Un estudiante me pide consejo sobre su situación: “Profesor Mario, como usted sabe estoy en el último año de mi carrera, incluso ahora empiezo también mis prácticas preprofesionales. También empecé hace poco a estudiar otra carrera en otra universidad. Por si fuera poco, encontré trabajo fijo, voy al gimnasio y salgo con mis amigos, como todo joven. Siento que no tengo tiempo y que no podré con todo, ¿qué hago?” Mi respuesta es: prioriza, ¿qué consideras más importante ahora para ti y tu futuro?
En la anterior situación cotidiana a la que me enfrento como profesor permanentemente, para cualquier persona con dos dedos de frente la respuesta es más que obvia: primero es el deber y luego el relajo. Primero es lo necesario, y luego lo suntuario. Obtener un título profesional es mucho más importante que tener un “buen cuerpo”. Claro está que habría que estar en la mente de cada persona para saber lo que realmente piensa, quiere o desea. Si algo he aprendido de la sociología es que la gente casi nunca dice lo que realmente siente. Si a eso le sumamos que mis estudiantes son adolescentes y jóvenes y sus problemas: manipulación, malas influencias, estereotipos y prejuicios sociales, la importancia del “vivir ahora” sin importar el futuro; lo más probable es que se tomen malas decisiones y, aunque no se quiera reconocer ahora, un futuro de lamentaciones: “¡Por qué no le hice caso!”. Ahora bien, ese es un caso individual que a lo mucho afectará el futuro de esa persona y de su familia inmediata. El problema toma tintes públicos cuando las autoridades no saben establecer prioridades; es decir, cuando en base a su supuesta amplia experiencia personal y profesional, no logran (o no quieren) establecer qué es lo más importante para el adecuado destino de la nación ahora mismo: salud y economía, en ese orden. No se puede ni debe negar que cada gobierno impone ciertas prioridades, las cuales serían válidas y respetables en un contexto “normal”; es decir, sin pandemia. Lamentablemente este no es el caso y la gente, que es la que le otorga la legitimidad a cualquier autoridad no ve ni que el ejecutivo ni el legislativo estén orientados a prevenir o mitigar los efectos de la tercera ola de la Covid-19 o a la reactivación económica. Las prioridades parecen ser otras.
Las prioridades del ejecutivo están más por el lado de limpiar su imagen de izquierda radical y virar un poco, solo en el discurso, al centro, probablemente para convencer a sus opositores. Por otro lado, la oposición del legislativo tiene como prioridad ir censurando a todos los ministros, uno por uno, para luego vacar a Castillo. En ningún caso la prioridad es el país.
Publicado el 21 de agosto del 2021, en Diario Viral.