Muerte de DIEGO CRISTÓBAL TÚPAC AMARU.
Lo sacaron de su casa mientras dormía, en la alborada.
Con él fueron apresados, sus hijos, sus mujeres, sus sobrinos, sus compadres, sus vecinos, sus criados.
Luego demolieron su vivienda, piedra por piedra, gramo por gramo y echaron sal sobre su espacio. Un cura vino a santificar la tierra, donde osó morar este demonio, el último Túpac Amaru.
Bajo el sol serrano del Cusco, fue sacado de la cárcel, arrastrado a la cola de una bestia encinchada, con una soga de esparto al cuello, atado de pies y manos, arrastrado por los suelos, por las calles empedradas y empolvadas, mientras el pregonero gritaba a los vientos su delito: ¡pretendió sustraer al Rey estos dominios!
Así fue conducido, a la misma plaza en que había sido desmembrado su primo José Gabriel y 250 años antes: aquél que fundó su estirpe, el primero de los Túpac Amaru.
Un coro de voces infames lo insultaba en español, en quechua y en aymara, mientras lo arrastraban por los suelos. Hedores de aguardiente trastabillaban en las voces, que soezmente lo injuriaban; de lejos parecía un coro de cerdos, berrinchando al matadero.
Llegaron a su destino; junto a la horca se hallaba una hoguera encendida con harto fuego y una tenaza grande que en ella se caldeaba. Entonces se procedió al pregón siguiente:
«Esta es la justicia que manda el Rey Católico Nuestro Señor, (que Dios guarde) y en su real nombre los señores don Gabriel de Avilés, coronel de dragones de los Reales Ejércitos y comandante general de las Armas de esta plaza y sus provincias, y el doctor don Benito de la Mata Linares, oidor de la Real Audiencia de la ciudad de los Reyes; jueces comisionados por el excelentísimo señor Virrey, para conocer las causas de Diego Cristóbal Túpac-Amaru y sus cómplices: Manuela Castro, Lorenzo y Simón Condori; reos, porque promovieron una nueva sublevación en la doctrina de Marcapata, luego de que con falsedad y engaño admitieran el indulto que se les concedió en nombre de nuestro benignísimo Soberano; queriéndole sustraer estos dominios, quebrando su juramento de fidelidad. Por lo que, han sido condenados a la pena de muerte de horca, con la calidad de arrastrados y que Diego Túpac Amaru sea atenazado. Quien tal hace, que tal pague»
A continuación, los ministros ejecutores de sentencias, acercaron a Diego Cristóbal a la hoguera y tomando las tenazas, bien caldeadas, le descubrieron los pechos y acometieron la operación del tenaceo, engarzando las carnes del reo con los hierros candentes.
De pronto, sobre la plaza resonó el grito brutal del hombre atormentado, un alarido que hervía de ira y de dolor, que parecía querer tocar el cielo, que parecía reclamar a todos y a nadie, que buscaba encontrar refugio, en alguna parte…..Las voces de los cantores de ofensas callaron en ese instante y se convirtieron en un sordo y creciente gemido de borrachos amariconados. Las mujeres indias cantaban llorando, algunos viejos harawis de la muerte.
Inmediatamente los torturadores lo subieron a la horca y lo colgaron del pescuezo, hasta que Diego Cristóbal Túpac Amaru no dio más una sola señal de vida.
En cuyo estado se repitió por el pregonero, lo siguiente:
«Sus Señorías, los señores Comisionados de estas causas, mandan que ninguna persona, de cualquier estado y calidad que fuere, se atreva quitar de la horca los cadáveres de Diego Cristóbal Tupac-Amaru, Marcela Castro, Simón y Lorenzo Condori, que se hallan pendientes de ellas, so pena de la vida. Y para que conste lo pongo por diligencia, y de ello doy fe. Yo: Agustín Chacón y Becerra, escribano, notario público de Su Majestad.»
Seguidamente y en cumplimiento de la sentencia, fue descuartizado su cuerpo, llevada la cabeza al pueblo de Tungasuca, un brazo a Lauramarca, el otro al pueblo de Carabaya, una pierna a Paucartambo, otra a Calca, y el resto del cuerpo puesto en una picota en el camino de la Caja de Agua de la ciudad del Cusco; quedando confiscados todos sus bienes para la Cámara de Su Majestad el Rey, sus casas fueron arrasadas y saladas, practicándose esta diligencia por orden del señor Corregidor de la provincia de Tinta…
Una nueva noche eterna, acababa de cubrir el Cusco.
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FUENTES HISTÓRICAS BIBLIOGRÁFICAS:
Relación histórica de los sucesos de la rebelión de José Gabriel Tupac-Amaru, en las provincias del Perú, el año de 1780.
(Archivo de Angellis – Odriozola)
Yo, don Francisco Calonje, escribano habilitado para la formación de las causas que se están siguiendo a Diego Tupac-Amaru y demás cómplices, por el señor don Benito de la Mata Linares, del Consejo de Su Majestad, su oidor de la Real Audiencia de Lima, y juez comisionado por el excelentísimo señor Virrey de estos reinos, para proceder en ellas de acuerdo con el señor don Gabriel de Avilés, coronel de los Reales Ejércitos de Su Majestad y comandante general de las armas de esta ciudad y sus provincias: certifico, que en la causa formada al referido Diego Tupac-Amaru y demás cómplices, se halla a fojas de ella la sentencia pronunciada por dichos señores, de la que hice sacar y saqué el testimonio que previene, y copiada al pie de la letra, es del tenor siguiente:
(…) debemos condenar, y condenamos al referido reo, Diego Cristóval Tupac-Amaru, en pena de muerte, y la justicia que se manda hacer es, que sea sacado de la cárcel donde se halla preso, arrastrado a la cola de una bestia de albarda, llevando soga de esparto al pescuezo, atados pies y manos, con voz de pregonero que manifieste su delito; siendo conducido en esta forma por las calles públicas acostumbradas al lugar del suplicio, en el que, junto a la horca estará dispuesta una hoguera con sus grandes tenazas, para que allí, a vista del público, sea atenazado y después colgado por el pescuezo, y ahorcado hasta que muera naturalmente, sin que de allí le quite persona alguna sin nuestra licencia, bajo la misma pena; siendo después descuartizado su cuerpo, llevada la cabeza al pueblo de Tungasuca, un brazo a Lauramarca, el otro al pueblo de Carabaya, -186- una pierna a Paucartambo, otra a Calca, y el resto del cuerpo puesto en una picota en el camino de la Caja del Agua de esta ciudad, quedando confiscados todos sus bienes para la Cámara de Su Majestad, y sus casas serán arrasadas y saladas, practicándose esta diligencia por el corregidor de la provincia de Tinta.
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Francisco Calonje
«Esta es la justicia que manda hacer el Rey Católico, Nuestra Señor, (que Dios guarde) y en su real nombre los señores don Gabriel de Avilés, coronel de dragones de los Reales Ejércitos, y comandante general de las Armas de esta plaza y sus provincias, y el doctor don Benito de la Mata Linares, oidor de la Real Audiencia de la ciudad de los Reyes, jueces comisionados por el excelentísimo señor Virrey de estos reinos, para conocer de las causas de Diego Cristóval Tupac-Amaru y demás sus cómplices en aquel, Manuela Castro, Lorenzo y Simón Condori, reos; porque estos promovieron la nueva sublevación en la doctrina de Marcapata, y aquellos con falsedad y engaño admitieron el indulto, que se les concedió a nombre de nuestro benignísimo Soberano, queriéndole substraer estos dominios, quebrantando el juramento de fidelidad. Por lo que, han sido condenados en la pena ordinaria de muerte de horca, con la calidad de arrastrados, y Diego Tupac-Amaru -190- atenaceado, y lo demás que se contiene en dicha sentencia. Quien tal hace, que tal pague».
Agustín Chacón y Bezerra,escribano, notario público de Su Majestad.
Agustín Chacón y Bezerra,escribano, notario público de Su Majestad.
Francisco Calonje