Zapatero, a tus zapatos

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Siempre se ha dicho que todos tenemos derecho a la libertad de pensamiento. Pero existe una abismal diferencia entre pensar y decir (o escribir). Y es que no todos piensan bien las consecuencias de lo que dicen o escriben. Lo anterior es particularmente preocupante y con un cierto nivel de responsabilidad si quien dice o escribe tiene cierta autoridad, peor aún en un país como el nuestro con poco más de 26% de población con algún tipo de educación superior.

La semana pasada empezó la cuarentena focalizada en 10 regiones del país y se endurecieron ciertas medidas restrictivas en el resto de las regiones. En Arequipa lo que ha causado mayor revuelo es que, nuevamente, se han prohibido las actividades culturales, entre ellas las religiosas. Las misas y demás manifestaciones de culto público se han prohibido y solo se permiten vía redes sociales. Esta lógica decisión para evitar el aumento de contagios por Covid en nuestra región (que al momento de escribir esta columna ha llegado a 25 muertos en un solo día), ha llevado a que el monseñor Javier Del Río escriba una columna calificando la medida del gobierno como “otro grave error”. Dice la autoridad eclesiástica arequipeña que “Impedir incluso que los fieles oren de modo individual y con un aforo mínimo en los templos, que es lo más reciente dispuesto por el gobierno, viola la dignidad de los peruanos y los desampara ante sus necesidades espirituales”. Sin embargo, esta posición claramente política y que no le corresponde a este tipo de autoridad no es compartida por su colega, el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, quien recordó que Jesús “quiere la vida de la persona, no su muerte”, el prelado hizo un llamado a “avivar” la inteligencia “para enfrentar esta situación con diálogo, ánimo y profundidad”. La diferencia entre la actitud rebelde y beligerante de Del Río y el tono comprensivo y conciliador de Castillo son más que evidentes. Recordemos que no es la primera vez que Del Río se mete en política, en las elecciones pasadas criticó a varios candidatos e incluso en plena acción litúrgica, considerada sagrada, se atrevió a decir por quien un buen católico no debe votar.

Del Río debe revisar bien los datos del INEI, ya que si bien es cierto que según el último censo del 2017 solo el 5% de la población manifestó no practicar ninguna religión; en el 2007 ese porcentaje solo era del 3%; es probable que para el 2021 el porcentaje de gente que no practique ninguna religión sea poco más del 7%. Consejo de creyente (aunque no lo crean): mejor preocuparse por las ovejas que huyen del rebaño (y las razones por las que lo hacen).

Publicado el 06 de febrero del 2021, en Diario Viral.

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