Enemigos públicos
Cabe resaltar también la predominancia que el director le otorga a los primeros planos: rostros que cubren toda la pantalla, diálogos cortos pero profundos, sonido que estalla en los oidos; es decir, actuación pura que invita a que el público se introduzca en las escenas y personajes, haciendo que la cinta adquiera mayor realismo al extremo que es el espectador quien construye el mito del antihéroe a través del personaje que encarna Deep.
Estamos pues ante una de las mejores cintas de este año que ya empezó a doblar la esquina y, además, una de las mejores producciones, tanto del director como del actor americano. Pero fundamentalmente, Enemigos públicos es una aislada pero contundente demostración que no todo el cine actual debe estar esclavizado a la dictadura de la tecnología. Es más, el buen cine puede prescindir de esas garras. Así que ya sabe, véala pronto porque el imperial mal gusto del Planet, de hecho, hará que sólo se mantenga una sola semana.