Ingenuidad vargallosiana

Nuestro nobel de literatura acaba de ratificar por escrito su posición respecto a su preferencia para la segunda vuelta electoral. Como sabemos, nuestro nobel ha tenido que comerse los sapos y señalar que al que antes consideraba un cáncer o sida (Ollanta), ahora es un milagro. Notable conclusión de nuestro laureado escritor que, de hecho, está cargada de muy buena intención. El problema es que, como diría mi abuela, de buenas intenciones está plagado el camino al cielo que en política sólo sirve para terminar justificando grandes errores.

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