Creo no equivocarme si considero que el estado máximo de la felicidad está asociado al amor. Es decir, el amor, por sí mismo, es sinónimo de felicidad. Así nos lo enseñaron, así lo aprendimos. Por tanto, ya que todo el mundo está alistándose para celebrar el “Día del Amor” o “San Valentín”, que para hacerla más comercial, los genios del marketing le han añadido el de la “Amistad” (así, todos estamos metidos en un mismo saco), podríamos deducir que mañana 14 de febrero, estaríamos celebrando el “Día de la felicidad”. Sin embargo, no es así: el amor no tiene nada que ver con la felicidad; es más, podría ser, incluso, el camino más seguro a la infelicidad.
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