Novena a Jesucristo Rey del Universo

NOVENA A CRISTO REY DEL UNIVERSO

La Novena a Cristo Rey se reza nueve días antes de la Fiesta de Cristo Rey, y también puede ser rezada en cualquier época del año.

NOVENA A CRISTO REY DEL UNIVERSO

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre (+), del Hijo (+) y del Espíritu Santo (+). Amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,

Creador, Padre y Redentor mío;

por ser vos quien sois, bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

me pesa de todo corazón haberos ofendido;

también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia,

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

Omnipotente y sempiterno Dios,

que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo,

Rey del Universo, todas las cosas,

concédenos que todas las familias de las Gentes disgregadas

por la herida del pecado se sometan a Su suavísimo imperio.

Que con Vos y el Espíritu Santo

vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

CONSAGRACIÓN A CRISTO REY  PARA TODOS LOS DÍAS

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano!

Míranos humildemente postrados delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser; y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás te han conocido; muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.

Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna porque no perezcan de hambre y de miseria.

Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Rezar la oración del día de la Novena que corresponda.

DÍA PRIMERO

“¿A quién buscáis?

-¿A Jesús Nazareno?

Yo soy”.

Señor y Rey nuestro: siempre dejas que te descubra tu amor, aun cuando tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen para martirizarte. Sabiendo que Tú eres Jesús Nazareno, te buscamos hoy de nuevo para prenderte otra vez, mas no con cadenas y cuerdas, sino con nuestras miserias y nuestros amores, pues sabemos es lo que más ata y sujeta tu misericordioso y amante Corazón, y así preso por amor, conducirte en triunfo al trono que te han formado los corazones amantes, para que empieces tu reinado de misericordia y amor en la tierra. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SEGUNDO

“Cristo, adivina quién te ha herido”.

¡Oh Jesús amante y bueno!, aquella noche triste de tu Pasión tus ojos divinos veían a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos que tan dolorosamente herían tu divino Corazón, tanto, que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros, no tus verdugos, sino el amor vendó tus ojos, a fin de que no vieses más que almas que se perdían si Tú las dejabas.

Haz que esas almas a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado lleguen a amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo lo que no seas Tú, Rey de sus amores.

Haz, Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA TERCERO

“Luego Tú eres Rey?

– Bien dices: Yo soy Rey.

-Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad.

-¿Y qué es la verdad?”.

Dios Nuestro Señor es la verdad por esencia, y es verdad encantadora, es verdad que entusiasma el corazón; que este Dios Omnipotente se hizo hombre por mí, y me amó entre desprecios, entre burlas, entre toda clase de sufrimientos, y no por ser necesario para salvarme, pues unas gotas de su sangre bastaban para eso, sino por ser necesario al amor grande e infinito que ardía en su Corazón por las almas.

Señor, y Rey nuestro: enséñanos a amar como Tú, sin retroceder ante el sacrificio y el dolor, pues queremos sufrir y amar, para que ni un solo corazón deje de amarte; hazlos todos tuyos.-Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA CUARTO

“Desprecióle Herodes con todo su ejército y vistiéndole una ropa blanca, se burló y le remitió a Pilatos”.

¡Oh Jesús divino Rey nuestro!, cuán grande ha de ser nuestro amor hacia Ti, que por el nuestro quisiste ser burlado y tenido por loco, y en verdad, Jesús mío, locura de amor parece, el que la grandeza de Dios se encierre en el cuerpecillo de un Niño, que el poder de Dios esté sujeto con clavos, que este mismo Dios y Hombre se esconda en una pequeña Hostia, y enamorado venga buscando la intimidad de nuestros corazones, para tener en ellos sus delicias; Jesús amante y bueno, que el fuego de tu amor nos convierta también en pequeñas hostias, que escondidas en tu Corazón se pierdan a todas las miradas, para que Tú seas conocido y amado.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA QUINTO

“Vamos a coronarle de Rey.-Salve, Rey de los judíos, y escupiéndole le tomaban su cofia y le herían su cabeza y le daban bofetadas.”

¿Qué pensabas Jesús mío en aquella triste prisión? ¿Qué deseabas cuando eras coronado de espinas, cuando eras maltratado? Sólo dos cosas, ¡oh sabiduría y amor infinitos!: que tú Eterno Padre fuese glorificado, que las almas se salvasen; ¿y podremos pensar las almas en otra cosa que en Ti? ¿Podrán nuestros corazones desear otra cosa que el que se repitan por amor aquellas palabras «Salve Rey», pero no sólo de los judíos, sino de todas las naciones de la tierra conquistadas con tus sufrimientos y tu muerte? Que el grito «¡Vamos a coronarle por Rey! » resuene por amor en toda la tierra, ¡oh Dios mío!. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SEXTO

“Ecce Homo .-He aquí a vuestro Rey.”

¡Oh divino Jesús!, cómo te presentan por Rey, coronada de espinas tu cabeza, tu cuerpo cubierto de heridas, llenos de lágrimas tus ojos; pero era preciso que ésa fuese tu presentación, pues no sólo eres nuestro Rey, sino nuestro modelo, y nunca mejor que entonces podías decir: “Aprended de Mi que soy manso y humilde de corazón.”. Caigan, Señor, en presencia de tanta grandeza, de tanta humildad, de tanto amor, todos los idolillos que queden en nuestros corazones. Déjanos recoger tu sangre y tus lágrimas, para que derramándolas sobre los corazones de todas las criaturas seamos de nuevo purificados y envueltos en el amor. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA SÉPTIMO

“Señor, acuérdate de mí cuando vengas a tu reino.

-En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”

Quisiéramos, Señor, presentarte en el día de tu fiesta los corazones de todos los hombres rendidos a tu amor; pero mira, Rey nuestro, cuántos millones de ellos están envueltos en las tinieblas de la muerte y del pecado y no te conocen; por ellos te pedimos nosotros que tenemos la dicha de conocer tu Corazón, todo misericordia. “Señor, acuérdate de estos desgraciados cuando estés en tu Reino”, haznos, Señor, oir: “pronto, muy pronto estarán conmigo en el paraíso”. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA OCTAVO

“Mujer, he ahí tu hijo.” “He ahí tu Madre.”

Más uno de los soldados le abrió el costado con una lanza y salió de él sangre y agua. ¡La Madre de nuestro Dios es nuestra Madre querida! ¡Qué felicidad y qué confianza! El Corazón de nuestro Dios es nuestro Cielo, nuestro tesoro. Madre bendita, queremos amarte como te amaba Jesús, y a El, como Tú le amabas; enséñanos las delicadezas del amor, la felicidad de la vida de unión, de unión íntima, confiada, amorosa; haznos chiquitos, muy chiquitos, para poder entrar y perdernos en el Corazón de Jesús, sin tener más móvil ni deseo que amaros y haceros amar. Amén.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

DÍA NOVENO

“Jesús Nazareno, Rey de los judíos.” “Regnavit a ligno Deus”

“Y al nombre de Jesús doblarán la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos.” ¡Oh Rey divino!, al presentarte en este día bendito nuestras adoraciones, te ofrecemos cuanto somos, tenemos y deseamos; no nos detiene nuestra miseria, pues eres todo misericordia; confiamos conseguir todas nuestras peticiones, pues eres todo amor y el amor atiende siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina y Madre Inmaculada y de los ángeles custodios de todas las almas.

¡Señor!, arroja de tu reino a los demonios y a todos tus enemigos y concede a la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en este día a las almas del Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores y poniendo luz en sus inteligencias y amor en sus corazones, prueba una vez más que es más grande tu misericordia que nuestra malicia y miseria.

Llena de amor y pureza a los sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti consagradas, formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes que Tú deseas: almas pequeñitas que como granos de trigo, formen todas en una perfecta unión de intenciones y corazones con la Víctima divina del Calvario y del altar una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra y haga descender sobre ella perdón y misericordia para los desgraciados pobres pecadores, de esas almas que quieres sean las delicias de tu Corazón en la tierra y tu corte de amor en el Cielo.

Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré un Padrenuestro, tres Avemaría y un Gloria.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal.

Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos.

Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano.

Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia.

Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

JACULATORIAS FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Eterno Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.

Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísimo y ardiente amor. Amén.

Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.

San José, enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.

 

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.

En el nombre del Padre (+), del Hijo (+) y del Espíritu Santo (+). Amén.

 

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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