“Poderosas fuerzas económicas, nacionales y extranjeras, en complicidad con peruanos indignos, detentan el poder político y económico, inspiradas en lucrarse desenfrenadamente, frustrando el anhelo popular en orden a la realización de las básicas reformas estructurales, para continuar manteniendo el injusto orden social y económico existente que permite que el usufructo de las riquezas nacionales esté al alcance de sólo los privilegiados, en tanto que las mayorías sufren las consecuencias de su marginación, lesiva a la dignidad de la persona humana”. Al leer este fragmento probablemente el lector piense que lo hemos extraído del discurso de algún candidato de las últimas elecciones presidenciales, o en el peor caso, de alguna autoridad recientemente elegida. Sin embargo, este fragmento corresponde al discurso que diera Juan Velasco Alvarado al dar el golpe de Estado del 03 de octubre de 1968.
Como parte de las reivindicaciones a las poblaciones históricamente olvidadas, el aspecto que más destaca del gobierno militar de Velasco fue la famosa reforma agraria, por medio de la cual se buscaba quitarle el poder económico (base del poder político) que la oligarquía detentaba en el Perú. Para lograr ese primer objetivo, procedió a devolver las tierras, principal activo económico, a quienes consideraba sus legítimos propietarios: los indios, reivindicados a partir del 24 de junio de 1969 como campesinos. Junto a la reforma agraria, las reformas industriales, del petróleo, de los minerales, etc., fueron una constante del gobierno militar. Sin embargo, la característica en común del fracaso de todas esas reformas fue la falta de planificación y la debilidad propia de un estado pequeño, pasivo y barato (el Estado oligárquico) que pasó a ser un Estado elefantiásico, activo y muy costoso. Podemos discutir si la reforma agraria de Velasco fue o no exitosa. La mayoría de economistas coinciden en que fue un rotundo fracaso. Sin embargo; un proceso tan complejo no solo puede ser evaluado desde un ángulo de la realidad. La mayoría de científicos sociales (sociólogos y antropólogos) consideran que la reforma fue un éxito ya que le devolvió al indio algo más importante que la tierra: su dignidad, su libertad de ser dueños de su propio destino y que hasta ese momento había estado en control de los grandes oligarcas y terratenientes que trataban a los indios peor que animales.
La semana pasada el presidente Castillo lanzó la Segunda Reforma Agraria, con demasiado show para ser algo que ya el estado venía haciendo desde hace años. A Velasco le tomó casi un año “planificar” la primera reforma agraria, con los resultados por todos conocidos. Castillo en menos de 3 meses lanza la segunda reforma agraria, ¿cuáles serán los resultados? Solo el tiempo y la organización del gobierno lo dirán.
Publicado el 09 de octubre del 2021, en Diario Viral.