La llegada del veterano líder laborista Shimon Peres a la presidencia de Israel y el acercamiento entre el primer ministro Ehud Olmert y el presidente de la Autoridad palestina Mahmoud Abbas alientan una moderada cuota de renovada esperanza en Oriente Medio.
Olmert y Abbas se muestran empeñados en relanzar el proceso de paz tras la sucesión de adversidades y golpes que tuvieron como puntos culminantes la guerra en el Líbano y la violencia interna en los territorios palestinos entre Hamás y Al Fatah.
La figura de Peres, último exponente de una generación de dirigentes que tuvo papel protagónico en la construcción del estado de Israel, puede contribuir a un cambio que apuntale esa orientación. Se trata de uno de los principales impulsores de los acuerdos de paz que iniciaron el reconocimiento de los derechos palestinos.
Aquellos acuerdos, que le valieron el Nobel de la Paz junto a Yitzhak Rabin y el ex líder palestino Yasser Arafat, pero terminaron en una nueva espiral de violencia y enfrentamientos.
En los últimos años, Peres abandonó el laborismo para acompañar el tardío giro pacificador de Ariel Sharon y la retirada unilateral de los territorios ocupados. Elegido ahora por el Parlamento israelí como jefe de Estado, el octogenario dirigente asume la doble tarea de reconstruir el mellado prestigio de la primera magistratura de su país y contribuir al proceso de paz.
La llegada de Shimon Peres a la presidencia de Israel y el acercamiento entre el primer ministro Ehud Olmert y el presidente de la Autoridad palestina Mahmoud Abbas alientan una moderada esperanza en Oriente Medio.