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¿Qué es la Inteligencia emocional?

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Hace ya algunos meses, empezamos a hablar de la Inteligencia. En aquel primer post vimos que la inteligencia no se limita a la acumulación de información y datos, ni se limita necesariamente a cuestiones “académicas”. Más bien concordamos con la teoría de Gardner, quien observa a la inteligencia como una capacidad desarrollable de diferentes tipos, unos de corte “académicos” como la inteligencia lógico-matemática y otros novedosos como la inteligencia emocional. Sobre este último punto trataremos en esta ocasión.

Aunque Gardner ya hablaba de la inteligencia emocional (inteligencia inter e intrapersonal), fue Goleman quien popularizó el término con la publicación de su libro en 1995. En él, Goleman profundiza sobre las características del concepto y da una serie de explicaciones basadas en diversas investigaciones.

Básicamente, encontramos que la inteligencia emocional se define como la capacidad de comprender nuestros sentimientos y emociones, así como las de los otros (empatía) y manejarlos de modo que la persona sea capaz de gestionar sus emociones y sus relaciones.

La inteligencia emocional, normalmente puesta a un lado en nuestra educación formal, tiene un alto impacto en nuestras vidas. Imaginemos simplemente a un alumno muy aplicado y brillante académicamente, pero con problemas de socialización. ¿Podrá ingresar a una universidad y tener éxito en ella? Sí. Sin dificultades, probablemente. ¿Será una persona exitosa en estos tiempos en los que el trabajo en equipo es un requisito tan buscado? ¿Podrá tener una vida social plena? ¿Qué clase de relaciones familiares o de pareja tendrá? ¿Qué clase de padre podría ser?

Este imaginario no es poco común. Hace no mucho conocí a un joven que se gradúo a los 22 años como el mejor de su promoción. Sin embargo, al término de su discurso de graduación hubo un enorme silencio. Ninguno de sus compañeros le aplaudió; ya que el muchacho siempre consideró el hacer amistades como “un estorbo”, “una pérdida de tiempo”. Él dijo: “he venido a estudiar, no a hacer amigos”. Aquella persona, espero equivocarme, estará marcada por una profunda soledad y su práctica laboral estará marcada por el individualismo.

Además, la incomprensión de los sentimientos y emociones personales puede generar tremendas confusiones, pensamientos negativos o autodestructores; es decir, generar infelicidad en la persona.

Quien desarrolle su inteligencia emocional será capaz de manejar su vida de modo que no sólo resulte más exitoso. También podrá ser una persona con mayores probabilidades de realización personal.

Para profundizar en el tema, les recomiendo revisar los siguientes enlaces:

Inteligencia emocional (Goleman)

El papel de la inteligencia emocional en el alumnado (Pacheco y Fernadez)

Inteligencia emocional: teoría y práxis en educación (Alterio y Perez).

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Las escuelas inteligentes: las 5 competencias de Senge

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¿Qué es una escuela inteligente? En términos sumamente sencillos podemos decir que se trata de una organización educativa capaz de aprender, capaz de mejorar constantemente, de adaptarse a las transformaciones de la sociedad y los factores vinculados a ella -y en un sentido ideal, por qué no, incluso adelantarse al cambio entrante.

Para Senge (2002), las organizaciones deben centrarse en la naturaleza humana, desarrollando cinco tipos de competencias:

Competencias para el aprendizaje organizacional

Desarrollar el dominio personal. Consiste en aprender a reconocer nuestras verdaderas capacidades y las de las personas que nos rodean; puesto que solamente si conocemos quiénes somos, qué queremos y qué es lo que somos capaces de hacer, podremos identificarnos con la visión de la organización, de proponer soluciones creativas, y de aceptar el compromiso de crecer y aprender junto con la organización.

Gestionar los modelos mentales. Nuestras formas de pensar o modelos mentales, en ocasiones restringen nuestra visión del mundo y la forma en que actuamos. Por eso resulta importante mirar hacia nuestro interior y descubrir todos esos conceptos que nos gobiernan. Conocer y manejar nuestros modelos nos permitirá promover comunicaciones claras y efectivas dentro de la organización, que sean un apoyo para el crecimiento.

Impulsar la visión compartida. La clave para lograr una visión que se convierta en una fuente de inspiración y productividad para la organización es que todos los miembros sean conscientes de sus visiones personales y que las concilien con la visión organizacional. Todas las visiones personales pueden alimentar la gran visión de la organización, y cada uno siente en ella una conexión íntima que lo impulsa para convertirla en realidad.

Fomentar el aprendizaje en equipo. El crear y fortalecer a los equipos de trabajo se centra fundamentalmente en el diálogo, en pensar juntos para tener mejores ideas. Es una premisa que arma un espíritu de cooperación sin anular al individuo.

Desarrollar el pensamiento en sistemas. Se trata de pensar en las organizaciones y sus contextos como sistemas que coexisten y se afectan unos a otros; ya que la realidad funciona en base a sistemas globales. Para ello es necesario que comprendamos como funciona el mundo que nos rodea y, así, observar el conjunto y no las partes aisladas.

De estas cinco competencias, quisiéramos resaltar la importancia en la inversión en el capital humano en la escuela, el cual pasa a jugar un rol mucho más protagónico vinculado estrechamente con los fines de la organización y su cultura.

Referencia
Senge, Peter et al. (2002). Escuelas que aprenden: un manual de la quinta disciplina para educadores, padres de familia y todos los que se interesen en la educación. Bogotá, Norma.

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Índice de artículos de 2009

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A modo de recuento de fin de año, les ofrezco un índice de artículos no coyunturales publicados en este blog, de modo que puedan tener una mejor perspectiva de lo que pueden encontrar en este espacio.

Naturalmente, los comentarios y temas sugeridos para ayudar a mejorar el blog son sumamente bienvenidos.

La Sociedad del Conocimiento
1.- Globalización y conocimiento
2.- Alcances de la revoución del conocimiento
3.- Entrando al campo de la Gestión del Conocimiento
4.- TIC y aprendizaje

TIC y Educación, o, el dilema del medio o el diseño

La planificación educativa como renovación

Enfoque de las organizaciones educativas
1.- Paradigma político
2.- Enfoque interpretativo-simbólico
3.- Paradigma estructural

Responsabilidad social y educación: primer acercamiento

Micropolítica en la escuela

Educación y democracia: el factor convivencia

Presentaciones y capacitaciones: recomendaciones al estilo Zen

El pensamiento crítico ante los medios
Parte 1 y parte 2

Las redes sociales y sus reflejos sociales

La inteligencia*
1.- ¿Qué es la inteligencia?
2.- Gardner y las inteligencias múltiples
*Este tema seguirá desarrollándose el próximo año.

A la hora de elegir escuela

Una propuesta de diseño educativo

Educación e internet: evaluación de la “necesidad” de un portal educativo Sigue leyendo

Educación e Internet: ¿necesitamos un portal?

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Internet y educación
Foto de Dain Sandoval

Con cada avance tecnológico, la educación formal suele tener una reacción (a veces) un poco tardía para acoplar esos avances en su beneficio. Pasó con la televisión y el video, y pasó con la Internet. En dicho campo, la avanzada le lleva sin ninguna duda la educación en línea o e-learning, como modernización de la tradicional educación a distancia, recordando la época de la correspondencia y las visitas periódicas de tutores a diversos puntos de un país.

La educación en línea optó por el desarrollo de plataformas de aprendizaje para optimizar el proceso educativo. Estas son las muy conocidas LMS (Learning Managment System), las cuales agrupan varias herramientas ahora tradicionales como el correo electrónico, los foros de discusión, la administración de archivos y documentos compartidos, entre otros. Recientemente, algunas plataformas han incluido herramientas como el desarrollo de Wikis, la reproducción de video y audio, etc.

Entonces, las plataformas resultan un espacio en línea que concentra todos los contenidos y es el centro de comunicación formal entre los participantes y los docentes. Estos desarrollos pueden ser carísimos como la plataforma privada Blackboard, o de presupuesto variable como la plataforma de sistema abierto y gratuito Moodle. En todo caso, el mensaje oculto es el siguiente: para entrar al mundo de la educación en línea, una organización (escuela, universidad, instituto) debe contar con una plataforma educativa.

La pregunta ahora sería: ¿es necesario? ¿Realmente vale la pena en cuanto a inversión de costos, recursos humanos y tiempo? Y Lo pregunto porque con cada avance en Internet, resulta que las plataformas deben hacer innovaciones constantes que no son tan rápidas como la aparición de nuevos avances. Por lo tanto, surge una limitación y retraso de adaptabilidad.

Ello se compensa con el uso de otras herramientas pagadas o gratuitas como Youtube, Skype, herramientas para seminarios en línea o webinars, etc. Entonces, ¿cuán útil es la inversión en una plataforma si al final no cubre todas mis necesidades?

Personalmente, creo que no es necesario contar con una plataforma para incursionar en la educación en línea. Existen diversas herramientas que cumplen con casi todos los aspectos que cuenta una plataforma educativa.

Naturalmente, una plataforma ayuda al docente a la administración del curso, pero no es una herramienta indispensable.

De hecho, las nuevas generaciones de usuarios están acostumbrados a lidiar con diversos sitios web para obtener algo o trabajar. De modo que emplear diversas herramientas gratuitas resulta sumamente natural para ellos.

Por ejemplo, puede abrir un canal para una clase o institución en YouTube para subir videos de charlas, guías de trabajos manuales y laboratorios, etc.

Puede abrir una pagina en Facebook para realizar notificaciones a los participantes de un curso, compartir información, subir videos y realizar discusiones grupales mediante foros; además del servicio de mensajería y chat que brinda.

El mundo de la educación en línea no tiene porqué inventar cosas complejas cuando hay soluciones simples. Es cosa de mantenerse informado del mundo Web, sus aplicaciones y tener un poco de imaginación.

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Gardner y las inteligencias múltiples

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¿Qué es la inteligencia? Me pregunté alguna vez en este espacio concluyendo que la inteligencia debería ser comprendida como capacidad o, viendo a la inteligencia como un conjunto de capacidades interrelacionadas. Siguiendo en esa línea, quisiera comentar brevemente la teoría de Howard Gardner.

Para quienes no lo sepan, Gardner presentó un nuevo concepto de inteligencia, planteándola como una capacidad susceptible de desarrollarse aunque sin negar factores genéticos vinculados a ese proceso de desarrollo. Además, planteaba la idea de que no existe una inteligencia, como normalmente se ha pensado, sino que existen diversos tipos de inteligencia y que dichas inteligencias residen en todas las personas, sin embargo, unas suelen desarrollarse en forma predominante sobre otras.

¿Varias inteligencias? Sí, varias, y no todas relacionadas a los campos académicos. Desde la perspectiva de Gardner, las habilidades sociales o deportivas son inteligencias. Para graficar mejor el panorama, les enumero las inteligencias de Gardner:

Inteligencia lógico-matemática
Inteligencia lingüística
Inteligencia musical
Inteligencia espacial
Inteligencia corporal
Inteligencia emocional (intra e interpersonal)
Inteligencia naturalista
Y… ¿qué significa que existan diversas inteligencias?

Para empezar, la inteligencia deja de ser una cuestión estrictamente academicista, memorista, unidimensional. Se restituye el atributo de inteligente a prácticamente cualquier persona,reconoce que efectivamente, es posible desarrollar las otras inteligencias en las personas, precisa una diversificación en las estrategias de aprendizaje, y un largo etcétera.

Ahora, cabe preguntarse: ¿qué es lo que hacen los padres y profesores por desarrollar las inteligencias en sus hijos y alumnos?

¿La formación universitaria y profesional responde a estas inteligencias? ¿Acaso es suficiente con que un empresario sepa hacer un plan de negocios? ¿No requeriría habilidades sociales determinadas, manejo de diversos idiomas entre otros aspectos?

¿En qué medida el estilo de vida sedentario afecta a nuestras inteligencias?

¿Puede un adulto desarrollar aún sus otras inteligencias?

Si quiere aprender más de las inteligencias múltiples, puede visitar estos sitios:
El docente y las inteligencias múltiples
Fundamentos de la teoría de las inteligencias múltiples

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¿Qué es la inteligencia?

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¿Qué clase de focos se te prenden?

¿Algunas vez han conocido a una persona que le va muy bien en los estudios o realiza bien su trabajo en una oficina, pero tiene parejas atroces y malas amistades? Y se escucha la frase: “pero si es una persona tan inteligente, no sé como puede andar con alguien así”.

Digamos que esta persona es catalogada como inteligente porque se destaca mucho en sus estudios o es un financista exitoso. Entonces, entendemos que se destaca en un campo académico. ¿Eso la hace inteligente? Sí, pero sólo en un aspecto; porque en cuanto a los aspectos sociales o emocionales no lo es: selecciona mal a sus amistades, no resuelve sus enredos de pareja, toma malas decisiones personales.

Veamos otro caso: el chico que no era exactamente brillante en la escuela, pero se llevaba muy bien con todos, palabreaba a los profesores y lograba nuevas oportunidades para presentar sus trabajos o que no llamaran a sus papás para avisar de la última travesura que realizó. Pasa el tiempo, y uno se lo encuentra camino a convertirse en un exitoso hombre de negocios.

En este segundo caso, vemos que el lado académico no es el fuerte, pero sí el social, el interpersonal; lo cual, con ayuda del desarrollo de otras capacidades, lo ha llevado a triunfar en un ámbito. ¿Es inteligente? Sí.

Un último caso: está reunido y conoce a alguien que siempre hace referencias políticas o culturales, es una persona que está al tanto de la actualidad, suelta algunos datos de la vida de Shakespeare o Chopin, enuncia algunos hechos históricos y otros tipos de información. Está pues frente a una de esas personas que pareciera ser una enciclopedia andante. No faltará alguien que se impresione y diga: ¡Pero qué inteligente! Error. La información por sí sola no es una señal de inteligencia. Ahora, si todos esos datos estuvieran acompañados de comentarios y asociaciones interesantes, novedosas, originales, entonces sí hablaríamos de inteligencia. En otras palabras, saber en qué año terminó la Segunda Guerra Mundial no es señal de inteligencia; hacer una asociación entre la Segunda Guerra Mundial, la Revolución Industrial y los celulares con redes 3.5, sí lo es.

Entonces, ¿la inteligencia es información? No. ¿La inteligencia es aptitud cognitiva? No, es parte, pero sólo eso… parte.
¿La inteligencia se manifiesta en diversos aspectos? Sí: académicos, sociales, emocionales, físicos, entre otros. Y todos tenemos esas capacidades, pero desarrollamos unas sobre otras debido a diversos factores. Todo ello, lo desarrollaremos poco a poco en los siguientes posts.

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TIC y Educación, o, el dilema del medio y del diseño

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Desde hace varios años es común leer y escuchar acerca del uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en la Educación. Al entrar al tema, es muy común terminar repleto de argumentos a favor de la incorporación de dichas tecnologías en beneficio de la educación porque implica cambios en la educación. El problema que veo es que en la práctica nunca termina de quedar claro que el cambio es completo, y termina siendo sólo la sustitución de medios.

A partir del surgimiento de las TIC, aparecieron algunos cuestionamientos a la educación convencional: se criticó un modelo para afirmar el beneficio del cambio por el cambio en sí; es decir que si se cambiaba al profesor expositor por el uso de computadoras e Internet, se estaba transformando la educación y mejorando el aprendizaje; lo cual no era ni es cierto. El cambio en los medios no implica un cambio metodológico. Muchos recursos electrónicos preparados con fines educativos, y la Internet en sus primeros años, tenían un soporte expositivo. Así que en esencia, se seguía el mismo modelo. Probablemente, al inicio haya sido más interesante para las personas por lo novedoso, pero como todo “juguete nuevo”, luego de un tiempo, aburre.

Además, se tomó el modelo expositivo como una suerte de “enviado maligno” al que había que erradicar, aunque en el fondo, sólo se mantenía su existencia.

Así se llegó a una nueva etapa, en la que el cambio vino por el lado metodológico sobre la base de medios “nuevos” (ya para entonces, no tan nuevos). Ahora el cuestionamiento sí tenía una base en el diseño educativo y le dio mucha fuerza a temas como el Constructivismo y el Aprendizaje significativo, las estrategias didácticas activas como el Aprendizaje Basado en Problemas (extremadamente semejante a la metodología de Proyectos), y el aprendizaje en comunidad. Mi objeción en este punto para algunos casos es que en muchos artículos se presentan estas innovaciones metodológicas amarradas fuertemente a las TIC, de modo que parecieran aspectos inherentes el uno al otro. Ello tiene una repercusión en personas que no tienen una formación en Educación y que buscan “estar al día” o mejorar sus procesos educativos: piensan en el medio como el hacedor del cambio; es decir que regresan a la primera etapa donde las formas usuales de trabajo son adaptadas a un nuevo medio.

Los beneficios de las TIC en la educación no son importantes por el medio, sino por el diseño educativo que es la arquitectura de cualquier proceso educativo, ya sea que emplee o no a las tecnologías.

Y ello debe quedar claro en países con realidades en las que el acceso a las tecnologías de forma sostenida y aplicable de por vida dista de un futuro inmediato.

Encontré un artículo muy interesante sobre este punto:

Aprender y enseñar en entornos virtuales. Por Javier Onrubia

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Sociedad del Conocimiento III: Entrando al campo de la Gestión del Conocimiento

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El estudio del conocimiento humano ha sido objeto fundamental de la filosofía y la epistemología desde la época de los griegos, pero en los últimos años ha recobrado importancia y se le ha prestado más atención que antes. Autores como Nonaka y Takeuchi (1995)(1) consideran el conocimiento como la unidad analítica básica para explicar el comportamiento de las empresas, partiendo de la creencia de que la organización procesa y crea conocimiento, tanto tácito como explícito, propiciando la interacción entre ellos.

La revolución de la tecnología de la información, entendida como la convergencia de la electrónica, la computación y las telecomunicaciones, proporcionó la base material indispensable para este nuevo sistema económico cuya estructura es la conexión histórica entre el conocimiento y la información, su forma de organización en red y la revolución de la tecnología de la información.

Ello ha hecho surgir un cambio respecto a la valoración del conocimiento. En un inicio, las empresas han reconocido que su principal activo es el conocimiento de sus trabajadores; por tanto, se consideran fundamentales los sistemas de información que permitan a las empresas obtener información del entorno, de manera fiable y oportuna adquiriendo una dimensión clave para el proceso de aprendizaje, siendo el de carácter individual prerrequisito para el aprendizaje organizacional (Flores, 2005).
Después, otros sectores fueron tomando conciencia de lo vital del conocimiento para el desarrollo de cualquier organización, grupo humano vinculado por ciertos fines comunes. En consecuencia, la gestión del conocimiento se ha posicionado como un aspecto sumamente relevante para el desarrollo de cualquier organización y, en extensión, de las sociedades.

Concretando el tema y relacionándolo con lo educativo, hemos observado que la gestión del conocimiento requiere de personas con una serie de habilidades y capacidades para transformar la información en conocimiento, y para manejar en forma pertinente y eficiente el conocimiento para lograr acciones efectivas. Ello implica que la educación debe reformarse a sí misma en función a una actualización del concepto de sociedad local y global. De esta forma, debe buscar educar para innovar y pensar.

(1) Tomado de Martín de Castro, Gregorio (2004). “Bases conceptuales para la dirección del conocimiento en organizaciones”.

Referencias

Flores Urbáez, Matilde (2005). “Gerencia del conocimiento: Su relación con la generación de conocimientos”. Revista de Ciencias Sociales.Vol. XI No. Pp. 229 – 245.

Martín de Castro, Gregorio (2004). “Bases conceptuales para la dirección del conocimiento en organizaciones”. Revista de Investigación en Gestión de la Innovación y Tecnología. Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://www.madrimasd.org/revista/revista20/tribuna/tribuna3.asp

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Sociedad del Conocimiento II: Alcances de la revolución del conocimiento

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La información y el conocimiento cruzan los distintos espacios sociales transformándolos porque modifica, según Falero (2006), las relaciones sociales que a su vez pueden potenciar o bloquear el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas.

El conocimiento se ha convertido en el principal “insumo”productivo que ha desplazado, así, al capital y al trabajo. De esta forma, se perfila como el motor fundamental del cambio y del crecimiento económico en el nuevo contexto global. En consecuencia, se afirma que el bienestar de las personas y la capacidad de competir de las empresas dependen en alto grado de las ciencias y la investigación antes que de la disponibilidad de recursos naturales, por ejemplo (Távara y Vaccaro, 2006).

Lo que plantearía para cualquier país la facultad de potenciar un desarrollo nacional basado en el capital intelectual de sus habitantes. Ello, claro está, implica la necesidad de desarrollar estrategias para la mejora de la calidad educativa, la promoción de la investigación, la creatividad y la innovación, entre otros aspectos. Se trata pues de invertir en las personas.

Por otro lado, ya que esta cualidad está centrada en los países desarrollados, se acentúa una brecha entre naciones; e incluso, dentro de un país, la brecha de incrementa entre sectores que pueden acceder o manejan los beneficios de la información y el conocimiento, y los que tienen limitaciones para acceder a éste. Lo anterior se yergue dentro de la línea de la ideología del poder dominante a escala global que busca controlar el conocimiento y ponerlo al servicio de sus propios intereses (Tavara y Vaccaro, 2006).

Esto no quiere decir que no exista la posibilidad de salvar esta brecha. La situación de “país no desarrollado” no es necesariamente eterna o invariable. Por el contrario, con las políticas, lineamientos y acciones adecuadas se puede velar por el cambio. Tenemos como ejemplos históricos países como Japón o Corea del Sur. Geográfica y culturalmente más cercanos tenemos países latinoamericanos que han estado desarrollando un cambio de enfoque hacia el conocimiento antes que los bienes tangibles que les permite mejorar sus niveles de desarrollo humano.

En este contexto es preciso reconocer que la transición hacia sociedades del conocimiento en países como el nuestro, involucra cambios culturales e institucionales que deben ser generados por fuerzas que operan dentro de las sociedades.

Por otra parte, debemos reconocer también que el desarrollo del conocimiento y la facilidad para acceder a la información así como los cambios tecnológicos y de comunicaciones que se desarrollan han acelerado la vigencia de las generaciones de manera que se pueden apreciar cambios generacionales también acelerados y que se configuran marcadamente distintos. Así se ha abierto una brecha en función, por ejemplo, al manejo de los recursos tecnológicos. Así, el sector juvenil es conciente de poseer y dominar un conocimiento útil y valioso en diversos sectores y mercados al punto de convertirse en un factor de afirmación. Como resultado, se aprecia una significativa aceleración en la captación y manejo de técnicas y conocimiento operativo considerados de mayor aplicabilidad, y, con frecuencia, un menor interés por la formación teórica y por profundizar en el ser abstracto (Jaworski, 2006).

Sobre esta situación, a partir de nuestra experiencia, aclaramos que el manejo de estas tecnologías no es exclusivo de las generaciones más jóvenes. Muchas personas adultas y mayores acceden y tienen un buen desempeño en su manejo. Sin embargo, comparativamente, la mayor parte de las generaciones jóvenes accede en mayor número, frecuencia y facilidad para aprender su uso.

Ahora, ante esta avalancha de información y tecnología, observamos que el problema es cómo lograr que las personas funcionen estratégica, crítica y creativamente, evitando el simplismo del “Copiar y Pegar” y la alienación que implica la subordinación intelectual(Claux, 2006).

Esto nos lleva a considerar diversos aspectos —dos de los cuales ya hemos señalado—. Por un lado, nos reitera la necesidad de invertir en las personas para que sean usuarios críticos de la información y puedan generar conocimientos. También apunta a la necesidad de brindar las condiciones necesarias para el tránsito a una sociedad del conocimiento.

Aparte de ello, nos apunta a tomar conciencia que la revolución del conocimiento en un mundo globalizado nos exige la toma de conciencia sobre el desafío de formar ciudadanos que sean capaces de vivir en forma armoniosa dentro de dos dimensiones: ciudadanos locales y globales. Es decir que debemos buscar el convertirnos en personas que puedan vivir un sentido de pertenencia doble: un sentido de identidad local, identificación con su nación, cultura, etc. pero que no bloquee a la persona en su relación con el mundo, sino que pueda concebirse como miembro de éste. Esta doble dimensión de “ciudadanía” es sumamente importante pues resulta una consabida exigencia para el siglo XXI, y favorece un desarrollo con relaciones más favorables que eviten actitudes xenofóbicas o alienación (Hopkins, 2005).

Creemos que aquí yace, en cierta forma, la necesidad del respeto a la diversidad a la par del reconocimiento del otro y el respeto a la igualdad en cuanto a todo ser humano.

Todos estos son algunos aspectos que resaltamos acerca del impacto de la revolución del conocimiento en la sociedad y cómo hemos observado durante este documento, ello tiene implicancias en la educación que desarrollaremos en el contexto de la gestión del conocimiento.

Referencias

Claux, Mary (2006). “Comprendiendo el pensamiento innovador”. Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://palestra.pucp.edu.pe/index.php?id=85

Falero, Alfredo (2006). “¿Por qué es importante entender la actual revolucion del conocimiento?” Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://www.pvp.org.uy/falero.htm

Hopkins, José Armando (2005). “La globalización, la revolución del conocimiento, tecnología y educación”. Material del curso Gestión del Conocimiento en el campo educativo de la Maestría de la Educación con mención en Gestión de la Educación. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

Jaworski, Hélan (2006). “Pensar, saber y enseñar entre las generaciones”. Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://palestra.pucp.edu.pe/index.php?id=152

Távara, José y Vaccaro, Giannnina (2006). “Economía y sociedad del conocimiento” Fecha de acceso: setiembre de 2006. http://palestra.pucp.edu.pe/index.php?id=240

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