El cardenal valenciano quiere que se vuelva a aceptar la liturgia anterior al Concilio Vaticano II
Fuente: El Mercantil Valenciano
Fecha 30/08/2009
Las mismas informaciones apuntan que los cardenales y obispos que forman parte de la Congregación que preside Cañizares votaron a favor de estas reformas. En este sentido, la reforma supondrá una mayor sacralidad del rito eucarístico y una recuperación del sentido de la adoración eucarística.
El presidente de la comisión de liturgia del Arzobispado de Valencia, Jaime Sancho, apunta que no se pretende “hacer una reforma de la reforma”, sino que se trata de “dar relieve a algunas formas que están previstas en el misal actual sin imponer nada”. De hecho, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, negó que el Santo Padre quiera dar “marcha atrás en el Concilio Vaticano II” y negó la existencia de ningún documento.
Los cambios que postula Cañizares pasarían por recuperar la orientación hacia Oriente y mirando a la Cruz del celebrante en el momento de la consagración, es decir, de espaldas a los fieles y como se hacía antes de la reforma conciliar. El resto de la celebración de la eucaristía, la liturgia de la palabra y la homilía por ejemplo, seguirían de cara al pueblo. Según apunta Sancho no fue el Concilio Vaticano II quien reguló la colocación del altar, sino la Institutio generalis Missalis Romani a finales de los años sesenta, texto que establece cómo se debe celebrar la eucaristía.
Una de las cosas que también se quiere recuperar es la misa en latín. El responsable de la liturgia en Valencia apunta que el Vaticano II establecía que “se realizarán algunos cantos o partes de la misa en latín”. Sancho también comenta que en Valencia se hacen misas en esta lengua en la Catedral y en la iglesia del Patriarca que tienen bastante aceptación por los fieles. Aún así, apunta que lo que sí que se quiere “es que se utilice en las solemnidades”. Otra de las peticiones del cardenal Cañizares es que se editen los misales bilingües con el latín como lengua principal.
A esta misa, en latín y de espaldas, se le conoce como misa tridentina, y fue establecida por Pío V después del Concilio de Trento (1545-1563) con el fin de unificar toda la liturgia. Este tipo de misa está autorizada a realizarse pero de forma extraordinaria.
Todos estos cambios vendrían a frenar algunos abusos, experimentos salvajes e inoportunas creatividades de algunos sacerdotes. Por otro lado, también se está estudiando proclamar que la forma habitual de recibir la comunión sea en la boca y no en la mano. De hecho, hacerlo en la mano es algo extraordinario que sólo se permite si lo piden los episcopados de cada país. Un ejemplo son las misas que preside Benedicto XVI en la que los fieles reciben la comunión con la boca y de rodillas. “Esto se debe a que las misas del Papa son modélicas para toda la Iglesia, pero no quiere decir que no se pueda comulgar de pie y con la mano”, afirma Sancho. El sacerdote también explica que en algunos lugares no se deja que se reciba con la mano “por miedo a que no se consuma delante del sacerdote”.
Las peticiones que hace el cardenal valenciano necesitarían tiempo para ser aprobabas, aún así como explica Sancho “no pretenderían sustituir la liturgia actual, sino solo de forma extraordinaria”.