La hora de la izquierda. ¿Y ahora?
Ahora, en las elecciones del 5 de junio, la izquierda, con nombre propio y democráticamente, llega al gobierno y se abre un nuevo capítulo para nuestro país: la posibilidad de construir esa sociedad que todos esos libros rusos y chinos de la era comunista, prometían, la sociedad de la igualdad y justicia social, con la ventaja, además, que todas esas promesas estarán guidas por esos dirigentes que hicieron de ese discurso su forma y sustento vida. Hemos decidido pues, ser gobernados por izquierdistas y en buena hora. Así nos sacaremos el clavo. Yo, particularmente, espero que ese gobierno siga la línea trazada por la izquierda renovada de Chile, Brasil, Uruguay, España y otros émulos europeos. No me gustan los gobiernos de la izquierda boliviana, ecuatoriana, venezolana y mucho menos del modelo chino.
Ahora pues, vamos a ver, qué hacen los seguidores de esa propuesta. Para empezar, no sé cómo van a resolver la cuadratura del círculo; es decir, iniciar la “transformación nacional” con un modelo neoliberal y sin tocar la Constitución (si nos atenemos al último plan ollantista), o atacar la corrupción estatal, aumentando el Estado. No sé, cómo lo van a hacer. Gracias Dios no soy gobierno y ni siquiera voté por el ollantismo. Para el caso del sur, estaré atento a ver cómo se satisface la expectativa del 65% de los arequipeños que votaron por Ollanta porque les prometió la construcción de Majes Siguas II, y del Cusco que en un 75% votó también por Humala porque les prometió que NO iba a construir Majes Sigua II.
Vamos a ver cómo lo hacen. Así como demostraron gran capacidad de agitación social “para debilitar las estructuras”, me gustaría saber qué harán ahora para calmarlas, en especial a Javier Diez Canseco y seguidores, expertos en bloquear carreteras. En realidad espero que más allá de los papelógrafos y plumones de ONG, ahora pasen a un acción más decidida: dejar los escritorios e irse a las zonas marginales para “construir la nación que no sea Lima”. Sería genial que en lugar de “ser vigilantes de la democracia”, se conviertan en constructores de la democracia. Ahora no habrá pretextos. Les llegó su momento y espero que les vaya bien. Por suerte, yo me bajé de ese micro hace tiempo.