UN DELITO DE LESA HUMANIDAD – Disquisiciones y preguntas sobre la Catástrofe Amazónica

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Los terribles y profusos incendios que se vienen produciendo este año 2019 en la Amazonía, permiten apreciar la irracionalidad de conductas que se encuentran sometidas, alienadas  ó subordinadas por  ambiciones económicas  totalmente ajenas al interés de la humanidad  y por consiguiente injustificables, desde todo punto de vista. Ello, porque el daño a uno de los eco sistemas fundamentales del planeta denominado TIERRA, donde todos habitamos, es irreparable y  viene a constituir un crimen de LESA HUMANIDAD, dado que los agraviados o afectados por las consecuencias de este gravísimo accionar delictivo, somos y seremos todos nosotros: la gente que puebla este mundo. 

Al aludir a ambiciones económicas, no nos referimos a los campesinos, criadores de ganado o desempleados, que cada año rozan  porciones de tierra amazónica  de los extremos, con la ilusión de hacerse de unas pocas hectáreas, donde poder colonizar, vivir, cultivar la tierra y salir adelante. Nooo.

Los últimos incendios, portentosos y gigantescos, de la Amazonía, permiten presumir fundadamente,  la existencia de muy poderosos intereses económicos globales. Ello se desprende, en primer lugar del hecho de que este desastre se viene dando sobre inmensas extensiones de la selva, donde en muchos casos se encuentran asentadas reservas indígenas, yacimientos de petróleo, de  gas,  de  oro y  otros minerales.

En este orden de ideas, es necesario preguntarse: ¿porqué razón existió y aún existe, una gran dificultad en apagar estos incendios? ¿porqué razón  la humanidad está enfrentando una potencia del fuego que no puede ser controlada o refrenada con relativa facilidad, por medios convencionales, como en años anteriores?  ¿Frente a qué tipo de fuego provocado  estamos?

Comúnmente, las agencias y los reporteros de noticias, vienen hablando de que en ciertas épocas del año, como ésta, es frecuente que los campesinos, madereros o ganaderos, hagan la denominada “roza” del bosque;  por lo cual deberíamos pensar que inicialmente se trató de un fuego simple, provocado  con medios comunes  como por ejemplo: fósforos, mecheros, antorchas, kerosene,  gasolina o petróleo.

Sin embargo en el presente caso, el fuego que viene enfrentando la humanidad agraviada por este incendio, habría sido vertiginoso e irreductible  por medios convencionales,  y  este hecho, lleva a preguntarnos, ¿si estamos frente a un desastre provocado por simples fósforos, mecheros, antorchas  y combustibles?  ¿O si en este caso,  es de suponer, que estaríamos  frente a incendios causados por medios químicos y plásticos de última generación; algo que sería como la versión contemporánea del famoso napalm de las guerras de indochina u otros agentes químicos incendiarios de expansión acelerada y capaces de vencer la natural resistencia del bosque verde, que es húmedo aún en época de sequía?  Para advertir esto, debemos apreciar algo en que coinciden muchos expertos: los incendios de la AMAZONÍA 2019, son macro incendios cuya extensión y resistencia sería algo  nunca visto o noticiado históricamente, en esta forma  y cantidad,  anteriormente.

Desde este punto de vista, estos incendios provocados en tal magnitud, en la Amazonía 2019, configuran  lo previsto dentro del Artículo 7. 1  y  7 K,  del Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, al ser un ataque generalizado o sistemático, contra el medio ambiente, que redundará contra la población civil. También constituyen actos inhumanos que atentan gravemente contra la integridad física o la salud mental, que causarán intencionalmente grandes sufrimientos, a la humanidad en general. 

Estaríamos pues, ante un delito máximo, de lesa humanidad, que debe ser esclarecido y sancionado con el debido proceso, ante  las Cortes Internacionales. Se trata no sólo de un ilícito contra el medio ambiente, sino de un palmario y monstruoso delito de Catástrofe producida en forma organizada, que no ha tenido reparo alguno ante  la posibilidad de  provocar un Genocidio, un exterminio que afectaría no solamente a las comunidades que pueblan las áreas incendiadas, sino a la humanidad entera, ya que toda nuestra especie y todos los seres vivos sufriremos las consecuencias  de semejante acto salvaje de deforestación y  pauperización del medio ambiente, que acelera el cambio climático, la destrucción del planeta y la muerte de todos; por móviles de lucro, que resultan ponderadamente desproporcionados  e  injustificables frente al daño causado.  Un crimen en agravio de la humanidad, que de  ser verificado con las pruebas y las pericias que corresponde llevar a cabo sobre los escombros, se encontraría gravado con la aplicación de las máximas penas existentes; siendo su condena ó sanción: de carácter  imprescriptible.

 

 

 

 

 

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