El reto vargallosiano
Creo que en esta visita tan especial que hizo nuestro nobel a su tierra natal, nosotros lo hemos vuelto a tratar displicentemente, pues varias de las promesas que se hicieron cuando Vargas Llosa obtuvo el Nobel de literatura no se han cumplido. La Casa Museo, la avenida con su nombre, la cátedra vargallosiana, etc. siguen allí, en promesas, nada se ha avanzado. Hay otros proyectos que sí lo han hecho; por ejemplo, hoy estuve en la premiación del I Concurso de Novela Corta Mario Vargas Llosa, pero hay que reconocer que ese proyecto ha funcionado porque es iniciativa del sector privado. Como siempre, lo público termina tornándose en demagogia porque se ahoga en su propia maraña.
A pesar de eso, y demostrando una enorme generosidad, nuestro nobel nos regala su biblioteca personal, lo cual puede convertir a nuestra ciudad en un faro de atracción cultural a nivel mundial, dependiendo de la forma cómo nuestra autoridades y en general nosotros respondamos a esa donación. Desde este punto de vista, lo que ha hecho Vargas Llosa es retarnos; es decir, queda saber cómo vamos a organizarnos para instalar o construir un local que esté a la altura de la biblioteca vargallosiana, que sea un centro de saber, de investigación, reflexión y estímulo de uno de los quehaceres más hermosos que ha creado el hombre como es la literatura. También, porqué no, para hacer de esa biblioteca un nuevo objetivo turístico de la ciudad que eleve a nivel mundial la imagen de Arequipa.
Eso y mucho más puede hacerse; sin embargo, todo depende de cómo y quiénes se encargarán de dirigir ese proyecto. Por lo que hemos visto en estos casi dos años desde que Vargas Llosa es nobel, las actuales autoridades están incapacitadas para hacerlo porque, sospecho, ni siquiera han leído una de sus novelas. En ese sentido, para que la generosidad de Vargas Llosa no se frustre o acabe maleándose, corresponde a la ciudadanía, especialmente a la verdadera sabedora y amante de la literatura, tomar la iniciativa y el timón de ese proyecto, pues si se los dejamos en manos de nuestros políticos y autoridades puede que los libros vargallosianos terminen envolviendo pescados.