Sorry dios Paul

El dios Paul Mc Cartney está por salir en estos momentos ante cuarentaitantas mil almas abarrotadas en el Estadio Monumental de Lima, y yo frente a mi máquina, imaginándome estar allí, apretujado, sudado y maltratado por las interminables horas que ha significado para los fanáticos estar en el estadio y ocupar un lugar expectante. Toda esa ausencia, pretendo suplirla escribiendo de él, intentando así subsanar en algo mi deslealtad ante ese dios del rock, una de las máximas figuras de la cultura contemporánea.

Cuando en noviembre del año pasado empezó a rumorearse su llegada, ya se encendieron mis ánimos. Luego vino la desazón con la noticia que las negociaciones no llegaron a buen puerto, pero luego se reavivaron cuando se confirmó su venida, pero lo que estaba fuera del cálculo era lo caro que iban a estar las entradas. En el Perú, ver a sir Paul ha costado cuatro veces más caro que en Argentina o Brasil; es decir, esa es una de las nuevas formas de exclusión: llegan los dioses del rock a estos lares olvidados, pero con exigencias propias de quien recién sabe que existimos, desconfiando, y sólo animándose por el pago de precios exorbitantes. Y eso es lo que significa la presencia de sir Paul en el Perú, el concierto más caro de nuestra reciente historia de megaeventos.

Estar en el concierto del dios Paul me significaba dos mil soles, un precio que duele, muchos más cuando hay otras urgencias económicas. Se que eso no justifica mi ausencia, reconozco que es un acto de deslealtad con alguien que me alimentó musicalmente desde mi infancia y que de alguna manera también me jodió, ya que crecí con la idea que después de él y los Beatles, no hay nada mejor. Ojalá Paul sepa perdonarme, pero me ganó el bolsillo, el cálculo del cochino dinero.

Y por eso, para compensar en algo mi ausencia, mi acto de deslealtad, pienso en estos momentos en él, en el concierto y lo que debe estar interpretando en esta gira titulada “Up And Coming Tour”. Por lo que sé y he visto, son cerca de tres horas o unos minutos más, en los que interpretará 35 canciones, de las cuales más de la mitad son de la época beatlemaniaca, desde All my loving, hasta el The long and winding road, con un solo de piano. Por supuesto que en ese abánico está el emblemático Yesterday. Luego vendrán los temas postbeatles, donde lo más espectacular será el Live and let die, por el juego de luces y fuegos artificiales. Y como una tercera parte se verá al dios Paul como solista con sus notables Here today, dance tonight y el proyecto de The fireman.

Sorry dios Paul por no estar allí. Mis maldiciones para los miles que deben estar en estos momentos en plena histeria. Lo siento, pero no lo puedo evitar; aunque no deben preocuparse, pues mis condenas no les llegarán porque después de escuchar a Paul, estarán bendecidos de por vida.

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