Wolverine

No sabemos si es la crisis económica, que también afecta a la meca del cine, la seguridad de garantizar algún éxito de taquilla o la falta de imaginación del mundo holiwoodense (recordemos que Star Trek también se está reinventando), lo que ha motivado una cuarta parte de esta saga que en versión original de la Marvel sólo constaba de tres episodios que, por cierto, fueron bien recibidas por el público y en especial por su fanaticada.

Esta forzosa cuarta parte se dedica a hurgar la historia de Wolverine o Lobezno, quizá el personaje más popular de estos mutantes y lo hace desde sus raíces más tempranas (la cinta arranca en el siglo XIX); es decir, la niñez, los lazos de hermandad, el descubrimiento de los poderes, su domesticación y desarrollo; las primeras alianzas, las decepciones, sinsabores y redención.

Obviamente que quienes más gozarán de esta cinta son los seguidores de estos héroes nacidos del comic, y es probable que el público en general también se contagie porque, en general, la cinta resulta entretenida, ya que los escenarios, localizaciones y efectos especiales son convincentes, todo envuelto con las respectivas dosis de acción que pueden verse, básicamente, en la parte complementaria del film.

Contribuye al entretenimiento, la banda sonora y la agilidad con que está contada la película, pero quizá lo más atractivo, pensando en el público mujeril, sea el actor que encarna al personaje central; es decir, Hugh Jackman quien, definitivamente, se luce con este papel.

Aunque esta cuarta entrega es absolutamente prescindible para entender la trilogía real, sabemos que ha sido bien recibida a nivel mundial, lo cual nos hace suponer que la productora ya alista guiones similares para el resto de mutantes; es decir, la crisis económica también perturbó la imaginación en la industria cinemera.