10.000 a.c.
Las permanentes repeticiones televisivas de “El Día de la independencia” y “Un día después de mañana”, resultan un buen colchón para dejarse tentar para ver esta cinta que tiene como cordón umbilical no sólo ser del mismo director, Roland Emmerich, sino la misma fórmula: una historia simple, demasiado predecible, con un buen despliegue visual producto de una explotación inmisericorde de los efectos especiales.
No hay más novedad en esta cinta, que, por otro lado, parece sintetizar efectos, momentos e incluso historias o argumentos de películas recientes e igualmente taquilleras.
Así, que no nos extrañe si, por momentos, pensamos que estamos viendo “300”, “El señor de los anillos” o “Apocalypto”, con la única diferencia que la espectacularidad que parece animar la cinta, se concentra en los primeros minutos para luego adormitarse en una visión por demás curiosa del director acerca de los inicios del hombre en la tierra; es decir, una historia de amor en medio del dominio de los mamuts en el planeta.
Luego, hay poco que ver y oir, pues se comprenderá que, según la ambientación de la cinta, exiguo es lo que nuestros antepasados podían pensar y/o decir, y mucho menos actuar (por lo visto, esas caminatas interminables en medio del más agreste clima, da poco margen).
A pesar de todo, de seguro que el director logrará lo esperado con esta cinta: taquillazo basado en pura publicidad y explotando cierta fama ganada por las películas arriba mencionadas. Pero de seguro que con “10,000 ac” esa famita se le acabó.