Madre de Dios
Me llamó la atención, por ejemplo, saber que dos aviones diarios aterrizan en su aeropuerto, Padre José Aldamiz, repletos de turistas extranjeros que llegan a pagar miles de dólares por la estadía y gozo de sus atractivos turísticos. Lo curioso es que de esa fiebre turística, muy a tono con el inimaginable calor allí reinante, la ciudad no se beneficia, pues los turistas a las justas la conocen; es decir, no está incluida en el circuito turístico ya que, en relación con sus verdaderos atractivos (Parque Nacional del Manu, de Bahuaja Sonene, Reservada Nacional Tambopata, etc.) la capital, poco o nada tiene que ofrecer.
¿Cómo integrar la capital con el brioso turismo allí existente, para ensanchar la economía que se basa en la explotación de madera y oro informal? Una tarea pendiente y un ejemplo más de la falta de iniciativa de una burguesía local que imaginativamente sepa encontrar esos puntos concluyentes que beneficien a una población mayor de esa zona. A pesar de eso, se observa una ciudad pujante (la existencia de cuatro universidades es una prueba de ello), y que espera confiada en que la puesta en marcha de la interoceánica será sinónimo de su despegue integral. Ojalá, así sea.