Categoría: Cultura

Mario Vargas Llosa, nuestro nobel, decidió pasar su cumpleaños número setentiseis entre nosotros, en la tierra que lo vio nacer. Lo hizo con una especial consideración, pues llegó con toda su familia: esposa, hijos, nietos, primos, tíos, etc. es decir, la tribu vargallosiana en su totalidad. Obviamente, todos los días que pasó en nuestra ciudad, el nobel recibió muestras de cariño de la población y también de demagogia de nuestras autoridades, pero quien salió ganando con esta visita fue Arequipa ya que en medio de los festejos, Vargas Llosa anunció una decisión de gran trascendencia para nuestra ciudad: la donación de su biblioteca personal.

Hoy se recuerda el natalicio 120 de César Vallejo y hasta Google lo celebra poniendo un doodle en su presentación corporativa. La mejor manera de aunarnos a esa recordación es releyendo la monumental obra poética de este peruano universal. Aquí le dejo una pequeñísima muestra de esa obra:

Este fin de semana nos visita nuestro nobel Mario Vargas Llosa. Por lo que sabemos, viene raudamente no sólo a reencontrarse con la tierra que lo vio nacer, sino para asistir a algunos eventos académicos-protocolares y conversar con ciertas autoridades políticas que, de hecho, abandonarán sus quehaceres para posar al lado de nuestro único nobel, pensando que así se darán el baño de cultura que la mayoría no tiene

Muchos científicos sociales gustan denominar al actual tipo de sociedad como la “era del gateismo”, en referencia a la imagen que proyectara Bill Gates, el creador de Microsoft, como uno de los revolucionarios al potenciar la también denominada sociedad infocomunicacional, cuyo ícono es la computadora personal, esa maquinita sin la cual hoy no podríamos hacer absolutamente nada.

Desde el jueves pasado, viene desarrollándose la Feria Internacional del Libro de Arequipa (FIL), que año a año cobra más fuerza. Su tercera edición así lo corrobora y es un evento que debiera empezar a llenarnos de orgullo por la trascendencia nacional que viene adquiriendo.

El dios Paul Mc Cartney está por salir en estos momentos ante cuarentaitantas mil almas abarrotadas en el Estadio Monumental de Lima, y yo frente a mi máquina, imaginándome estar allí, apretujado, sudado y maltratado por las interminables horas que ha significado para los fanáticos estar en el estadio y ocupar un lugar expectante. Toda esa ausencia, pretendo suplirla escribiendo de él, intentando así subsanar en algo mi deslealtad ante ese dios del rock, una de las máximas figuras de la cultura contemporánea.

Nuestro nobel se encuentra en su tierra natal, como debía ser. Es justo el reconocimiento y una serie de agasajos que viene recibiendo. Ojalá que eso influya en nuestras autoridades para, luego de su partida, emprender una serie de actividades e incluso políticas, que estén ligadas a la figura de nuestro nobel y así podamos mejorar la educación, la cultura, la lectura, el turismo, etc. emulando lo que hacen algunos países respecto a sus figuras más universales, como es el caso de Mario Vargas Llosa.