El pasado 22 de marzo de 2019, las alumnas Karina Liliana Mendoza Arias y María Clelia Zgal Heredia sustentaron la tesis titulada: “Educación social financiera y sus aportes al desarrollo de la autonomía y pensamiento crítico en estudiantes de secundaria: Un estudio del Programa Emprendiendo en tres instituciones educativas de Lima Sur en el 2015”; obteniendo el grado de Magíster en Gerencia Social, otorgado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La presente investigación analizará si la educación social y financiera contribuye al desarrollo de la autonomía y pensamiento crítico en las y los adolescentes, teniendo como caso el Proyecto Emprendiendo ¿Educación Social y Financiera implementado en tres escuelas de Lima Sur. Dicho proyecto es desarrollado por la ONG Visión Solidaria en Lima Metropolitana y financiado por la empresa aseguradora SURA – AFP Integra, en el marco de su Programa de Responsabilidad Social desde el año 2008.
El Proyecto Emprendiendo implementa la metodología Aflatoun, que se ha desarrollado en diversos países, siendo la primera experiencia en la India, posteriormente en el 2006 se formó la red Aflatoun, la misma que congrega diversos países en donde esta experiencia se ha desarrollado (Argentina, Egipto, Mali, Nigeria, Filipinas, Serbia, Sudáfrica, Uganda, Vietnam, Zimbabwe). Es a partir del 2008 que se inicia su aplicación en Perú.
En tal sentido, la presente investigación responderá a la pregunta central, ¿La educación social y financiera implementada en el Proyecto Emprendiendo contribuye al desarrollo de la autonomía y el pensamiento crítico en las y los estudiantes de quinto de secundaria?, y a las preguntas específicas; ¿Los docentes participantes del proyecto manejan conceptos de autonomía y pensamiento crítico?, ¿Las y los estudiantes cuando ahorran desarrollan cierto grado de autonomía y pensamiento crítico?, ¿En qué medida las condiciones labores y el seguimiento realizado por el proyecto influyen en el desempeño de las y los docentes?
Este planteamiento puede ayudar a mitigar las presiones del mercado y de la sociedad que se imponen cada vez más sobre las y los jóvenes para que adquieran cosas materiales más allá de su alcance financiero. Es así que a través de la educación social y financiera para la vida práctica, las y los estudiantes aprenden a alinear sus decisiones con sus capacidades, lo que les ayuda a tomar decisiones acertadas como consumidores y, finalmente, como productores, emprendedores o empleados (Unicef, 2013).
De igual manera, la educación social financiera promueve el desarrollo de capacidades que permiten a las personas tomar decisiones acertadas con respecto a sus finanzas, al uso de su dinero y al ejercicio de sus derechos económicos o de segunda generación, es decir, al desarrollo y ejercicio de la ciudadanía económica (PISA 2015).
Se considera que esta investigación también puede aportar a que las y los estudiantes logren los aprendizajes fundamentales número siete “actúa con emprendimiento, hace uso de diversos conocimientos y maneja tecnología que le permite insertarse al mundo productivo”, seis “se relaciona armónicamente con la naturaleza y promueve el manejo sostenible de los recursos” y ocho “actúan en la vida social con plena conciencia de derechos y deberes, y con responsabilidad activa por el bien común” del Marco Curricular Nacional.
El jurado estuvo conformado por su asesora, Mg. Teresa Tovar Samanez y los docentes de la Maestría en Gerencia Social, Mg. Javier Pineda Media y Mg. Mauricio Zeballos Velarde.