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“1984”, de George Orwell y “Un Mundo Feliz”, de Aldous Huxley son dos novelas que describen mundos futuros totalitarios, en cada una de las cuales el sometimiento de la población se logra por medios diferentes.
En “1984” la opresión era impuesta externamente, mientras que en el mundo feliz de Huxley, para privar a la gente de su autonomía, madurez e historia no hacía falta ningún Gran Hermano. Según Huxley, la gente llegaría a amar su opresión, a adorar las tecnologías que anulan su capacidad para pensar. Orwell temía que se prohibiesen los libros. Huxley temía que no fuese necesario prohibirlos porque nadie estaría ya interesado en leerlos. A Orwell le preocupaba que nos privasen de la información. Huxley, por el contrario, temía que nos diesen tanta indeferencia que quedáramos reducidos a la pasividad. Orwell recelaba de que se nos escondiese la verdad. Huxley creía que la verdad se vería inundada por un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiésemos en una cultura prisionera. Huxley, por su parte, temía que nos acabásemos convirtiendo en una cultura superficial, ocupada en sensacioncitas o en ñoñerías.
Años después de la publicación de ambas novelas, Huxley escribió “Retorno a un mundo feliz”. En este ensayo afirmaba que en “1984” se controla a la gente provocándole dolor, mientras que en “Un Mundo Feliz” se le controla provocando placer. Orwell creía que lo que odiamos, nos destruiría. Huxley pensaba que lo que nos destruiría sería precisamente… lo que adoramos.
“La gente se ríe y no piensa, y lo peor de todo es que no sabe por qué se ríe, ni por qué dejó de pensar”. Neil Postman
Al terminar d leer 1984, piensas que detrás tuyo, en el lugar menos pensado, hay una telepantalla que te dirá con su voz de hierro: “el Gran Hermano te vigila”. Sigue leyendo →