Los 100 de Claude Lévi Strauss
En una de las escasas entrevistas que otorgó, el también filósofo francés afirmaba “vamos hacia una civilización de escala mundial. En la que probablemente aparecerán diferencias, al menos hay que esperarlo. Estamos en un mundo al que yo ya no pertenezco. El que yo he conocido, el que he amado, tenía 1.500 millones de habitantes. El mundo actual tiene 6.000 millones de humanos. Ya no es el mío”.
Para que conozcan un poco del pensamiento de este genial autor, les dejo la Obertura de su obra Mitológicas I, Lo crudo y lo cocido.
Obertura I
EL OBJETO de este libro es mostrar de qué modo categorías empíricas, tales como las de crudo y cocido, fresco y podrido, mojado y quemado, etc., definibles con precisión por la pura observación etnográfica y adoptando en cada ocasión el punto de vista de una cultura particular, pueden sin embargo servir de herramientas conceptuales para desprender nociones abstractas y encadenarlas en proposiciones.
La hipótesis inicial requiere, pues, situarse de una vez en el nivel más concreto, es decir en el seno, de una población o de un grupo de poblaciones lo bastante próximas por el hábitat, la historia y la cultura. No obstante, se trata de una precaución de método, sin duda insoslayable, pero incapaz de enmascarar o restringir nuestro proyecto. Mediante un número reducido de mitos provenientes de sociedades indígenas que nos servirán de laboratorio, vamos a realizar una experiencia cuyo alcance, en caso de tener éxito, será general, puesto que esperamos de ella que demuestre la existencia de una lógica de las cualidades sensibles, que repase sus vías y que manifieste sus leyes.
Partiremos de un mito, proveniente de una sociedad, y lo analizaremos recurriendo inicialmente al contexto etnográfico, y después a otros mitos de la misma sociedad. Ampliando progresivamente la. indagación pasaremos seguidamente a mitos originarios de sociedades vecinas, no sin haberlos situado también a ellos en su particular contexto etnográfico. Alcanzaremos progresivamente sociedades más lejanas, pero siempre a condición de que entre unas y otras se hayan demostrado, o puedan postularse razonablemente, vínculos reales de orden histórico o geográfico. En la obra presente sólo se hallarán descritas las primeras etapas de esta dilatada excursión por la mitologías indígenas del corazón de la América tropical y, según prevemos ya, nos arrastrará hasta las regiones septentrionales de América del Norte. Pero si bien de comienzo al fin un mito de los indios Bororo del Brasil central nos servirá de hilo conductor, no habrá que buscar el motivo ni en la hipótesis de que este mito fuera más arcaico que otros que se estudiarán después, ni en el hecho de que lo juzgásemos más sencillo o más completo. Las causas que lo han impuesto inicialmente a nuestra atención son contingentes en gran medida. Y si hemos procurado que la exposición sintética reproduzca en el mayor grado posible el curso del análisis, es que hemos creído que por este medio el lazo estrecho que nos parece existir, en semejantes materias, entre los aspectos empírico y sistemático sobresaldría mejor aún si el método seguido empezase por atestiguarlo.
De hecho, el mito bororo, que será de ahora en adelante designado por el nombre de mito de referencia, no es otra cosa, según intentaremos mostrar, que una. transformación más o menos profunda de otros mitos, provenientes sea de la misma sociedad o bien de sociedades próximas o alegadas. Así que hubiera sido legítimo elegir como punto de partida no importa qué representante del grupo. El interés del mito de referencia no atañe, desde este punto de vista, a su carácter típico, sino más bien a su posición irregular en el seno de un grupo. En efecto, por los problemas de interpretación que alza, es ésta especialmente propia para el ejercicio de la reflexión.
Incluso así precisada, es de temerse que nuestra empresa tropiece con objeciones fundadas en prejuicios por parte de los mitógrafos y de los especialistas en la América tropical. Efectivamente, no se deja encerrar en límites territoriales o en las casillas de una clasificación. Sea la que sea la manera de enfocarla, se desenvuelve como una nebulosa, sin jamás parecerse en forma duradera o sistemática a la suma total de los elementos de los que ciegamente extrae su sustancia, confiada en que lo real le servirá de guía y le mostrará un camino más seguro que los que hubiera podido inventar. A partir de un mito elegido, ya que no arbitrariamente, sí en virtud del sentimiento intuitivo de su riqueza y fecundidad, y analizado luego de acuerdo con las reglas planteadas en anteriores trabajos (L.-S. 5, 6, 7), constituimos para cada sucesión el grupo de sus transformaciones, sea en el interior del mito mismo, sea elucidando las relaciones de isomorfismo entre sucesiones extraídas de varios mitos provenientes de la misma población. Así nos elevamos ya de la consideración de los mitos particulares a la de ciertos esquemas conductores que se ordenan a lo largo del mismo eje. En cada punto de este eje señalado por un esquema trazamos entonces, por así decirlo, verticalmente, otros ejes resultantes de la misma operación, pero no ya efectuada con ayuda de los mitos de una población única, todos diferentes en apariencia, sino de los mitos que, si bien surgidos de poblaciones vecinas, exhiben ciertas analogías con los primeros. Con esto los esquemas conductores se simplifican, se enriquecen o se transforman. Cada uno se vuelve origen de nuevos ejes, perpendiculares a los precedentes en otros planos, donde no tardarán en engancharse, por un doble movimiento prospectivo y retrospectivo, sucesiones extraídas ora de mitos provenientes de poblaciones más alejadas, ora de mitos inicialmente dejados de lado por parecer inútiles o imposibles de interpretar, con todo y pertenecer a pueblos los que ya se pasó revista. Conforme la nebulosa se extiende, pues, su núcleo se condensa y organiza. Se anudan cabos sueltos, se llenan vacíos, se establecen conexiones. Algo parecido a un orden se vislumbra detrás del caos. Como alrededor de una molécula germinal vienen a agregarse al grupo inicial sucesiones dispuestas en grupos de transformaciones, reproduciendo su estructura y sus determinaciones. Nace un cuerpo multidimensional cuyas partes centrales revelan organización en tanto que la incertidumbre y la confusión siguen reinando en el contorno.
Que bueno que una persona pueda vivr tanto tiempo, pero al margen de ello hay que reconocer que el estructuralismo planteado por strauss deja serias dudas contrastado con el materialismo dialectico. por ejemplo con respecto al surgimiento de la cultura en vinculación con la historia, al lenguaje y la psiquis humana, a los conceptos de estructura y praxis social. entre algunos otros. No crees?