El Parque Científico Tecnológico de la UNSA

En medio de los semanales escándalos monotemáticos de nuestra clase política; es decir, vacancia presidencial y nuevas pugnas de poder, esta vez protagonizada por un delincuente que desde su carcelería pautea la política nacional; ha surgido una buena noticia que es necesario resaltar y que debería merecer toda nuestra atención, si queremos renovar la fe en nuestro país: la creación del Parque Científico Tecnológico de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (PCT-UNSA), que ha sido recientemente aprobado por el pleno del Congreso Nacional y que abre un universo de oportunidades, no sólo a la UNSA, sino a toda la región.

Los PCT se han convertido en los nuevos modelos o espacios de encuentro entre la academia, industria y empresa para que la creación, transferencia e incorporación de conocimientos, nacido de investigaciones propias, se materialice o alcance su realización plena. Los PCT existen desde hace medio siglo, y nacieron con el concepto de “congregar en un mismo lugar de actividades de alta tecnología, centros de investigación, empresas, universidades, así como organismos financieros que, facilitando los contactos entre estos agentes, produce un efecto de sinergia de donde pueden surgir las ideas nuevas, las innovaciones técnicas y suscitar la creación de empresas» (Datar, 1988).

Así, los PCT han sido sembrado por todo el mundo, siendo los EEUU y varios países europeos donde mayoritariamente se han instalado, destacando entre ellos, el famoso Silicon Valley, inspirada por la Universidad de Stanford, y que actualmente es el embrión de la industria info-tecno-comunicacional del mundo. En América Latina, los PCT también se han esparcido por varios países, destacando Brasil y México.  Para el caso peruano, desde hace pocos años, el Concytec, tomó la batuta para promover su creación y desarrollo, siendo seis los proyectos presentados por varias universidades del país. La semana pasada, la de la UNSA fue aprobada y, por tanto, se convierte en la única universidad, en contar con la autorización para crear el primer PCT del Perú.

Según reza el dictamen de ley aprobado por el Congreso Nacional, que lo declara de necesidad publica e interés nacional, la finalidad del PCT-UNSA es mejorar el nivel de competitividad de la región, aplicando el conocimiento y promoviendo la participación institucional en la gestión pública-privada, para un mejor rendimiento de las actividades productivas de Arequipa. Otro de los fines es la producción de nuevos conocimientos para ser aplicados por las empresas a favor del desarrollo de Arequipa y toda la región sureña, generando así personal de alta calificación, nuevos empleos, especialmente para los profesionales agustinos, vinculando, inicialmente, más de dos mil pequeñas y microempresas de la región, al lado de JAKU, la unidad incubadora de negocios de la propia universidad agustina, que ya cuenta con un centenar de proyectos. Finalmente, el PCT-UNSA, tendrá un espíritu descentralista; es decir, no sólo se ubicará en la Ciudad Universitaria, sino en diversas zonas como Majes, Characato y Sumbay.

Las autoridades agustinas han precisado que este PCT está orientado a privilegiar ciertas áreas del conocimiento como ciencias de la sostenibilidad; es decir, minería, salud pública y ciencias atmosféricas, generando así un ecosistema en la Macro Región Sur y ser referente en Latinoamérica.

Se abre pues un nuevo capítulo, no sólo para la UNSA y la región, sino para el país, en especial, para su academia. Un capítulo que, si bien ya cuenta con la base legal, no es suficiente, pues hay aún un largo camino por recorrer para materializar el ansiado sueño de ver a nuestras universidades como reales espacios de creación y desarrollo tecno-científico, que ayuden a solucionar problemas concretos y colaboren auténticamente con el desarrollo del país. Eso significa, entre las tareas pendientes, abandonar totalmente el concepto de universidad como mera tipografía repartidora de títulos. Hoy más que nunca (y así nos lo ha enrostrado la crisis sanitaria), se requiere de hacer investigación multidisciplinaria. En ese sentido, el llamado y rol que tiene que cumplir la universidad peruana es vital, pero lo hará más eficientemente si decide cambiar su feudal estructura académica.

Creemos que cumpliendo ese rol; es decir, crear tecno-ciencia propia y de uso útil e inmediato, la vinculación con la empresa e industria será automática; lo que implica, a la vez, inyectar a la comunidad universitaria, de un ineludible espíritu emprendedor. Esos  pasos previos, facilitará el también necesario acercamiento entre la academia y el poder político; es decir, los PCT no funcionarán del todo, si no cuentan con el apoyo del Estado; o, para decirlo de otro modo, si nuestros gobernantes, creen que hablar de ciencia es una pérdida de tiempo. Por suerte, el PCT-UNSA no necesita financiamiento estatal, por el momento; sin embargo, hay que reconocer que las metas a lograrse se harían mucho más rápidas si tendríamos un Estado atento al desarrollo científico del país, pero, como sabemos, en eso, aún estamos en pañales.

Como decimos arriba, una nueva etapa se inaugura para la UNSA. Sabemos que actualmente, sus autoridades y equipos especiales, ya están en ciclos de capacitación y asesoramiento con universidades experimentadas en PCT. Justamente, a partir de ese contacto, se sabe que el camino no será fácil y los resultados no se verán inmediatamente. Sin embargo, la semilla está sembrada, la voluntad y recursos están presentes. Sólo queda esperar que, éstas se mantengan y fortalezcan, para evitar esa peruanísima pulsión incendiaria o autodestructiva, que tanto criticó Basadre y que explica nuestro sempiterno retraso.

 

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