El taquillazo de El Código Da Vinci, precedido por una inflada y mediática fama de la novela del mismo nombre de Dan Brown, hacían prever que, de todas maneras, Hollywood se iba a animar por una especie de segunda parte del Código…, basada en la primera novela de este autor americano y que es considerada por la critica, infinitamente de menor calidad, pero que ha concitado casi el mismo o mayor interés público, básicamente por la férrea oposición que le ha hecho el propio Vaticano.

Una de las viejas leyendas visionarias del mundo televisivo, generadora de miles de fans y comunidades soñadoras de mundos extraterrestres, retorna a la pantalla grande para contarnos la génesis de los personajes claves del famoso Enterprise: el capitán Kirk y Spock.

No sabemos si es la crisis económica, que también afecta a la meca del cine, la seguridad de garantizar algún éxito de taquilla o la falta de imaginación del mundo holiwoodense (recordemos que Star Trek también se está reinventando), lo que ha motivado una cuarta parte de esta saga que en versión original de la Marvel sólo constaba de tres episodios que, por cierto, fueron bien recibidas por el público y en especial por su fanaticada.