El ex presidente del Gobierno español José María Aznar afirmó, durante un coloquio organizado por el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (Madrid), que “evidentemente todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva, y no había armas de destrucción masiva; eso lo sabe todo el mundo, y yo también lo sé, ahora”.
Casi tan tonto como siempre, Aznar dijo “todo el mundo pensaba”, lo cual, además de ser una generalización idiota, es una mentira. Aznar, guiado de la nariz por Bush, que se corresponde con su nivel intelectual, pensaba eso. O decía pensar eso pues, creo que no lo pensaba, usted y él sabían, como casi todo el mundo bien informado o desligado de los intereses económicos que alentaban la guerra, que se trataba de una de las tantas farsas que fabrican los gringos cuando quieren atacar un país o apropiarse de algo.
Ocurrió que, además de oler un buen negocio para las corporaciones de su país, usted se encandiló con el papel de luminaria mundial que Bush le había otorgado. Esa patética reunión de las Azores donde, junto con Blair, cada día más devaluado políticamente, y Bush, de quien los propios republicanos comienzan a separarse, usted sintió seguramente lo mismo que debe de haber sentido el generalísimo Franco cuando Hitler lo visitó en Hendaya: ser el centro del mundo por un instante. Y, en realidad, en cuanto a masacres cometidas, sus ex socios, si se lo proponen, pueden igualar al psicópata nazi. Ya van 650,000 muertos en Irak, tienen planes para Irán y Siria y usted, Aznar, tan ufano por el mundo, recibiendo condecoraciones y grados honorarios -como en el Perú- sin que le pesen tantas muertes sobre sus espaldas y justificando la masacre con frases tan livianas como “todo el mundo creía que las había” y “es un problema porque las decisiones hay que tomarlas no a toro pasado sino cuando está el toro sobre el terreno, y es ahí cuando hay que torearlo”.
Aznar creía….
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