127 horas
El gran ganador del Oscar del 2010, Danny Boyle, con su espectacular “Quiero ser millonario”, quiso repetir el plato este año con esta cinta basada en un hecho real: la historia de Aron Ralston, un montañero americano que queda atrapado bajo un enorme bloque de piedras, del cual, cinco días después, sólo puede liberarse, amputándose el brazo derecho y salir a buscar ayuda.
La historia en sí es sencilla y de un final harto predecible; sin embargo, la genialidad de la cinta se basa en todo el decorado dramático que le imprime el director inglés; es decir, sumerge al espectador en el drama que minuto a minuto experimenta el protagonista por su lucha contra la muerte, y aunque la cinta es hecha sólo por un actor, James Franco en una notable representación, está presentada de una manera sinfónica que combina toda la existencia del protagonista con aquellos minutos en los que se le va la vida.
Así, aunque la cinta parezca intimista, lo real es que el director nos ha querido trasmitir una de las esencias del ser humano, cual es su inagotable lucha por la existencia y la gran necesidad que éste tiene del prójimo, a pesar de su cada vez más creciente y lograda autosuficiencia. Realmente imperdible.