Desencanto

“Ahora todos querrán postular”, decíamos antes de lanzar la segunda convocatoria de la Movilidad Estudiantil Internacional, programa de becas organizado por la UNSA para que sus mejores alumnos asistan a eventos académicos en cualquier parte del mundo. No era una adivinación, era una certeza, pues la primera Convocatoria fue un éxito del cual resultaron 46 beneficiados, que terminaron viajando hasta Rusia. Esa experiencia, pensamos, serviría de parlante para que hasta los incrédulos se animaran a postular en esta segunda convocatoria, que por otro lado debía hacerse ante que acabe el año, pues el presupuesto existente (S/. 240.000) tenía que agotarse, ya.

Es así como a mediados de julio lanzamos el concurso, no sin antes afinar el reglamento y requisito de postulación para beneficiar a más estudiantes. Como lo auguramos, desde el primer día de postulación, los estudiantes agustinos empezaron a presentar sus expedientes, y el último día no pudo evitarse largas colas cuya incomodidad se suplía con el entusiasmo contagiante de los estudiantes, pues la posibilidad de viajar fuera del país, incluso a otro continente, se acercaba.

Sin embargo, en la fase evaluadora, el contagiado entusiasmo se esfumó, transformándose en desencanto, pues muchos expedientes, la gran mayoría, no fueron otra cosa que legajos llenos de mentiras, pues descubrimos certificados falsos, documentos inexistentes o adulterados e incluso ponencias plagiadas.  Es decir, la ilusión de realizar un concurso que reconozca y premie la preparación, inteligencia, esfuerzo y responsabilidad de nuestros estudiantes se desvanecieron en ese momento, pues el jurado calificador, integrado también por un representante estudiantil, descubría que el animus de postulación de los estudiantes fue movido por la trapacería y el delito.

La decisión del jurado fue descalificar inmediatamente a los pícaros. Se tuvo que reelaborar el listado de beneficiarios al descubrirse el engaño y se redactó el acta final, sin mencionar el decepcionante descubrimiento, pues creímos que no debíamos hacer una polvareda del asunto. Sin embargo, ésta ocurrió cuando, al publicar los resultados, inmediatamente se levantaron olas de protestas encabezados por aquellos que justamente cometieron el delito, incluso vociferándole al Rector que anule el concurso; es decir, de locos, pues los tramposos en lugar de avergonzarse, disimular o esconderse, se sienten vejados y la exhiben con prepotencia y altanería.

La sicología diría que esa conducta es propia de quien aún no supera un estado infantil dominado por el facilismo paternal; el psicoanálisis calificaría de cinismo generado por un    atascamiento del superyó crítico; la sociología la calificaría como achoramiento puro, y David Roberts lo pondría como una expresión propia de la posverdad; es decir, mentir sistemáticamente creyendo que esa mentira es verdad.

Más allá de la teorización, lo cierto es que, personalmente, esta segunda convocatoria de movilidad estudiantil me ha generado una gran decepción; es decir, las expectativas que abrigué de nuestro estudiantado fueron muy ambiciosas y, si de mí dependiera, no volvería a realizar otro concurso, pues creo que se no se lo merecen. La otra posibilidad es que si se decide realizar un tercer concurso, hay que actuar poniendo los pies en la tierra y con más realismo; es decir, reconociendo que tenemos alumnos atravesados, también, por ese componente cultural tan propio de nuestro país que es la transgresión o pendejada y que se alimenta por la fantasía que el otro (en este caso, su propia universidad) es un idiota por aprovechar.

Claro, queda el lado de la sanción legal; es decir, la denuncia, proceso y sentencia que debería ser la expulsión de esos estudiantes que han actuado delictivamente. Sin embargo, es más fácil que el Talmud se reescriba a que ello suceda.

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Un comentario

  • Penoso enfrentar esa realidad. A donde nos vamos Pepe? Conozco tu esfuerzo y entiendo tu desazon. De que reserva moral hablamos? Los corruptos han logrado su objetivo en la U. Reconocimiento social. Son modelo. Y va quedando poca resistencia.

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