comuneros sienten que el gobierno actual se ha parcializado absolutamente a los grandes intereses, olvidando a los pequeños productores individuales y comuneros.
En este marco de temor generalizado y esperanzas diluidas, es que organismos representativos de los pequeños agricultores – apoyados por la MCLCP y ADOSCIL – se reunieron el 23 de junio pasado para elaborar una agenda de la pequeña agricultura, la misma que está contenida en seis grandes temas: seguridad jurídica, comercialización y crédito, el agua de riego, el medio ambiente y los desastres, el desarrollo de capacidades y la institucionalidad. Un breve sumario de sus propuestas las presentamos para los lectores de esta columna:
a. La exigencia de seguridad jurídica para los pequeños productores individuales y comuneros. La seguridad jurídica debiera ser universal para todos los peruanos
b. Enfrentar el problema de la comercialización de la pequeña producción que es el verdadero cuello de botella que impide ingresos decentes para los campesinos y comuneros
c. El uso racional de los recursos naturales como el agua, los bosques, los recursos marinos, los recursos naturales.
d. El deterioro del medio ambiente perjudica a todos y hace imposible un desarrollo sostenible del sector rural. Se exigen políticas y programas de prevención de desastres
e. El desarrollo de capacidades de los pobladores rurales mediante la atención universal de salud, la mayor cobertura y calidad de la educación y el desarrollo de capacidades productivas y de comercialización
f. El fortalecimiento de la institucionalidad democrática es la base para un crecimiento económico inclusivo, ello implica fortalecer los procesos de participación, de concertación y de vigilancia de las políticas públicas.
Terminamos afirmando que los pequeños agricultores lambayecanos – individuales y comuneros — están reclamando un reconocimiento de la sociedad y del Estado al importante papel que cumplen en la actualidad y al más importante papel que pueden cumplir en el futuro.
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Publicado en Semanario Expresión Nº 701. Febrero 2011