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El triunfo moral del Borussia Dortmund sobre el Bayern Munich [1 noviembre 2014]

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Yo no solo quiero ganar, quiero sentir”, dijo una vez Jürgen Klopp -entrenador del Borussia Dortmund- y este hermoso gol lo ratifica.

Saque de arquero, tres toques, centro y gol. 30 minutos del primer tiempo y… ¡goooooolazo! frente al todopoderoso Bayern Munich, en el propio Allianz Arena.

El fútbol es emoción.

A inicios de este año, la prestigiosa revista alemana Sport Bild, publicó que el Bayern gasta 203 millones de euros al año en mantener su actual plantilla de jugadores. Una cifra por encima de lo que gasta el propio Barcelona o Real Madrid, estando solo el Chelsea y el Manchester City por encima de los bávaros. Así también, Pep es el entrenador mejor pagado del mundo con 17 millones de euros al año, en tanto que a su vez, Kloppo, como lo llaman sus amigos y colegas, gana 4,3 millones. En la Champions, el Dortmund marcha invicto y líder en su grupo, lo mismo que el Bayern.

Hoy se enfrentaron ambos por la bundesliga y ganó el Bayern 2-1, luego del voltear el partido con gol de Robert Lewandowski, ex-delantero del Dortmund, y un penal. Enhorabuena por los dirigidos por Pep; sin embargo, como hincha del fútbol, me quedo con lo hecho por el Dortmund y hasta puedo animarme a decir que su gol bien vale por más. Una belleza total. Irrepetible, emocionante, mágica. Una magia de fútbol en su mayor expresión. La mejor demostración del juego en equipo con la más alta efectividad.

“Si los espectadores quieren emociones pero tú les ofreces una partida de ajedrez sobre hierba, alguna de las dos partes tendrá que buscarse un estadio nuevo. Los 60.000 dortmundeses que llenan las gradas no vienen para sentarse a contemplar distraídamente un partido de fútbol. ¡Quieren pasión!”. Dijo otra vez Kloppo.

¡Cuánta razón!

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LIMA, HOY Y EL 2025

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En el 2012 el Grupo de Estudios sobre Globalización y Ciudades Mundiales (GaWC, por las siglas en inglés de Globalization and World Cities) de la Universidad de Loughborough en Londres, clasificó a Lima y a Santiago como ciudades mundiales del tipo Beta+. Esta distinción fue superada en la región por ciudades como Buenos Aires, clasificada como Alpha–; y por Ciudad de México y Sao Paulo, que fueron consideradas como Alpha. Así también, en dicha clasificación las dos únicas ciudades en el mundo de tipo Alpha++ resultaron ser Nueva York y Londres [1].

Luego, en el 2013 la Unidad de Inteligencia de The Economist publicaba una investigación en la que proyectaba un 2025 con Lima en el puesto 75 dentro de la lista de las ciudades más competitivas a nivel mundial. Una ubicación ocho posiciones mejor que la alcanzada en el 2012. Similar al caso anterior, dentro de la región nuestra ciudad era ubicada por debajo de otras cuatro ciudades, a saber: Sao Paulo (puesto 36), Santiago (60), Buenos Aires (67) y Ciudad de México (72). Así mismo, para este ranking, Nueva York, Londres y Singapur ocuparían en el 2025 las tres primeras posiciones respectivamente [2].

Posteriormente, durante este 2014, el Índice de Ciudades Mundiales (CGI por las siglas en inglés del Global Cities Index) de la consultora A.T. Kearney, ubicaba a Lima en el puesto 61 a nivel mundial. Más, similar a los casos ya mencionados, dentro de la región nuestra ciudad figuraba por debajo de Buenos Aires (20), Sao Paulo (34), Ciudad de México (35), Bogotá (52), Río de Janeiro (56) y Santiago (58). Así también, este índice, que considera 26 métricas agrupadas en 5 dimensiones (capital humano, actividad empresarial, intercambio de información, experiencia cultural y compromiso político), situaba a Nueva York, Londres y París en las tres primeras posiciones, respectivamente [3].

Del mismo modo, este año CityPopulation ubicaba a Lima en el puesto 33 a nivel mundial como la aglomeración urbana más poblada del mundo. Nuevamente, dentro de la región era superada por Ciudad de México (puesto 10), Sao Paulo (12), Buenos Aires (20) y Río de Janeiro (26). En este ranking, Tokio se encontraba en la primera posición para el año en curso [4].

Pues bien, todo esto no hace más que confirmar que nuestra querida Lima es una de las cinco ciudades más importantes de la región, a la vez que con posibilidades de mejorar su estatus de “ciudad global”.

Sin embargo, ¿debería esto sorprendernos?

Para nada, lo cierto es que Lima nació global y fue para muchos la ciudad más grande e importante de América del Sur durante la época del Virreynato. Una distinción que debería siempre de mantener e incluso mejorar si es que tuviéramos plena conciencia de lo que implica consolidar a Lima como una “ciudad global”.

Por tanto, la pregunta que en realidad deberíamos hacernos es la siguiente: ¿los limeños nos conducimos como ciudadanos de una urbe mundial?

Para dar respuesta a esta interrogante miremos primero con mayor detenimiento el reporte del GCI. Allí notaremos que Nueva York, Londres y París marcan una notable diferencia del resto de ciudades en el mundo debido a la experiencia cultural que ellas significan. Así también, la dimensión relacionada con el compromiso político le aporta una cierta diferenciación, aunque comparativamente en menor grado que la cultural. Además, si bien estas tres ciudades tienen una actividad empresarial y capital humano importantes, esto es algo que no les resulta exclusivo, pues ciudades como Beijing y Shangai presentan una actividad similar a la vez que Hong Kong, Tokio, Los Angeles y Chicago, un equivalente capital humano. Así mismo, en cuanto al intercambio de información, la cuestión resulta muy pareja entre las diez primeras ciudades mundiales.

Con todo esto, se refleja entonces que las dimensiones cultural y política constituyen dos aspectos claramente diferenciadores para una ciudad global.

Ahora bien, en relación a nuestra pregunta, pensemos en cuánto nos gusta a nosotros, ciudadanos de Lima, el consumir cultura, o mejor aún, intentemos sincerar nuestras expectativas para determinar si es que estamos esperamos exigirle al próximo alcalde un cambio cultural que -por donde se le mire- nos corresponde en primer lugar, a cada uno de nosotros.

Luego, en cuanto al compromiso político, ¿entendemos bien lo que significa tal compromiso? Porque cuando uno se compromete a algo, lo hace pensando básicamente en dar, y no tanto en recibir. ¿O es que se debe entender de otra manera? Volveremos a esto luego.

Y…¿hay algo más?

Sí.

Lima, nuestra querida ciudad, tiene tantos problemas que a veces ya uno ni sabe cuál es el mayor de todos. El tráfico nos abruma, tanto ruido nos aturde, la seguridad nos reduce, el desorden nos guía, la basura nos rodea, la cultura del miedo nos gobierna, la necesidad inmediata de solución a tanto problema mezcla nuestras prioridades, y así, vemos solo en lo inmediato y ya no en el horizonte. El futuro no es más una consecuencia de nuestro presente. Y entonces, solo nos quejamos. Y nos quejamos de todo. Pero eso sí, la culpa siempre es del otro. Siempre.

Por ello, repasemos un poco nuestras decisiones. Cuando elegimos a Alan, queríamos un cambio, pero él solo quería el poder. Giramos a Fujimori, el cambio llegó pero el poder se compartió con quien no se debía. Y se nos hipotecó la conciencia. Paniagua nos ayudó, pero luego nosotros, muy poco a él. Aprovechó Toledo, la economía mejoró pero nuestra conciencia no.

Vino entonces el mal menor. Ollanta lo peor, Alan ya no tanto. Y nos volvimos a equivocar. Un período después, elegíamos al primero de los nombrados. ¿Algo aprendimos?

A Susana Villarán la eligió una mayoría, y si bien en reñida disputa con Lourdes Flores, hoy parece que ya nadie se acuerda de ello. No tenía experiencia pero una mayoría la respaldó. Y experiencia es algo que le ha faltado, pero claro, la culpa solo es de ella.

De otro lado, hay que reconocer que la lógica economicista del “there’s no such thing as free lunch” (no hay lonche gratis) está muy arraigada en nuestro sistema. Pero cuidado, esa lógica no implica para nada un compromiso. Pongámoslo en un ejemplo, la responsabilidad de la crianza de un hijo es el compromiso que todo padre y madre asumen; sin embargo, nadie en su sano juicio podría imaginarse una sociedad en la que padres y madres criaran a sus hijos bajo la lógica del “no hay lonche gratis”, es decir, esperando algo a cambio. Entonces, que un candidato ofrezca cinco hospitales, más escaleras y semáforos, no implica necesariamente que asume un compromiso prioritario con el ciudadano y mucho menos con la ciudad.

Menciono esto porque lo que Lima necesita es un verdadero compromiso político. Compromiso y no cálculo. Y está claro que de ambos lados, esto es, Lima, nuestra ciudad, necesita que tanto el candidato como el ciudadano estén comprometidos con ella. Resulta en vano que el candidato esté comprometido con el ciudadano y viceversa si es que Lima no está presente en dicha ecuación. No verlo así implica el grave riesgo de dar plena licencia a aquello de “no importa que robe (a Lima) mientras que haga algo (por mí)”.

Una cosa más, ya es momento de darnos cuenta de que existen candidatos cuyo único compromiso es con el poder, y nadie más. Como también de otros tantos que son los oportunistas de turno, aquellos que no tienen nada que perder pero sí mucho que ganar.

Es por todo esto que lamenté el último domingo que Susana Villarán no propusiera con mayor énfasis acciones concretas alineadas con su visión de “una Lima que se atreve a cambiar con honestidad”. Algo que nos involucra a todos. Y lo lamenté porque considero que ese es el punto de partida. Porque como yo mismo lo escribiera por aquí a mitad de año con motivo de la puesta en marcha del Corredor Azul, Lima necesitaba hace buen rato recuperar el principio de autoridad, algo que no se ha logrado del todo, pero que nuestra alcaldesa ha tenido la virtud de empezar. Está claro que no podremos avanzar si es que cada quien hace lo que quiere o lo que le conviene. Una vez más, las cosas se tienen que hacer porque están bien, a la vez que se tienen que dejar de hacer si es que están mal. Así de simple.

Ahora bien, no podemos pensar en un cambio mágico, Lima no va a mejorar de un día para otro. Apuntemos por ejemplo, al 2025. Y dentro de esa idea, lo primero que tenemos que hacer es cimentar las bases en ambas caras de esta moneda, que por un lado lo constituye la autoridad municipal mientras que por el otro, el que corresponde a cada uno de nosotros. Por ello, como explicara al término del debate último, este domingo 5 de octubre, son dos las elecciones las que debemos hacer, una, la del alcalde que queremos y otra, la del ciudadano que queremos ser.

Y esto hay que hacerlo con compromiso y no así con cálculo político. Es decir, comprendo a quienes en su afán de buscar un equilibrio de poderes, han salido a decir que ya debemos dar por ganador a Castañeda y que por tanto solo nos queda votar porque resulten elegidos regidores que equilibren la balanza municipal. Entiendo esta postura pero no la comparto, porque en principio, si por conciencia propia no somos capaces de darnos cuenta de que Castañeda no es la mejor opción entonces menos vamos a poder pensar mayoritaria o igualitariamente en fiscalizarlo. Y porque aún más, si un alcalde, cualquiera que fuese, partiera con el ojo de nuestra desconfianza, pues ya estamos perdiendo porque de antemano estamos poniendo en tela de juicio la capacidad de gobierno de la institución que hoy conocemos como el municipio limeño.

Esto es, debemos ser capaces de poder ir a votar por un alcalde y un equipo que pueda gobernar una ciudad que merece seguir siendo de categoría mundial, más no así ir a las urnas pensando de antemano en que nuestra elección debe ser lamentablemente en favor de un grupo que pueda fiscalizar. Imaginemos por ejemplo a nuestro seleccionado de vóley, si tuviéramos que elegir entrenador, ¿no elegiríamos acaso a Natalia?. Y lo haríamos porque es la mejor, porque creemos en ella, porque nos la jugamos por ella, porque habrán partidos que se perderán pero sabiendo que a futuro será lo mejor. Pero si no pudiéramos elegirla, ¿buscaríamos acaso tener un grupo de asistentes técnicos que griten como ella, o que sufran como ella, para que el entrenador principal también lo haga? ¿De verdad, en serio lo haríamos?

Es por ello que a mi manera de ver, pensar de esta última forma es ser ciudadanos ajenos a una ciudad que nació para ser de categoría mundial. La idea en el fondo es muy simple, el alcalde que sea elegido debe poder gobernar sino simplemente no debería ser elegido.

Más, hay veces en las que uno se encuentra con textos que parecieran estar escritos con la tinta de las verdades absolutas. Tal vez sea por la coyuntura del momento. Sin embargo, no encontrarán en estas líneas semejante propósito. Y esto porque el pensamiento debe ser propio, para que la decisión sea también propia. Es posible por tanto que estas líneas, por mejor intención que tengan, merezcan de una mayor reflexión y entendimiento, y que por ende sean además perfectibles. Pues bien, bajo esa idea, bienvenidas sean las réplicas y objeciones.

Finalmente, cuando la verdad llega, es menester de uno, el saber contrastarla. Pero si esta vez no la encontramos, quizás sea que todavía debemos continuar buscándola. Y en el camino, seguir aprendiendo. Pero todo con fe, si hacemos las cosas bien, el bien nos acompañará.

 

REFERENCIAS

[1] http://www.lboro.ac.uk/gawc/world2012t.html
[2]  [http://www.citigroup.com/citi/citiforcities/pdfs/hotspots2025.pdf]
[3] http://www.atkearney.com/documents/10192/4461492/Global+Cities+Present+and+Future-GCI+2014.pdf/3628fd7d-70be-41bf-99d6-4c8eaf984cd5
[4] http://www.citypopulation.de/world/Agglomerations.html

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BRASIL 2014, EN EL FÚTBOL NO HAY SECRETOS

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“¿De qué son las pelotas? De cuero.

¿De dónde viene el cuero? De la vaca.

¿Qué come la vaca? ¡Pasto, la vaca come pasto!

¿Por qué no ponen la pelota en el pasto,

que es como se debe jugar al fútbol?”

– Alfredo Di Stéfano

 

Es cierto que juegan once contra once y que el fútbol es un juego de equipo; sin embargo es la calidad que puede sumar un once lo que marca la diferencia. Es como la interpretación de una sinfonía. Hay un compositor de la misma y están también los intérpretes.

 

Entonces la idea es simple, lo hará mejor quien toque mejor. Ejemplo de esto último es el Real Madrid, actual campeón de la Champions League, un equipo que a la calidad de sus intérpretes le ha sabido sumar la calidad del estratega. Así también, y de lo que va del mundial, el mejor ejemplo lo es Holanda.

 

Esto es, Holanda golea a España por la calidad de sus jugadores, pero sin desmerecer la melodía. “Para ser francos no esperábamos hacer esto ante España. Esto ha tenido que ver con la estrategia. Y claro también tiene que ver con la actuación de mis jugadores, que han ejecutado el esquema táctico con mucha convicción”, ha declarado Van Gaal, quien debe ser uno de los que más conoce con éxito al fútbol español y al propio Del Bosque, debido a su paso por uno de los clubes más importantes del mundo, el Barcelona de España.

 

Esto mismo lo demostró ayer Costa Rica, quien también tiene un intérprete de calidad, pero que cuenta además con un entrenador que ha demostrado ser capaz de minimizar las falencias de sus equipos, a la vez que maximizar sus virtudes. Bien por ellos. Sin embargo, no hay que subestimar a Uruguay, los charrúas han tenido un mal comienzo como en muchos otros campeonatos. Sobre esto, recordemos nomás su debut en la Copa América de Venezuela del 2007, cuando cayó derrotado 3-0 por nuestra selección peruana; pero llegando luego a semifinales en donde perdió por penales frente a Brasil, a la postre campeón de dicho certamen. O pensemos también en aquel empate con los dirigidos por Markarián en el debut de la Copa América de Argentina, en el 2011. Aquella vez, Uruguay resultaría campeón luego de eliminar en semifinales al local Argentina, en un partido de aquellos.

 

Empero, el tema aquí es que Uruguay ha querido interpretar su clásica melodía pero sin tener a su mejor intérprete, el “pistolero” Suárez. Uruguay no es lo mismo sin él. Un hecho que quedó demostrado por Costa de Marfil en el partido de anoche. Los marfileños pudieron incluir a Didier Drogba, el mejor intérprete de su melodía y en tan solo dos minutos cambiaron el resultado del partido.

 

Pero entonces, ¿qué tiene que hacer España?

 

Bastante. Primero entender que Piqué no es Pepe. Luego que Iniesta, Xavi, Pedro, Jordi y Fábregas, no podrán sacar el mayor provecho a su juego si es que no tienen a un Messi. Así también, Xavi Alonso no podrá hacer su mejor labor si no tiene a un Isco. Esto implica un cambio de melodía y también de intérpretes, uno en cada línea. Ramos y Casillas necesitan un mejor back central. Alonso otro seis, y Costa un socio de mayor peso. Quizás y el mayor error que haya cometido Del Bosque es no llevar a Carbajal. En lo personal, hasta ahora no lo entiendo. Punto aparte lo de Íker, al respecto decía Amadeo Carrizo: “Un gran arquero se hace comiéndose cuatrocientos goles, siempre que no se los coma en el mismo campeonato.”

 

¿Qué tiene que hacer Uruguay?

 

Pues lo mismo. Si no puede contar con Suárez entonces tiene que cambiar de estrategia; pero si el jugador del Liverpool inglés puede arrancar entonces es cuestión de afinar la máquina. Además, es claro que Tabárez es un viejo zorro que sabrá hacer lo que mejor le resulte a Uruguay.

 

En suma, España no se puede confiar más. Si bien, en el papel le siguen encuentros más fáciles que a Uruguay, este mundial ha demostrado una vez más, que los partidos se ganan en la cancha. Los charrúas la tienen más difícil; sin embargo, quien sabe si Costa Rica pueda robarle algún otro punto más a Inglaterra o a Italia. Hoy por hoy, ni Uruguay ni España, están eliminados; pero son ellos quienes tienen que demostrarlo.

 

Dicho todo esto, lo ideal sería encajar una melodía acorde a la calidad de los intérpretes; pero siendo estos últimos quienes marquen la diferencia. Esto es, calidad tanto en la composición como en la interpretación, considerando -si cabe la posibilidad- la genialidad de quienes hacen esto último. En esto, una partitura que sepa incluir la efectividad de un contragolpe, resultará letal, pero hay que tener equipo para eso, y trabajo. Solía decir Menotti: “Un equipo de fútbol es como una orquesta, cuanto más tiempo de ensayo tenga el grupo, mejor.”

 

Con todo, más goles harán sonar mejor a una melodía. Y eso no es para nada un secreto, menos estando en Brasil.

 

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CONTEXTO PUCP, ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?

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Entre 2004 y 2009, murieron en promedio, unos 31 civiles por día en la guerra de Irak, el 63% de todos los muertos confirmados [1]. Del lado estadounidense la cifra total de muertos fue de 36.710 [2] y los que regresaron, lo hicieron “destrozados por las experiencias vividas, incapaces de reemprender una existencia normal” [3].

 

La guerra de Irak, aquella que se fundamentó en “un conjunto de premisas falsas” [4] y a la que Kofi Annan se ha referido como “una ocupación estadounidense arbitraria e ignorante de las complejidades iraquíes” [5]; fue una ocupación que ha llevado a pensar que el objetivo de EE.UU. es utilizar el terrorismo “como un argumento moral y políticamente imparable para organizar el mundo de la manera que le convenga” [6].

 

Esta idea última es reforzada tanto por Chomsky, cuando dice que el terrorismo no es para los EE.UU. “una alta prioridad comparado con el control de los recursos energéticos mundiales” [7], como por Roger Normand, cuando respondió sin vacilar con aquello de “It’s oil and the military”, la vez que le preguntaron sobre cómo es que había que entender al gobierno de Bush [6].

 

El hecho es que un conjunto de falsas suposiciones fueron suficientes para iniciar una guerra. Volveremos a eso en un momento.

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