A prender velas
Esa es la tarea que justamente el gobierno que empieza mañana, ha prometido solucionar. Ojalá lo haga, aunque no puedo evitar mis dudas, ya sea por el cuestionado pasado y el carácter autoritario de nuestro nuevo presidente, como también por los primeros pasos de gobierno que ha dado y que a mi parecer, son desacertados. ¿Qué pasos? , la conformación de un gabinete variopinto que apunta más a satisfacer a la platea, lo que significa que pronto será removido, en lugar de afirmar las bases de un gobierno estable. Si a eso le sumamos su fluctuación interna por no ser un partido político, sino una organización familiar; el cargamontón de la oposición; la inexperiencia y los irremediables apetitos del entorno, aquellos que ya empezaron a pasar factura por el apoyo, entonces tenemos un cuadro que no pinta bien.
Así como cada lustro, mañana, al inaugurarse otro mandato presidencial, nos tendremos que encomendar a las fuerzas celestiales para que nos vaya bien. Y eso se debe a que no perdemos esa trágica costumbre de elegir como mandatario al menos malo del menú electoral. Es decir, aún no sabemos elegir entre los mejores sino entre los peores. Ocurrió con Fujimori, con Toledo, Alán y ahora Humala. Es decir, nuestro nuevo presidente nace con ese sino nefasto. Ojalá que en el 2016, estemos despidiendo aliviados, con un 12 o 13 de nota, a Humala. Ojalá tengamos 2016. Sólo nos queda prender velas.