Ya han pasado dos semanas desde la segunda vuelta electoral y aún no tenemos presidente de manera oficial. Si bien es cierto los resultados al 100% (dados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales) dan como virtual presidente al profesor Pedro Castillo, su contendora ha presentado una serie de recursos legales a fin de impugnar y anular cientos de mesas de sufragio y miles de votos, especialmente en zonas rurales pobres en donde el candidato de Perú Libre ha obtenido un aplastante triunfo. ¿A qué se debe esta actitud de la candidata Fujimori?
Mi hipótesis nada tiene que ver con lo que la propia Fujimori manifiesta: “amor por el Perú, defensa de la libertad, respeto a la democracia” y demás afirmaciones que algunos votantes (los mismos que votaron por ella en la segunda vuelta) le creyeron y siguen creyendo. La política es el arte de administrar la verdad; es decir, saber decir lo que hay que decir, como decirlo y cuando decirlo. Claro está que, si otro fuera el opositor, el discurso de Fujimori no sería el mismo (basta recordar el triunfo en el 2016 de PPK sobre la hija del autócrata). Como lo he manifestado en varias entrevistas locales y nacionales, lo que está en juego es la libertad, pero no del país, sino de la propia Fujimori, su entorno más cercano (su hermano, esposo y padre) y la supervivencia de Fuerza Popular, partido calificado por el fiscal José Domingo Pérez como una “organización criminal”. Las investigaciones en la Fiscalía de la Nación están muy avanzadas, incluso se espera una condena de muchos años. Dicho juicio podría detenerse y la justicia no podría actuar en caso que Fujimori ganase las elecciones. Los acuerdos de colaboración de la empresa Odebrecht sufrirían un revés y probablemente los colaboradores eficaces que vienen declarando y dando pruebas en contra de Keiko se retractarían o ya no colaborarían. ¡Imagínense acusar a la presidenta de la república! Obviamente ni la independencia de poderes y la seguridad de jueces, fiscales y testigos estarían garantizadas. No lo digo yo, esa es la actitud que el fujimorismo ha demostrado cuando fue gobierno. No sería nada raro que repitan las mismas fórmulas de copamiento del aparato del Estado en todos sus niveles.
Así que, estimados lectores que votaron creyendo que la señora Keiko luchaba y defendía la libertad, el modelo y el sistema, espero que se den cuenta de lo que hay detrás de todo esto: la defensa de su propia libertad, la defensa del modelo corrupto de hacer política y la defensa del sistema deshonesto que su padre implementó en los años noventa y del cual ella fue primera dama. Nadie hace nada sin esperar algo a cambio, y menos en política.
Publicado el 19 de junio del 2021, en Diario Viral