Ad portas de los noventa años, Zygmunt Bauman no deja de sorprendernos con su teoría socio-filosófica condensada en el concepto de la “sociedad líquida”, y que le ha valido, entre otros grandes méritos, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, junto con otro grande: Alain Touraine. Comparto con ustedes, una entrevista que apareció hace poco en el Clarín.

Al principio, la iglesia sólo tenía dos fiestas: la Pascua y el Pentecostés, ambas para conmemorar la muerte y resurrección de Cristo, respectivamente. No existiendo la fiesta de Natividad, se debió, entonces, fijar el nacimiento de Cristo, el cual, después de muchas argumentaciones simbólicas, fue establecido entre el 24 y 25 de diciembre. Esa fecha no era nueva, pues desde tiempos inmemoriales, numerosos pueblos celebraban, esa noche, el culto a varias divinidades que simbolizaban el nacimiento del sol, la renovación permanente de vida. En ese sentido, la Navidad es una promesa de vida, de lucha contra la muerte