Presupuesto Participativo, pobreza y desigualdad
Yo participé por la MCLCP-Arequipa y tuve que exponer un trabajo que hicimos allí acerca del compromiso de los integrantes a los talleres del Presupuesto Participativo usando la variable asistencia y frecuencia. Así, con esas sencillas mediciones, la Mesa ha demostrado que las más interesadas en participar de ese espacio son las ONGs y sociedad civil, mientras que Estado casi brilla por su ausencia. Para evitar debates encendidos, no mostramos los cuadros que indican qué proyectos son los que son priorizados y están en marcha. Es decir, no quisimos exponer que buena parte de la inversión no se cumple, ya sea por el desbalance existente entre los montos prometidos y los que realmente llegan, o por las “priorizaciones” de proyectos que muchas veces se hacen por la presión política y no por verdaderos criterios técnicos. Es decir, a pesar de su importancia, el Presupuesto Participativo es aun un método de trabajo o negociación por aprender y, lo que es más importante, que debe estar ligado a objetivos generales de desarrollo local y regional, y no, como viene ocurriendo, a los intereses de poder personal que se traducen en proyectos nimios como las canchitas de fulbito, alumbrado de cuadras, etc.
En fin, la experiencia fue gratificante y, entre varias, destaco la presencia del Gobierno Regional de Arequipa preocupada en introducir y poner en agenda el tema de las nuevas tareas o visiones en el nuevo escenario que se está construyendo en nuestra Región con la presencia de la interoceánica y el TLC. El representante del GR fue enfático en señalar que ese proceso es irreversible y que hay que prepararnos para sacarle provecho. Y, al respecto, se hizo un balance breve (que debería ser un gran tema de discusión), pero sustancioso acerca de las grandes deficiencias que aun tenemos que sortear y que van desde la transformación de los ejes económicos, las nuevas inversiones y hasta los cambios que deben hacerse en la educación, cultura y mentalidades. Al respecto, el mensaje fue claro: si nosotros no nos preocupamos en hacer esos cambios vendrán, los chinos, americanos o…chilenos a hacerlo.
Reuniones de ese tipo son importantes porque, así lo entiende la MCLCP, tienen que ver con la estrategia de reducir la pobreza en nuestra región. Pues saber invertir en aquellos proyectos tendientes a mejorar las condiciones socio-económicas de la población, es una forma segura de combatir la pobreza. Es más, el simple hecho de participar de esas decisiones, es una forma efectiva de valorar y revitalizar la democracia, ganándole así la batalla a la desigualad que es, como hoy se sabe en el campo de las ciencias sociales, un problema más agudo que la propia pobreza. Es decir, hoy nadie duda que la causa de los trastornos sociales, comunes en regiones o sociedades como la nuestra, no tienen su origen tanto en la pobreza sino en las desigualdades sociales.
En otras palabras, la pobreza puede reducirse, como viene ocurriendo actualmente en nuestro país, más no la desigualdad que, al contrario, según la edición peruana de Le Monde Diplomatique en un artículo sobre las desigualdades en el Perú, ha aumentado. Según esa fuente, el 10% más rico de la población se lleva cerca de 66 veces más del ingreso nacional que el 10% más pobre. Esas abismales diferencias nos colocan, a media tabla de las desigualdades en América Latina, la región más desigual del mundo. Los autores del artículo, Francisco Durand y César Peñaranda, nos recuerdan un concepto muy importante para entender el círculo vicioso en el que estamos atrapados: “las altas inequidades afectan la dinámica de la reducción de la pobreza”. Es decir, cuanto mayor es la desigualdad, más difícil es reducir la pobreza.
Aunque nos sea difícil admitirlo, la economía peruana está en azul. Todos los analistas dicen que, como nunca, la economía está en un crecimiento espectacular, pero eso no significa que la pobreza esté reduciéndose al mismo nivel que ese crecimiento; es más, una de las grandes críticas que se le hace a Alan es que, casi como en los meses iniciáticos de su primer gobierno, no sabe qué hacer con tanta plata. Ahora, hay que reconocer que eso no sólo le ocurre al Alan de ahora y de 1985, sino que es casi una constante en la historia económica del país; es decir, teniendo la economía en azul, y pudiendo azular la pobreza y las desigualdades (léase, reducirlas ostensiblemente), nuestros gobernantes y clase política en general optaron por enrojecerlas mucho más.
Este penoso descubrimiento lo ha hecho y analizado el economista norteamericano John Sheahan en su libro La economía peruana desde 1950. Buscando una sociedad mejor. Allí, el autor nos dice que “…en los niveles más profundos de la pirámide, los problemas han sido la falta de acceso adecuado a una educación decente para la mayoría de la población, la concentración de la propiedad, la discriminación contra la población indígena y el intenso conflicto social enraizado en esas desigualdades básicas”.
Retornando al taller evaluativo del Presupuesto Participativo, creo que ese debería ser el espacio para que sociedad y Estado se sienten a analizar y negociar aquellos proyectos tendientes a reducir la pobreza y, principalmente, la desigualdad existente en nuestra región o regiones. Pero eso debe hacerse mirando el bosque; es decir, teniendo como visión la solución total de esos males que, de acuerdo a las investigaciones y experiencias de otras realidades, se basan en la inversión en educación, salud y seguridad; eso en medio de una política sana, sin populismos, sin subsidios y aceptando que los programas de ayuda social deben ser temporales.
Como verán, esas son tareas que nuestro Estado debiera asumir. No lo harán las mineras con su canon, mucho menos las empresas. Esa es función estatal y así estaría contribuyendo a destrabar lo que Sheahan denomina “el bloqueo de oportunidades para los pobres”. Parece que García, que tiene todas las ganas de reivindicarse históricamente, ha comprendido que no le basta derechizarse para mantener la política económica que está permitido el extraordinario crecimiento de los últimos tiempos. Parece que ha comprendido que tiene que hacer esfuerzos significativos para reducir la pobreza y las desigualdades (de allí su énfasis en llegar al el 2001 con el 30% de pobreza, aunque al verdad es que aun no se cómo). Ojalá, así sea, y ojalá que aquellos que participan en los talleres del Presupuesto Participativo, como el de la semana pasada, comprendan que ya existe una herramienta que puede hacer que, usada adecuadamente, la pobreza y desigualdad tengan los días contados (aunque me acusen de soñador).
De acuerdo, DR. quizas mi distrito sea concidearado por otros como un balneario(que viene a ser un distrito desarrollado, cliché que ya nos hizo mención el Dr. Sarauz a medidos de los 90’s) – me refiero a Mejia, prov. de Islay, region Arequipa-.
Es aqui donde se observan de forma mas nitida las "desigualdades sociales", donde el poder local es regentado por mafias dependientes de los "SEÑORES VERANEANTES" que ven el lugar como su coto de descanzo, el remanzo idilico a la stresante ciudad; pero aqui persistimos no mas de 1200 habitantes todo el año sin un sistema de desagüe para lo urbano que es el 60% de la poblacion, que hoy se vuelve mas senil. donde la piramide poblacional ha pasado ha ser una columna poblacional. No abogo por su eliminacion , sino por que sean parte de esos actores de cambio en este distrito, pero mas importante que ello es que los "permanentes" seamos eso, actores sociales. No me excuso, pero tambien he sido errático, por ello tango que regresar a las aulas de la Escuela en la UNSA.
En estos momentos, presido el Comite de vigilancia y estamos tratando de reflotar laMCLCP de Mejia, la apuesta es por fortalecer estos dos organismos para institucionalizarlos en este pueblo. El mismo que se resiste a la particiapcion, dado el clientelismo ejercido desde el mun icipio en la ultimas decadas.
Espero, en otra oportunidad tratar a mayor profundidad esta experiencia personal en este nivel distrital.
gracias… hasta pronto Dr.